Valentina Constantini se había convertido en la mejor amiga de Hades, algo raro teniendo en cuenta que el hombre estaba próximo a cumplir 30 años y la joven solo tenía la mitad de su edad, aun así, en esa adolescente el mayor encontró la paz, que necesitaba, o eso creyó.— ¿Qué mierda es eso? — dijo sin poder creer lo que la joven llevaba en su mano.— Mi regalo, directo de China, mi abuelito consiguió que el tigre blanco me regalara una de sus mascotas, ¿no es linda?— Es un maldito tigre Tina.— Lo sé, aunque debes ver la boa constructora que la emperatriz le dio a Donato, aunque nada se compara a mi Alma. — el corazón de Hades sufrió una sacudida al escuchar ese nombre.— ¿Qué? ¿Cómo lo llamaste?— La, es una niña y le puse Alma. — la pequeña sabia jugar bien sus cartas, a lo largo de los años, capa a capa fue descubriendo la mente del asesino y con ella su corazón, sabia por boca de este que Alma era uno de los nombres que su hermana, la difunta Dulce, había escogido para ponerle
Hades estaba en su cuarto, ese mismo que usaba como base de operaciones, dos años sin verla, dos años pensando en ella y en lo que pudo ser y no fue. Como cada noche tomo la foto de la latina que amaba, paso su mano por ella, deseando que se materializara en aquella habitación, a su lado, pero nada sucedió, poco a poco sus ojos se cerraron, su respiración disminuyó, al igual que los latidos de su corazón, piensa en ella, se dijo entre la conciencia y el mundo que Morfeo manejaba, hizo lo que pudo, para recordarla, para sentirla una vez más, para soñarla.— Hades, ¿A dónde iremos? — su voz sonaba agitada y no era para menos, estaba asustada.— Tomaremos un vuelo a Nuevo México, Ciudad Juárez ya no es segura para nosotros.— No podemos irnos de aquí, mis padres están enterrados en este lugar, nuestra vida… — Diego al fin hablo, no lo había hecho desde que vio el cuerpo de Ezequiel tendido en el patio trasero de su hogar.— ¿De qué vida hablas Diego? ¿Qué vida cree que te quede cuand
Valentina acababa de mostrarle su tigre a Stefano, el cual le había suplicado que lo mantuviera lejos de él, si fuera por el rubio hubiera salido corriendo de la habitación, pero aún se estaba recuperando del disparo que una semana atrás le habían dado en aquella pelea clandestina y de lo cual todos sabían solo que Stefano había perdido el control, como hacía años no le sucedía. Ahora la futura reina de Chicago se encontraba en uno de los sofás de la gran mansión de los Zabet- Ángel, formando parte de algo trascendental, Hades al fin hablaría con la verdad, luego de años de orbitar a su alrededor, el afamado asesino, al fin hablaría con claridad. — Me enamore de Macarena, ¿y como no hacerlo? — pregunto el rubio y Tina pudo ver el brillo único de sus ojos, amor, eso trasmitía. — Ella es única, realmente única, es dulce, pero fuerte, es tímida, pero valiente, no le gusta la violencia, pero si te tiene que romper la cara lo hará sin dudarlo. — sonreía, Hades sonreía ante el solo recuerdo
— No estoy de acuerdo contigo. — dijo la joven colocándose de pie y viéndolo desde su altura, ya que Mateo aún estaba sentado debajo del árbol.— Y eso está muy mal, solo si haces lo que te digo, tendrán una oportunidad de ganar. — informo con autosuficiencia, deleitándose con la hermosa vista de las piernas de la joven.— Eres un hijo de puta, egocéntrico y narcisista. — rebatió riendo y Mateo trato de recordar que esa mujer venia de un país donde cada dos palabras insultaban a la madre, cuando se comunicaban con “amigos o personas de mucha confianza” eran como cumplidos, era algo arraigado que Eli tenía y él odiaba.— Cuida tu boca morena. — advirtió mientras se ponía de pie.— ¿Y si no quiero? Dime Teo, ¿Qué harás para que la cierre? — y esa era la segunda cosa que enloquecía al joven Zabet, su compañera y única amiga verdadera siempre encontraba la forma de decir las cosas con doble sentido, aunque esto en lugar de molestarlo, lo calentaba, estaba comenzando a sentir cosas por ell
