Mientras se preparaba para la fiesta, Clara no podía dejar de pensar en Noah y en cómo su vida había tomado un giro tan inesperado. Aunque sabía que no podía cambiar el pasado, no podía evitar sentir un profundo arrepentimiento por haber dejado que Heinst entrara en su vida. Ahora, estaba atrapada en una red de mentiras y engaños, sin saber cómo salir de ella.Cuando finalmente bajó las escaleras para unirse a la fiesta, Clara sintió cómo todas las miradas se posaban en ella. Sabía que todos estaban esperando el anuncio de su compromiso con Heinst, pero ella aún no estaba lista para rendirse. Con una sonrisa forzada en el rostro, se dirigió hacia el grupo de invitados, tratando de mantener la calma.—Clara, te ves hermosa esta noche —dijo Cara, acercándose a ella con una sonrisa maliciosa.—Gracias, Cara —dijo Clara, tratando de no dejar que su voz temblara.—Bueno, creo que es hora de hacer el anuncio —dijo Heinst, subiendo al escenario.Clara sintió cómo su corazón se aceleraba mien
—Huye conmigo... Clara, te llevaré lejos de todo y en especial de él —dijo Noah, acercándose a ella con cuidado. Sus ojos se cristalizaron al momento de escuchar el riesgo en el que él estaba dispuesto a entrar. Pero Clara lo amaba realmente, y el hecho de pensar que él pudiera hacerle algo la aterraba.—Noah, no puedo... —comenzó a decir Clara, pero él la interrumpió.—Sí, puedes. No quiero verte así, Clara. No quiero verte sufrir. Sé que estás asustada, pero yo te protegeré. Te lo prometo —dijo Noah, tomando sus manos con suavidad.Clara lo miró a los ojos y supo que decir. No podía seguir viviendo en ese infierno, no podía seguir siendo propiedad de Heinst. Tenía que escapar, y Noah era su única esperanza.—Está bien, huyamos —dijo Clara, con determinación en su voz.Noah sonrió y la tomó de la mano, llevándola hacia la salida. Pero justo cuando estaban a punto de salir, Heinst apareció frente a ellos, con una sonrisa maliciosa en el rostro.—¿Adónde creen que van? —dijo Heinst, co
Heinst, mientras seguía tocando el vientre de Clara, una emoción lo acechaba. Podía ver el miedo en los ojos de Clara, pero aun así, no dejaría que la mujer elegante y apasionada que logró enamorarlo en una sola noche se sintiera sola. La habitación estaba iluminada por la tenue luz de la Luz del día, creando sombras danzantes en las paredes y añadiendo un aire de misterio y sensualidad al ambiente.Clara, con su piel suave y tersa, temblaba ligeramente bajo el toque de Heinst. Sus dedos recorrían cada centímetro de su vientre, como si estuvieran trazando un mapa de deseo y ternura. Cada caricia era una promesa, una declaración silenciosa de amor y protección. Heinst podía sentir la respiración de Clara acelerarse, su pecho subiendo y bajando en un ritmo que parecía sincronizarse con el latido de su propio corazón.La noche en que se conocieron había sido mágica. Clara, con su porte elegante y su mirada penetrante, había capturado la atención de Heinst desde el primer momento. Su conv
Clara miró a ambos, su corazón latiendo con fuerza en su pecho. Sabía que tenía que tomar una decisión, pero la idea de lastimar a cualquiera de ellos era insoportable.—Por favor, Heinst. No lo hagas. Te prometo que haré lo que quieras para que lo dejes ir —dijo Clara, su respiración agitada y sus ojos llenos de desesperación.Noah, con el corazón roto, negó lentamente. Sabía que no podía forzar a Clara a tomar una decisión en ese momento, pero la idea de dejarla en manos de Heinst era insoportable.—¿Clara, qué dices? No puedes hacer esto. No dejaré que lo hagas —dijo Noah, sujetando el brazo de Clara para hacerla girar hacia él. Heinst, aún parado frente a Noah, sonreía con una arrogancia triunfante, disfrutando del control que parecía tener sobre la situación.—Noah, estaré bien. Confía en mí... por favor, ahora vete —ordenó Clara, su voz temblando pero firme. Noah se negaba a abandonar la habitación, pero en ese momento, Cara ingresó en la habitación de Clara. Sus ojos estaban ro
