La habitación se encontraba lúgubre, el frio me causaba escalofríos en la espalda, junto a mi padre tenía mi vida asegurada, y llena de lujos, pero esta noche algo se sentia muy diferente, me acerque lentamente después de estar un segundo de pie bajo el dintel de la puerta. Aunque no hice el más mínimo ruido mi padre percibió mi presencia.—¿Que estas dispuesta a hacer por tu padre? —estaba ebrio, de nuevo, como las últimas noches. No sé qué le estaba ocurriendo pero me asustaban verlo así. Quizás eran los negocios, un emporio como el que manejaba entre sus manos no se construía de la noche a la mañana. Pero como todo, se desboronaría en cuestión de segundos después de algún mal movimiento.Era mi padre y lo adoraba, yo siempre fui su devoción, soy la única hija que tiene y aun así, me presumía como su consentida. Quizás me colocaba por encima de entre su enorme lista de amantes que disfrutaba. Yo siempre tenía prioridad sobre cualquier mujer.Todo el tiempo anteponía mi estabilidad a
La mano cubierta con un guante de cuero negro sosteniendo el arma, esta apuntado directamente a mi hijo de solo diez años, y a mi esposa que lo abrazaba tratando de protegerlo con su cuerpo, me encuentro atado de manos y una rabia recorre mi sangre, a mi alrededor cuatro hombres.—Recuerda esto muy bien Cabianca, todo fue tu culpa—la voz de ese hombre me advierte antes de accionar el arma en sus manos y arrancarle la vida a mi hijo y a mi esposa. Grite rabioso, era cobarde solo manteniéndome atado logro derrotarme, trato de desatar el nudo mientras gano tiempo. —Mátame de una vez a ellos déjalos, no tiene que ver contigo, es a mí a quien quieres…—¿Matarte?—rio con mucha satisfacción —, no, a ti nunca pensé en matarte, te dejare vivir para que recuerdes todo tu maldita vida el error que cometiste al querer meterte en mis negocios.Escucho el ruido seco de dos cañonazos. Lanzo un grito como un gruñido, mi cuerpo esta bañado en sudor.Abro los ojos y la luz penetra mis pupilas como a
Alguien toca y le digo que siga.—Mas les vale que todo salga bien —exijo ante tantas excusas —no quiero errores como la anterior vez, si vuelvo a perder millones por tu ineptitud… —Giro y me sorprendo de ver a un ángel frente a mí, de pie. Estoy ilusionado o en verdad Hada está observándome con mucha curiosidad. Me vuelto torpe de pronto.Cuelgo de inmediato y centro mi vista en ella, la lengua, me la han comido no sé qué decir, muevo los ojos a un lado luego vuelven a ella.—¿Qué haces aquí?—atino a decir.—Toque la puerta y usted me dejo entrar —sí, recuerdo que alguien llamo, torpe. — Usted me mandó llamar por lo de mi liquidaciónDoblemente torpe.Me recargo en la silla cómodamente, tomó un papel que esta sobre la mesa y aseguro que sea lo justo, mis ojos vuelven a brincar sobre ella. Juega con un pañuelo entre sus manos, está demasiado tensa.—¡Hada D’Angeli!— la observo de reojo, es hermosa, su cuerpo visto por un costado y buen atribuido me provoca deseos de seducirla.—Si, es
El señor Cabianca reviso cada rincón del departamento de una manera minuciosa, logre conseguir su satisfacción, y eso me emociono. Ese instante en que sus ojos estaban tan cerca, descubrí una tristeza profunda, ese dolor tan obscuro que carga me conmovió, sentí una conexión con él, y un deseo inexplicable de protegerlo. Como si ese hombre necesitara algo de mí.Estoy demente.No estaba dentro de mi planes quedarme aquí, bien puedo conseguir algo en otro lado, pero no creo que sea mejor que esto y por mi hijo haría lo que fuera necesario.La habitación que me ofrece es mucho mejor de lo que le he ofrecido a mi pequeño Callisto. La observo es cómoda, cálida, y tiene cosas necesarias, como cambios de ropa, toallas y cosas de aseo personal. Debo hablarle de mi hijo. —Te suce... —el timbre suena parece que se inquieta —¡Quédate aquí, no salgas!— me exigeNo entiendo, no debería ir yo a abrir la puerta. Me indica que guarde silencio antes de cruzar la puerta, me hace desconfiar, saco de m
