Alguien había donado la sangre, como por arte de magia.
El médico sabía que todo se debía a esos matones.
Ellos prácticamente controlaban el mundo y por primera vez agradeció que fuera así, porque estaba seguro que esa joven habría muerto.
—¡Ella está muy delicada, señor! No puede ser trasladada, hay muchos riesgos de hacerlo.
—El caso es que tienes que hacer que eso ocurra. Mi faccio capire? La trasladaremos sin inconvenientes y serás su médico hasta que se ponga bien. Haz una lista con todo lo que necesites para tratarla fuera del hospital, lo más rápido posible.
La amenaza implícita estaba ahí, el médico tembló pero terminó preparando todo para el traslado.
Solo le quedaba esperar que nada malo le sucediera a la muchacha porque aquella situación cada vez se ponía peor.
—Es peligroso doctor, apenas esa mujer salió de cirugía , no puede dar la orden de traslado —protestó la doctora que lo había ayudado desde el principio cuando el médico habló del traslado.
—Yo me haré responsable —fue todo lo que dijo él.
La doctora vio como se llevaban a la mujer, no solo iba el médico, sino también un grupo de hombres misteriosos que provocaron su nerviosismo.
Ella seguía inconsciente, no podía ser de otra manera, la mujer apenas se había salvado, pero ahora sería responsabilidad del médico.
—Pobrecita.
*
El médico cada vez estaba más asustado.
Habían trasladado a la joven a una Villa privada, la habitación había sido exactamente a la habitación de un hospital, tenía todo lo que necesitaba tal y como aquel hombre le había asegurado por lo que fue sencillo tratarla.
—¿Cómo vas, doc?
El médico se tensó al escuchar la voz detrás de él, antes lo habían dejado solo salvo por unas cuantas enfermeras que habían traído para ayudarlo, así que no se esperaba que nadie entrara a la habitación.
—Estaba aplicando el tratamiento...
El médico se quedó en silencio al ver ingresar a un nuevo hombre a la habitación, este parecía sumamente intimidante, sus ojos irradiaban peligro, de hecho cada parte de él lo hacía, sin embargo, las pupilas de este solo se fijaron en una sola persona en la habitación.
Aquella mujer que yacía inconsciente en la cama.
—Continúa, doc.
—Decía que le estaba aplicando el tratamiento, ella tiene múltiples fracturas en el cuerpo pero la más preocupante es la del brazo derecho, tuvimos que operar antes, como ya sabe, pero... puede que incluso no pueda sostener cosas pesadas en el futuro.
Aquel hombre no había dicho una palabra, pero tras escuchar al médico se tensó irremediablemente.
Un músculo de su mentón tembló.
— Jefe ¿Quizás pueda hacer terapias...? —el subordinado miró a su jefe pero este seguía sin apartar la mirada oscura de ella.
—¿Cuándo despertará?
El Diablo la observó fijamente viendo las magulladuras de aquel rostro que antes había sido tan hermoso.
En él no se reflejaba ninguna emoción mientras que la veía, pero lo que desencadenaba aquella mujer en su cuerpo era...
—No lo sé aún, puede que pasen horas, o días. Ahora mismo tiene fiebre por eso tuve que darle otros medicamentos, si no puede bajarse por la noche será muy peligroso para ella, habría sido mejor no trasladarla.
El médico esperó otra pregunta pero el hombre no volvió a hablar, manteniendo su mirada de indiferencia y frialdad.
—Si ya le diste los medicamentos, salgamos de aquí, doc.
Ellos salieron de la habitación dejando solo al recién llegado junto a la mujer.
El Diablo caminó hasta llegar a un lado de ella, analizando cada parte de su cuerpo, llevaba una bata de hospital cubriéndola, su piel estaba pálida como la de un fantasma y sin embargo, su belleza era algo que no podía ignorar.
—Maldita mujer —gruñó él por lo bajo.
Hace muchos años no la veía en persona y ahora que estaba ahí solo quería que despertara para enfrentarse a ella.
Su mano se deslizó por su fino cuello apretándolo un poco.
—Tan frágil.
Sería tan fácil matarla en ese momento.
Pero no era así como quería hacerlo.
Quería mirarla a los ojos y hacerla pagar por lo que había hecho en el pasado.
—Pronto —aseguró para sí.
Deslizó la mano por su tersa piel hasta llegar a su rostro, su pulgar recorrió el labio inferior de la mujer inconsciente y él se sintió endurecer cuando ella entreabrió los labios soltando un gemido de dolor.
Una vez más él se tensó, alzó los ojos hacia los de ella pero estos permanecieron cerrados.
—Pronto —repitió como una promesa.
Antes de marcharse de ahí.
*
Después de tres días Eleri, desorientada abrió los párpados.
La fiebre había cedido al fin lo que provocó su despertar.
