Alguien toca y le digo que siga.
—Mas les vale que todo salga bien —exijo ante tantas excusas —no quiero errores como la anterior vez, si vuelvo a perder millones por tu ineptitud… —Giro y me sorprendo de ver a un ángel frente a mí, de pie. Estoy ilusionado o en verdad Hada está observándome con mucha curiosidad. Me vuelto torpe de pronto.
Cuelgo de inmediato y centro mi vista en ella, la lengua, me la han comido no sé qué decir, muevo los ojos a un lado luego vuelven a ella.
—¿Qué haces aquí?—atino a decir.
—Toque la puerta y usted me dejo entrar —sí, recuerdo que alguien llamo, torpe. — Usted me mandó llamar por lo de mi liquidación
Doblemente torpe.
Me recargo en la silla cómodamente, tomó un papel que esta sobre la mesa y aseguro que sea lo justo, mis ojos vuelven a brincar sobre ella. Juega con un pañuelo entre sus manos, está demasiado tensa.
—¡Hada D’Angeli!— la observo de reojo, es hermosa, su cuerpo visto por un costado y buen atribuido me provoca deseos de seducirla.
—Si, esa soy yo, la que le arruina el traje en el pasillo. ¿Me lo cobrara?, puedo pagarlo si usted me lo permite…
Le indico con un dedo que guardó silencio, espero aun la información que le pedí a Fabio. Necesito ganar tiempo, y me mantengo ahí en silencio, con ella y su mirada sobre mí, la veo de reojo y compruebo que tiene una cara de ángel, .
Me pongo de pie, camino hasta ella, noto como se tensa aún más, giro por su espalda. la examino un poco, es cuidadosa con su persona, su uniforme esta impecable, su cabello en completo orden sujeto en una coleta, seduce aún más mis sentidos con un aroma a flores, su piel se nota fresca, pero sus zapatos, algo gastados y descuidados.
La escucho exhala con suavidad. Carraspeo antes de pronunciar algo.
—Señor por cuanto me tendrá de pie aquí, el tiempo es oro y necesito buscar …— Entonces recibo un mail, espero sea la información.
—Espera, —leo rápido, nada relevante, pocos estudios, huérfana de padre, información de sus anteriores empleos, tiene un expediente limpio. Puede serme útil.
No puedo echarme atrás, eh dado una orden y mis ordenes no se discuten, no puedo restarme autoridad a mí mismo.
—Puedo ofrecerte un empleo, pero no aquí.
—¿Me despide para contratarme en otro lado?—cuestiona con una mueca de risa.
—¿Lo quieres? Sera temporal— duda un poco, pero la necesidad en sus ojos es tan evidente, algo me está escondiendo, lo descubriré tarde o temprano.
—Si, claro. —lo dice convencida, su voz es aterciopelada. Su cabello brilla aun con la poca luz que entra en la oficina.
Escribo en un papel la dirección de mi departamento.
—Toma ve a esa dirección, limpia todo el lugar lo quiero impecable para esta noche y toma esto, es tu liquidación, espero no te parezca poco. —lo observa, se sorprende y luego sonríe.
—¿Cuantos trajes más quiere que le arruine? —no me parece gracioso su comentario.
—Iré en un par de horas. —Advierto.
Me pareció que el universo se ilumino cuando ella sonrió. Me quedé solo y sentí que algo faltaba en ese lugar, el entorno se hizo aún más sombrío, s aroma quedo flotando en el entorno. Sacudí mi cabeza para concentrarme en mi trabajo.
Recibí una serie de mensajes, era Fabio, exigiendo le respondiera, sobre ¿Que haría con la chica? Por supuesto no le respondí, lo que yo hacía con mis empleados no era de si incumbencia.
**
Entre en mi departamento sin tocar, en total silencio, ¿porque habría de hacerlo? es mi departamento, todo estaba en orden tan limpio que olvidaba que este lugar podría brillar tanto, la encontré en la cocina picando unas verduras, el aroma que provenía de aquella olla, sentí que volvía a casa cuando aún estaba mi esposa viva, voltee a la sala, pero no, ahí no estaba mi hijo sentado jugando o realizando su tarea. Y esta no era la casa donde fui tan feliz.
