—Cara, ¿qué haces aquí? —dijo Noah mientras Cara entraba en su departamento sin pedir permiso.
—Vaya, una bebida a tu altura —empezó a decir mientras tomaba un vaso para poner hielo en él para luego servirse un poco de la bebida fina que Noah estaba tomando. Se acercó a él para brindar con el vaso de Noah. —Cara, sabes que no es correcto que vengas cuando tu hermana no está —dijo Noah al sentir los brazos de Cara alrededor de su cuello. —Sabes, deja el formalismo a un lado... Siempre me has gustado y tú lo sabías. Además, sé que no puedes dejar de pensar en aquella noche en el hotel ¿te acuerdas?—, dijo ella intentando besarlo. Ella estaba segura de algo, que lo amaba, y que haría todo lo que estuviera a su alcance para borrar el amor de él por su hermana. —Esa noche fue un error, y lo sabes muy bien—, dijo Noah sacando los brazos de Cara de encima de él para que luego se alejara de ella. —Mira, mira cómo Clara está haciendo feliz... Dime, ¿aún piensas que te ama? —dijo tajante segura de sí misma Cara, mientras sacaba su teléfono móvil y le mostraba a Noah la grabación de Clara y Heinst en la cama. Noah se quedó sin palabras, su corazón se rompió en mil pedazos al ver a la mujer que amaba con otro hombre. Cara sonrió satisfecha, había logrado su cometido, había destruido la relación de su hermana y Noah. Noah seguía viendo con atención las imágenes de Clara con otro hombre en el hotel; dejó caer el vaso que sostenía con la mano para que las lágrimas empezaran a brotar en sus ojos sin dejar que rebalen en su rostro. —No, no puede ser... Ella no me haría eso—, dijo Noah volviendo a mirar las imágenes para lanzar el celular de Cara en el living. Se acercó a la mesa para tomar la botella y empezar a beber de una manera peculiar, su corazón sangraba, su orgullo fue aplastado por la mujer que amaba. Solo quedaba sumergirse en la bebida para tratar de borrar las imágenes que vio. —Ves, me rechazaste por ella que al final te traicionó. Yo te amo con locura Noah—, dijo Cara acercándose a él de manera peligrosa. Noah sumido en el dolor, la ira tomó a Cara para atraerla a él y pegarla a su cuerpo. —¿Entonces qué piensas? Tú borras este dolor y el amor por ella, ¡Inténtalo!—dijo Noah, dejando en claro que ya nada importaba para él. Estaba decidido a pagar la traición de Clara con la misma moneda. —Dime, ¿Te casarías conmigo? Te ayudaré a vengarte de ella —dijo Cara llevando la escena a otro nivel. Quería abrazarlo. Quería sentir esos fuertes brazos rodeándola, quería escucharlo diciendo su nombre con esa voz ronca y profunda que le recordaba la larga y calurosa noche que una vez ella fue suya por completo. Noah la alzó en sus fuertes brazos para llevarla a su habitación, en la misma cama que dormía con Clara pero no la tocaba, sabía que ella era virgen, pura y deseaba esperar por ella hasta la noche de su boda. Con ella, la besó con pasión, dejando que sus manos recorrieran cada curva de su cuerpo, sintiendo su piel suave y tersa bajo sus dedos. Cara gemía de placer mientras Noah la hacía suya, olvidándose de Clara y del dolor que le había causado. La noche se volvió una mezcla de susurros, caricias y besos, donde Noah y Cara se entregaron el uno al otro en una noche de pasión y lujuria. La noche anterior había estado llena de traiciones, deseo y lujuria, y cada uno de los cuatro involucrados había jugado su papel. Clara se despertó en la cama de su hermana, sintiendo un dolor de cabeza intenso y confusa sobre los eventos de la noche anterior. Se dio una ducha fría para despejar su mente y luego se vistió para salir del apartamento de su hermana. Mientras conducía por la carretera, fragmentos de la noche anterior le venían a la mente, llenándola de pena y vergüenza. ¿Cómo le explicaría a Noah su aventura con un