La alcanzó justo a tiempo, sosteniéndola con firmeza mientras la llevaba de vuelta a la orilla. Clara, temblando y agotada, se aferró a él con gratitud, sus ojos llenos de lágrimas y alivio.Mientras que Heinst estaba recordando el pasado, en el hospital estaba por suceder algo que cambiaría por completo las vidas de todos. En especial la de Noah y Clara.Clara, incapaz de dormir, decidió buscar a Noah en su habitación. El hospital estaba en silencio, y la luz de la luna se filtraba a través de las ventanas, creando sombras danzantes en los pasillos. Clara caminó con cuidado, sus pasos amortiguados por la media suave que llevaba. Al llegar a la puerta de la habitación de Noah, notó que estaba entreabierta. Con curiosidad y un poco de inquietud, se asomó por la rendija.Lo que vio la dejó sin aliento. Noah estaba sentado en la cama ante un escritorio portátil, hablando en clave a través de un dispositivo de comunicación. Su voz, normalmente cálida y reconfortante, estaba cargada de aut
Clara asintió, siguiendo a Noah a un rincón más tranquilo de la sala. Noah respiró hondo antes de continuar.—Mi matrimonio con Cara es parte de un plan mayor para consolidar mi poder dentro de la organización criminal. Necesito mi fachada de hombre respetable para desviar sospechas.Clara lo miró fijamente, sus ojos llenos de incredulidad y dolor.—¿Y qué hay de tus sentimientos por Cara? —preguntó, su voz temblando ligeramente.Noah bajó la mirada, un atisbo de arrepentimiento en sus ojos.—Mis sentimientos por Cara son más complicados de lo que admito. Pero no puedo permitir que eso interfiera con mis objetivos —confesó Noah.Clara, determinada a descubrir la verdad, siguió a Noah hasta un almacén abandonado. La noche era oscura, y el almacén estaba iluminado solo por la luz tenue de una lámpara solitaria. Clara se ocultó en las sombras, observando cómo Noah se reunía con un grupo de hombres que discutían planes oscuros.En el mismo lugar, Lucas, la mano derecha de Heinst, disfraza
—¿Qué sucede conmigo? ¿Es en serio? —respondió Cara, llorando mientras volcaba la botella de vino en la copa que tenía delante de ella. Clara no entendía qué había llevado a su hermana a comportarse de esa manera.Lástima. Eso era lo que Clara sentía por su hermana. Se acercó a ella y se sentó frente a ella para afrontar o tratar de abordar la pregunta que temía hacerle.—Cara, ¿has peleado con Noah? —preguntó Clara con cierto temor. Una sonrisa amarga escapó de los labios de Cara.—No me ama... era todo una gran mentira, Clara —dijo Cara mientras tomaba un sorbo de su bebida.En ese momento, Noah apareció en la escena, dispuesto a discutir con Cara. Ante su presencia, Cara tomó un cúter que tenía frente a ella y lo amenazó, advirtiendo que si se acercaba, lo mataría. Clara no podía permitir que su hermana arruinara su vida haciendo daño a Noah; pensaba que ella no merecía eso.—Cara, por favor, suelta eso —suplicó Clara, intentando calmar la situación, pero Cara no escuchaba.—¡No te
Cara tenía una herida importante, la sangre teñía las aguas como las arenas mojadas de la costa donde ella ahora estaba tendida totalmente inconsciente.Por otro lado, Noah, desesperado, encendió el motor del bote y se dirigió hacia la orilla lo más rápido posible. Sabía que cada segundo contaba. Al llegar a la orilla, pidió ayuda a gritos. La gente del puerto se acercó rápidamente y llamaron a una ambulancia. Clara fue trasladada de inmediato al hospital, mientras Noah la acompañaba, sosteniendo su mano y rogando que se recuperara.En el hospital, los médicos lucharon por salvar la vida de Clara. Noah esperaba en la sala de espera, consumido por la preocupación y el dolor. Finalmente, un médico se acercó a él y le informó que Clara había perdido al bebé, pero que su vida estaba fuera de peligro. Noah sintió una mezcla de alivio y tristeza. Sabía que Clara necesitaría mucho tiempo para recuperarse, tanto física como emocionalmente. Pero muy adentro de él no quería llamar a Heinst para