Mis ojos recorren aquella pequeña mujer, brotan sentimientos que hace mucho no corrían por mi venas. El color de su piel, su cabello, su rostro, el tiempo se detiene y creo estar en el cielo, junto a un ángel.
Camino hacia ella, el único ruido que se escucha es el cuchillo contra la tablilla de madera, entro en una atmosfera de dulce esencia natural, su cabello recogido en una coleta se mantiene ordenado. Alzo la mano para llamar su atención, tocando su hombro, soy como un niño tímido que no sabe cómo hablar.
Ella gira, toma mi muñeca y me da una vuelta en el aire para tumbarme de golpe contra el piso, raspa el cuchillo sobre la mesa al tomarlo y apuntar la fina punta contra mi garganta.
¿Qué clase de ángel he traído a casa? soy un hombre corpulento, ¿Como ha podido…?
—!Oh Señor Cabianca! —me mira —, ¿hace cuanto está ahí?
No tiene apuros en socorrerme, nuevamente estoy en el piso por ella, esos ojos están sobre mí, no aparta su guardia, su mirada me enloquece. Unos segundo así, y tengo un impulso incontrolable de besarla. Nota el cuchillo en su mano y lo aparta de mi cuerpo de inmediato.
Se levanta y me ayuda a ponerme de pie. Mis manos están enredadas, entre lazadas con las suyas,
¿Qué me pasa?
—Lo lamento—nunca me disculpo pero con ella todo me es tan espontaneo —, no tuve la intención de asustarte.
Creo que no debo ser quien se disculpe.
—Descuide, solo que no espere que llegara de pronto, fue su culpa que lo lastimara de nuevo… —me deja sin discusión ante eso.
Quiero preguntar donde es que ella aprendió a defenderse así, pero mi mente se centra en el aroma de lo que cocinaba.
—Huele muy bien. — gratifico, toda barrera frente a esa mujer, se vuelve de papel, quiero acercarme de una manera pasional. Percibo su aroma y me perturba.
Debería alejarme, mas no puedo, no quiero.
No esperaba que también supiera cocinar y que eso oliera tan delicioso.
—Después de cenar te mostrare tu habitación.—el desconcierto en su mirada me indica que no entendió mis necesidades. —Necesito a una mujer que me atienda todas las mañanas y las noches no tendrás tiempo de ir y venir. Dime si eso es impedimento para ti
Ella no respondió de inmediato.
—No, en lo absoluto. Pero debo ir por mis cosas…
—Lo harás mañana. —Me alegra que atienda a mis ordenes sin reñir—Solo tengo una exigencia, después de las once no debes deambulando por el departamento—sus ojos son tan claros, se lo que está pensando —No tengo amantes y no tengo deseos de tenerlas. —No la convenzo pero no me interesa lo que piense, bueno quiero que me crea.
Al llevarla a su habitación, la cual es muy amplia, y cómoda. Noto que algo la inquieta, esta nerviosa y no es por mí en esta ocasión, no debería cruzar esa delgada línea pero estoy tan obligado a hacerlo.
—Te suce…—el din don de la puerta llama mi atención, le exijo que se quede ahí.
Espero la reunión con los hombres de Jacomo, pero no justo ahora, me coloco un mascara para que no me reconozcan, para todos ellos soy un misterio, “Santoro” el hombre de gran visión e importantes conexiones para transportar mercancía ilegal, sin problemas. Reviso que mi arma esta lista por si la requiero.
Abro la puerta, encorándome con un torbellino, se trataba de Fabio
—¿Dónde está Hada?—exige. Esto me está irritando demasiado.