—¿Qué me pasó? —susurró a la nada llevándose una mano a la cabeza.
Enseguida se sentó en la cama sintiéndose ligeramente mareada pero no se perdió de que estaba en un lugar extraño.
La luz de la luna entraba por la ventana dejando ver la habitación que por supuesto no era la de ella.
—¿Dónde estoy...?
Pronto ahogó un jadeo al ver la figura oscura de un hombre de pie a un lado de la cama, su corazón enseguida saltó de miedo al ver esos ojos fríos clavados en ella.
—Despierta.
Su voz aterciopeladamente masculina provocó algo desconocido para Eleri pero al mismo tiempo tan familiar.
—¿Quién eres? —preguntó por medio de un susurro.
Enseguida vio que él la observaba atónito pero pronto aquella mirada cambió a una funesta.
La mujer observó como su mandíbula se tensaba poniéndola más ansiosa, a la espera de su respuesta.
No solo quería saber quién era él, sino que necesitaba saberlo.
—Mujer, ¿A qué demonios estás jugando?
—¿Estás con esos hombres de negro? —preguntó recordando vagamente a los hombres que habían estado en la habitación.Acababa de recordar que no era la primera vez que despertaba, pero sí la primera vez que se mantenía lúcida.Eleri sintió como su corazón latía cada vez más rápido y el miedo la azotaba.Esperaba la respuesta de aquel hombre intimidante pero él se mantenía en silencio, con los ojos tan gélidos clavados en ella como si pudiera ver su interior.—¿Quién eres tú?Había algo en ese hombre que hacía que su piel se erizara.Enseguida ella se sobresaltó al verlo dar un paso más cerca de ella.Asustada tiró de la colcha de la cama para cubrirse casi por completo y él se detuvo enseguida frunciendo el ceño.—¿Dónde está mi padre? ¿Dónde estoy?Las preguntas salieron de su boca con rapidez pero el Diablo simplemente gruñó por lo bajo de manera amenazante.Todo aquello le parecía ridículo.“Quiere jugar conmigo.”Pensaba él furioso.—Estás irritándome, mujer. Eso no me gusta.Ella s
ELERIComencé a hiperventilar.La imagen de aquel hombre asesinando a otro era espantosa.Jamás había visto algo como eso.—¿Qué voy a hacer? —susurré al borde de las lágrimas—. ¿Para qué me tiene aquí?Tiré más fuerte de la manilla de la puerta pero era inútil. Esta no cedía y lo peor fue que en un mal movimiento terminé haciéndome daño.—¡Ah!Me mordí el labio para callarme pero había sido demasiado tarde.Escuché pasos apresurados por lo que me moví al otro extremo de la habitación donde estaba el baño.—¡Señorita!La enfermera entró detrás del guardaespaldas que la mayoría de las veces estaba en la puerta. Ella pareció ver la mueca de dolor de mi rostro porque se acercó a mí enseguida.Mis ojos estaban fijos en el hombre detrás de ella. Quien inspeccionó el lugar buscando algún peligro que no encontró.Todos ellos emanaban un aura mortal, aunque no tanto como él.Ni siquiera sabía cómo era el nombre de aquel hombre.—Tengo que chequear su brazo, creo que se lo ha lastimado…—No, e
Mi cuerpo se sumergió en la profundidad de la piscina y sentí el dolor de mi brazo con más intensidad.—Maldición —gemí cuando nadé con rapidez saliendo a la superficie sintiendo el ardor en mis fosas nasales.Jamás me había considerado ágil, pero supongo que cuando estás tratando de huir de un asesino las cosas cambian. Mis manos impulsaron mi cuerpo hacia arriba para salir del agua justo cuando oí un chapoteo detrás de mí.Una mano fuerte se enroscó en mi pie para tirar de mí.—¡No!Me moví con desesperación golpeando con el otro su cara.Esto lo hizo soltarme por un momento y aproveché la oportunidad para correr.Ese hombre me había seguido, se había lanzado como yo a la piscina y ahora estaba corriendo detrás de mí.Afortunadamente encontré un móvil en la tumbona al lado de la piscina el cual tomé antes de seguir mi camino.—Eleri…Una vez más podía sentir la advertencia en su voz pero nada en este mundo podía detenerme.Me fijé que estaba adentrándome a un bosque, lo que era más
Voy a casarme.Un día después de saber en dónde estaba metida, me encontraba temblando mientras me maquillaban.Alcé la mirada para encontrarme en el espejo y me estremecí al verme reflejada como una “verdadera” novia.—¡Está quedando preciosa, señorita!Parecía una broma.Un día estaba rogando a mi padre que no me casara con un desconocido y ahora yo lo estaba haciendo por mi propia cuenta.—¡Es la novia más hermosa del mundo!Es por mi seguridad.Pero eso no quería decir que yo lo odiara menos.Aquel hombre ha roto la burbuja en la que vivía.Y no porque no supiera que mi padre estaba en cosas turbias, sino por la prueba de la traición que me había dado para convencerme de esta locura.—Ya estoy, ¿Podrían dejarme sola por un momento?Las mujeres se miraron entre sí antes de obedecerme.Al quedarme sola no pude evitar sollozar por lo bajo.—¿Cómo has podido Sage?Mi primo había sido el autor principal de la muerte de mi padre y además él quería asesinarme para quedarse con el lideraz
