Las luces parpadeaban frente a los ojos de la mujer joven mientras que escuchaba gritos y voces masculinas.
—¿P-papá?
Cada parte de su cuerpo dolía, no sabía qué estaba pasando.
Una lágrima escapó de sus ojos evocando frente a ella la perfecta cara masculina que tanto había añorado y ahora parecía borrosa.
¿Era un sueño o él realmente estaba ahí?
—¿Viniste por mí...?
Nadie pudo entender su balbuceo, ella alzó su mano para tocar su rostro, aunque fuera por última vez, lo había echado tanto de menos, pero de repente todo se volvió oscuridad.
—¡El ritmo cardíaco se está incrementando! —señaló la doctora alarmada.
Aquella chica joven que parecía antes haber sido sumamente hermosa se debatía entre la vida y la muerte sin tener ni idea de lo que a su alrededor se estaba moviendo con su accidente.
Ella junto a un hombre mayor acababan de ser ingresados al hospital por causa de un accidente automovilístico.
—Está a punto de...
—Necesitamos estabilizarla.
El médico colocó con suma rapidez el desfibrilador en el pecho de la mujer inconsciente haciendo que la doctora que se estaba encargando de las heridas de su brazo derecho que casi parecía destrozado, se apartara.
—¿Qué pasa con el otro paciente?
Quien quiera que fuera el causante de este suceso había huido pero un grupo de hombres los había llevado al hospital, dejando a la mujer en las manos del médico, específicamente.
El mejor cirujano de la ciudad.
—Tuvo una hemorragia al momento del impacto, llegó sin signos vitales. ¿Cree que ella...?
—Ella estará bien. Tiene que estarlo —añadió el médico con los ojos fijos en ella.
Acababan de amenazarlo por esa mujer, él no sabía quién era ella, pero sería su muerte si no la salvaba.
—Ella se muere y tú la acompañas, doc. ¿Me explico?
El médico recordó las palabras que aquel hombre había utilizado, pero lo que se había registrado en su mente mayormente fue el arma que disimuladamente le mostró.
La mujer estaba grave pero era joven, podía salvarla.
—Necesitamos donantes, ha perdido mucha sangre.
La voz de la doctora lo trajo de vuelta al presente.
El médico pudo respirar de nuevo al notar como el ritmo cardíaco de la paciente volvía a ser normal.
—Ve por ella, ¡Rápido!
—Hay un problema doctor Farrell, ella tiene el tipo de sangre RHNull.
—¡¿Sangre dorada?!
El médico comenzaba a desesperarse ante los nuevos acontecimientos.
—Necesito salir de aquí un momento, mantenla estable.
—Pero...
—¡Haz lo que te digo! Enviaré ayuda.
El médico salió por los pasillos notando como el hospital estaba rodeado de hombres vestidos de negro, él sabía quienes eran.
Mafiosos.
Los hombres que controlaban todo Boston.
—Maldición, necesito esa sangre.
Enseguida se horrorizó pensando que iban a matarlo.
Al mismo tiempo un hombre hablaba por un intercomunicador, él no estaba cerca pero aquella voz del otro lado prometía muerte.
Una que iba a ser letal.
—¿Estás seguro de que ella está ahí?
El subordinado del lado opuesto respondió sin demora.
—Sí, jefe. Es ella, lo comprobé yo mismo.
La línea del otro lado quedó misteriosamente silenciosa hasta que finalmente ordenó.
—Actúa.
Él sabía qué hacer.
Se dio la vuelta y fue hasta la sala de urgencias, iría a por ella, entonces la pequeña cosita que estaba inconsciente sería llevada con su jefe, casi lo lamentó por ella, porque cuando estuviera en las manos del Diablo ella habrá deseado haber muerto en ese accidente junto a su padre.
*
La sangre del hombre hervía, estaba furioso por lo que había pasado y esto solo implicaba que alguien estaba apunto de morir a sus manos.
—Ella no debía haber estado ahí.
En ese momento encendió de nuevo el intercomunicador y la voz de su segundo al mando ya no sonó tan firme como antes.
Él sintió como su cuerpo se tensaba llenándose de rabia incalculable.
—Hay un problema, jefe.
—No hay espacio para los problemas, soluciónalo.
Su voz sonó engañosamente calmada pero su mano derecha lo conocía mejor, sabía que él era mucho más peligroso de ese modo.
—Lo sé, pero... ella necesita sangre para ser operada.
—Consíguela.
—Pero, jefe...
