Este se dirigió de nuevo al amplio escritorio detrás del cual se sentaba Grassman, y extendiendo el brazo le puso el periódico en el escritorio, justo debajo de sus barbas.
Era un periódico sensacionalista que tenía por costumbre indagar sobre escándalos en familias adineradas, allí, en la primera plana aparecía la foto de Ivonne y Derek Coleman saliendo del tribunal, esposados, mientras se dirigían a una patrulla y el encabezado con ribetes de sensacionalismo rezaba:
“Ya han pasado cuatro años de la sensacional condena: ¡Convictos! La empresaria Ivonne Coleman y su sobrino declarados culpables y condenados”
Los ojos de Grassman leyeron a buen ritmo casi todo el capítulo, mientras una terrible palidez cubría sus ya duras facciones, cuando terminó sus dedos arrugaron con fiereza el tabloide que había leído.
Permaneció durante un pàr de minutos sin decir nada, los ojos entrecerrados y la expresión concentrada hizo que Grant ni siquiera intentara bromear de nuevo con su jefe, ya antes había visto esa mirada y lo que siguió fue casi una vendetta contra unos enemigos declarados de la familia Grassman, por lo que decidió quedarse quieto y esperar.
—¿Hace cuanto te enteraste de esto? —graznó desagradablemente— ¿Y cómo no supe de esto antes?.
Alexander Grassman siempre había tenido esa voz medio atiplada, pero también chirriante y desagradable, tanto que sus compañeros de la escuela lo llamaban “El cuervo”, sobrenombre que por supuesto no le agradaba a Grassman para nada y el cual fue motivo de muchas peleas con sus compañeros.
—Apenas acabo de verlo en la calle, por eso lo compré y subí de inmediato —dijo Grant dócilmente— Además, jefe, recuerda que estuviste enfermo ese año con el cáncer del estómago, fueron meses sin saber de nada más que de su enfermedad, imagino que por eso se nos pasó.
—¡Bien! —dijo Grassman— Eso debe haber sido —dijo, y luego se sentó un rato sumido en sus pensamientos.
Grant permaneció de pie junto al escritorio, no se marchó porque sabía que éste lo llamaría en cualquier momento cuando su cerebro terminara de digerir la noticia y organizara los pensamientos para luego tomar acciones.
Cuando habían transcurrido unos diez minutos, en los cuales Grassman apenas se movió, se dejó escuchar un leve suspiro, luego levantó la dura mirada y fijó sus estrechos ojos en los de Grant.
—No importa el tiempo que nos lleve —le dijo— ni me importa mucho menos lo que tengas que gastar en conseguir, comprar o robar información sobre este asunto. Pero necesito toda la información disponible sobre los eventos que desencadenaron todo esto. Si tienes que viajar al exterior, sobornar a un juez, o varios, a alguien de la oficina del fiscal, hazlo.
—Bien, jefe —contestó— Pero esto llevará bastante tiempo y tendré que descuidar un poco la dirección del consorcio.
—Como te dije, no me importa el tiempo —repitió con la voz aún más endurecida— Ni nada más. Sólo quiero que me tengas toda esa información, así te tome un mes entero y varios millones de dólares para ello, ¿Me entiendes?
—Por supuesto, jefe —dijo sonriendo con maldad— Comenzaré de inmediato.
Sin decir nada más salió de la oficina y se dirigió a su propia oficina para ordenar sus cosas y comenzar a trabajar en lo que se le había pedido.
Mientras, Alexander Grassman se había quedado en su oficina, y sus pensamientos se trasladaron a días más felices, cuando él e Ivonne caminaban agarrados de la mano por el viejo parque.
Un amago de sonrisa se mostraba en sus labios… Pero luego la dureza de su mirada hizo que sus ojos grises se vieran más fríos que nunca.
«¿Qué demonios te pasó, Ivonne querida? —pensó con inquietud— ¿Cómo pudiste caer?