completo desconocido? ¿Cómo lo tomaría él? Estas preguntas se repetían una y otra vez en su mente mientras se dirigía al departamento de Noah. Cuando finalmente llegó, encontró que Noah había preparado una cena romántica para ellos. Sus ojos se llenaron de lágrimas al ver la escena, sintiendo el peso de su traición hacia él. Pero cuando se dirigió a la habitación que compartían, abrió la puerta para encontrar a Noah en la cama con su propia hermana. Clara dejó caer su bolso al suelo, sintiendo que sus fuerzas se desvanecían por completo. El dolor y la traición se reflejaban en los ojos de Clara, mientras observaba a su hermana y a Noah juntos en la cama. Sintió como si su corazón se hubiera roto en mil pedazos, y su mente se llenó de pensamientos oscuros y confusos. ¿Cómo pudo haber sido tan ciega? ¿Cómo pudo haber confiado en su hermana después de todo lo que había pasado entre ellas? Sin decir una palabra, Clara se dio la vuelta y salió del departamento, sintiendo que su mundo se desmoronaba a su alrededor. No sabía a dónde ir o qué hacer, pero sabía que necesitaba alejarse de todo y de todos. Necesitaba tiempo para pensar y tratar de entender cómo había llegado a este punto. Mientras conducía sin rumbo fijo, las lágrimas caían por sus mejillas y su corazón se sentía vacío y roto. Pero en medio de todo el dolor y la confusión, Clara sintió un extraño sentimiento de liberación. Por primera vez en mucho tiempo, se sintió libre de las expectativas y las obligaciones que había tenido durante tanto tiempo. Y aunque no sabía qué le depararía el futuro, sabía que tenía que seguir adelante y encontrar su propio camino en la vida. Durante los últimos siete días, Clara había estado luchando con el dolor de la traición y la vergüenza que sentía después de la noche en que todos habían sido envueltos en un plan bien armado. A pesar de que había estado yendo a la empresa todos los días, su padre, el señor Hal, notó que algo andaba mal con su hija. Clara, que solía ser la persona más alegre y sonriente de la oficina, ahora parecía perdida en sus pensamientos y su semblante era serio. —Clara, ¿qué sucede? —preguntó Hal a su hija, quien se mantenía de pie frente a él con una postura reacia a decir lo que realmente estaba pasando. Clara estaba decidida a sufrir y llorar en silencio, creyendo que era lo mejor para ella. Sin embargo, Hal no iba a dejar que su hija sufriera sola. Él la conocía mejor que nadie y sabía que algo la estaba afectando profundamente. Con una voz suave y llena de preocupación, Hal le dijo. Después de que Clara terminara de hablar, Hal se acercó a ella con una mirada de decepción y enojo en su rostro. —¿En qué estabas pensando? —gritó Hall, dejando en claro que no toleraba la traición de su hija. El matrimonio que tenía fijado con Noah era algo que Hal ansiaba más que el amor de su hija. Era el trato que habían arreglado ambas familias por pedido del joven Noah Cortes. La familia Cortes era el socio mayoritario de la empresa, y Hal sabía que esto sería un desastre si salía a la luz la traición de Clara. En ese momento, Cara entró en el despacho de su padre, seguida de cerca por Noah, quien tenía fijos sus ojos en Clara. El brillo que irradiaba era más bien de rabia que de amor hacia ella. —Señor Hall, ambos sabemos que ninguno de los dos nos conviene... Por ello, deseo casarme con Cara —dijo tajante Noah, tomando la mano de Cara entre la suya. Cara sonreía feliz mientras que Clara cerraba sus ojos mientras escuchaba las decisiones de Noah. —Clara, tú ya no puedes ser la directora de la empresa. Desde hoy ya no eres mi heredera —dijo Hal de la manera más fría que un padre podía serlo. Clara, desde muy dentro de sí, supo que eso era lo que le esperaba tras su error. —Padre... aquí tienes mi renuncia —dijo