—Iba a llevártela.—Pero antes necesitabas cotillear —dijo con frialdad quitándome la tiara de las manos junto a la bolsa.—No tienes que ser grosero, solo tenía curiosidad.—No te concierne.Me dio la espalda y comenzó a alejarse.—¡Espera! ¿Para quién es?No me escuchó y cerró la puerta tras de sí, lo que me hizo enojar, pero no me detuvo.Enseguida corrí detrás de él.—¿Tienes una hija? —pregunté cuando estuve frente a él ocasionando que detuviera su paso mirándome con rabia.No entiendo porqué él me provoca esta mezcla de sentimientos que me hace sentir mareada. Primero me asusta, luego me excita. Pero la mayoría del tiempo me siento segura, como sí… ya lo conocía de antes.Cosa que era absurda.—Ya te dije que no te concierte —apretó mi brazo con fuerza pegándome a su pecho de manera amenazadora.—¡Sí lo hace! ¡Eres mi esposo! Tengo que saber si tienes hijos.Vi el odio en sus pupilas y por un momento tuve miedo.—¿Mi esposa? ¿Tengo que recordarte por qué nos casamos?—Acabas de
Todos los ojos estuvieron en nosotros al llegar de vuelta a la casa, en esta ocasión habían muchos hombres vestidos de negro y la única chica alrededor, como siempre era Jessie quien me observaba impotente desde su sitio.Por más que quisiera ayudarme, no podía, el Diablo no iba a soltarme, él manda y todos obedecen.—Camina.—¡Eso estoy haciendo, no tengo la culpa de que tus piernas sean tan largas! Él se detuvo abruptamente antes de girarse en mi dirección fulminándome con una mirada oscura. Mi cuerpo no tardó en estremecerse bajo el peligro de sus ojos sobre mí.—¿Escuché bien o me alzaste la voz? —su voz sonó amenazadoramente calmada.Sin embargo, sus ojos no me mienten.No puedo negar que estoy asustada, pero al mismo tiempo estoy tan cabreada que no pienso demasiado.—¿Y qué pasa si lo hago?Creo que a nuestro alrededor se formó un silencio incómodo antes de que un gruñido estallara en su garganta.—Ya verás qué va a pasar.Ahogué un grito en mi garganta cuando repentinamente
Estoy volviéndome loca aquí encerrada, a pesar de que mis manos descansen sobre la cama están entumecidas al no poder moverlas. Por más que he gritado nadie ha venido y sé que es por su culpa.—No debí aceptar esto. Debí huir con mi madre de Sage o cederle la mafia a él para que nos dejara en paz…Estoy tan furiosa conmigo misma al sentir mi debilidad pero no puedo evitarlo. Me siento rota, sin ningún lugar a dónde ir porque yo elegí esto.—Fui tan imprudente… ¿Será que puedo volver? ¿Mamá esperará por mí? Después de todo ya no está él, debe estar más calmada —susurré al borde de las lágrimas. Está claro que no puedo llamar la atención de un hombre como él. Nunca lo tendré en mi palma porque como dijo él mismo. Los tipos con los que jugaba no son como él.—Es un demonio, maldito bastardo, eso es lo que es…La puerta se abrió y me tensé esperando ver a alguien más pero era él.Giré mi cara para no verlo hasta que lo sentí sentarse a mi lado, en la cama. Enseguida apreté mi mandíbula
NARRADOR OMNISCIENTE:—¿Te gustó mi regalo, Sacheverell?—¡Hijo de puta! ¡¿Dónde está mi hermano?! —gritó descontrolado Sage a través de la bocina del teléfono. Cuando sus hombres le habían dicho que se habían llevado a Scott supo que se trataba del Diablo. Ellos desde siempre habían sido rivales, pero aquella relación se volvió mucho peor con el pasar de los años.Lo cierto era que ni siquiera Sage sabía por qué el Diablo lo odiaba tanto pero nunca se había sentido tan furioso con alguna de las acciones del bastardo, hasta ahora él lo había jodido de manera “limpia”, pero aquello nunca se lo perdonaría.El Diablo le había enviado la lengua de su hermanito como un regalo. Iba a matar al hijo de perra por eso.—Quizás algún día te lo diga, puedes conformarte con tener una parte de él —se burló de manera cruel.El Diablo colgó el móvil y Sage rugió furioso arrojando el suyo al suelo. El teléfono quedó destrozado pero al hombre poco le importó.Necesitaba encontrar a Scott o perdería la
