La explosión

Victor Case miraba con los binoculares la escena que se desarrollaba al frente de la casa. Había visto al viejo descender del auto y subir las escaleras, por lo que preparó el detonador de la chispa esperando a que Randall Hamilton entrara en la casa, luego vió al pequeño subir y entrar primero que su abuelo.

Esperó unos segundos para ver si salía el niño, no porque le importara, si no porque no era el objetivo, y Case era un mercenario meticuloso con su trabajo. Pero al ver que no salía pronto se encogió de hombros mientras una mueca de indiferencia se dibujaba en su rostro, apretó el control mientras veía que la puerta se abría de golpe y el viejo salía con el niño en brazos.

Vió como la explosión los lanzaba fuera del porche y pensó que ambos debían estar muertos, la onda expansiva había sido formidable. Observó por un par de minutos más y luego se alejó, no era prudente que lo vieran por allí, en caso de que investiguen la explosión.

………………..

Rachel ya había marcado el número de emergencias y le dijeron que una ambulancia se dirigía hacia allí. Patrick estaba inclinado sobre su padre inconsciente mientras sostenía al pequeño Randall II en sus brazos con amoroso cuidado. Ambos estaban vivos, el niño respiraba con dificultad, pero la respiración del video Hamilton era verdaderamente angustiosa.

Patrick tenía una de sus majos entre la suya y la acariciaba suavemente mientras las lágrimas rodaban suavemente por sus mejillas. 

De pronto, el ulular de una sirena se dejó escuchar y en pocos momentos el vehículo se detuvo al frente de la casa de donde descendieron un par de paramédicos. Ellos se hicieron cargo de la situación, atendieron simultáneamente al pequeño y al anciano, y mientras estaban en eso llegó otra ambulancia de donde bajaron dos sujetos más, quienes tomaron al pequeño y lo subieron a una camilla para transportarlo al hospital más cercano.

Uno de ellos conversa con Patrick y este asiente, luego se da la vuelta y se dirige hacia Rachel que está parada al lado de la camilla de su pequeño hijo con los ojos llorosos.

—Ven, mi amor —le dice Patrick con tono cariñoso— Vamos a seguir a la ambulancia, están estabilizando a papá para llevarlo al hospital, allá lo esperaremos.

Rachel no dice nada pero sigue a su esposo hasta el auto, caminando sin quitar la mirada de su pequeño hijo. Cuando sube al auto, la pequeña Emma Patricia se sube a su regazo.

—Mami, ¿Randy y el “abue” están bien? —pregunta con su voz menuda pero firme.

—Sí, mi cielo —le dice su madre mientras la abraza con fuerza— Ellos van a estar bien.

El auto de Patrick arranca justo detrás de la ambulancia y la sigue por el sinuoso camino hacia el hospital.

Apenas estaban estacionando el auto en el parking de visitantes cuando llegó la ambulancia que transportaba al viejo Randall Hamilton. Fue cosa de unos minutos para que lo pasaran adentro y lo condujeran a la sala de cuidados intensivos, tuvieron que esperar un buen rato hasta que por fin salió uno de los médicos residentes de emergencias.

—Hola, Doctor —dijo Patrick acercándose al galeno— Soy Patrick Hamilton, mi padre acaba de entrar en urgencias, ¿Podría decirme cómo está?

—Señor Hamilton, soy el doctor Makris —dijo en perfecto inglés— Sí, yo atendí a su padre. No le puedo decir mucho hasta obtener los resultados de los exámenes a los que lo estamos sometiendo, pero está bastante lastimado y su estado es crítico, por ahora logramos estabilizarlo, pero no podemos garantizar nada, lo siento.

—Entiendo, doctor —dijo Patrick— Muchas gracias.

—Y en cuanto al niño —dijo el doctor antes de que Patrick o Rachel, quien se había acercado también, pudieran preguntar— Su condición es estable, tiene una pequeña conmoción, pero está fuera de peligro, la explosión no lo impactó directamente.

—Gracias a Dios —dijo Rachel con los ojos humedecidos por las lágrimas.

—Vayan a descansar —les aconsejó el doctor— Por ahora no podrán verlos, quizás mañana, dependiendo de cómo evolucionen.

Tanto Patrick como Rachel asintieron y se tomaron de las manos mientras se dirigían a la salita de espera donde la pequeña Emma jugaba con uno de sus muñecos.

—¿Ya vienen el abue y Randy? —preguntó con su suave vocecita.

—No, mi amor —le contestó su madre— Los dos tienen que descansar y se van a quedar aquí hasta mañana.

Ella se quedó mirando a ambos con cara de confusión y su pequeña frente fruncida.

—Bueno, el abuelo siempre se cansa, pero Randy no —dijo como razonando para sí misma— Eso es raro.

—No es raro, mi amor —le dijo Rachel alzándola para luego estrecharla en sus brazos— Tu hermanito se llevó un buen golpe y por eso los doctores dijeron que era mejor que descansara aquí esta noche.

—Está bien —dijo poniendo relajando la expresión un poco y luego puso cara de entusiasmo— ¡Mañana vendremos a buscarlos!

—Sí, mi amor —le dijo su padre pasando una mano por su rubia cabeza.

Todos salieron de la salita de espera del hospital para dirigirse a un hotel donde quedarse hasta que regresaran a Nueva York. Patrick se dijo que mañana iría a la casa para ver si podían recuperar algo de sus pertenencias, en especial las cosas personales ya que lo demás podía comprarlo de nuevo.

……………………

A miles de kilómetros de allí, Alexander Grassman estaba recién levantándose de la cama cuando su móvil se encendió al recibir una llamada. Lo tomó en sus manos y contestó la llamada.

Escuchó atentamente lo que Víctor Case le decía, había hecho el trabajo, el viejo Hamilton debía estar muerto, sabía que Case no se equivocaba casi nunca, generalmente sus trabajos eran limpios e impecables. 

Sonrió con maldad, aunque no estaba en los planes que uno de los componentes de la familia muriera con “el viejo”, pero si era así sólo haría las cosas mas dolorosas para el joven Hamilton, y eso lo complacía, aunque cuando habló con Ivonne hacía un año atrás, en la cárcel, ella le había dicho que quería una venganza despiadada, pero paso a paso, quería vengarse de todos ellos, pero que sufrieran mucho en el proceso.

Grassman recordó parte de la conversación que habían tenido ese día, después de confesarse que aún se amaban con locura. Alexander le prometió que haría todo lo posible por sacarla mucho antes de lo que se esperaba.

…………………

—Quiero que sufran, Alex —le dijo con la voz enturbiada por el odio— Que sufran todo lo que yo he sufrido estos años viviendo sin amor, y los años que llevo aquí, pudriéndose detrás de estas rejas.

—Los haré eliminar de inmediato entonces —dijo Alexander.

—¡No! —la voz sonó como un disparo, sorprendiendo un poco a Grassman— Quiero que sea poco a poco, si es posible, arruinarlos, pero quiero que sufran…

—¿En qué estás pensando? —le preguntó Grassman.

—Pueden ir muriendo poco a poco —dijo con una mévola sonrisa en sus labios mientras su mirada se perdía en la lejanía, como si estuviera viendo el espectáculo que pensaba y deseaba para los Hamilton— Pero primero que muera Randall, el muy maldito.

—Será hecho —dijo simplemente Grassman.

Allí quedaba echada la suerte de los Hamilton, era de esperar tiempos difíciles.

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