En el borde de la ciudad, donde las luces se mezclan con las sombras de la noche, Clara Miller siempre había creído en la perfección de su vida. Con un prometido como Noah, cuya devoción y amor eran inquebrantables, y una carrera floreciente en la firma familiar, parecía que nada podría interrumpir su camino hacia la felicidad.
Pero las noches tienen su propia magia y sus propios demonios. En una de esas noches, lo que comenzó como una celebración se convirtió en un laberinto de pasiones desatadas y errores irrevocables. Bajo el efecto del alcohol, Clara fue víctima de un plan oscuro tramado por su propia sangre, su gemela Cara, cuya envidia era tan profunda como el océano. Heinst Conrab, un hombre marcado por su propia ambición y deseos, se convirtió sin querer en el eje de una tragedia inesperada. Confundido y embriagado, tomó a Clara por Cara, y en esa confusión, los destinos de tres almas quedaron entrelazados en una red de amor, traición y secretos. Clara se encuentra ahora atrapada entre el amor inalcanzable de Noah, quien desconoce la verdad de aquella noche, y la compleja atracción que comienza a sentir por Heinst, un hombre cuya presencia despierta en ella emociones contradictorias. A medida que los eventos se desarrollan, Clara debe enfrentarse no solo a las consecuencias de aquella noche, sino también a la sombra de su propia hermana, cuyas acciones amenazan con destruir todo lo que ella había construido. En este triángulo amoroso, donde cada corazón late con un deseo distinto, Clara lucha por encontrar su propia verdad. ¿Podrá reivindicar su honor y su amor por Noah? ¿O sucumbirá a la inevitable atracción que la une a Heinst? Solo el tiempo revelará si el amor verdadero puede superar las barreras del engaño y la traición. La noche de la traición se convirtió en un punto de inflexión, una herida abierta que Clara no podía cerrar. Cada vez que cerraba los ojos, revivía los momentos oscuros y confusos, sintiendo una mezcla de culpa y repulsión que la desgarraba por dentro. Pero lo peor de todo era la mirada en los ojos de Heinst, un hombre que ahora ocupaba un lugar insospechado en su vida. Heinst Conrab no era solo un extraño. Con el paso del tiempo, su presencia se volvió inevitable, casi omnipresente. Como hijo de un socio clave de la firma, sus caminos se cruzaban constantemente en reuniones y eventos. Su mirada intensa y su actitud posesiva comenzaron a traspasar las fronteras de lo profesional, creando un vínculo inquietante y perturbador. Para Clara, Heinst representaba una mezcla de temor y atracción. Su amor posesivo la confundía, haciéndola cuestionar su propia cordura. Cada vez que él estaba cerca, podía sentir la electricidad en el aire, una conexión que, aunque no deseada, era innegable. Heinst, por su parte, estaba decidido a reclamar lo que creía suyo. La confundía con su gemela aquella noche, pero en el fondo, su obsesión por Clara solo crecía. Noah, ajeno a la tormenta que azotaba el corazón de Clara, continuaba siendo el faro de amor y estabilidad que ella necesitaba. Sin embargo, cada vez se hacía más difícil mantener la fachada. Los secretos pesaban como una losa sobre su pecho, y la culpa la consumía. La doble vida que se veía obligada a llevar la estaba destrozando lentamente. Heinst no se rendía. Sus intentos de acercarse a Clara eran cada vez más evidentes y audaces. A pesar de su resistencia, había momentos en los que ella sentía una atracción abrumadora hacia él, como si un hilo invisible los uniera. Este vínculo, alimentado por la pasión y el peligro, la hacía cuestionar sus propios sentimientos y deseos. En medio de este torbellino, Clara debía tomar decisiones que definirían su futuro. ¿Podría resistir la atracción magnética de Heinst y mantener su lealtad a Noah? ¿O sucumbiría al amor posesivo que la ataba a Heinst, desatando una serie de eventos que cambiarían sus vidas para siempre? El destino de Clara pendía de un hilo, enredado en un triángulo amoroso lleno de drama, deseo y traición. Mientras luchaba por encontrar su verdad, cada paso que daba la acercaba más a una encrucijada donde tendría que enfrentarse a sus peores miedos y elegir entre dos amores tan distintos como devastadores.Clara Miller asumió como directora ejecutiva de la firma especializada en inversiones a largo plazo "Miller Legacy Capital" Todo parecía indicar que ella y su familia tenían todo lo que podían desear, dinero, poder, amor y felicidad.Era viernes, y Clara estaba reunida con sus compañeros de trabajo, celebrando el haber trabajado duro para cerrar un acuerdo con empresarios que habían apostado por su firma. Clara, a pesar de ser una mujer elegante y bella, se sumergía en su trabajo, lista para llevar en alto el apellido Miller. A una distancia de ella se encontraba su gemela, Cara. Ambas eran idénticas, pero con sentimientos muy opuestos. Clara siempre veía la vida con alegría y esperanza, siempre ofreciendo una cálida amistad a quienes se cruzaban en su camino. Sin embargo, Cara era todo lo contrario a Clara, era callada, egoísta, y hasta se podía decir malvada.Para Cara, la vida era un juego, una vida sin aventuras era aburrida. Pero muy, muy en el fondo de su corazón, ella amaba a u
