El pánico me recorría todo el cuerpo mientras sentía mi corazón latir cada vez más rápido y agitadamente.—¡Eleri!Gemí sin poder apartar la imagen sangrienta de aquel hombre.Él es un monstruo. Lo mismo había pasado la noche en que me pude levantar de la cama después del accidente. Lo vi asesinando a alguien más. Ahora entiendo porqué lo conocen como el Diablo y no por su nombre. Él es despiadado y lo peor es que parece tan frío al asesinar y mutilar personas. —¡No!Sus manos se cerraron alrededor de mi vientre levantándome del suelo mientras que yo gritaba moviéndome como loca para que me soltara.—¡Suéltame!—Ya basta, estás haciendo una escena.No podía verlo pero podía sentir su voz furiosa logrando estremecerme pero eso no me hizo rendirme.—¡Déjame!Golpeé con mi mano su miembro y él gruñó adolorido soltándome al fin, sin embargo, caí al suelo por la altura que tenía.Intenté levantarme pero él no me dejó hacerlo, tan rápido como pudo tiró de mi tobillo arrastrándome por el cé
AARONEstaba sentado con sus piernas estiradas, completamente tenso mientras veía a este maldito bastardo soberbio. Mis hombres lo habían atrapado, él había sido uno de los que había disparado contra mi auto cuando Eleri iba junto a mí.Comenzaba a hartarme que quisiera hacerse el valiente.Si no sabe quien soy, voy a recordarle por qué mi apodo es Diablo.Moví la mano ordenando en silencio otro golpe, acto seguido sonó un chasquido, el sonido de un látigo azotando contra su piel, el hijo de puta se había atrevido a mirarme con odio. No sé si es muy valiente o simplemente muy estúpido como para desafiarme.—¿De verdad no quieres hablar? Di un trago a mi bebida y luego dejé el vaso sobre la mesa, lamí mi labio inferior bebiendo la última gota antes de levantarme fijando mi mirada en el maldito bastardo.Casi me reí al ver al tipo orinarse de miedo cuando notó lo cerca que estaba yo. Pero nadie me hace reír más que una sola persona, alguien por quien daría mi jodida vida.Stephen me te
ELERINo volví a saber más de Aaron ni siquiera al día siguiente que Jessie me despertó para que tomara el desayuno. Eso me tranquilizaba un poco aunque no del todo.—¿Qué haces en esta casa aburrida todo el tiempo?—Soy la enfermera oficial, si cualquiera de los chicos llega herido yo me encargo de ellos.Había hecho que Jessie se sentara conmigo y comiéramos juntas, aunque no fue sencillo convencerle. —¿Y… no te da miedo todo esto?Yo misma comencé a cuestionarme la noche pasada. Si no hubiera visto las pruebas que Aaron me había dado en las que Sage era el causante de la muerte de mi padre y que había atentado contra mi también yo no estaría aquí.No lo conozco de nada.Debería estar en casa con mi madre, pero ahora era demasiado tarde como para arrepentirme, ya soy su esposa.Demonios, no sé qué me haría si le digo que quiero el divorcio. Y de todas maneras si me lo consiguiera no duraría dos segundos con Sage, él me mataría por darle a Aaron lo que era de mi padre.—No. La casa
—Iba a llevártela.—Pero antes necesitabas cotillear —dijo con frialdad quitándome la tiara de las manos junto a la bolsa.—No tienes que ser grosero, solo tenía curiosidad.—No te concierne.Me dio la espalda y comenzó a alejarse.—¡Espera! ¿Para quién es?No me escuchó y cerró la puerta tras de sí, lo que me hizo enojar, pero no me detuvo.Enseguida corrí detrás de él.—¿Tienes una hija? —pregunté cuando estuve frente a él ocasionando que detuviera su paso mirándome con rabia.No entiendo porqué él me provoca esta mezcla de sentimientos que me hace sentir mareada. Primero me asusta, luego me excita. Pero la mayoría del tiempo me siento segura, como sí… ya lo conocía de antes.Cosa que era absurda.—Ya te dije que no te concierte —apretó mi brazo con fuerza pegándome a su pecho de manera amenazadora.—¡Sí lo hace! ¡Eres mi esposo! Tengo que saber si tienes hijos.Vi el odio en sus pupilas y por un momento tuve miedo.—¿Mi esposa? ¿Tengo que recordarte por qué nos casamos?—Acabas de