El señor Cabianca reviso cada rincón del departamento de una manera minuciosa, logre conseguir su satisfacción, y eso me emociono. Ese instante en que sus ojos estaban tan cerca, descubrí una tristeza profunda, ese dolor tan obscuro que carga me conmovió, sentí una conexión con él, y un deseo inexplicable de protegerlo. Como si ese hombre necesitara algo de mí.Estoy demente.No estaba dentro de mi planes quedarme aquí, bien puedo conseguir algo en otro lado, pero no creo que sea mejor que esto y por mi hijo haría lo que fuera necesario.La habitación que me ofrece es mucho mejor de lo que le he ofrecido a mi pequeño Callisto. La observo es cómoda, cálida, y tiene cosas necesarias, como cambios de ropa, toallas y cosas de aseo personal. Debo hablarle de mi hijo. —Te suce... —el timbre suena parece que se inquieta —¡Quédate aquí, no salgas!— me exigeNo entiendo, no debería ir yo a abrir la puerta. Me indica que guarde silencio antes de cruzar la puerta, me hace desconfiar, saco de m
“¿Que ha sucedido con la chica que me enviaste investigar?” “¿Dónde está?”Las interrogantes constantes de Fabio me enfadan, sus mensajes son tan insistentes, aun guarda secretos y esa familiaridad que tiene con Hada me irrita. Es como si la conociera hace tiempo.Debí parecer un entrometido al preguntarle sobre su vida privada, pero me divirtió su reto, hay algo en ella que me hace atraerla a mí, tan cerca que me hace desear protegerla y al mismo tiempo deseo… deseo amarla.Mi mente no puede detener los pensamientos, su belleza me embrutece, no soy cociente de mis preguntas ni mis límites. No recuerdo cuando fue la última vez que desee seducir a una mujer. —Lamento si te he incomodado, pero es necesario para considerarte y conserves este trabajo, aún que no te acomodes demasiado, quizás no dures mucho aquí —abre sus ojos y me clava su mirada.—¿Estoy a prueba?—Por supuesto, no creí necesario aclararlo. —Medita por un momento.Mi teléfono no para de sonar, los intensos mensajes d
Me recosté en la cama cubriendo a Callisto con mi cuerpo, si Cabianca entraba a pedirme algo y yo me encontrará dormida él no lo vería. Se convertía en una noche larga, y muy desgastante al tener que estar al pendiente de mi jefe y cuidar que mi hijo se quedará en la habitación.Se que esto no durara mucho tiempo, buscaré el momento para confesarle. No puedo esperar que él me perdone no es el único lugar donde puedo trabajar. Y no es el único lugar seguro. Aunque así lo crea. Una mano se coloca sobre mi boca giró la cabeza y veo a un hombre ordenándome que no grite. A penas entra un poco de luz por la puerta pero sus facciones son conocidas.Salgo después de que el me pide que hablemos afuera. En el pasillo entra un poco más de luz por una ventana. Lo reconozco, es el tan idéntico a como lo recordaba—¡Fabio! —procuro hablar bajo— estás vivo. Eres tú no puedo creerlo,Abro mis brazos para lanzarme sobre él, el me detiene, me observa y besa mis labios. Él lo hace con pasión, sensual
No imaginaba una vida huyendo de un lugar al otro, no era la vida que yo quería para Callisto, estaba tan angustia por comprender cuál era la forma más efectiva de librarme de ese malnacido, solo su muerte me liberaría. O mi muerte. No encontraba más salidas.Cuando desperté Fabio no estaba, Callisto me entrego una nota que dejo sobre la cama. Iría a comprar boletos para salir de la ciudad.—A Dónde vamos a irnos mamá —no encontraba las palabras para explicarle sin tener que contarle la verdad —¿Por qué? Aquí están todos mis amigos.Escuché la puerta, mis nervios me crearon una paranoia enorme, le indiqué a Callisto que estuviera en silencio, que se escondiera bajo la cama y si las cosas se ponían feas él ya sabía cómo actuar.Abrí la puerta despacio. Ver esos ojos misteriosos y profundos me paralizó, aunque el corazón sintió una emoción indescriptible y un campo de protección. Me hacía sentir segura.—Hola Hada o te gusta más Jade Mazzoni.Empujé la puerta, pero su pie estaba metid