ella, dejando en el escritorio de su padre el telegrama de renuncia que ella misma había redactado. Luego de eso, ella se retiró, pasando al costado de Noah, quien la miraba al rostro. Noah no pudo evitar sentir una mezcla de rabia y deseo al ver a Clara. Aunque su mente le decía que debía olvidarla, su cuerpo anhelaba estar cerca de ella. La recordaba en la cama con aquel desconocido, gemiendo de placer, y no podía evitar sentir celos. Pero sabía que no podía perdonarla, no después de lo que había hecho. Clara, por otro lado, se sentía destrozada. Había traicionado al hombre que amaba y había perdido todo lo que había trabajado tan duro para conseguir. Se sentía vacía y sola, sin saber qué hacer con su vida. Pero sabía que tenía que seguir adelante, aunque no supiera cómo.Mientras tanto, Cara sonreía satisfecha, saboreando su victoria. Había logrado separar a Clara y Noah y ahora se casaría con el hombre que amaba. Pero lo que no sabía era que el destino aún tenía algunas sorpresas preparadas para ella y para todos los involucrados en aquella noche de traiciones y deseos prohibidos.Noah había decidido su camino por medio de la venganza, los días pasaron y Noah Cortes el único hijo legítimo de la prestigiada familia y socio mayoritario de la firma cada noche estaba pasaba su tormentos y sufrimiento ahogando en un vaso de licor. Cara, como era de costumbre iba por él para sacarlo de allí, odiaba verlo de aquella manera. Sufriendo por Clara hasta perderse en la bebida.El día de la boda de Cara con Noah, había llegado, ella se encontraba en el cuarto de vestir de aquel lujuso hotel esperando el momento de que fuera la hora para salir con su vestido de novia y caminar hacia su felicidad. El salón estaba lleno, Hal y su segunda esposa, estaban esperando c
—Quiero que Noah, mi esposo, sea el presidente de la firma —dijo totalmente segura. El abogado Montero la miró y estuvo de acuerdo en acatar las órdenes de su cliente.Noah se sintió halagado por la confianza de su esposa, pero también se sintió culpable por los sentimientos que aún tenía por Clara. Intentó concentrarse en su trabajo y en su matrimonio, pero no pudo evitar pensar en Clara y en los momentos que habían compartido juntos.Clara, por otro lado, se sintió destrozada al enterarse de que Noah sería el presidente de la firma. Sabía que tendría que verlo todos los días y que sería un recordatorio constante de lo que había perdido. Intentó distraerse con el trabajo y con otras actividades, pero no pudo evitar pensar en Noah y en el amor que aún sentía por él.Un día, mientras trabajaba en su oficina, Clara recibió una invitación para una cena de negocios. Al principio dudó en asistir, pero luego pensó que sería una buena oportunidad para distraerse y conocer gente nueva. Se arr
—No puedo olvidarlo —respondió él, mientras su mano bajaba lentamente por la espalda de Clara, acariciando suavemente su piel expuesta —Esa noche fue inolvidable.Clara sintió un escalofrío recorrer su cuerpo, y se mordió el labio inferior mientras miraba a Heinst a los ojos. Sabía que no debía estar haciendo esto, pero no podía resistirse al deseo que sentía por él.—Noah y Cara nos están mirando —dijo ella en un susurro, tratando de recuperar la cordura.—No me importan ellos —respondió Heinst, mientras su mano se deslizaba por la cintura de Clara, acercándola aún más a él —Solo quiero estar contigo.Clara sintió cómo su respiración se aceleraba, y su cuerpo anhelaba el contacto de Heinst. Pero sabía que no podía dejarse llevar por el deseo, no después de todo lo que había pasado.—No puedo —dijo ella, alejándose de él con dificultad —Lo siento, pero no puedo.Heinst la miró con decepción, pero no insistió. Sabía que Clara tenía razón, y que no podían arriesgarse a ser descubiertos.
