ELERI
Comencé a hiperventilar.
La imagen de aquel hombre asesinando a otro era espantosa.
Jamás había visto algo como eso.
—¿Qué voy a hacer? —susurré al borde de las lágrimas—. ¿Para qué me tiene aquí?
Tiré más fuerte de la manilla de la puerta pero era inútil. Esta no cedía y lo peor fue que en un mal movimiento terminé haciéndome daño.
—¡Ah!
Me mordí el labio para callarme pero había sido demasiado tarde.
Escuché pasos apresurados por lo que me moví al otro extremo de la habitación donde estaba el baño.
—¡Señorita!
La enfermera entró detrás del guardaespaldas que la mayoría de las veces estaba en la puerta. Ella pareció ver la mueca de dolor de mi rostro porque se acercó a mí enseguida.
Mis ojos estaban fijos en el hombre detrás de ella. Quien inspeccionó el lugar buscando algún peligro que no encontró.
Todos ellos emanaban un aura mortal, aunque no tanto como él.
Ni siquiera sabía cómo era el nombre de aquel hombre.
—Tengo que chequear su brazo, creo que se lo ha lastimado…
—No, estoy bien. Necesitaba ir al baño.
Mentí buscando la excusa del porqué estaba de pie.
—Me hubiera llamado, estoy a su disposición señorita. La acompaño.
—No, de verdad estoy bien. Puedes ir a descansar, es muy tarde.
Ella vaciló pero finalmente terminó asintiendo.
—Cualquier cosa que necesite, llámame señorita. Estoy en la habitación de al lado, llegaré tan rápido como pueda.
Asentí viéndola salir junto con el hombre vestido de traje negro.
Apoyé mi espalda contra la puerta del baño y dejé salir un suspiro.
Me mordí el labio inferior.
—Esto es muy sospechoso y se ha puesto peor ahora, si ese hombre sabe lo que acabo de ver, es capaz de asesinarme.
Un escalofrío me recorrió el cuerpo.
—Tengo que trazar un plan —susurré.
Me acosté maquinando lo que haría a continuación.
Pero mi corazón saltó cuando escuché la puerta abrirse una vez más, acto seguido cerré los ojos conteniendo la respiración.
Sentí los pasos mesurados venir en mi dirección e inevitablemente aspiré el aroma de aquel perfume masculino que llenó mis pulmones con tan glorioso olor.
Sin embargo, me esforcé por no hacer alguna mueca que delatara que estoy despierta.
Me sobresalté de inmediato al sentirlo tan cerca de mí que podía sentir su respiración en mis labios.
—Sé que estás despierta —espetó él con su voz aterciopelada.
Al verme descubierta abrí los ojos para encontrarme con él mirándome fríamente.
—¡Ah!
Me sobresalté encogiéndome en la cama para que no me tocara.
Al ver su cara cubierta de sangre que no era suya solo pude sentirme horrorizada.
Él es un monstruo.
Iba a llevar una mano a mi mejilla pero yo no podía dejar que lo hiciera.
—¡No me toques!
Él no mostró ninguna emoción, se puso de pie sin apartar su mirada de mí como si estuviera analizándome.
Esperé que dijera algo pero no lo hizo.
En silencio desapareció de mi habitación dejándome sumergida en una angustiosa incertidumbre.
*
Han pasado días.
Quizás semanas donde he ido sanando y trazando mi plan de escape.
Ayer me quitaron los puntos del brazo así que finalmente he planteado hacerlo hoy.
Estoy detrás de la puerta esperando nerviosa que mi enfermera llegue.
Es la hora de la cena, lo sé bien porque puedo oler la carne asada.
Finalmente escucho el sonido de las llaves abriendo la puerta.
—Señorita…
—Lo siento tanto.
Antes de que ella pudiera voltear golpeé a la mujer con un jarrón en la cabeza dejándola inconsciente.
Como sabía, el guardia entró para auxiliar a la mujer y yo corrí.
Él vino detrás de mí pero solo corrí más rápido.
—¡Deténgase!
Sí, claro.
Aproveché para mirar a mi alrededor grabándome todo lo que pudiera, hasta que me golpeé contra un pecho firme.
Estuve a punto de caerme por el impacto pero él me sostuvo apretándome contra él.
Me quedé sin aliento al ver al hombre que me estaba sostenido.
—¿A dónde crees que vas, mujer?
Como las veces anteriores no pude ver bien su rostro gracias a la carencia de luz de ese lugar pero su aroma siempre me hacía saber quién era.
Apoyé mis manos en su pecho empujándolo pero ni siquiera logré moverlo ni un milímetro.