Todos los ojos estuvieron en nosotros al llegar de vuelta a la casa, en esta ocasión habían muchos hombres vestidos de negro y la única chica alrededor, como siempre era Jessie quien me observaba impotente desde su sitio.Por más que quisiera ayudarme, no podía, el Diablo no iba a soltarme, él manda y todos obedecen.—Camina.—¡Eso estoy haciendo, no tengo la culpa de que tus piernas sean tan largas! Él se detuvo abruptamente antes de girarse en mi dirección fulminándome con una mirada oscura. Mi cuerpo no tardó en estremecerse bajo el peligro de sus ojos sobre mí.—¿Escuché bien o me alzaste la voz? —su voz sonó amenazadoramente calmada.Sin embargo, sus ojos no me mienten.No puedo negar que estoy asustada, pero al mismo tiempo estoy tan cabreada que no pienso demasiado.—¿Y qué pasa si lo hago?Creo que a nuestro alrededor se formó un silencio incómodo antes de que un gruñido estallara en su garganta.—Ya verás qué va a pasar.Ahogué un grito en mi garganta cuando repentinamente
Estoy volviéndome loca aquí encerrada, a pesar de que mis manos descansen sobre la cama están entumecidas al no poder moverlas. Por más que he gritado nadie ha venido y sé que es por su culpa.—No debí aceptar esto. Debí huir con mi madre de Sage o cederle la mafia a él para que nos dejara en paz…Estoy tan furiosa conmigo misma al sentir mi debilidad pero no puedo evitarlo. Me siento rota, sin ningún lugar a dónde ir porque yo elegí esto.—Fui tan imprudente… ¿Será que puedo volver? ¿Mamá esperará por mí? Después de todo ya no está él, debe estar más calmada —susurré al borde de las lágrimas. Está claro que no puedo llamar la atención de un hombre como él. Nunca lo tendré en mi palma porque como dijo él mismo. Los tipos con los que jugaba no son como él.—Es un demonio, maldito bastardo, eso es lo que es…La puerta se abrió y me tensé esperando ver a alguien más pero era él.Giré mi cara para no verlo hasta que lo sentí sentarse a mi lado, en la cama. Enseguida apreté mi mandíbula
NARRADOR OMNISCIENTE:—¿Te gustó mi regalo, Sacheverell?—¡Hijo de puta! ¡¿Dónde está mi hermano?! —gritó descontrolado Sage a través de la bocina del teléfono. Cuando sus hombres le habían dicho que se habían llevado a Scott supo que se trataba del Diablo. Ellos desde siempre habían sido rivales, pero aquella relación se volvió mucho peor con el pasar de los años.Lo cierto era que ni siquiera Sage sabía por qué el Diablo lo odiaba tanto pero nunca se había sentido tan furioso con alguna de las acciones del bastardo, hasta ahora él lo había jodido de manera “limpia”, pero aquello nunca se lo perdonaría.El Diablo le había enviado la lengua de su hermanito como un regalo. Iba a matar al hijo de perra por eso.—Quizás algún día te lo diga, puedes conformarte con tener una parte de él —se burló de manera cruel.El Diablo colgó el móvil y Sage rugió furioso arrojando el suyo al suelo. El teléfono quedó destrozado pero al hombre poco le importó.Necesitaba encontrar a Scott o perdería la
—Eleri, han venido a arreglarte.Enseguida fruncí el ceño cuando Jessie dejó entrar a mi habitación a un par de estilistas.Acabo de salir del baño y me detengo en seco al ver una caja bonita sobre la cama a la que veo con curiosidad.—Prepararemos todo para usted, señora —dijo una de las estilistas y yo asentí sin prestarle mucha atención.—El jefe lo dejó para ti, Eleri —murmuró Jessie llegando a mi lado.—¿Qué es? Me mordí el labio inferior porque ya me imaginaba de qué se trataba.—¿Por qué no lo averiguas? Sentándome sobre la cama deshice el lazo rosa de la caja y enseguida la abrí. Ahogué un jadeo ante la exquisita tela sacando el más hermoso vestido que había visto.—¡Sabía que sería precioso! —exclamó Jessie.—Muy precioso…Estaba encantada con el color, el lila es mi color favorito y los detalles en dorado solo hacen ver como de ensueño. Es elegante pero al mismo tipo romántico, tan de mi estilo personal que me sorprendo por esto.—¿Quién compra toda esta ropa? —No lo sé,