Flashback
Hace 15 años
Katherine
Hago diversos movimientos intentando aflojar la tensión de mis atrofiados músculos. Tengo que lograrlo como todo lo que he hecho en mi vida. "Esto no me vencerá", me aliento mientras continúo exhalando con fuerza tratando de tomar fuerzas para la siguiente cabriola.
El sonido de la pelota de básquetbol que rebota incansablemente me devuelve a la realidad. No entiendo en que momento apareció todo el equipo del colegio a realizar sus prácticas diarias. Y es que me he retrasado muchísimo. Dejo de moverme por la vergüenza que esto me ocasiona, siempre he dicho que mi punto débil es todo lo que tiene que ver con el movimiento, con ejercicios físicos o con la práctica de algún deporte. Soy nula en todo eso. Puedo resolver los problemas matemáticos más complicados y escribir una novela completa sin repetir una sola palabra debido al amplio vocabulario que poseo pero no me pidan practicar algún deporte. Sin embargo, es parte del currículum de la escuela a la que asisto. "Educación física" es la materia que más me ha costado siempre y cada año estoy al filo de perder la beca por bajar mi rendimiento académico. La profesora Silvia me ha alentado siempre pues conoce cuales son mis limitaciones y aun así me esmero más que cualquiera. He aprovechado que tengo un tiempo libre para venir a la cancha de basquet a practicar algunos movimientos que son parte de la rutina a presentar como trabajo final. No me sale nada. MI cuerpo solo rebota una y otra vez en la superficie acolchonada al no poder siquiera arquear como corresponde la columna.
A veces me quedo horas perdiendo de dormir mientras veo videos en internet con diferentes técnicas que debo aplicar intentando que todo ello ingrese por algún lugar por ósmosis. Doy un suspiro mientras miro m teléfono, ¡es tardísimo! Papá debe estar preguntándose porque he tardado en reportarme. Estoy guardando las pocas pertenencias que tengo en mi bolso cuando una pelota impacta brutalmente en mi cabeza, oscureciendo mi mundo.
—Kathy, Kathy —escucho a lo lejos una voz que no conozco. Pero estoy segura que he escuchado en algún lado aunque intento por todos los medios conocer su origen, a pesar de la modorra que tengo encima. ¿Por qué no me permiten seguir durmiendo?
—Kathy, si me escuchas, responde —ahí está de nuevo esa molesta voz. Es masculina y creo haberla escuchado, pero, ¿dónde?
Esta vez mi nombre va acompañado de un leve sacudón por mis hombros y siento una superficie dura debajo mío. ¡Estoy en el piso! ¿Qué diantres hago aquí? Me pregunto aun en mi obnubilación.
Decido que ya es tiempo de dejar de hacerme rogar y a pesar que me cuesta horrores, intento abrir un ojo...le sigue el otro. Varias miradas están sobre mí. ¡qué vergüenza! No me gusta llamar la atención de nadie. El más cercano a mí y que me llama es Nick Pollack. Es el...¿cómo podría decirlo?...popular de la escuela. De cabellos castaños y ojos miel y rasgos perfectos, todo bien puesto en su rostro, en estos precisos momentos está de cuclillas sobre mi, y era su voz la que escuchaba un rato antes. Y lo único que me interesa en estos momentos es saber, ¿de dónde sabe mi nombre? Creí que aquí nadie me tenía en cuenta. Soy invisible la mayor parte del tiempo.
—Al fin reaccionaste. Estaba por llamar a emergencias —me dice extendiendo una de sus manos grandes, plagadas de venas que cruzan hasta llegar a sus fornidos brazos.
Me dejo llevar pues aun me siento atontada. El impulso permite que logre sentarme mientras sigo mirando extrañada a mi alrededor. Ninguno es mi amigo, es más, solo tengo dos aquí y tampoco acostumbran estar en el mismo círculo de los "populares", como les llamamos. Todo el equipo de basquetball está aquí. Todos son famosos en la escuela por diferentes circunstancias, están Lukas, Rick, Mark y un poco más alejado pero mirándome fríamente al que apodan el "ruso", Mikael Sorokov. Su mirada me hace empequeñecer, es más fuerte aun que la de Nick. Su mirada me recuerda a un lobo salvaje.