—Lo siento jefe, dejó inconsciente a su enfermera —dijo el guardaespaldas detrás de mí haciéndome tensar.
—Chismoso —gruñí.
Y no sé si fue mi imaginación pero vi su boca ladearse en un gesto de diversión. Pero tan rápido como apareció se fue.
Miró por encima de mi hombro al hombre detrás de mí, volviendo a su mirada gélida.
—Debo preguntar dónde te entrenaron que no sabes cuidar una simple mujer.
—¿Una simple mujer? ¡Vete al…!
Enseguida me callé cuando él me fulminó con su mirada.
—Largo.
Pensé que me lo había dicho a mí, aunque para mi sorpresa, él soltó mi cintura para tomar mi muñeca con firmeza y hacer que caminara detrás de él.
—Puedo ir sola.
Traté de soltarme pero él no me dejó.
Al llegar a la habitación hizo que entrara.
—¿Estás intentando cabrearme, mujer?
—Quiero irme de aquí, ¿Qué es lo que no entiendes? —le dije furiosa.
Gemí cuando él con una rapidez sorprendente cubrió mi cuello con su mano tirando de este para inclinarse sobre mí.
Una vez más su aliento mentolado golpeó mi boca.
No estaba apretando para quitarme la respiración pero pude sentir su fuerza, si él quería podía matarme en ese momento.
—No le permito a nadie que me hable de ese modo y tú no eres especial, Capisci?
Su pulgar barrió mi labio inferior y sentí que mi cuerpo temblaba al ver su mirada justo en ese lugar.
—Ti capisco! —moví mi cabeza para liberarme de su agarre.
Él me dio una última mirada peligrosa e indescifrable antes de soltarme e irse.
Yo suspiré más tranquila cuando estuve sola.
Mi enfermera ya no estaba en mi habitación así que supuse que se la habían llevado los guardias.
—Es cuestión de tiempo.
Y así fue.
Esto solo había sido una distracción al verdadero escape.
Saqué las llaves que me había robado cuando el guardaespaldas entró a la habitación a auxiliar a mi enfermera.
Un par de horas después escuché los pasos del hombre alejarse, era la hora del cambio de guardia.
Me levanté de un salto para abrir la extraña cerradura de la habitación.
—Definitivamente este hombre debe ser alguien muy peligroso, esta m*****a puerta no es normal —gruñí molesta.
Al abrir contuve una sonrisa, porque aún no había escapado.
Este era solo un paso.
Me escabullí sintiendo los latidos más pesados, estoy tan nerviosa pero no dejo que esta emoción me gane.
Dada la hora no había gente cerca.
Recordé lo poco que había visto.
A la izquierda hay una escalera.
—Oh…
Me escondí detrás de un pilar para no ser vista por el nuevo guardaespaldas que vigilaría mi habitación.
Sabía que me quedaba poco tiempo.
Cuando el tipo cruzó corrí.
—¡Vigilen la casa, la señorita ha escapado!
Aceleré el paso intentando no cruzarme con nadie, cosa que sería difícil ahora que todos sabían que no estaba en la habitación.
Me metí en una habitación en la que afortunadamente no había nadie sintiendo mi corazón latir cada vez más rápido.
Crucé esta entrando en el baño y me di cuenta que había otra puerta que conectaba con el baño, ingresé dándome cuenta que era otra habitación.
Salí de esta llegando a otro pasillo pero antes de salir miré a ambos lados. Al no ver a nadie seguí sintiendo cada vez más ansiedad.
—Por favor, que no me encuentren —rogué.
Escuché muchos pasos viniendo en esta dirección y me escondí en otra habitación.
Al escuchar que pasaron de largo corrí una vez más.
Pero me detuve en seco abruptamente mirando con horror al hombre a unos metros de mí, detrás de él habían otros hombres más.
—¿Otra vez?
Él arqueó una ceja en mi dirección sin dejar ese semblante gélido suyo, aunque ciertamente podía sentir su tensión.
Lo que más me asustó fue ver el arma guardada en su cintura.
—A tu habitación.
¿Estaba bromeando?
¿Quién se creía para darme órdenes?
Miré a mi alrededor y vi que justo a mi lado hay un balcón que quedaba arriba de una piscina.
Una idea loca cruzó por mi cabeza y me tensé al verlo dar un paso en mi dirección.
—¡No te acerques!
Él gruñó sin escucharme, vi el aura oscura que envolvía a ese hombre.
Necesitaba huir ahora mismo.
Todos sus hombres estaban aquí arriba, o por lo menos la mayoría.