“¿Que ha sucedido con la chica que me enviaste investigar?” “¿Dónde está?”Las interrogantes constantes de Fabio me enfadan, sus mensajes son tan insistentes, aun guarda secretos y esa familiaridad que tiene con Hada me irrita. Es como si la conociera hace tiempo.Debí parecer un entrometido al preguntarle sobre su vida privada, pero me divirtió su reto, hay algo en ella que me hace atraerla a mí, tan cerca que me hace desear protegerla y al mismo tiempo deseo… deseo amarla.Mi mente no puede detener los pensamientos, su belleza me embrutece, no soy cociente de mis preguntas ni mis límites. No recuerdo cuando fue la última vez que desee seducir a una mujer. —Lamento si te he incomodado, pero es necesario para considerarte y conserves este trabajo, aún que no te acomodes demasiado, quizás no dures mucho aquí —abre sus ojos y me clava su mirada.—¿Estoy a prueba?—Por supuesto, no creí necesario aclararlo. —Medita por un momento.Mi teléfono no para de sonar, los intensos mensajes d
Me recosté en la cama cubriendo a Callisto con mi cuerpo, si Cabianca entraba a pedirme algo y yo me encontrará dormida él no lo vería. Se convertía en una noche larga, y muy desgastante al tener que estar al pendiente de mi jefe y cuidar que mi hijo se quedará en la habitación.Se que esto no durara mucho tiempo, buscaré el momento para confesarle. No puedo esperar que él me perdone no es el único lugar donde puedo trabajar. Y no es el único lugar seguro. Aunque así lo crea. Una mano se coloca sobre mi boca giró la cabeza y veo a un hombre ordenándome que no grite. A penas entra un poco de luz por la puerta pero sus facciones son conocidas.Salgo después de que el me pide que hablemos afuera. En el pasillo entra un poco más de luz por una ventana. Lo reconozco, es el tan idéntico a como lo recordaba—¡Fabio! —procuro hablar bajo— estás vivo. Eres tú no puedo creerlo,Abro mis brazos para lanzarme sobre él, el me detiene, me observa y besa mis labios. Él lo hace con pasión, sensual
No imaginaba una vida huyendo de un lugar al otro, no era la vida que yo quería para Callisto, estaba tan angustia por comprender cuál era la forma más efectiva de librarme de ese malnacido, solo su muerte me liberaría. O mi muerte. No encontraba más salidas.Cuando desperté Fabio no estaba, Callisto me entrego una nota que dejo sobre la cama. Iría a comprar boletos para salir de la ciudad.—A Dónde vamos a irnos mamá —no encontraba las palabras para explicarle sin tener que contarle la verdad —¿Por qué? Aquí están todos mis amigos.Escuché la puerta, mis nervios me crearon una paranoia enorme, le indiqué a Callisto que estuviera en silencio, que se escondiera bajo la cama y si las cosas se ponían feas él ya sabía cómo actuar.Abrí la puerta despacio. Ver esos ojos misteriosos y profundos me paralizó, aunque el corazón sintió una emoción indescriptible y un campo de protección. Me hacía sentir segura.—Hola Hada o te gusta más Jade Mazzoni.Empujé la puerta, pero su pie estaba metid
Manejo mi Mustang con la furia presionado a fondo el acelerado, no permitiré ser alcanzado por Fabio, por el espejo retrovisor encuentro que ese pequeño me observa sin parpadear; soy quizás un monstruo que solo está alterando su tranquilidad.—¿Mamá a dónde vamos? ¿Quién es este señor?Jade abraza el pequeño cuerpo de su hijo, noto su tensión—Es difícil de explica, —su lengua se trababa, con decirle a un niño de ochos años una mentira, como podre yo demostrarle interés sin sentir que estoy traicionando a mi hijo, —él es un hombre bueno que nos va cuidar de gente mala que nos quieres separar…TitubeaNo soy un maldito ángel, ni un hombre bueno.—¡Yo soy tu padre niño! —solté de pronto sin ni siquiera pensarlo, sin anestesia, sin el mínimo tacto, Callisto volteo a ver a su madre con confusión, mientras que la dulce Jade acuchillo a este pobre hombre con una dura mirada, era tan sensual — Lamento no saberlo antes pero tu madre pensó que a mí no me interesaba saberlo, hubo un malentendi