¿UESTEDES CREEN QUE ELERI LE GUSTE A AARON? ♥.♥
—Quiero que me enseñes a usar armas, necesito aprender a defenderme.Mi afirmación hizo que él alzara la cabeza para mirarme a la cara al fin.Desde que había entrado a su oficina me había estado ignorando.Estoy perdiendo la cabeza aquí encerrada, desde hace un mes que lo único que hago es ir a las terapias y quedarme en mi habitación leyendo. Aunque esto último realmente lo amo.—No necesitas hacerlo. Tienes a mis hombres para defenderte cuando yo no estoy. No debes preocuparte por tu seguridad. Me había estado ignorando desde que me fue a llevar comida a mi habitación y ahora que tengo sus ojos sobre mí, quiero aprovecharlo.Puedo sentir esta tensión entre nosotros, creo que esta es la que lo tiene huyendo de mí.—Lo sé, pero igual quiero hacerlo.Descrucé mis piernas de manera coqueta levantándome, ocasionando que él siguiera el movimiento con sus ojos, pero enseguida apartó la mirada de mí, volviéndose más huraño que hace segundos. —Me gustaría valerme por mí misma. Sé que te e
—Iremos por unos documentos a mi empresa, después te llevaré.Seguramente le quedaba de paso, por eso no pregunté por qué me había llevado él.Caminé justo detrás de él detallando lo guapo que lucía con aquella camisa negra arremangada que me mostraba sus antebrazos sexys donde podía ver sus venas marcadas.Carraspeé incómoda con el giro que estaban dando mis pensamientos. —¿Tienes una empresa? Pensé que todo lo que movías era ilegal —le pregunté para tener algo en que pensar que no fuera su apariencia. Lo vi mirarme por encima del hombro con furia antes de volver si vista al frente.—Todos necesitamos una tapadera. Como tu padre.—Ya lo creo.Abrí los ojos impresionada por el automóvil que acababa de detenerse frente a nosotros. Es un Bugatti, siempre he querido uno.Demonios, incluso mi padre quería uno pero jamás pudo comprárselo. —Creo que acabo de tener un orgasmo —susurré mirando el auto.Incluso ignoré al chico que le dio las llaves a Aaron.—¿Un maldito auto acaba de darte
Cuando llegamos al centro comercial mi ánimo cambió.—¿A dónde quieres ir? —¿Vendrás conmigo? —arqueé una ceja mirándolo.No lo veía acompañándome a comprar maquillaje.—Mis hombres te acompañarán —hizo una seña detrás de mí y me sorprendí de verlos.Ni siquiera me había dado cuenta que estaban siguiéndonos.—Toma.Me tendió una tarjeta negra y no pude evitar mirarlo con los ojos brillantes de la emoción.—¿Cuál es el límite?—¿Límite? Jodidamente ninguno, puedes comprarte el centro comercial si quieres, princesa.—Soy una chica con gustos caros, Aaron —canturreé advirtiéndole.—Y yo soy un hombre que puede pagar por ellos, Eleri.No pude evitar soltar un gritito emocionada antes de ponerme en puntillas para echarle los brazos al cuello y abrazarlo.Sí, las compras me ponen de buen humor.—¡Gracias, Aaron!Él ni siquiera pudo reaccionar cuando yo enseguida le di un beso en la mejilla antes de apartarme de él.—Te llamaré para encontrarnos —fue lo único que dijo después de carraspear a
Cualquier atisbo de sonrisa por su parte había quedado en el pasado después de recibir una llamada.Ahora parecía tan huraño como siempre.—No debiste entrar en esa maldita oficina —gruñó él cuando bajamos del auto ocasionando que yo chillara indignada.—¿Estás diciendo que todo este ataque es por mi culpa y no por causa de que tú seas un maldito mafioso? —rugí sintiéndome yo también furiosa.¿Quién demonios se cree que es?Aaron me miró lleno de furia sin volverse por completo en mi dirección. —Gracias a los Di Laurentis ahora todo el jodido mundo sabe que eres mi punto débil. —¡Ay, por favor! Eso se arregla diciendo la verdad, no soy tu punto débil. Además, prometiste que me mantendrías a salvo con tan solo casarme contigo, que nadie toca a las esposas de los mafioso.—Nadie lo hace, a menos que suceda un “accidente” en el que estés conmigo. Vete a tu habitación. —¡No me des órdenes…! Entonces enmudecí al ver sangre goteando, ignoré la mirada demoniaca de sus orbes y me acerqué