—Eleri.
Su voz sonó tan amenazante que logró que me estremeciera al escuchar mi nombre por primera vez salir de sus labios.
—No te atrevas —gruñó en tensión el tipo.
Yo no lo escuché.
Sin pararme a pensar me lancé rezando caer en la piscina y no morir en el intento.
Sentí dolor en mi cuerpo pero sobre todo en mi brazo.
—¡Ah!
Esta era la única oportunidad que tenía para escapar, así que la tomé.
Mi cuerpo se sumergió en la profundidad de la piscina y sentí el dolor de mi brazo con más intensidad.—Maldición —gemí cuando nadé con rapidez saliendo a la superficie sintiendo el ardor en mis fosas nasales.Jamás me había considerado ágil, pero supongo que cuando estás tratando de huir de un asesino las cosas cambian. Mis manos impulsaron mi cuerpo hacia arriba para salir del agua justo cuando oí un chapoteo detrás de mí.Una mano fuerte se enroscó en mi pie para tirar de mí.—¡No!Me moví con desesperación golpeando con el otro su cara.Esto lo hizo soltarme por un momento y aproveché la oportunidad para correr.Ese hombre me había seguido, se había lanzado como yo a la piscina y ahora estaba corriendo detrás de mí.Afortunadamente encontré un móvil en la tumbona al lado de la piscina el cual tomé antes de seguir mi camino.—Eleri…Una vez más podía sentir la advertencia en su voz pero nada en este mundo podía detenerme.Me fijé que estaba adentrándome a un bosque, lo que era más
Voy a casarme.Un día después de saber en dónde estaba metida, me encontraba temblando mientras me maquillaban.Alcé la mirada para encontrarme en el espejo y me estremecí al verme reflejada como una “verdadera” novia.—¡Está quedando preciosa, señorita!Parecía una broma.Un día estaba rogando a mi padre que no me casara con un desconocido y ahora yo lo estaba haciendo por mi propia cuenta.—¡Es la novia más hermosa del mundo!Es por mi seguridad.Pero eso no quería decir que yo lo odiara menos.Aquel hombre ha roto la burbuja en la que vivía.Y no porque no supiera que mi padre estaba en cosas turbias, sino por la prueba de la traición que me había dado para convencerme de esta locura.—Ya estoy, ¿Podrían dejarme sola por un momento?Las mujeres se miraron entre sí antes de obedecerme.Al quedarme sola no pude evitar sollozar por lo bajo.—¿Cómo has podido Sage?Mi primo había sido el autor principal de la muerte de mi padre y además él quería asesinarme para quedarse con el lideraz
Me levanté de la cama clavando la vista en el espejo frente a mí. Mis labios estaban hinchados por el beso de ese hombre. Quizás no debería permitirle que volviera a intentar besarme a partir de ahora. Pero se sintió tan caliente que el mero hecho de recordarlo tiene temblando mis piernas.Jamás me han besado como él lo hizo y eso ha estado dando vueltas en mi cabeza mientras que me sostenía en sus brazos.—Necesito dormir —me reproché a mí misma en voz alta.Deslicé el vestido por mi cuerpo quedándome en la ropa interior sensual que aquellas mujeres habían traído para mí.—Como si alguien fuera a verla.Arrugué el ceño antes de estirarme, de todas maneras me sentía súper femenina con estas prendas. No sé qué me impulsó para hacerlo pero terminé quedándome completamente dormida sin molestarme en vestirme.—Despierta.Me quejé sin abrir los ojos cubriéndome con la colcha la cara.Era demasiado temprano como para levantarme. O por lo menos eso creía.—Mm… vete, necesito dormir para recu
AARON—Entonces los negocios de Sacheverell ahora te pertenecen.No respondí fijando la vista en el par de hombres frente a él.Apreté la mandíbula intentando mantenerse tranquilo pero no lo estoy. No me gusta que nadie venga a mi lugar sin previo aviso, incluso aunque ellos fueran mis socios.—Esto es innovador. La credibilidad de Sacheverell estaba en juego, estábamos a punto de retirarnos, la última entrega que tuvimos fue un desastre por su culpa.—No fue solo con nosotros. Escuché que ya había pasado antes, supongo que tú recuperarás sus negocios de la vergüenza a donde Sacheverell la estaba sumergiendo, Diablo.Comenzaba a irritarme con el cotilleo de ese par. Me cabrean los jodidos aduladores.—Puedo preguntar, ¿Cómo has conseguido todo lo de Sacheverell? Tengo esa duda, sé por buena fuente que su hermano aún vive, además de que tiene una hija a la que nunca hemos visto, su heredera.La puerta de mi oficina fue abierta de repente, llamando la atención de todos nosotros. Alcé la