—Eleri, han venido a arreglarte.Enseguida fruncí el ceño cuando Jessie dejó entrar a mi habitación a un par de estilistas.Acabo de salir del baño y me detengo en seco al ver una caja bonita sobre la cama a la que veo con curiosidad.—Prepararemos todo para usted, señora —dijo una de las estilistas y yo asentí sin prestarle mucha atención.—El jefe lo dejó para ti, Eleri —murmuró Jessie llegando a mi lado.—¿Qué es? Me mordí el labio inferior porque ya me imaginaba de qué se trataba.—¿Por qué no lo averiguas? Sentándome sobre la cama deshice el lazo rosa de la caja y enseguida la abrí. Ahogué un jadeo ante la exquisita tela sacando el más hermoso vestido que había visto.—¡Sabía que sería precioso! —exclamó Jessie.—Muy precioso…Estaba encantada con el color, el lila es mi color favorito y los detalles en dorado solo hacen ver como de ensueño. Es elegante pero al mismo tipo romántico, tan de mi estilo personal que me sorprendo por esto.—¿Quién compra toda esta ropa? —No lo sé,
Como él prometió una lluvia de flashes casi me cegaron en el momento que abrieron la limusina y Aaron me tendió la mano para ayudarme a salir.—¡Señor Salvatore! ¡¿Puede darnos declaraciones para la revista L'amore nelle reti?! —¡¿Es esa su nueva novia?!—¡¿Está embarazada?!Esta última casi me hace fruncir el ceño pero de repente sentí como Aaron pasaba un brazo por mi cintura acercándome a su pecho de manera íntima, posesiva.No tardé en sentir el cosquilleo en mi vientre bajo.—No es mi nueva novia, es mí mujer.Los periodistas empezaron a gritar más preguntas que fueron ignoradas por Aaron quien me llevó al interior del lugar sin soltarme al mismo tiempo que mi corazón latía cada vez más rápido.—¿Eso es todo lo que ibas a decir? ¿Qué hay de la historia?—La historia la dejo para personas que me interesan. La prensa como te diste cuenta no es importante.—Y sin embargo recalcaste que soy tu mujer —azucé arqueando una ceja.La tensión en sus músculos no había disminuido ni por un
Aaron era en definitiva la persona más influyente del lugar.Lo que me hace preguntar a qué se dedica cuando no es un mafioso.—Oh, cariño, estaba buscándote. ¿Preparada?Yo fruncí el ceño ligeramente sin entender cuando Lily enroscó su mano en mi muñeca y tiró suavemente de mí, solo que Aaron no soltó mi cintura en ningún momento, por lo que ella no logró moverme.Los ojos de la mujer se dirigieron al agarre firme de mi esposo antes de sonreírme casi con burla e inevitablemente sentí el rubor tonto en mis mejillas como si acabara de ser pillada.—Aaron, sé que no quieres separarte de tu esposa pero ahora mismo la necesito para la subasta ¿Recuerdas?—¿Subasta? —pregunté con curiosidad yo haciendo que ella volviera sus ojos a mí.—Sí cariño, en la gala benéfica que hago todos los años tenemos un momento para subastar a las mujeres que asisten. ¡Pero no te asustes! Solo será una cena supervisada con el ganador.Ahora ambos brazos de Aaron se cerraron a mi alrededor posando sus manos so
—Tengo algo para ti.—Oh, ¿Para eso me trajiste aquí?Aaron se detuvo detrás de mí poniéndome más nerviosa de lo que soy capaz de admitir, estoy tratando de buscar la calma y apaciguar la llamarada que arde dentro de mí con su proximidad. Esta que en primer lugar ni siquiera debería existir.Su respiración sobre mi cuello eriza los vellos de mi nuca y ahora mismo estoy mordiendo mi labio inferior para contener el gemido que amenaza con escapar de mis labios.De repente veo que pasa un collar frente a mis ojos, lo ciñe a mi pecho antes de cerrarlo en mi cuello.Me llevo una mano hasta el collar bajando mis ojos para poder apreciarlo y entonces dejo salir el aire que estaba conteniendo cuando siento que él deposita un beso apenas perceptible en mi nuca, provocando que las terminaciones nerviosas de mi cuerpo sean alteradas y el cosquilleo agradable vuelva a golpearme el vientre.—Dios, es tan hermoso… —traté de decir algo para cortar con aquella aura íntima que nos había rodeado de repe