Patrick se quedó parado por unos momentos, rígido por la impresión mientras Rachel comenzó a llorar suavemente mientras levantaba a la niña y la abrazaba estrechamente.Su padre había muerto.Sentía un profundo dolor en el pecho, parecía como si una espada le hubiera atravesado el cuerpo, desde la espalda hasta el pecho. Era demasiado dolor… su padre… muerto… su mente no lograba comprender en su totalidad lo que sentía, por supuesto que sabía lo que significaba, pero no dejaba de ser tanto sorprendente como increíble. Por su parte Rachel seguía llorando, pero no estaba abrumada, aunque la noticia le dolió mucho. Veía a su esposo como una estatua de cera, con un rictus de dolor en su cara, inmóvil, como si de pronto le hubieran quitado la energía para moverse.—Patrick… amor — lo llamó, pero parecía como si no la escuchara, ni siquiera cambió la expresión cuando se acercó a él y lo tomó por el brazo.La enfermera que se había quedado con la niña estaba al lado de ellos discretamente.
Brian Harper descendía del avión por el túnel de comunicación del moderno aeropuerto internacional de Atenas, al llegar al área de desembarco y aduana muestra su credencial de diplomático como empleado del gobierno de los Estados Unidos, lo que facilita el inmediato acceso al suelo griego.Poco más adelante del área destinada para recoger los equipajes está la también alta figura de Patrick Hamilton, quien, aparte de su ropa sport, lleva un breve lazo sobre el bolsillo de la camisa para denotar su duelo.Sonríe cuando nota que su amigo lo está mirando y ambos caminan al encuentro del otro y se funden en un cariñoso abrazo.—Mi querido amigo —le dice Patrick.—Mi hermano, cuánto siento lo de tu padre —responde de inmediato Brian—Lo sé, sé que lo apreciabas mucho —ripostó Patrick.—Así es —dijo Brian en voz baja— Ahora tu eres mi viejo, nunca dejarás de ser el “viejo” —dice refiriéndose al apodo que le pusieron en la universidad y que Brian Harper acuñó como suyo durante toda la vida.
—¿Qué es interesante? —preguntó con curiosidad el bombero mientras se acercaba para ver lo que Brian estaba viendo.—Este tubo —contestó señalando.—¿Qué tiene de particular? —preguntó Ezio con extrañeza.—¿Puedes decirme de qué material es? —interrogó Patrick— ¿o al menos puedes decirme si es un material que usan aquí en Grecia comúnmente?Patrick se apartó para que el hombre se acercara y pudiera ver el tubo de cerca. ESte sacó una pequeña navaja de su bolsillo y desplegó la hoja para luego acercarla al tubo donde hizo una breve muesca, la que examinó de cerca y luego pasó los dedos por la parte donde el tubo estaba soldado de una manera extraña, como si simplemente hubieran acumulado material en la salida para taparlo.Sacudió la cabeza mientras retrocedía.—No, no conozco este material, a primera vista parece simplemente aluminio, pero es más rígido —dijo con una nota de sorpresa en la voz— Además, esa soldadura es muy extraña, pero necesitaría un examen de laboratorio para saber
—¿Ivonne? ¿Tu mad… tu supuesta madre? —Dijo Brian, corrigiendo a sí mismo, ya sabía que Ivonne no era la madre de Patrick.—Ella misma —le respondió Patrick—Bueno, por lo que me contaste me imagino que ella puede ser muy capaz de eso —Brian esbozó una sonrisa al recordar lo que Patrick le había contado sobre Ivonne— Pero ella está recluida en una cárcel federal, y como tú me dijiste, sin recursos.—Así es—Entonces debe tener un cómplice —razonó Brian asintiendo para sí mismo— Alguien con mucho dinero por cierto. ¿Sabes de alguien que ella conozca o que la pudiera ayudar?—No, en realidad nunca conocí nada de ella —dijo Patrick con un leve dejo de tristeza en la voz, quien hubiera podido saberlo era mi padre.—Bien —dijo Brian pensativo— Tengo amigos en el sistema de prisiones, así que podré averiguar si alguien se ha comunicado con ella y quién es.—Eso sería bueno —replicó Patrick.—Bueno, viejo —Dijo Brian mientras se ponía de pie— No tengo que decirte que debes proteger a tu fami
