La encontró allí, con una barriga prominente y una sonrisa en el rostro. Heinst se sintió confundido al verla así, pero no iba a desistir en su empeño.Desde el auto que él había alquilado, estaba observando a Clara, estaba embarazada. Los pensamientos de Heinst solo estaban confundidos, él pesaba si ella había estado con otro hombre aparte de él.—Lucas... ¿tienes informe de cuántos meses se encuentra ella? —preguntó Heinst sin apartar la mirada de ella.—No, amigo. No he tenido ese informe. ¿Quieres que vaya por ella? —preguntó Lucas. El silencio de parte de Heinst solo preocupaba a Lucas.—No, no es necesario. Por ahora, llévame a un hotel —dijo Heinst mientras Lucas encendía el auto para llevar a su jefe a un hotel. El camino a un hotel era de manera incómoda, el silencio de Heinst solo inquietaba a Lucas.Al llegar al hotel, Heinst se dirigió directamente a su habitación. Necesitaba pensar con claridad. No podía creer que Clara estuviera embarazada. ¿De quién sería el bebé? ¿Era
—Estás en Nueva Italia, en mi casa —respondió Heinst, con una sonrisa en el rostro.—¿Por qué me trajiste aquí? —preguntó Clara, sintiendo una mezcla de miedo y enojo.—Porque quiero que estés conmigo y que seas mi esposa —dijo Heinst, tomando la mano de Clara.—No puedo hacer eso, Heinst. Tengo mi propia vida y mi propio hijo en camino —dijo Clara, retirando su mano de la de él.—Lo sé, y por eso quiero cuidar de ti y de nuestro hijo —dijo Heinst, acariciando el vientre de Clara.Ella lo miró con sorpresa. ¿Cómo era posible que supiera que el bebé era suyo?—¿Cómo lo sabes? —preguntó Clara, confundida.—Porque te conozco, Clara. Sé que no mentirías sobre algo tan importante. Y si lo hicieras no sabrías hacerlo de todos modos —dijo Heinst, con una sonrisa en el rostro.Clara no sabía qué decir. Se sentía atrapada entre su deseo de huir y su atracción por Heinst. Pero sabía que no podía ceder a sus demandas, no después de todo lo que había pasado.—Lo siento, Heinst. No puedo casarme c
Cara lo miró con odio, sabía que Heinst estaba jugando con ella, pero no podía evitar sentir celos al ver a Clara sentada junto a él.—Yo amo a mi esposo, y él me ama a mí —respondió Cara con una voz seca, mientras llevaba su mirada en Noah.Heinst sonrió ante la respuesta de Cara, y luego dirigió su mirada hacia Noah.—¿Estás seguro de eso, Miller? —preguntó Heinst con una voz maliciosa.Noah lo miró con desafío, sabía que Heinst estaba tratando de provocarlo, pero no podía evitar sentir celos al ver a Clara sentada junto a él.—Sí, estoy seguro —respondió Noah con una voz firme. Dejando en claro que aquella seguridad era más por Clara su ex prometida que por su esposa.Heinst sonrió ante la respuesta de Noah, y luego se levantó de la mesa.—Bueno, creo que es hora de que nos retiremos. Tengo mucho trabajo que hacer mañana —dijo Heinst con una sonrisa maliciosa.Clara se levantó de la mesa, sintiendo una extraña sensación en el estómago al ver a Heinst alejarse. Noah y Cara se despid
Mientras se preparaba para la fiesta, Clara no podía dejar de pensar en Noah y en cómo su vida había tomado un giro tan inesperado. Aunque sabía que no podía cambiar el pasado, no podía evitar sentir un profundo arrepentimiento por haber dejado que Heinst entrara en su vida. Ahora, estaba atrapada en una red de mentiras y engaños, sin saber cómo salir de ella.Cuando finalmente bajó las escaleras para unirse a la fiesta, Clara sintió cómo todas las miradas se posaban en ella. Sabía que todos estaban esperando el anuncio de su compromiso con Heinst, pero ella aún no estaba lista para rendirse. Con una sonrisa forzada en el rostro, se dirigió hacia el grupo de invitados, tratando de mantener la calma.—Clara, te ves hermosa esta noche —dijo Cara, acercándose a ella con una sonrisa maliciosa.—Gracias, Cara —dijo Clara, tratando de no dejar que su voz temblara.—Bueno, creo que es hora de hacer el anuncio —dijo Heinst, subiendo al escenario.Clara sintió cómo su corazón se aceleraba mien