El pánico me recorría todo el cuerpo mientras sentía mi corazón latir cada vez más rápido y agitadamente.—¡Eleri!Gemí sin poder apartar la imagen sangrienta de aquel hombre.Él es un monstruo. Lo mismo había pasado la noche en que me pude levantar de la cama después del accidente. Lo vi asesinando a alguien más. Ahora entiendo porqué lo conocen como el Diablo y no por su nombre. Él es despiadado y lo peor es que parece tan frío al asesinar y mutilar personas. —¡No!Sus manos se cerraron alrededor de mi vientre levantándome del suelo mientras que yo gritaba moviéndome como loca para que me soltara.—¡Suéltame!—Ya basta, estás haciendo una escena.No podía verlo pero podía sentir su voz furiosa logrando estremecerme pero eso no me hizo rendirme.—¡Déjame!Golpeé con mi mano su miembro y él gruñó adolorido soltándome al fin, sin embargo, caí al suelo por la altura que tenía.Intenté levantarme pero él no me dejó hacerlo, tan rápido como pudo tiró de mi tobillo arrastrándome por el cé
AARONEstaba sentado con sus piernas estiradas, completamente tenso mientras veía a este maldito bastardo soberbio. Mis hombres lo habían atrapado, él había sido uno de los que había disparado contra mi auto cuando Eleri iba junto a mí.Comenzaba a hartarme que quisiera hacerse el valiente.Si no sabe quien soy, voy a recordarle por qué mi apodo es Diablo.Moví la mano ordenando en silencio otro golpe, acto seguido sonó un chasquido, el sonido de un látigo azotando contra su piel, el hijo de puta se había atrevido a mirarme con odio. No sé si es muy valiente o simplemente muy estúpido como para desafiarme.—¿De verdad no quieres hablar? Di un trago a mi bebida y luego dejé el vaso sobre la mesa, lamí mi labio inferior bebiendo la última gota antes de levantarme fijando mi mirada en el maldito bastardo.Casi me reí al ver al tipo orinarse de miedo cuando notó lo cerca que estaba yo. Pero nadie me hace reír más que una sola persona, alguien por quien daría mi jodida vida.Stephen me te
ELERINo volví a saber más de Aaron ni siquiera al día siguiente que Jessie me despertó para que tomara el desayuno. Eso me tranquilizaba un poco aunque no del todo.—¿Qué haces en esta casa aburrida todo el tiempo?—Soy la enfermera oficial, si cualquiera de los chicos llega herido yo me encargo de ellos.Había hecho que Jessie se sentara conmigo y comiéramos juntas, aunque no fue sencillo convencerle. —¿Y… no te da miedo todo esto?Yo misma comencé a cuestionarme la noche pasada. Si no hubiera visto las pruebas que Aaron me había dado en las que Sage era el causante de la muerte de mi padre y que había atentado contra mi también yo no estaría aquí.No lo conozco de nada.Debería estar en casa con mi madre, pero ahora era demasiado tarde como para arrepentirme, ya soy su esposa.Demonios, no sé qué me haría si le digo que quiero el divorcio. Y de todas maneras si me lo consiguiera no duraría dos segundos con Sage, él me mataría por darle a Aaron lo que era de mi padre.—No. La casa
—Iba a llevártela.—Pero antes necesitabas cotillear —dijo con frialdad quitándome la tiara de las manos junto a la bolsa.—No tienes que ser grosero, solo tenía curiosidad.—No te concierne.Me dio la espalda y comenzó a alejarse.—¡Espera! ¿Para quién es?No me escuchó y cerró la puerta tras de sí, lo que me hizo enojar, pero no me detuvo.Enseguida corrí detrás de él.—¿Tienes una hija? —pregunté cuando estuve frente a él ocasionando que detuviera su paso mirándome con rabia.No entiendo porqué él me provoca esta mezcla de sentimientos que me hace sentir mareada. Primero me asusta, luego me excita. Pero la mayoría del tiempo me siento segura, como sí… ya lo conocía de antes.Cosa que era absurda.—Ya te dije que no te concierte —apretó mi brazo con fuerza pegándome a su pecho de manera amenazadora.—¡Sí lo hace! ¡Eres mi esposo! Tengo que saber si tienes hijos.Vi el odio en sus pupilas y por un momento tuve miedo.—¿Mi esposa? ¿Tengo que recordarte por qué nos casamos?—Acabas de