Me levanté de la cama clavando la vista en el espejo frente a mí. Mis labios estaban hinchados por el beso de ese hombre. Quizás no debería permitirle que volviera a intentar besarme a partir de ahora. Pero se sintió tan caliente que el mero hecho de recordarlo tiene temblando mis piernas.Jamás me han besado como él lo hizo y eso ha estado dando vueltas en mi cabeza mientras que me sostenía en sus brazos.—Necesito dormir —me reproché a mí misma en voz alta.Deslicé el vestido por mi cuerpo quedándome en la ropa interior sensual que aquellas mujeres habían traído para mí.—Como si alguien fuera a verla.Arrugué el ceño antes de estirarme, de todas maneras me sentía súper femenina con estas prendas. No sé qué me impulsó para hacerlo pero terminé quedándome completamente dormida sin molestarme en vestirme.—Despierta.Me quejé sin abrir los ojos cubriéndome con la colcha la cara.Era demasiado temprano como para levantarme. O por lo menos eso creía.—Mm… vete, necesito dormir para recu
AARON—Entonces los negocios de Sacheverell ahora te pertenecen.No respondí fijando la vista en el par de hombres frente a él.Apreté la mandíbula intentando mantenerse tranquilo pero no lo estoy. No me gusta que nadie venga a mi lugar sin previo aviso, incluso aunque ellos fueran mis socios.—Esto es innovador. La credibilidad de Sacheverell estaba en juego, estábamos a punto de retirarnos, la última entrega que tuvimos fue un desastre por su culpa.—No fue solo con nosotros. Escuché que ya había pasado antes, supongo que tú recuperarás sus negocios de la vergüenza a donde Sacheverell la estaba sumergiendo, Diablo.Comenzaba a irritarme con el cotilleo de ese par. Me cabrean los jodidos aduladores.—Puedo preguntar, ¿Cómo has conseguido todo lo de Sacheverell? Tengo esa duda, sé por buena fuente que su hermano aún vive, además de que tiene una hija a la que nunca hemos visto, su heredera.La puerta de mi oficina fue abierta de repente, llamando la atención de todos nosotros. Alcé la
ELERIAcaricié mi cuello temblorosa cuando él se fue.—No puedes ser débil Eleri, estás haciendo esto para sobrevivir. Me senté en una de las sillas de la cocina dejando salir un suspiro de mis labios.—Necesito centrarme. Hace años he adquirido la personalidad del alter ego que creé para salvarme. Y aquí no cambiaré mi estrategia.El recuerdo de la noche en la que vi matar a ese hombre a manos de Aaron aún no se me ha olvidado. Finjo para no ser vulnerable, pero estoy asustada. Sabía que si me negaba a lo que él quería probablemente me hubiera matado, como hizo mi primo con mi padre. No por nada lo llaman Diablo.Tengo miedo, solo que no voy a ser tan tonta y mostrarlo.—Ahora estoy en un maldito mundo oscuro. No permitiré que nadie más me haga daño, aprenderé todo lo que tenga que aprender… incluso si tengo que matar para mantenerme a salvo.Mi yo interior se horroriza ante esto. Pero la mujer en la que me he convertido solo necesita saberlo todo, destruir a su paso, por el daño
—Quiero que me enseñes a usar armas, necesito aprender a defenderme.Mi afirmación hizo que él alzara la cabeza para mirarme a la cara al fin.Desde que había entrado a su oficina me había estado ignorando.Estoy perdiendo la cabeza aquí encerrada, desde hace un mes que lo único que hago es ir a las terapias y quedarme en mi habitación leyendo. Aunque esto último realmente lo amo.—No necesitas hacerlo. Tienes a mis hombres para defenderte cuando yo no estoy. No debes preocuparte por tu seguridad. Me había estado ignorando desde que me fue a llevar comida a mi habitación y ahora que tengo sus ojos sobre mí, quiero aprovecharlo.Puedo sentir esta tensión entre nosotros, creo que esta es la que lo tiene huyendo de mí.—Lo sé, pero igual quiero hacerlo.Descrucé mis piernas de manera coqueta levantándome, ocasionando que él siguiera el movimiento con sus ojos, pero enseguida apartó la mirada de mí, volviéndose más huraño que hace segundos. —Me gustaría valerme por mí misma. Sé que te e