Grassman apretó con fuerza los puños hasta que los nudillos se le blanquearon.
«Alguien tendrá que pagar por esto —se dijo con firmeza— ¡Eso lo juro!»
Volviendo al presente…
Rachel terminó de acostar a la pequeña Emma Patricia y regresó a su habitación, donde un relajado Patrick leía un libro mientras yacía recostado en el cabecero de la amplia cama.
—¿Ya se durmió la nena? —preguntó Patrick con una sonrisa divertida en los labios.
—No tienes por qué reírte —le dijo mientras le daba golpes con la almohada— Ya sé que contigo se duerme más rápido más tranquila, pero eso es solo porque tú la consientes mucho —terminó diciendo con una sonrisa en los labios.
—Ven acá, mi amor —le dijo con tono conciliador, aunque este tipo de bromas era muy frecuente entre ellos.
Rachel se acurrucó en los brazos masculinos y una sonrisa amplia serenó sus facciones.
Habían vivido muy felices después de que habían encerrado a Ivonne, la que Patrick creía que era su madre y al sobrino de ésta, Dereck, por secuestro e intento de homicidio.
Habían seguido trabajando duro, a pesar de los dos embarazos de Rachel y sus múltiples ocupaciones como dueños de las empresas Hamilton, y habían logrado llevar la empresa a niveles superiores, mucho más de lo que había logrado Patrick solo o su padre.
Patrick disfrutaba besando con delicadeza la parte de atrás de la cabeza de su esposa mientras rodeaba el esbelto y juvenil cuerpo con sus brazos. Rachel disfrutaba mucho de las caricias de su esposo por eso se relajó por completo en sus brazos y ladeo la cabeza dejando expuesta la suave y tersa piel de su cuello, y por supuesto que él no necesitaba mayor invitación que esa para descender lentamente desde los suaves camellos hasta el nacimiento del mismo detrás de la oreja.
—Hmmm —se quejó gimiendo suavemente— Esto se pone interesante.
—¿Te gusta? —le preguntó con los labios rozando la sensible piel de su oreja.
—¿Necesitas preguntarlo? —le respondió con la voz cargada de expectativas y deseo.
—No, realmente no —le contestó con una sonrisa en sus varoniles labios, sin dejar de acariciar suavemente la piel femenina con ellos— ¿Ya se dormiría papá?
—No lo creo —respondió ella en medio de un suspiro— Sabes que tu padre no duerme temprano, debe estar leyendo por allí. ¿Tienes miedo de que nos escuche?
—No, aunque me encantaría hacerte gritar de placer esta noche —le dijo en tono sensual— Y eso nos daría algo de vergüenza en la mañana —terminó riendo por lo bajo.
Ya los labios masculinos se estaban apoderando del cuello femenino enviando una corriente de sensaciones que estaban haciendo que sus pezones se pusieran como pequeñas rocas debajo de la bata de seda de Rachel.
—No importa —dijo ahogando un pequeño grito al sentir la cálida lengua masculina atacando su sensible piel a placer— Puedes hacerme lo que quieras, me pondré la almohada en la boca para que no nos oiga —dijo siguiendo el juego de su esposo.
Las manos de Patrick se apoderaron de los esbeltos pecho de su mujer llenándo la de sensaciones mientras besaba su cuello con placer, después de eso solo se escucharon gemidos ahogados y pequeñas expresiones ahogadas de placer, hasta que después de una hora se impuso un dulce silencio en la alcoba matrimonial.