Manejo mi Mustang con la furia presionado a fondo el acelerado, no permitiré ser alcanzado por Fabio, por el espejo retrovisor encuentro que ese pequeño me observa sin parpadear; soy quizás un monstruo que solo está alterando su tranquilidad.—¿Mamá a dónde vamos? ¿Quién es este señor?Jade abraza el pequeño cuerpo de su hijo, noto su tensión—Es difícil de explica, —su lengua se trababa, con decirle a un niño de ochos años una mentira, como podre yo demostrarle interés sin sentir que estoy traicionando a mi hijo, —él es un hombre bueno que nos va cuidar de gente mala que nos quieres separar…TitubeaNo soy un maldito ángel, ni un hombre bueno.—¡Yo soy tu padre niño! —solté de pronto sin ni siquiera pensarlo, sin anestesia, sin el mínimo tacto, Callisto volteo a ver a su madre con confusión, mientras que la dulce Jade acuchillo a este pobre hombre con una dura mirada, era tan sensual — Lamento no saberlo antes pero tu madre pensó que a mí no me interesaba saberlo, hubo un malentendi
—Dejemos claro que nuestras vidas no tienen por qué mezclarse con nuestros propósitos, lo que tuve con Fabio o lo que tenga aun con él no es de su incumbencia —sus ojos se entrecierran con un brillo malicioso. Creo que mi respuesta no le satisface.Me aleja de la mesa donde el juez coloca los papeles, me estremece cada vez que sus manos tocan mi piel, soy mas vulnerable estando cerca de este hombre, sus labios sonríen y sus ojos cambia a una mirada divertida. — Cariño aun hay reglas que debemos establecer, tu no puedes serme infiel, yo no lo seré.—Creo que según los términos esto es un contrato, pero por que debemos limitarnos a vivir en fidelidad, puedes acostarte con cuantas mujeres creas necesario para saciar tu apetito, de mi no lo obtendrás, y no quiero a un ogro por esposo, un monstruo que maltrate a mi hijo o me tomes por la fuerza.—No soy capaz—dice con reproche, me remuerde una culpa por tratarlo de este modo, pero no lo conozco realmente —, cuando te presente a todos com
Me costaba una agonía tocarla sin sentir que algo corría por mis dedos, sin percibir su aroma y sentir que me volvía loco, sin desear algo que no estaba estipulado.Después de tomar una única fotografías, ella subió la escaleras para ir a quitarse ese hermoso vestido que entallaba a la perfección sus curvas. Jade se estremecía cada vez que colocaba mis manos sobre su cuerpo, su cintura, o sus brazos, no sonreía no era necesario, era perfecta y fina, frente a la cámara.Un par mujeres de servicio llegaron enviadas de una agencia de toda mi confianza. La casa necesitaba una limpieza profunda y Jade necesitaba toda su atención para destruir a su enemigo, también necesitaban un poco de privacidad para hacer un excelente trabajo.—¿Dime ahora qué sigue? —Pregunto al sentir mi presencia bajo el dintel de la puerta, ella limpiaba la habitación donde Callisto dormiría.La desesperación por acabar con la pesadilla. Brincaba en su mirada, en sus movimientos eran nerviosos.—¿Como puedo hacer es
—¡No mates a mi papá! —la voz de mi niño se escuchó atrás, me doy la vuelta Callisto estaba frente a una terrible escena,—por favor no mates a mi papá.Mi corazón se detuvo, no habia expresado ninguna alegría de conocer a su padre, pero ahora su grito araño mi entrañas.—Este hijo de mierda no es…—Suéltalo Fabio… —hable más fuerte para interrumpirlo —suelta a mi esposo.No quería hacerlo, veía en su mano empuñaba el coraje de jalar el gatillo, Archie sonreía como si hubiera expuesto a un traidor pensaba que estaba ganando terreno al hacerle creer a mi hijo que él era su padre, aun no conoce a Callisto. Acomodo su mano con el arma apuntándole mirándolo con rabia, enrolle mi mano en la suya, eso comenzó a calmar el agarre.—No lo hagas delante de mi hijo —le ordene, el aún seguía obedeciéndome como un perro fiel. Dejo de mirar al hombre en el suelo.Lanzo un grito y se puso de pie, dejando el arma en mis manos, le saque el cartucho, y desmonte el arma en un par de movimientos, corrí