—Huye conmigo... Clara, te llevaré lejos de todo y en especial de él —dijo Noah, acercándose a ella con cuidado. Sus ojos se cristalizaron al momento de escuchar el riesgo en el que él estaba dispuesto a entrar. Pero Clara lo amaba realmente, y el hecho de pensar que él pudiera hacerle algo la aterraba.—Noah, no puedo... —comenzó a decir Clara, pero él la interrumpió.—Sí, puedes. No quiero verte así, Clara. No quiero verte sufrir. Sé que estás asustada, pero yo te protegeré. Te lo prometo —dijo Noah, tomando sus manos con suavidad.Clara lo miró a los ojos y supo que decir. No podía seguir viviendo en ese infierno, no podía seguir siendo propiedad de Heinst. Tenía que escapar, y Noah era su única esperanza.—Está bien, huyamos —dijo Clara, con determinación en su voz.Noah sonrió y la tomó de la mano, llevándola hacia la salida. Pero justo cuando estaban a punto de salir, Heinst apareció frente a ellos, con una sonrisa maliciosa en el rostro.—¿Adónde creen que van? —dijo Heinst, co
Heinst, mientras seguía tocando el vientre de Clara, una emoción lo acechaba. Podía ver el miedo en los ojos de Clara, pero aun así, no dejaría que la mujer elegante y apasionada que logró enamorarlo en una sola noche se sintiera sola. La habitación estaba iluminada por la tenue luz de la Luz del día, creando sombras danzantes en las paredes y añadiendo un aire de misterio y sensualidad al ambiente.Clara, con su piel suave y tersa, temblaba ligeramente bajo el toque de Heinst. Sus dedos recorrían cada centímetro de su vientre, como si estuvieran trazando un mapa de deseo y ternura. Cada caricia era una promesa, una declaración silenciosa de amor y protección. Heinst podía sentir la respiración de Clara acelerarse, su pecho subiendo y bajando en un ritmo que parecía sincronizarse con el latido de su propio corazón.La noche en que se conocieron había sido mágica. Clara, con su porte elegante y su mirada penetrante, había capturado la atención de Heinst desde el primer momento. Su conv
Clara miró a ambos, su corazón latiendo con fuerza en su pecho. Sabía que tenía que tomar una decisión, pero la idea de lastimar a cualquiera de ellos era insoportable.—Por favor, Heinst. No lo hagas. Te prometo que haré lo que quieras para que lo dejes ir —dijo Clara, su respiración agitada y sus ojos llenos de desesperación.Noah, con el corazón roto, negó lentamente. Sabía que no podía forzar a Clara a tomar una decisión en ese momento, pero la idea de dejarla en manos de Heinst era insoportable.—¿Clara, qué dices? No puedes hacer esto. No dejaré que lo hagas —dijo Noah, sujetando el brazo de Clara para hacerla girar hacia él. Heinst, aún parado frente a Noah, sonreía con una arrogancia triunfante, disfrutando del control que parecía tener sobre la situación.—Noah, estaré bien. Confía en mí... por favor, ahora vete —ordenó Clara, su voz temblando pero firme. Noah se negaba a abandonar la habitación, pero en ese momento, Cara ingresó en la habitación de Clara. Sus ojos estaban ro
La alcanzó justo a tiempo, sosteniéndola con firmeza mientras la llevaba de vuelta a la orilla. Clara, temblando y agotada, se aferró a él con gratitud, sus ojos llenos de lágrimas y alivio.Mientras que Heinst estaba recordando el pasado, en el hospital estaba por suceder algo que cambiaría por completo las vidas de todos. En especial la de Noah y Clara.Clara, incapaz de dormir, decidió buscar a Noah en su habitación. El hospital estaba en silencio, y la luz de la luna se filtraba a través de las ventanas, creando sombras danzantes en los pasillos. Clara caminó con cuidado, sus pasos amortiguados por la media suave que llevaba. Al llegar a la puerta de la habitación de Noah, notó que estaba entreabierta. Con curiosidad y un poco de inquietud, se asomó por la rendija.Lo que vio la dejó sin aliento. Noah estaba sentado en la cama ante un escritorio portátil, hablando en clave a través de un dispositivo de comunicación. Su voz, normalmente cálida y reconfortante, estaba cargada de aut