De vuelta al pasado…A Grant Perlman no solo le llevó más de un mes averiguar todo lo relacionado con Ivonne Coleman y los Hamilton, tuvo que pagar bastante dinero para obtener información precisa sobre la sentencia que pesaba sobre ella y sobre su sobrino, Dereck Coleman. Ya habían pasado unos cuatro años de los hechosDespués de dos meses de averiguaciones y de recabar toda la información que necesitaba se reunió de nuevo con su jefe. Habían estado en comunicación durante todo el tiempo que Perlman estuvo fuera de la ciudad, en especial cuando estuvo en Europa, porque Ivonne había estado viviendo allí y cuando no, visitaba el país con bastante frecuencia. Grassman le había exigido que averiguara sobre cada detalle de lo que había pasado, y eso incluía hasta investigar en los archivos privados del doctor Messina, quien había desenmascarado a Ivonne con Randall Hamilton, sobre su imposibilidad de tener hijos, lo que había iniciado su caída en la demanda al reclamar su fortuna.Perlma
Case se acercó a la pared rocosa debajo de la casa, miró con atención y descubrió un pequeño gabinete, cortó el pequeño candado sin hacer ruido y lo abrió con cuidado. En su interior encontró varias tuberías, la mayoría eran de cables, algunos de electricidad y otros para internet y televisión. Y también una tubería de cobre para el gas.Case sonrió con maldad y se puso a manipular las herramientas que había traído. Estuvo trabajando alrededor de media hora, lo que más trabajo le costó fue perforar el piso de la casa porque lo hizo con un taladro de mano, poco a poco para no hacer ningún ruido. Luego miró su obra y sonrió satisfecho, recogió sus cosas y se marchó como había venido, como una sombra ominosa.Adentro, la familia Hamilton se acostaba sin sospechar el peligro que corrían, el único que no se sentía cómodo era el viejo Randall Hamilton, pero luego de dar vueltas en la cama por un buen rato terminó durmiendo con un sueño inquieto.………………..Un año atrás…La prisión federal de
Case había instalado un ingenioso dispositivo para dejar escapar el gas cuando él quisiera en la residencia de verano que ocupaban nos Hamilton, pero tenía que esperar, sus instrucciones habían sido claras: No debía tocar ni al hombre joven o a su esposa, porque para ellos había otros planes.En cuanto a los niños, si alguno quedaba en el camino no importaba, así de crueles eran las intenciones de Alexander Grassman. Y a Víctor Case eso no le importaba, era un mercenario sin alma ni sentimientos.Así que esperó, en el mismo acantilado rocoso desde donde podía ver la casa. Sabía que la rutina familiar consistía en salir a pasear en las tardes generalmente, aunque a veces salían los esposos solos, y otras veces con los niños.Trataría de evitar hacerle daño a los niños, y no porque le importara, sino que las órdenes eran acabar con el viejo primero. Si alguno salía herido o muerto era porque no había podido evitarlo. Así que esperó con paciencia, tenía que hacerlo hoy mismo.…………………Rac
Victor Case miraba con los binoculares la escena que se desarrollaba al frente de la casa. Había visto al viejo descender del auto y subir las escaleras, por lo que preparó el detonador de la chispa esperando a que Randall Hamilton entrara en la casa, luego vió al pequeño subir y entrar primero que su abuelo.Esperó unos segundos para ver si salía el niño, no porque le importara, si no porque no era el objetivo, y Case era un mercenario meticuloso con su trabajo. Pero al ver que no salía pronto se encogió de hombros mientras una mueca de indiferencia se dibujaba en su rostro, apretó el control mientras veía que la puerta se abría de golpe y el viejo salía con el niño en brazos.Vió como la explosión los lanzaba fuera del porche y pensó que ambos debían estar muertos, la onda expansiva había sido formidable. Observó por un par de minutos más y luego se alejó, no era prudente que lo vieran por allí, en caso de que investiguen la explosión.………………..Rachel ya había marcado el número de e
