Hace 15 años
Katherine
El trayecto a casa del Ruso lo hacemos en silencio. Siento mi garganta amortajada de tanto intentar gritar, siento que la he lastimado pues me arde cuando la saliva pasa por ella. Él tiene una extraña mirada que no puedo dilucidar, me recuerda a aquella que le ví cuando estaba tirada en el piso del gimnasio intentando levantarme luego de que me golpeara la cabeza, pero pensé que solo me lo había imaginado. Ahora me doy cuenta que realmente pasó, el Ruso me estaba mirando igual que ahora, solo que entonces estaba a una distancia prudencial, ahora lo tengo tan cerca, más aun en el auto que parece abarcarlo todo con su gran cuerpo.Intento disimular que lo estoy observando, nunca estuve cerca de él ni de ninguno de su grupo. Sus ojos son de un celeste que parecen las aguas traslúcidas de un mar del Caribe, sus cejas y pestañas están bien pobladas, su narizActualidadKatherineMikael estaciona su hermoso auto frente a un edificio altísimo. Se ve elegante y lujoso. Aún sigo sin mirarlo a la cara de la vergüenza que tengo, ¿cómo pude estar tan ciega? ¿por qué no lo escuché? Él solo queria lo mejor para mi pero no, la rebelde que hay en mÍ quiso arriesgarse. Aun resuenan en mi cabeza las palabras de la canción que puso en el camino, con ellas me transmitió más de lo que hemos hablado en el tiempo que nos conocemos. Que diferente hubiera sido todo si...—-Aquí vivo. Baja...—me ordena con voz frÍa.Y me doy cuenta que sigue enojado conmigo. ¿Y quë esperabas? que te recibiera con serpentinas?, me recrimino a mí misma. Lo sigo mientras él se encamina a la entrada, pasa una tarjeta que tenía en su bolsillo y yo voy absorta detallando su amplia espalda. Ahora vIste u
Mikael"Puta madre", repito incansablemente en mi cabeza. A esa frase no la he cambiado desde mi juventud. La expreso siempre que algo no está bien. Y esto, definitivamente no lo está. ¿Por qué tuvo que aparecer ahora? O la mejor pregunta que encaja aquí es; ¿por qué tuvo que aparecer? no importa el momento, importa la acción que ha hecho. Se suponía que ella estaba feliz con Nick. Ella lo ama...o al menos lo amaba, tendría que ser suficiente. Ella decidió quedarse a pesar de que le pedí que no lo hiciera. "Nick no es para tí", le había advertido. ¿Dónde está él? Tendría que haber corrido tras ella, no dejarla en el estado en el que la encontré. "Dios, el pasado vuelve para castigarme una y otra vez", me digo mientras camino impaciente por la sala esperando a cualquiera que llegue primero; la comida que encargué o a Kat
KatherineSueño, es un sueño largo y tedioso en el que estoy sola, cansada, triste. La imagen que aparece es el de una muchacha solitaria, está sentada en una hamaca en medio de un campo desierto. Las nubes parecen cercanas pero a pesar de que se esfuerza por alcanzarlas cuando se columpia, es imposible tomarlas. Cuando regresa a tierra sigue allí, sin nada. Luego, comienza a llover pero no son gotas de agua lo que caen, son sus lágrimas que hacen sacudir su cuerpo en espasmos cada vez más violentos.Abro los ojos con desesperación y me siento violentamente. Mi corazón retumba y es lo único que puedo escuchar ya que está latiendo en mi oído mientras corroboro que parte del sueño es real: estoy llorando. Me encuentro en una habitación que no conozco, aunque destellos de memorias regresan a mi. Reconozco el aroma que impregna todo. "Mikael", susurro y suspiro aliviada. Es
NickMaldita sea. Tengo que encontrar a esa perra. Le dije que no podría desligarse de mí jamás, ella sabe mi secreto y no permitiré que lo ande divulgando por ahí.Me retuerzo un poco mientras tengo entre mis piernas a una escultural morena que mueve su cabeza de arriba a abajo pero no pierdo el hilo de mis ideas. Luego de un rato que veo que tampoco esto va a funcionar me levanto violentamente no antes de tomarla del cabello para hacer que suelte mi pene fláccido y apoyo su cuerpo de espaldas a mí sobre mi escritorio.—No calientas ni el agua, chiquita. Deberías esforzarte mejor —le recrimino dando una palmada en su trasero bien dotado. Emite un pequeño gritito mas mi mente sigue divagando pensando en donde mierda está mi esposa. Tomo el vibrador que tengo en el cajón de mi escritorio, lo enciendo y lo introduzco en uno de los huecos de la morena. Y ésta se queja