Macarena se mantuvo en silencio todo el viaje, no era un silencio cómodo, claro que no teniendo a su jefe a un lado, quien solo segundos antes había devorado sus labios, hasta dejarla sin aliento, sin embargo, ahora estaba con la vista fija en la carretera, eso estaba bien, se dijo la latina, aunque debía admitir que ese hombre le daba miedo, y no comprendía porqué, quizás era por sus ojos, tan iguales a los de Hades, pero en ellos no encontraba brillo alguno, los ojos de Mateo a pesar de ser celeste cielo, guardaba una oscuridad que la hacía temblar.— La habitación de siempre. — dijo a la recepcionista del lujoso hotel y a Maca las tripas se le revolvieron, se preguntó a cuantas había llevado allí.— ¿Que te sucede? estas demasiado silenciosa. — no le gustaba eso, aunque debía reconocer que no la había escuchado hablar mucho en los pocos encuentros que tuvieron.— ¿Estas limpio? — pregunto en un susurro y Mateo levanto una ceja en su dirección.— ¿Huelo mal? — pregunto confundido, h
Macarena deseaba quedarse un poco más en esa bella tranquilidad que solo los brazos de su hija le proporcionaba, pero debía hacer algo y de forma urgente, fue por ello que luego de desayunar y dejarle una nota a Diego, marcho rumbo a la farmacia, no sabía cómo sentirse luego de leer aquel contrato, si antes creyó que pasar tiempo con Mateo podía ser llevadero, ahora descubría que eso era imposible, ese hombre era un maldito idiota machista y… lo odiaba, si algún día pudiera matar a alguien y continuar su vida como si nada, ese sería Mateo Zabet.— Buen día. — dijo la empleada y Maca hizo el amago de una sonrisa.— Buenos días, yo… necesito la píldora de emergencia. — susurro como si le estuviera solicitando cocaína a la joven frente a ella.— Claro.Nunca había pasado por una situación como esa, siempre había pensado que el sexo era cosa de dos, dos personas disfrutando, pero también cuidándose, aun se preguntaba cómo fue que el preservativo fallo con Stefano, y con Hades… no podía cu
Para la pequeña mente de Alma, su papi acababa de encontrar el camino a casa, estaba eufórica, y Diego trataba de calmar la situación, no era bueno para su corazón alterarse de esa forma, por lo menos por ahora, pero no importaba cuanto tratara Diego de tranquilizar a la pequeña, esta parecía no escuchar a nadie, hasta que Hades al fin hablo.—Estoy aquí mi Ángel, papá regreso y no se marchará nunca más, pero debes tranquilizarte, aun estas débil por la operación. — susurro conteniendo las lágrimas, aunque más de una salió de sus ojos.— ¿Sabes de mi operación? — indago sorprendida. — ¿La paloma mensajera con la que me enviaste la carta te llevo la que mami escribió para ti?— Claro que sí, fue por eso por lo que pude regresar, me asusté mucho, fui al hospital y el doctor Flores me explico todo. — relato el afamado asesino al tiempo que acariciaba el bello rostro de su hija, no podía creer lo mucho que había crecido y lo melodioso de su voz, era un verdadero ángel, no había duda de el
Mateo estaba en la suite más grande que poseía el hotel de Stefano, hacia poco que aquel edificio había abierto sus puertas, y aunque el lugar era de lo más moderno, cómodo y amplio, el de ojos celestes no pudo evitar sentir pena por su hermano.— ¿Y bien? ¿Qué te parece? — indago Stefano con ojos brillantes y Mateo una vez más sintió el peso de decidir si mentir o decir la verdad.— Es una buena suite… pero no es un hogar. — se maldijo al ver como poco a poco la sonrisa de Stefano se desvanecía.— Pero coloque la foto familiar y… mira. — dijo apuntando unos trozos de papel enmarcado en la pared, que formaban un corazón. — Mande a hacer un cuadro con los dibujos de Horus, Estefanía, Alejandra y Lukyan. — necesitaba la aprobación de una de sus mitades, y Mateo era el que más cerca estaba, o eso creía, claro que trataría de convencerlo.— Eso lo único que provoca es que mis ojos duelan, no se puede considerar ni siquiera como arte abstracto… lo siento, pero sabes como soy. — Stefano sus