La nana Emma estaba esperándolos en las altas escalinatas de la mansión Hamilton, cuando bajaron del auto ella bajó con rapidez los escalones para abrazar a Patrick.—¡Oh, mi niño! —le dijo abrazándolo con fuerza— Sabes cuánto lo lamento, pero son cosas de la vida.—Lo sé, madre —para Patrick había sido muy fácil dejar de decirle “nana” para llamarla “madre", al fin y al cabo siempre la había sentido más cercana a él que su supuesta madre, Ivonne— Pero esto es grave.Emma Larson vestida elegantemente se conducía como la dama que siempre había sido, a pesar de haber vivido una vida dura por culpa de Ivonne Coleman, quien la había usado para satisfacer sus caprichos y malos manejos casi a lo largo de toda su vida.—¿A qué te refieres, mi niño? —le preguntó con cara de preocupación.—Te lo diré dentro, madre. Vamos a entrar.Emma no dijo nada, pero al ver a los cuatro individuos vestidos de traje que los habían venido acompañando en otro auto, se hizo a la idea de que algo no estaba muy
—¡¡¡Jajajajaja!!! —la risa fría y cruel de Ivonne Coleman se dejó escuchar en el recinto de visitas de la cárcel— Me hubiera gustado ver eso con mis propios ojos —dijo con acento cruel cuando Alexander Grassman le contó el saboteo y la explosión en Grecia, en la que resultó muerto Randall Hamilton.Grassman la miraba sonriente a través del vidrio de seguridad que los separaba, para él, ella no había perdido su encanto. Aún la veía como la mujer de sus sueños, aunque hubieran dejado atrás la juventud.—Hubiera sido bueno para ti, mi amor —dijo Grasmman con su voz aflautada— Pero disfruta el resultado.—Por supuesto que lo disfruto, querido —dijo ella con una sonrisa torcida en los labios— Pero hubiera sido fantástico haber estado alli, viendo al estúpido de Patrick y a su tonta esposa llorando por los rincones.—No sé esos detalles, cariño —le dijo Grassman un poco serio ahora— Pero sé que regresaron a Nueva York hace el día de ayer y para hoy en la mañana ya les tengo preparada una so
El amplio apartamento era un lugar muy confortable, por lo que se acomodaron sin ningún problema. El pequeño Randall II y su hermana compartían una amplia habitación desde donde se podía ver una buena parte de Central Park y eso les encantaba.La habitación la habían decorado ese día anterior con motivos infantiles y varios juguetes que hacían del lugar algo muy confortable para los niños. Para cuidarlos habían contratado a dos mujeres que serían sus niñeras y una de ellas era un agente especial del FBI que le habían proporcionado, por ser experta en operaciones de secuestros y situaciones de emergencia, su nombre era Susan Nolan.Los niños la adoraron desde la primera vez que la conocieron, ella sabía ganarse a los niños, tenía un rostro dulce y adorable, una figura esbelta y bien formada. Pero sería un error pensar que era una indefensa mujercilla Se había graduado con honores en la academia del FBI y era letal tanto con armas como sin ellas, terminó de segunda en su promoción, muy
Rachel y Susan estuvieron practicando lucha cuerpo a cuerpo durante una media hora más antes de darse cuenta de que Patrick las miraba desde la puerta del gimnasio, como si estuviera viendo un espectáculo de lucha profesional en la MMA.La primera en verlo fue Rachel cuando se levantaba después de que Susan la proyectara a un par de metros con una técnica desconocida para ella.—¿Patrick? —le preguntó con sorpresa, mientras este sonreía con una taza de café en sus manos, de la cual tomaba pequeños sorbos.—Sí, soy yo —contestó ampliando la sonrisa.—Ya sé que eres tú, bobito —le dijo Rachel secando el sudor de su cara con una toalla, mientras Susan estaba un poco más atrás mirándolo con curiosidad— ¿Cuánto tiempo llevas allí espiándonos?—Bastante —respondió de inmediato— Tanto, que me dio tiempo de ir a buscar una rica taza de café para disfrutar de la pelea.—¿Sabías que eres un bandido, Patrick Hamilton? —le dijo Rachel acercándose a su esposo y levantándose en la punta de los pies