MelisaMe saco los zapatos con los que he estado de pie casi la mayor parte del día. Estoy agotada, como cada día. Pero eso es bueno, al menos me hace olvidar lo que necesito olvidar. Desde que Mikael me besó en la oficina hace unos días vivo en una nebulosa, ya no sé que es real y que es fantasía.Sonrío y llevo mi mano a mis labios en un intento por retener el recuerdo. Es que lo amo tanto, es que lo deseo tanto que ni aunque muera mil veces mi corazón lo va a olvidar. ¿Por qué tenía que aparecer de nuevo la desagradecida de Kathy?, resoplo un mechón de mis cabellos que se ha dignado tocar mi rostro. Eso jamás lo permitiría si estuviera afuera pero como aquí nadie me ve, por esta vez lo perdono.Me dirijo descalza hasta la nevera. Necesito beber algo pues mi boca está reseca por la tensión creada. Miro mi móvil en busca de mensajes o llamadas o algo. Nada. Mi vida social es una mierda, definitivamente. No tengo amigos, no tengo más familia que mi hermana que vive en otra ciudad. Tod
MikaelEl edificio en el que vive Melisa es lujoso, moderno, de color negro y beige. Un lugar en el que, definitivamente, viviría alguien como ella.El portero me abre al verme acercar a las grandes puertas de vidrio que adornan la entrada.—Buenos días, señor Sorokov. Supongo que busca a la señorita Gold.—¿Está la señorita en su departamento? —le pregunto luego de los saludos de rigor. Conozco al hombre de siempre. He ido más de lo que me gustaría al departamento de Melisa pero desde hace unos años no me aparezco por el lugar, desde que decidí guardar sana distancia con ella.—Si, señor. Puede pasar, está en la lista de invitados especiales de la señorita.—Gracias. Conozco el camino, no me acompañe —le digo al ver sus intenciones de subirse conmigo al ascensor. Necesito hablar a solas con Melisa.Me paro en la puerta de su hogar y segundos después se abre la puerta. Nunca me dejo de sorprender de la belleza y sensualidad que emana de esta mujer. Aún sigo pensando porque alguien com
Relator omnisciente1 año despuésEl hombre se bajó del automóvil luego de asegurarse que efectivamente era la dirección que le habían enviado, corroboró las coordenadas y en efecto, la sencilla casa pintada de blanco parecía ser el destino al cual debía dirigirse. Tomó mucho aire, trató de relajarse, las manos tenían un breve temblor por los nervios, un toque en la cabeza amenazaba con convertirse en una migraña atroz aunque en estos momentos eso era lo que menos importaba.Caminó inseguro por el sendero relleno de pequeñas piedrecillas que ahogaban sus pisadas a medida que se acercaba a la puerta de madera tallada. Todo estaba impecablemente limpio y se sentía un olorcillo primaveral que seguramente provenía de las flores plantadas en un bien cuidado jardín. Por un momento le recordó a su casa de la infancia, cuando todo era felicidad y armonía. Intentó espantar los malos pensamientos, ya había tenido mucho de eso, ahora era el momento de levantar la vista y mirar hacia el futuro. Y
Katherine Una especie de deja vú se presenta cuando abro los ojos. La luz entra a raudales por la ventana pero hay un cambio: siento el calor de un gran cuerpo a mi lado. Sonrío al sentir su olor que penetra por mis fosas nasales, un leve gruñido hace que quede inmóvil. —Ya es tarde para ti…ya me despertaste —esboza el Ruso mientras dirige sus labios a la parte trasera de mi cuello. Su aliento caliente me hace salir un pequeño resoplido de lujuria involuntariamente. —Mikael, por favor…tengo que ir a ver a Kaleb. Una manos gigantescas recorren uno a uno mis senos que se han puesto en punta. —No llora, ya fui a verlo hace breves instantes. Sus labios besan todo el largo de mi columna vertebral causándome mini espasmos que se reproducen a lo largo de mi cuerpo. —Mikael… —susurro casi sin fuerzas. Mi garganta no me responde, mis labios se dirigen hacia atrás, buscando los suyos. Es que tiene una especie de imán y se buscan sin siquiera ordenarles. Acerca su gran cuerpo lleno de mús