El hombre bloqueó la comunicación sabiendo que su palabra era ley para sus hombres.
—Si no llegamos en 15 minutos, considérate muerto —habló con su característica voz fría a su piloto.
Ignoró a todos a su alrededor apretando la mandíbula, tratando de apartar aquella sensación que no le gustaba nada.
Había llegado el momento de arreglar cuentas con esa mujer.
—Aterrizaremos en breve, jefe.
Alguien había donado la sangre, como por arte de magia.El médico sabía que todo se debía a esos matones.Ellos prácticamente controlaban el mundo y por primera vez agradeció que fuera así, porque estaba seguro que esa joven habría muerto.—¡Ella está muy delicada, señor! No puede ser trasladada, hay muchos riesgos de hacerlo.—El caso es que tienes que hacer que eso ocurra. Mi faccio capire? La trasladaremos sin inconvenientes y serás su médico hasta que se ponga bien. Haz una lista con todo lo que necesites para tratarla fuera del hospital, lo más rápido posible.La amenaza implícita estaba ahí, el médico tembló pero terminó preparando todo para el traslado.Solo le quedaba esperar que nada malo le sucediera a la muchacha porque aquella situación cada vez se ponía peor.—Es peligroso doctor, apenas esa mujer salió de cirugía , no puede dar la orden de traslado —protestó la doctora que lo había ayudado desde el principio cuando el médico habló del traslado.—Yo me haré responsable —f
—¿Estás con esos hombres de negro? —preguntó recordando vagamente a los hombres que habían estado en la habitación.Acababa de recordar que no era la primera vez que despertaba, pero sí la primera vez que se mantenía lúcida.Eleri sintió como su corazón latía cada vez más rápido y el miedo la azotaba.Esperaba la respuesta de aquel hombre intimidante pero él se mantenía en silencio, con los ojos tan gélidos clavados en ella como si pudiera ver su interior.—¿Quién eres tú?Había algo en ese hombre que hacía que su piel se erizara.Enseguida ella se sobresaltó al verlo dar un paso más cerca de ella.Asustada tiró de la colcha de la cama para cubrirse casi por completo y él se detuvo enseguida frunciendo el ceño.—¿Dónde está mi padre? ¿Dónde estoy?Las preguntas salieron de su boca con rapidez pero el Diablo simplemente gruñó por lo bajo de manera amenazante.Todo aquello le parecía ridículo.“Quiere jugar conmigo.”Pensaba él furioso.—Estás irritándome, mujer. Eso no me gusta.Ella s
ELERIComencé a hiperventilar.La imagen de aquel hombre asesinando a otro era espantosa.Jamás había visto algo como eso.—¿Qué voy a hacer? —susurré al borde de las lágrimas—. ¿Para qué me tiene aquí?Tiré más fuerte de la manilla de la puerta pero era inútil. Esta no cedía y lo peor fue que en un mal movimiento terminé haciéndome daño.—¡Ah!Me mordí el labio para callarme pero había sido demasiado tarde.Escuché pasos apresurados por lo que me moví al otro extremo de la habitación donde estaba el baño.—¡Señorita!La enfermera entró detrás del guardaespaldas que la mayoría de las veces estaba en la puerta. Ella pareció ver la mueca de dolor de mi rostro porque se acercó a mí enseguida.Mis ojos estaban fijos en el hombre detrás de ella. Quien inspeccionó el lugar buscando algún peligro que no encontró.Todos ellos emanaban un aura mortal, aunque no tanto como él.Ni siquiera sabía cómo era el nombre de aquel hombre.—Tengo que chequear su brazo, creo que se lo ha lastimado…—No, e
Mi cuerpo se sumergió en la profundidad de la piscina y sentí el dolor de mi brazo con más intensidad.—Maldición —gemí cuando nadé con rapidez saliendo a la superficie sintiendo el ardor en mis fosas nasales.Jamás me había considerado ágil, pero supongo que cuando estás tratando de huir de un asesino las cosas cambian. Mis manos impulsaron mi cuerpo hacia arriba para salir del agua justo cuando oí un chapoteo detrás de mí.Una mano fuerte se enroscó en mi pie para tirar de mí.—¡No!Me moví con desesperación golpeando con el otro su cara.Esto lo hizo soltarme por un momento y aproveché la oportunidad para correr.Ese hombre me había seguido, se había lanzado como yo a la piscina y ahora estaba corriendo detrás de mí.Afortunadamente encontré un móvil en la tumbona al lado de la piscina el cual tomé antes de seguir mi camino.—Eleri…Una vez más podía sentir la advertencia en su voz pero nada en este mundo podía detenerme.Me fijé que estaba adentrándome a un bosque, lo que era más