—¿Necesitas que te lleven? ¿Has venido en tu auto? —se digna a preguntarme Nick. Niego levemente con la cabeza.
—Bien, entonces, te llevaremos —me afirma sin siquiera consultarlo.
—No es necesario...yo...viajaré en autobús —le respondo avergonzada mientras me cuelgo el bolso al hombro y comienzo a caminar apresuradamente hasta la puerta de salida. Ni siquiera le doy tiempo a replicar. Miro espantada la hora y esta vez si que es realmente tarde. Ya está oscuro y estoy más que segura que he perdido el último autobús.
NickComo siempre, fui puntual en mi práctica. Para mí el basquetbol no es un juego, es mi vida. Y si sigo esforzándome es mi pase para irme para siempre de esta ciudad que ya no es suficiente para mis aspiraciones. Creo que ya he cogido con todas las chicas de la escuela y de más allá. Es hora de ampliar mis horizontes.Pero aún faltan meses para salir de esta pocilga. Mientras, debo buscar nuevas emociones pues me aburro siempre con lo mismo.Es una molestia enorme llegar con mi equipo, del cual soy el líder y encontrarme a la diminuta muchacha intentando hacer cabriolas. Es la hora de nuestra práctica, no entiendo que hace aquí. Un calor se apodera de mi pecho y estoy a punto de ir a reclamarle cuando el idiota de Stephen tira la pelota intentando encestar pero a última hora se desvía impactando en la cabeza de la intrusa. "Se lo merece por estar donde no debe", me digo
Mikael SorokovEstuve a punto de negarme al pedido de Nick porque no sé de donde sacó que soy una especie de esclavo suyo. Le he hecho uno que otro favor en los últimos tiempos ya que nos conocemos desde niños, vivimos en el mismo vecindario y acudimos a las mismas escuelas. Compartimos la pasión por el basquetbol y por las chicas hermosas. Obvio, me encantan las chicas, solo que no soy exagerado ni publico mis hazañas por internet como lo hace Nick, yo no quiero ni necesito demostrar nada a nadie más que a mí mismo. Pero por una milésima de segundo lo pienso mejor. no es mala idea ver hacia donde se dirige la castaña.Es estúpido, pero en el equipo hemos confeccionado un listado con las chicas "cogibles" y las que están prohibidas para todos. Katherine Parker entra en la segunda columna secundada por sus dos únicas amigas. Es que parece querer ser invisible, vestid
Katherine Parker—¡Oh, Dios, oh, Dios! —susurré mientras me ponía la capucha de mi abrigo, había bajado mucho la temperatura en las últimas horas en las que estuve encerrada en ese gimansio haciendo cabriolas y volteretas.Le envié un mensaje a mi padre de que iba en camino justo antes de salir del gimnasio, que estaba todo bien, pero mientras avanzo por las calles desiertas, pienso que debí haber sido precavida. Jamás me he aventurado a hacer algo así pero hoy por culpa del golpe de la pelota y posterior desvanecimiento perdí minutos preciosos en los que ya debería estar llegando a mi casa.Apresuro el paso porque siento a lo lejos una presencia, pisadas frenéticas y firmes que retumban en los pasadizos oscuros y que me hacen temblar de miedo, giro a cada rato pero no puedo detectar quien es. "Alguien me sigue", me digo en un ataque esquizofrénico, sin emba
ACTUALIDADNICK POLLACK—Quiero que la encuentren, ¡YA! —les grito a los hombres que me miran impávidos. Son unos malditos imbéciles que la dejaron escapar, ¿cómo pudo una mujer como ella, que no conoce los protocolos de seguridad escapar de tan grande operativo? "Me las pagarás, Kathy", la amenazo con mis pensamientos.Giro alrededor de la oficina que antes fue de mi padre y antes de el mi abuelo, el fundador de todo esto empuñando mis manos, las palmas me arden de tanta fuerza que ejerzo con mis uñas sobre ellas. Me equivoqué, pensé que todo estaba bien entre nosotros. Fui muy claro con ella desde el principio, no iba a permitir que influyera en mis conductas, iba a hacer lo que quisiera a cambio de darle lo que ella necesitaba: estabilidad económica. Es lo que siempre le he dado, jamás se lo negué, hasta me ofrecí a pagar el tratamiento de su