Justo cuando Noah estaba por poseerla por completo, las manos de Clara detienen sus acciones, ella estaba teniendo la respiración agitada. Alejó a Noah de ella para que saliera de aquella oficina apresuradamente. Debía huir de aquel momento arriesgado donde estaba a punto de perder la cordura para entregarse a él.Llegó en la azotea de la empresa para sostener con fuerza la barandilla de aquel lugar, mientras que la sostenía con fuerza, ella estaba llorando amargamente.—¿Hasta cuándo debo aguantar? Porque el maldito destino se empeña en destrozar todo lo que deseo —decía con ira pero con lágrimas en su rostro, mientras que chocaba sus manos contra la barandilla de metal que evitaba que ella cayera de aquella altura.—Sabes, pensé que tú serías diferente a las demás mujeres que sólo piensan en jugar con los hombres —dijo Heinst quien se encontraba a una distancia. Clara se giró hacia él de manera rápida. Y ahí estaba parado observándola con unos ojos negros llenos de ira.—¿Qué haces
—¿Una mujer como yo? Ni me conoces para sacar una conclusión estúpida como esa sobre mí —dijo ella, sus miradas estaban fijas en uno al otro, la respiración agitada de ella chocaba con la de él, el aliento a menta de él se impregnaba en ella.—¡Suéltame! —ordenó ella con una voz casi quebrada. Heinst la seguía observando con una sonrisa forzada, él seguía sosteniéndola con una fuerza que no producía dolor sino una molestia sobre Clara.—¿Qué haré contigo? —dijo Heinst, envolviendo a Clara en una sensación de soledad y temor. Ella debería olvidarse de mantener su trabajo en aquella empresa y seguir adelante, pero los miedos, el dolor y sobre todo el amor que una vez sintió por Noah no la dejaban seguir adelante.—Pues no hagas nada. Solo sigue con tu vida y olvida de mí ¿Quieres? —dijo ella acudiendo su brazo para lograr alejarse de Heinst. Mientras se alejaba casi corriendo, Heinst alzó su voz para que ella lo escuchara.—¡Serás mía, Clara! ¡Solo mía! —gritó Heinst para verla cruzar a
Desde muy dentro de Clara, sabía que aquel deseo no debía seguir, un juego tan peligroso que temía que se convirtiera en su adicción. Ella rompió aquel momento de deseo entre ella y Heinst para levantarse del sofá, y tratar de subir el cierre de su vestido nuevamente.—No podemos... no puedo hacerlo —dijo ella tratando de salir de aquel momento embarazoso. Heinst siguió en la posición en la que se encontraba, para luego verla al rostro. Se incorporó del sofá para acercarse a ella y rodearla. Con la misma delicadeza con la que él deslizó el cierre para abajo, ahora lo estaba alzando. Su respiración chocaba con el cuello de ella. Clara cerró sus ojos en ese momento, tratando de ignorar lo que aquel suspiro causaba en ella.—¿No puedes o no quieres sentirlo? —preguntó él con una voz gruesa. Clara no dijo nada, solo arrugó su vestido con sus manos tratando de reprimir sus emociones.—Vete, Clara... esta vez te dejaré ir. Pero no habrá otra oportunidad como esta en el futuro —amenazó Heins
Clara no podía negar que Cristóbal había cambiado mucho, su cuerpo ahora era fuerte y musculoso, su mirada era intensa y profunda, y su sonrisa era cálida y acogedora. Clara sintió una extraña sensación en su estómago al verlo, una sensación que no había sentido en mucho tiempo.Esa noche, Clara se encontraba en su habitación, tratando de conciliar el sueño, pero su mente no paraba de pensar en Noah. Sus pensamientos se volvieron más intensos y eróticos, imaginándose a Noah acariciando su cuerpo, besando sus labios, haciéndola sentir placer. Clara se estremeció al sentir la humedad en su entrepierna, sintió un deseo intenso por Noah un deseo que no podía controlar.Al día siguiente, Clara se encontró con Cristóbal en la cocina, él estaba preparando el desayuno, y ella no podía dejar de observarlo. Su cuerpo se movía con gracia y seguridad, y Clara sintió un deseo de reír, por los bailes que él estaba haciendo mientras cocinaba. Cristóbal la miró, y sus ojos se encontraron, Clara sin
La encontró allí, con una barriga prominente y una sonrisa en el rostro. Heinst se sintió confundido al verla así, pero no iba a desistir en su empeño.Desde el auto que él había alquilado, estaba observando a Clara, estaba embarazada. Los pensamientos de Heinst solo estaban confundidos, él pesaba si ella había estado con otro hombre aparte de él.—Lucas... ¿tienes informe de cuántos meses se encuentra ella? —preguntó Heinst sin apartar la mirada de ella.—No, amigo. No he tenido ese informe. ¿Quieres que vaya por ella? —preguntó Lucas. El silencio de parte de Heinst solo preocupaba a Lucas.—No, no es necesario. Por ahora, llévame a un hotel —dijo Heinst mientras Lucas encendía el auto para llevar a su jefe a un hotel. El camino a un hotel era de manera incómoda, el silencio de Heinst solo inquietaba a Lucas.Al llegar al hotel, Heinst se dirigió directamente a su habitación. Necesitaba pensar con claridad. No podía creer que Clara estuviera embarazada. ¿De quién sería el bebé? ¿Era