—Iremos por unos documentos a mi empresa, después te llevaré.Seguramente le quedaba de paso, por eso no pregunté por qué me había llevado él.Caminé justo detrás de él detallando lo guapo que lucía con aquella camisa negra arremangada que me mostraba sus antebrazos sexys donde podía ver sus venas marcadas.Carraspeé incómoda con el giro que estaban dando mis pensamientos. —¿Tienes una empresa? Pensé que todo lo que movías era ilegal —le pregunté para tener algo en que pensar que no fuera su apariencia. Lo vi mirarme por encima del hombro con furia antes de volver si vista al frente.—Todos necesitamos una tapadera. Como tu padre.—Ya lo creo.Abrí los ojos impresionada por el automóvil que acababa de detenerse frente a nosotros. Es un Bugatti, siempre he querido uno.Demonios, incluso mi padre quería uno pero jamás pudo comprárselo. —Creo que acabo de tener un orgasmo —susurré mirando el auto.Incluso ignoré al chico que le dio las llaves a Aaron.—¿Un maldito auto acaba de darte
Cuando llegamos al centro comercial mi ánimo cambió.—¿A dónde quieres ir? —¿Vendrás conmigo? —arqueé una ceja mirándolo.No lo veía acompañándome a comprar maquillaje.—Mis hombres te acompañarán —hizo una seña detrás de mí y me sorprendí de verlos.Ni siquiera me había dado cuenta que estaban siguiéndonos.—Toma.Me tendió una tarjeta negra y no pude evitar mirarlo con los ojos brillantes de la emoción.—¿Cuál es el límite?—¿Límite? Jodidamente ninguno, puedes comprarte el centro comercial si quieres, princesa.—Soy una chica con gustos caros, Aaron —canturreé advirtiéndole.—Y yo soy un hombre que puede pagar por ellos, Eleri.No pude evitar soltar un gritito emocionada antes de ponerme en puntillas para echarle los brazos al cuello y abrazarlo.Sí, las compras me ponen de buen humor.—¡Gracias, Aaron!Él ni siquiera pudo reaccionar cuando yo enseguida le di un beso en la mejilla antes de apartarme de él.—Te llamaré para encontrarnos —fue lo único que dijo después de carraspear a
Cualquier atisbo de sonrisa por su parte había quedado en el pasado después de recibir una llamada.Ahora parecía tan huraño como siempre.—No debiste entrar en esa maldita oficina —gruñó él cuando bajamos del auto ocasionando que yo chillara indignada.—¿Estás diciendo que todo este ataque es por mi culpa y no por causa de que tú seas un maldito mafioso? —rugí sintiéndome yo también furiosa.¿Quién demonios se cree que es?Aaron me miró lleno de furia sin volverse por completo en mi dirección. —Gracias a los Di Laurentis ahora todo el jodido mundo sabe que eres mi punto débil. —¡Ay, por favor! Eso se arregla diciendo la verdad, no soy tu punto débil. Además, prometiste que me mantendrías a salvo con tan solo casarme contigo, que nadie toca a las esposas de los mafioso.—Nadie lo hace, a menos que suceda un “accidente” en el que estés conmigo. Vete a tu habitación. —¡No me des órdenes…! Entonces enmudecí al ver sangre goteando, ignoré la mirada demoniaca de sus orbes y me acerqué
El pánico me recorría todo el cuerpo mientras sentía mi corazón latir cada vez más rápido y agitadamente.—¡Eleri!Gemí sin poder apartar la imagen sangrienta de aquel hombre.Él es un monstruo. Lo mismo había pasado la noche en que me pude levantar de la cama después del accidente. Lo vi asesinando a alguien más. Ahora entiendo porqué lo conocen como el Diablo y no por su nombre. Él es despiadado y lo peor es que parece tan frío al asesinar y mutilar personas. —¡No!Sus manos se cerraron alrededor de mi vientre levantándome del suelo mientras que yo gritaba moviéndome como loca para que me soltara.—¡Suéltame!—Ya basta, estás haciendo una escena.No podía verlo pero podía sentir su voz furiosa logrando estremecerme pero eso no me hizo rendirme.—¡Déjame!Golpeé con mi mano su miembro y él gruñó adolorido soltándome al fin, sin embargo, caí al suelo por la altura que tenía.Intenté levantarme pero él no me dejó hacerlo, tan rápido como pudo tiró de mi tobillo arrastrándome por el cé