—Cara, ¿qué haces aquí? —dijo Noah mientras Cara entraba en su departamento sin pedir permiso.—Vaya, una bebida a tu altura —empezó a decir mientras tomaba un vaso para poner hielo en él para luego servirse un poco de la bebida fina que Noah estaba tomando. Se acercó a él para brindar con el vaso de Noah.—Cara, sabes que no es correcto que vengas cuando tu hermana no está —dijo Noah al sentir los brazos de Cara alrededor de su cuello.—Sabes, deja el formalismo a un lado... Siempre me has gustado y tú lo sabías. Además, sé que no puedes dejar de pensar en aquella noche en el hotel ¿te acuerdas?—, dijo ella intentando besarlo. Ella estaba segura de algo, que lo amaba, y que haría todo lo que estuviera a su alcance para borrar el amor de él por su hermana.—Esa noche fue un error, y lo sabes muy bien—, dijo Noah sacando los brazos de Cara de encima de él para que luego se alejara de ella.—Mira, mira cómo Clara está haciendo feliz... Dime, ¿aún piensas que te ama? —dijo tajante segura
Mientras tanto, Cara sonreía satisfecha, saboreando su victoria. Había logrado separar a Clara y Noah y ahora se casaría con el hombre que amaba. Pero lo que no sabía era que el destino aún tenía algunas sorpresas preparadas para ella y para todos los involucrados en aquella noche de traiciones y deseos prohibidos.Noah había decidido su camino por medio de la venganza, los días pasaron y Noah Cortes el único hijo legítimo de la prestigiada familia y socio mayoritario de la firma cada noche estaba pasaba su tormentos y sufrimiento ahogando en un vaso de licor. Cara, como era de costumbre iba por él para sacarlo de allí, odiaba verlo de aquella manera. Sufriendo por Clara hasta perderse en la bebida.El día de la boda de Cara con Noah, había llegado, ella se encontraba en el cuarto de vestir de aquel lujuso hotel esperando el momento de que fuera la hora para salir con su vestido de novia y caminar hacia su felicidad. El salón estaba lleno, Hal y su segunda esposa, estaban esperando c
—Quiero que Noah, mi esposo, sea el presidente de la firma —dijo totalmente segura. El abogado Montero la miró y estuvo de acuerdo en acatar las órdenes de su cliente.Noah se sintió halagado por la confianza de su esposa, pero también se sintió culpable por los sentimientos que aún tenía por Clara. Intentó concentrarse en su trabajo y en su matrimonio, pero no pudo evitar pensar en Clara y en los momentos que habían compartido juntos.Clara, por otro lado, se sintió destrozada al enterarse de que Noah sería el presidente de la firma. Sabía que tendría que verlo todos los días y que sería un recordatorio constante de lo que había perdido. Intentó distraerse con el trabajo y con otras actividades, pero no pudo evitar pensar en Noah y en el amor que aún sentía por él.Un día, mientras trabajaba en su oficina, Clara recibió una invitación para una cena de negocios. Al principio dudó en asistir, pero luego pensó que sería una buena oportunidad para distraerse y conocer gente nueva. Se arr
—No puedo olvidarlo —respondió él, mientras su mano bajaba lentamente por la espalda de Clara, acariciando suavemente su piel expuesta —Esa noche fue inolvidable.Clara sintió un escalofrío recorrer su cuerpo, y se mordió el labio inferior mientras miraba a Heinst a los ojos. Sabía que no debía estar haciendo esto, pero no podía resistirse al deseo que sentía por él.—Noah y Cara nos están mirando —dijo ella en un susurro, tratando de recuperar la cordura.—No me importan ellos —respondió Heinst, mientras su mano se deslizaba por la cintura de Clara, acercándola aún más a él —Solo quiero estar contigo.Clara sintió cómo su respiración se aceleraba, y su cuerpo anhelaba el contacto de Heinst. Pero sabía que no podía dejarse llevar por el deseo, no después de todo lo que había pasado.—No puedo —dijo ella, alejándose de él con dificultad —Lo siento, pero no puedo.Heinst la miró con decepción, pero no insistió. Sabía que Clara tenía razón, y que no podían arriesgarse a ser descubiertos.