ELERIAcaricié mi cuello temblorosa cuando él se fue.—No puedes ser débil Eleri, estás haciendo esto para sobrevivir. Me senté en una de las sillas de la cocina dejando salir un suspiro de mis labios.—Necesito centrarme. Hace años he adquirido la personalidad del alter ego que creé para salvarme. Y aquí no cambiaré mi estrategia.El recuerdo de la noche en la que vi matar a ese hombre a manos de Aaron aún no se me ha olvidado. Finjo para no ser vulnerable, pero estoy asustada. Sabía que si me negaba a lo que él quería probablemente me hubiera matado, como hizo mi primo con mi padre. No por nada lo llaman Diablo.Tengo miedo, solo que no voy a ser tan tonta y mostrarlo.—Ahora estoy en un maldito mundo oscuro. No permitiré que nadie más me haga daño, aprenderé todo lo que tenga que aprender… incluso si tengo que matar para mantenerme a salvo.Mi yo interior se horroriza ante esto. Pero la mujer en la que me he convertido solo necesita saberlo todo, destruir a su paso, por el daño
—Quiero que me enseñes a usar armas, necesito aprender a defenderme.Mi afirmación hizo que él alzara la cabeza para mirarme a la cara al fin.Desde que había entrado a su oficina me había estado ignorando.Estoy perdiendo la cabeza aquí encerrada, desde hace un mes que lo único que hago es ir a las terapias y quedarme en mi habitación leyendo. Aunque esto último realmente lo amo.—No necesitas hacerlo. Tienes a mis hombres para defenderte cuando yo no estoy. No debes preocuparte por tu seguridad. Me había estado ignorando desde que me fue a llevar comida a mi habitación y ahora que tengo sus ojos sobre mí, quiero aprovecharlo.Puedo sentir esta tensión entre nosotros, creo que esta es la que lo tiene huyendo de mí.—Lo sé, pero igual quiero hacerlo.Descrucé mis piernas de manera coqueta levantándome, ocasionando que él siguiera el movimiento con sus ojos, pero enseguida apartó la mirada de mí, volviéndose más huraño que hace segundos. —Me gustaría valerme por mí misma. Sé que te e
—Iremos por unos documentos a mi empresa, después te llevaré.Seguramente le quedaba de paso, por eso no pregunté por qué me había llevado él.Caminé justo detrás de él detallando lo guapo que lucía con aquella camisa negra arremangada que me mostraba sus antebrazos sexys donde podía ver sus venas marcadas.Carraspeé incómoda con el giro que estaban dando mis pensamientos. —¿Tienes una empresa? Pensé que todo lo que movías era ilegal —le pregunté para tener algo en que pensar que no fuera su apariencia. Lo vi mirarme por encima del hombro con furia antes de volver si vista al frente.—Todos necesitamos una tapadera. Como tu padre.—Ya lo creo.Abrí los ojos impresionada por el automóvil que acababa de detenerse frente a nosotros. Es un Bugatti, siempre he querido uno.Demonios, incluso mi padre quería uno pero jamás pudo comprárselo. —Creo que acabo de tener un orgasmo —susurré mirando el auto.Incluso ignoré al chico que le dio las llaves a Aaron.—¿Un maldito auto acaba de darte
Cuando llegamos al centro comercial mi ánimo cambió.—¿A dónde quieres ir? —¿Vendrás conmigo? —arqueé una ceja mirándolo.No lo veía acompañándome a comprar maquillaje.—Mis hombres te acompañarán —hizo una seña detrás de mí y me sorprendí de verlos.Ni siquiera me había dado cuenta que estaban siguiéndonos.—Toma.Me tendió una tarjeta negra y no pude evitar mirarlo con los ojos brillantes de la emoción.—¿Cuál es el límite?—¿Límite? Jodidamente ninguno, puedes comprarte el centro comercial si quieres, princesa.—Soy una chica con gustos caros, Aaron —canturreé advirtiéndole.—Y yo soy un hombre que puede pagar por ellos, Eleri.No pude evitar soltar un gritito emocionada antes de ponerme en puntillas para echarle los brazos al cuello y abrazarlo.Sí, las compras me ponen de buen humor.—¡Gracias, Aaron!Él ni siquiera pudo reaccionar cuando yo enseguida le di un beso en la mejilla antes de apartarme de él.—Te llamaré para encontrarnos —fue lo único que dijo después de carraspear a