Hace 15 añosMikael Sorokov"Eres un desgraciado, Nick", voy insultando en silencio al pendejo que propuso tal cosa. ¿Yo enseñando a esa desnutrida? Le faltan años luz para estar en forma. Sin dudas va camino al fracaso y yo no me junto con perdedores...en este caso perdedora.—Deja de bufar, ruso. Hazme este favor y no te molestaré más. Sólo será un tiempo, en cuanto la convenza de hacer lo que tiene que hacer cortamos todo.Una rabia se apodera de mí. He visto vivir una situación extrema a esa muchacha y no merece que le hagan lo que quiere este tipo hacerle. Ella no es como las demás pero no debo confesarle eso, le he prometido no decírselo a nadie y por supuesto que lo cumpliré.—La chica no vale la pena, Nick. ¿No que estaba vetada del listado? —intento convencerlo de desistir.—Acabo de incluirla en la otra list
Hace 15 añosMikaelLas prácticas se extendieron por un buen tiempo, ya había perdido la cuenta de la cantidad de veces en las que nos juntábamos en el solitario gimnasio, apenas intercambiábamos palabra. Ella solo se concentraba en realizar su rutina. Era increíble como se esforzaba para todo, la admiraba por su arrojo y valentía, intentaba no ver sus debilidades y se concentraba en sus fortalezas, era sin dudas, una verdadera guerrera. Cada vez me gustaba más su forma de ser, sin contar como su cuerpo empezó a cambiar con el entrenamiento ya que le di una rutina de ejercicios complementarios que debía realizar estrictamente. Sus músculos estaban más tonificados, su cintura más marcada y sus caderas redondeadas. ¿Cómo me dí cuenta? Pues, por la ropa que la obligué a usar, al fin logré quitarle los kilos de ropa con los que pretend&i
Actualidad Katherine Marie me acompaña a las oficinas donde estuve la noche anterior pero el escenario es completamente distinto. El sol ha hecho sucumbir a las últimas nubes que estaban arremolinadas y sus rayos chocan contra el edificio gris con grandes ventanales frente al cual me encuentro inmovilizada sin poder avanzar. Marie me anima dándome un pequeño empujón. Tomo aire antes de entrar. Es todo muy bonito, casi tan elegante y lujoso como la casa de Mikael. "Me alegra tanto que haya triunfado", pienso mientras me vuelvo a lamentar de la vida de m****a que llevo.Marie me acompaña en el ascensor y veo que pulsa el último piso. Las puertas se abren y dejan ver finalmente un espacio agradable, en el que rezuma orden y organización. Hay un par de escritorios y al fondo dos o tres puertas que me imagino son oficinas, pero al centro de todo y con un cartel con letras elegantes su nombre: Mikael Sorokov - Presidente. Suspiro nuevamente al imaginar que hubiera sido
Hace 15 añosMikaelEs la primera vez que me emborracho. Para ello he debido esforzarme demasiado, ya llevo casi una botella entera de vodka y recién me ha empezado a hacer efecto. No molesto a nadie, solo permanezco sentado bebiendo sin mirar a nadie, y a pesar de ello siento una presencia a mi lado, por su olor y el aura que desprende sé quien es.—Vete, Melisa —le ordeno en tono seco y sin siquiera voltear.—Te desconozco, Mikael, tú no eres así. ¿Por qué estás haciendo esto?—No deseo hablar con nadie. Lárgate —espeto elevando un poco la voz para hacerla desistir de su cometido. Sé exactamente hacia donde apunta su charla.—Pues, no hables si no quieres pero debes irte de este lugar. El dueño me llamó. Es conocido mío. Temen que si te emborrachas armes pelea —me dice en tono divertido.—No me inter