ActualidadMikaelMierda. Es que no puedo creerlo. Ver a Katherine parada bajo la lluvia mientras la lluvia jugaba sobre su ropa y los tenues rayos de la luna se reflejaban en su perfecta piel me dejó sin aliento. Creí que era una mala jugada de mi cabeza, de mi corazón que la extrañaba, que no dejó de pensar en ella ni un puto día pero era ella, de carne y hueso. Esa carne que siempre he deseado y no pude tener.Me maldigo internamente por ser tan imbécil y dejar que su mirada horrorizada, de una gacela que corre asustada por el bosque antes de ser devorada por un carnívoro hagan mella en mí, me manejen a su antojo. "Pero ya no soy un mocoso de veinte", me replanteo. Soy un hombre hecho y derecho. He pasado por mucho para llegar adonde estoy y no permitiré que ella ni nadie quiebre el delicado equilibrio que he intentado establecer para mi vida que para mi, es perfecta. Follo con quien qu
Hace 15 añosKatherineEl trayecto a casa del Ruso lo hacemos en silencio. Siento mi garganta amortajada de tanto intentar gritar, siento que la he lastimado pues me arde cuando la saliva pasa por ella. Él tiene una extraña mirada que no puedo dilucidar, me recuerda a aquella que le ví cuando estaba tirada en el piso del gimnasio intentando levantarme luego de que me golpeara la cabeza, pero pensé que solo me lo había imaginado. Ahora me doy cuenta que realmente pasó, el Ruso me estaba mirando igual que ahora, solo que entonces estaba a una distancia prudencial, ahora lo tengo tan cerca, más aun en el auto que parece abarcarlo todo con su gran cuerpo.Intento disimular que lo estoy observando, nunca estuve cerca de él ni de ninguno de su grupo. Sus ojos son de un celeste que parecen las aguas traslúcidas de un mar del Caribe, sus cejas y pestañas están bien pobladas, su nariz
ActualidadKatherineMikael estaciona su hermoso auto frente a un edificio altísimo. Se ve elegante y lujoso. Aún sigo sin mirarlo a la cara de la vergüenza que tengo, ¿cómo pude estar tan ciega? ¿por qué no lo escuché? Él solo queria lo mejor para mi pero no, la rebelde que hay en mÍ quiso arriesgarse. Aun resuenan en mi cabeza las palabras de la canción que puso en el camino, con ellas me transmitió más de lo que hemos hablado en el tiempo que nos conocemos. Que diferente hubiera sido todo si...—-Aquí vivo. Baja...—me ordena con voz frÍa.Y me doy cuenta que sigue enojado conmigo. ¿Y quë esperabas? que te recibiera con serpentinas?, me recrimino a mí misma. Lo sigo mientras él se encamina a la entrada, pasa una tarjeta que tenía en su bolsillo y yo voy absorta detallando su amplia espalda. Ahora vIste u
Mikael"Puta madre", repito incansablemente en mi cabeza. A esa frase no la he cambiado desde mi juventud. La expreso siempre que algo no está bien. Y esto, definitivamente no lo está. ¿Por qué tuvo que aparecer ahora? O la mejor pregunta que encaja aquí es; ¿por qué tuvo que aparecer? no importa el momento, importa la acción que ha hecho. Se suponía que ella estaba feliz con Nick. Ella lo ama...o al menos lo amaba, tendría que ser suficiente. Ella decidió quedarse a pesar de que le pedí que no lo hiciera. "Nick no es para tí", le había advertido. ¿Dónde está él? Tendría que haber corrido tras ella, no dejarla en el estado en el que la encontré. "Dios, el pasado vuelve para castigarme una y otra vez", me digo mientras camino impaciente por la sala esperando a cualquiera que llegue primero; la comida que encargué o a Kat