Justo cuando Noah estaba por poseerla por completo, las manos de Clara detienen sus acciones, ella estaba teniendo la respiración agitada. Alejó a Noah de ella para que saliera de aquella oficina apresuradamente. Debía huir de aquel momento arriesgado donde estaba a punto de perder la cordura para entregarse a él.Llegó en la azotea de la empresa para sostener con fuerza la barandilla de aquel lugar, mientras que la sostenía con fuerza, ella estaba llorando amargamente.—¿Hasta cuándo debo aguantar? Porque el maldito destino se empeña en destrozar todo lo que deseo —decía con ira pero con lágrimas en su rostro, mientras que chocaba sus manos contra la barandilla de metal que evitaba que ella cayera de aquella altura.—Sabes, pensé que tú serías diferente a las demás mujeres que sólo piensan en jugar con los hombres —dijo Heinst quien se encontraba a una distancia. Clara se giró hacia él de manera rápida. Y ahí estaba parado observándola con unos ojos negros llenos de ira.—¿Qué haces
—¿Una mujer como yo? Ni me conoces para sacar una conclusión estúpida como esa sobre mí —dijo ella, sus miradas estaban fijas en uno al otro, la respiración agitada de ella chocaba con la de él, el aliento a menta de él se impregnaba en ella.—¡Suéltame! —ordenó ella con una voz casi quebrada. Heinst la seguía observando con una sonrisa forzada, él seguía sosteniéndola con una fuerza que no producía dolor sino una molestia sobre Clara.—¿Qué haré contigo? —dijo Heinst, envolviendo a Clara en una sensación de soledad y temor. Ella debería olvidarse de mantener su trabajo en aquella empresa y seguir adelante, pero los miedos, el dolor y sobre todo el amor que una vez sintió por Noah no la dejaban seguir adelante.—Pues no hagas nada. Solo sigue con tu vida y olvida de mí ¿Quieres? —dijo ella acudiendo su brazo para lograr alejarse de Heinst. Mientras se alejaba casi corriendo, Heinst alzó su voz para que ella lo escuchara.—¡Serás mía, Clara! ¡Solo mía! —gritó Heinst para verla cruzar a
Desde muy dentro de Clara, sabía que aquel deseo no debía seguir, un juego tan peligroso que temía que se convirtiera en su adicción. Ella rompió aquel momento de deseo entre ella y Heinst para levantarse del sofá, y tratar de subir el cierre de su vestido nuevamente.—No podemos... no puedo hacerlo —dijo ella tratando de salir de aquel momento embarazoso. Heinst siguió en la posición en la que se encontraba, para luego verla al rostro. Se incorporó del sofá para acercarse a ella y rodearla. Con la misma delicadeza con la que él deslizó el cierre para abajo, ahora lo estaba alzando. Su respiración chocaba con el cuello de ella. Clara cerró sus ojos en ese momento, tratando de ignorar lo que aquel suspiro causaba en ella.—¿No puedes o no quieres sentirlo? —preguntó él con una voz gruesa. Clara no dijo nada, solo arrugó su vestido con sus manos tratando de reprimir sus emociones.—Vete, Clara... esta vez te dejaré ir. Pero no habrá otra oportunidad como esta en el futuro —amenazó Heins