Me levanté de la cama clavando la vista en el espejo frente a mí. Mis labios estaban hinchados por el beso de ese hombre. Quizás no debería permitirle que volviera a intentar besarme a partir de ahora. Pero se sintió tan caliente que el mero hecho de recordarlo tiene temblando mis piernas.Jamás me han besado como él lo hizo y eso ha estado dando vueltas en mi cabeza mientras que me sostenía en sus brazos.—Necesito dormir —me reproché a mí misma en voz alta.Deslicé el vestido por mi cuerpo quedándome en la ropa interior sensual que aquellas mujeres habían traído para mí.—Como si alguien fuera a verla.Arrugué el ceño antes de estirarme, de todas maneras me sentía súper femenina con estas prendas. No sé qué me impulsó para hacerlo pero terminé quedándome completamente dormida sin molestarme en vestirme.—Despierta.Me quejé sin abrir los ojos cubriéndome con la colcha la cara.Era demasiado temprano como para levantarme. O por lo menos eso creía.—Mm… vete, necesito dormir para recu
AARON—Entonces los negocios de Sacheverell ahora te pertenecen.No respondí fijando la vista en el par de hombres frente a él.Apreté la mandíbula intentando mantenerse tranquilo pero no lo estoy. No me gusta que nadie venga a mi lugar sin previo aviso, incluso aunque ellos fueran mis socios.—Esto es innovador. La credibilidad de Sacheverell estaba en juego, estábamos a punto de retirarnos, la última entrega que tuvimos fue un desastre por su culpa.—No fue solo con nosotros. Escuché que ya había pasado antes, supongo que tú recuperarás sus negocios de la vergüenza a donde Sacheverell la estaba sumergiendo, Diablo.Comenzaba a irritarme con el cotilleo de ese par. Me cabrean los jodidos aduladores.—Puedo preguntar, ¿Cómo has conseguido todo lo de Sacheverell? Tengo esa duda, sé por buena fuente que su hermano aún vive, además de que tiene una hija a la que nunca hemos visto, su heredera.La puerta de mi oficina fue abierta de repente, llamando la atención de todos nosotros. Alcé la
ELERIAcaricié mi cuello temblorosa cuando él se fue.—No puedes ser débil Eleri, estás haciendo esto para sobrevivir. Me senté en una de las sillas de la cocina dejando salir un suspiro de mis labios.—Necesito centrarme. Hace años he adquirido la personalidad del alter ego que creé para salvarme. Y aquí no cambiaré mi estrategia.El recuerdo de la noche en la que vi matar a ese hombre a manos de Aaron aún no se me ha olvidado. Finjo para no ser vulnerable, pero estoy asustada. Sabía que si me negaba a lo que él quería probablemente me hubiera matado, como hizo mi primo con mi padre. No por nada lo llaman Diablo.Tengo miedo, solo que no voy a ser tan tonta y mostrarlo.—Ahora estoy en un maldito mundo oscuro. No permitiré que nadie más me haga daño, aprenderé todo lo que tenga que aprender… incluso si tengo que matar para mantenerme a salvo.Mi yo interior se horroriza ante esto. Pero la mujer en la que me he convertido solo necesita saberlo todo, destruir a su paso, por el daño
—Quiero que me enseñes a usar armas, necesito aprender a defenderme.Mi afirmación hizo que él alzara la cabeza para mirarme a la cara al fin.Desde que había entrado a su oficina me había estado ignorando.Estoy perdiendo la cabeza aquí encerrada, desde hace un mes que lo único que hago es ir a las terapias y quedarme en mi habitación leyendo. Aunque esto último realmente lo amo.—No necesitas hacerlo. Tienes a mis hombres para defenderte cuando yo no estoy. No debes preocuparte por tu seguridad. Me había estado ignorando desde que me fue a llevar comida a mi habitación y ahora que tengo sus ojos sobre mí, quiero aprovecharlo.Puedo sentir esta tensión entre nosotros, creo que esta es la que lo tiene huyendo de mí.—Lo sé, pero igual quiero hacerlo.Descrucé mis piernas de manera coqueta levantándome, ocasionando que él siguiera el movimiento con sus ojos, pero enseguida apartó la mirada de mí, volviéndose más huraño que hace segundos. —Me gustaría valerme por mí misma. Sé que te e