Ya se han ido todos, como cada día soy el último en salir del edificio, quedando solo el personal de limpieza y seguridad. Mis pasos resuenan fuerte en el piso impecable, las cámaras se mueven silenciosas buscándome, ya que soy lo único que esta en movimiento en el recinto. El ascensor llega rápidamente a mi encuentro y aprieto el botón que va a la zona de aparcamiento. Tengo un leve dolor de cabeza que se ha ido agudizando, necesito descargar el estrés que se ha acumulado durante el día en mi cuello y hombros.—Tenga buenas noches, señor Sorokov —me despide el guardia de seguridad listo para cerrar el edificio por dentro en cuanto pise el exterior.Rebusco las llaves de mi auto en el bolsillo de mi chaqueta, aprieto y retumba el sonido de la alarma y las luces parpadean indicándome que las puertas están destrabadas. Me subo deleitándome con el olor a cuero de mi auto
KatherineCorro, corro lo más rápido que puedo pero se me dificulta el avance por el agua que se junta en las baldosas y mis zapatos. Debo decidir rápido si me los quito o los dejo puestos. "¿Cómo hizo para encontrarme?", grito en mi mente reclamando a quien quiera sea quepueda escuchar mis pensamientos. Por ahora no hay tiempo para hacerse preguntas o reclamos absurdos. Sólo debo llegar a mi destino, sé que una vez allí estaré a salvo. Es y siempre ha sido el único con el que me he sentido a salvo, ni siquiera mi padre pudo protegerme del odio y las decepciones del amor, a pesar de que siempre me lo decía, pero fui terca, me dejé llevar por mi atolondrado corazón e hice lo que quise. Y elegí, pero elegí mal y ahora llegó el tiempo de arrepentimientos. La incertidumbre me carcome el alma, agujerea mi espíritu, aquel que una vez tuve y cuan
FlashbackHace 15 añosKatherineHago diversos movimientos intentando aflojar la tensión de mis atrofiados músculos. Tengo que lograrlo como todo lo que he hecho en mi vida. "Esto no me vencerá", me aliento mientras continúo exhalando con fuerza tratando de tomar fuerzas para la siguiente cabriola.El sonido de la pelota de básquetbol que rebota incansablemente me devuelve a la realidad. No entiendo en que momento apareció todo el equipo del colegio a realizar sus prácticas diarias. Y es que me he retrasado muchísimo. Dejo de moverme por la vergüenza que esto me ocasiona, siempre he dicho que mi punto débil es todo lo que tiene que ver con el movimiento, con ejercicios físicos o con la práctica de algún deporte. Soy nula en todo eso. Puedo resolver los problemas matemáticos más complicados y escribir una n
NickComo siempre, fui puntual en mi práctica. Para mí el basquetbol no es un juego, es mi vida. Y si sigo esforzándome es mi pase para irme para siempre de esta ciudad que ya no es suficiente para mis aspiraciones. Creo que ya he cogido con todas las chicas de la escuela y de más allá. Es hora de ampliar mis horizontes.Pero aún faltan meses para salir de esta pocilga. Mientras, debo buscar nuevas emociones pues me aburro siempre con lo mismo.Es una molestia enorme llegar con mi equipo, del cual soy el líder y encontrarme a la diminuta muchacha intentando hacer cabriolas. Es la hora de nuestra práctica, no entiendo que hace aquí. Un calor se apodera de mi pecho y estoy a punto de ir a reclamarle cuando el idiota de Stephen tira la pelota intentando encestar pero a última hora se desvía impactando en la cabeza de la intrusa. "Se lo merece por estar donde no debe", me digo