Patrick se despertó esa mañana con un intenso dolor de cabeza, él y Rachel habían pasado una noche bastante incómoda, algo bastante lejos de lo que esperaban al salir de vacaciones. Tener un accidente tan grave como ese era algo que no cabía en la cabeza de Patrick, conocía bien las residencias en las islas griegas, no era la primera vez que pasaba algunos días aquí para relajarse.Apenas se levantó Rachel abrió los ojos, en ellos se veían los estragos de no haber descansado bien.—¿Ya vas a levantarte? —preguntó con voz suave.—Sí, amor —le dijo con ternura— Quiero hablar con el dueño de la casa y ver si podemos rescatar algunas de nuestras pertenencias, las que importan —termina.—Entiendo —le dice comprendiendo lo que su esposo le quiere decir— ¿Regresarás pronto? Quiero ir al hospital lo más temprano que podamos.—Sí, amor —contesta— También quiero tener noticias de los Randall.Sonríe y después entra al baño para prepararse y salir.Después salió para hablar con el dueño de la c
El médico se detuvo al lado de una puerta y con un gentil gesto abrió la puerta y los invitó a entrar.—Estaré cerca por si me necesitan —dijo el galeno despidiéndose.Patrick entró en la habitación y miró hacia la cama donde yacía su padre, se quedó parado unos instantes, cerca de la cama, como si no se atreviera a acercarse a su progenitor. Rachel se detuvo detrás de él y colocando su mano sobre sus hombros, lo acarició para darle ánimo de terminar de acercarse.El viejo Hamilton estaba con los ojos cerrados y su respirar era suave, pero un poco dificultoso, a pesar de que tenía puesta una mascarilla con oxígeno para ayudarle.Patrick se detuvo justo al lado de la cama y suavemente posó una de sus manos sobre las de su padre, las cuales descansaban sobre su abdomen. Casi de inmediato, Randall Hamilton abrió los ojos y una suave sonrisa iluminó un poco su rostro congestionado y lastimado. Tenía laceraciones en casi toda la piel y en el cuello se le veía una marca rojiza, como si le
Patrick se quedó parado por unos momentos, rígido por la impresión mientras Rachel comenzó a llorar suavemente mientras levantaba a la niña y la abrazaba estrechamente.Su padre había muerto.Sentía un profundo dolor en el pecho, parecía como si una espada le hubiera atravesado el cuerpo, desde la espalda hasta el pecho. Era demasiado dolor… su padre… muerto… su mente no lograba comprender en su totalidad lo que sentía, por supuesto que sabía lo que significaba, pero no dejaba de ser tanto sorprendente como increíble. Por su parte Rachel seguía llorando, pero no estaba abrumada, aunque la noticia le dolió mucho. Veía a su esposo como una estatua de cera, con un rictus de dolor en su cara, inmóvil, como si de pronto le hubieran quitado la energía para moverse.—Patrick… amor — lo llamó, pero parecía como si no la escuchara, ni siquiera cambió la expresión cuando se acercó a él y lo tomó por el brazo.La enfermera que se había quedado con la niña estaba al lado de ellos discretamente.
Brian Harper descendía del avión por el túnel de comunicación del moderno aeropuerto internacional de Atenas, al llegar al área de desembarco y aduana muestra su credencial de diplomático como empleado del gobierno de los Estados Unidos, lo que facilita el inmediato acceso al suelo griego.Poco más adelante del área destinada para recoger los equipajes está la también alta figura de Patrick Hamilton, quien, aparte de su ropa sport, lleva un breve lazo sobre el bolsillo de la camisa para denotar su duelo.Sonríe cuando nota que su amigo lo está mirando y ambos caminan al encuentro del otro y se funden en un cariñoso abrazo.—Mi querido amigo —le dice Patrick.—Mi hermano, cuánto siento lo de tu padre —responde de inmediato Brian—Lo sé, sé que lo apreciabas mucho —ripostó Patrick.—Así es —dijo Brian en voz baja— Ahora tu eres mi viejo, nunca dejarás de ser el “viejo” —dice refiriéndose al apodo que le pusieron en la universidad y que Brian Harper acuñó como suyo durante toda la vida.