Voy a casarme.Un día después de saber en dónde estaba metida, me encontraba temblando mientras me maquillaban.Alcé la mirada para encontrarme en el espejo y me estremecí al verme reflejada como una “verdadera” novia.—¡Está quedando preciosa, señorita!Parecía una broma.Un día estaba rogando a mi padre que no me casara con un desconocido y ahora yo lo estaba haciendo por mi propia cuenta.—¡Es la novia más hermosa del mundo!Es por mi seguridad.Pero eso no quería decir que yo lo odiara menos.Aquel hombre ha roto la burbuja en la que vivía.Y no porque no supiera que mi padre estaba en cosas turbias, sino por la prueba de la traición que me había dado para convencerme de esta locura.—Ya estoy, ¿Podrían dejarme sola por un momento?Las mujeres se miraron entre sí antes de obedecerme.Al quedarme sola no pude evitar sollozar por lo bajo.—¿Cómo has podido Sage?Mi primo había sido el autor principal de la muerte de mi padre y además él quería asesinarme para quedarse con el lideraz
Me levanté de la cama clavando la vista en el espejo frente a mí. Mis labios estaban hinchados por el beso de ese hombre. Quizás no debería permitirle que volviera a intentar besarme a partir de ahora. Pero se sintió tan caliente que el mero hecho de recordarlo tiene temblando mis piernas.Jamás me han besado como él lo hizo y eso ha estado dando vueltas en mi cabeza mientras que me sostenía en sus brazos.—Necesito dormir —me reproché a mí misma en voz alta.Deslicé el vestido por mi cuerpo quedándome en la ropa interior sensual que aquellas mujeres habían traído para mí.—Como si alguien fuera a verla.Arrugué el ceño antes de estirarme, de todas maneras me sentía súper femenina con estas prendas. No sé qué me impulsó para hacerlo pero terminé quedándome completamente dormida sin molestarme en vestirme.—Despierta.Me quejé sin abrir los ojos cubriéndome con la colcha la cara.Era demasiado temprano como para levantarme. O por lo menos eso creía.—Mm… vete, necesito dormir para recu
AARON—Entonces los negocios de Sacheverell ahora te pertenecen.No respondí fijando la vista en el par de hombres frente a él.Apreté la mandíbula intentando mantenerse tranquilo pero no lo estoy. No me gusta que nadie venga a mi lugar sin previo aviso, incluso aunque ellos fueran mis socios.—Esto es innovador. La credibilidad de Sacheverell estaba en juego, estábamos a punto de retirarnos, la última entrega que tuvimos fue un desastre por su culpa.—No fue solo con nosotros. Escuché que ya había pasado antes, supongo que tú recuperarás sus negocios de la vergüenza a donde Sacheverell la estaba sumergiendo, Diablo.Comenzaba a irritarme con el cotilleo de ese par. Me cabrean los jodidos aduladores.—Puedo preguntar, ¿Cómo has conseguido todo lo de Sacheverell? Tengo esa duda, sé por buena fuente que su hermano aún vive, además de que tiene una hija a la que nunca hemos visto, su heredera.La puerta de mi oficina fue abierta de repente, llamando la atención de todos nosotros. Alcé la
ELERIAcaricié mi cuello temblorosa cuando él se fue.—No puedes ser débil Eleri, estás haciendo esto para sobrevivir. Me senté en una de las sillas de la cocina dejando salir un suspiro de mis labios.—Necesito centrarme. Hace años he adquirido la personalidad del alter ego que creé para salvarme. Y aquí no cambiaré mi estrategia.El recuerdo de la noche en la que vi matar a ese hombre a manos de Aaron aún no se me ha olvidado. Finjo para no ser vulnerable, pero estoy asustada. Sabía que si me negaba a lo que él quería probablemente me hubiera matado, como hizo mi primo con mi padre. No por nada lo llaman Diablo.Tengo miedo, solo que no voy a ser tan tonta y mostrarlo.—Ahora estoy en un maldito mundo oscuro. No permitiré que nadie más me haga daño, aprenderé todo lo que tenga que aprender… incluso si tengo que matar para mantenerme a salvo.Mi yo interior se horroriza ante esto. Pero la mujer en la que me he convertido solo necesita saberlo todo, destruir a su paso, por el daño