La mano cubierta con un guante de cuero negro sosteniendo el arma, esta apuntado directamente a mi hijo de solo diez años, y a mi esposa que lo abrazaba tratando de protegerlo con su cuerpo, me encuentro atado de manos y una rabia recorre mi sangre, a mi alrededor cuatro hombres.
—Recuerda esto muy bien Cabianca, todo fue tu culpa—la voz de ese hombre me advierte antes de accionar el arma en sus manos y arrancarle la vida a mi hijo y a mi esposa.
Grite rabioso, era cobarde solo manteniéndome atado logro derrotarme, trato de desatar el nudo mientras gano tiempo.
—Mátame de una vez a ellos déjalos, no tiene que ver contigo, es a mí a quien quieres…
—¿Matarte?—rio con mucha satisfacción —, no, a ti nunca pensé en matarte, te dejare vivir para que recuerdes todo tu m*****a vida el error que cometiste al querer meterte en mis negocios.
Escucho el ruido seco de dos cañonazos.
Lanzo un grito como un gruñido, mi cuerpo esta bañado en sudor.
Abro los ojos y la luz penetra mis pupilas como agujas filosas que se clavan hasta el centro de mi cabeza, no logro olvidar esas imágenes me persiguen hasta en el único momento en que dejo de pensar, cada día, desde hace diez años.
Desde aquel día tuve un único motivo para seguir viviendo; Hacer pagar a Jacomo, provocarle el más grande y certero dolor y dejarlo vivo como el hizo conmigo.
El sonido del teléfono anular mis pensamientos, contesto y solo escucho una indicación,
“Pronto el señor Tarantino desea verte, tenga listo un lugar clave para la reunión”
Mis planes se habían visto frutados una y otra vez; acercarme a ese maldito no fue fácil pero parece que al fin lo he conseguido. Aprieto los puños de nuevo lo tendré frente a mí
Me visto este será un día muy largo. Llamo de inmediato a Fabio.
—Lo conseguí, al fin lo hare pagar, en cuanto lo tenga frente a mí te lo hare saber, ¿no estas satisfecho?, pronto cobras cuentas con él.
Hace ocho años salve su vida, encontrándolo tirado con una bala metida en la cabeza y aun de su boca salía un nombre, “Jade”. Esa mujer fuera quien fuera, le dio toda la fuerza para sobrevivir.
Aquella casa estaba en llamas, un campo sangriente de combates entre dos bandas de criminales.
Sabía por la policía que ahí estaría Jacomo, estaba preparado para asesinarlo yo mismo, sin importarme lo que sucediera conmigo después de eso, solo necesitaba saciar mi sed de venganza, pero se me adelantaron, dos años más dure persiguiéndolo. Asechándolo, colaborando con la policía, hasta que me di cuenta que jamás lograría atraparlo.
Deje de confiar en la policía, y decidí inmiscuirme en la mafia para llegar a él, idee un plan, no sería más yo quien lo perseguiría, el vendría a mí.
Imagino su risa de nuevo pero en esta ocasión con el rostro lleno de sangre y en agonía.
—Estoy listo señor. —me responde Fabio, cuelgo.
Camino por los pasillos del bufet, frente a la sociedad soy un abogado de honor, de palabra.
Todo ruido que existía en el aire se opacó ante mi paso y solo el golpe de mis pies sobre la madera retumbaban en el aire.
—¡Ah!—resbalo y caigo de espaldas, mi pantalón termina empapado y mi dignidad ha caído junto a mí ego, dos hombres se apresuran a levantarme y me niego a ser atendido, me moleta que me vean como un inútil o como un idiota. —¿Quién es el responsable de esto?
Escucho la voz suave de una mujer que llega corriendo junto a mí, con un trapo intenta limpiar mi traje mientras torpemente se disculpa una y otra vez, la veo pequeña e insegura, ¿desde cuándo está trabajando aquí para mí?, nunca la había notado, no puedo ahora dejar de verla, y su aroma es adictivo.
Su cabello negro recogido en una coleta brilla, su ojos grandes y oscuros me miran con culpa y deseo reprenderla de una manera poco ética. Tiene una boca apetecible como un dulce prohibido, o demasiado costoso que me frustra el no poder conseguir.
—¡Detente!—exijo controlándome a mí mismo, todo alrededor se vuelve un desierto seco, los ojos de aquella mujer se clavan en mí, grandes, expresivos, tan inocentes y mortificados pero fuertes y brillantes. Es hermosa.
—Lo siento señor Cabianca, lamento haber provocado esto…
Pero su belleza aunque gratificante no es suficiente para distraerme y olvidar este pequeño incidente. No perdono los errores.
—Lo pagaras, estas despedida…
—Lo pagarle con trabajo —sugiere, pero no parece darlo como una opción si no como una imposición, es fuerte, me encantan las mujeres impulsivas.
Me vuelvo hacia ella y me inclino sobre su pequeña carita.
—No tolero la ineptitud.
—Es tan arrogante,—se enfada, parece que acabo de insultarla gravemente, frunce el ceño y me alza la voz — solo le he dañado un traje apuesto a que tiene muchos más en casa, no es el único y es solo uno. Que de mal tiene perder un traje.
Me aproximo a ella y la enfrento, es pequeña y noto su timidez ante mi altura. Sus labios se entreabren en un suspiro, apuesto que su corazón está estallando en su pecho.
Es solo un deseo que nace en mí, ¿qué me pasa?
—¿Cuál es tu nombre?
—Hada D’Angeli—me extiende su mano, eso provoca que me aparte —, si desea puedo lavarle su traje se lo devolveré como nuevo —me enternece su ingenuidad, sigo de frente esquivándola hay muchos ojos mirándonos.
He dado una orden y no voy a retractarme frente a todos mis empleados que esperaban que tuviera compasión por alguien bajo mis órdenes.
Llamo a recursos humanos, le ordeno que realice los tramites de despido y que traigan a mi oficina el cheque para la mujer. No me voy a arriesgar a una demanda.
Me encierro en la oficina tengo ropa de cambio para estas ocasiones. Llamo de nuevo a Fabio, mientras termino de acomodarme la corbata, hace siete años que trabaja para mí. Me debe la vida y espero que eso sea suficiente para que jamás se le ocurra traicionarme.
Nuestro contacto es solo por mensajes o llamadas, solo una vez nos hemos visto frente a frente, él, al igual que yo tiene un objetivo, acabar con Jacomo y eso nos une.
—Necesito que investigues a alguien.
Me provoca una fuerte curiosidad. Algo en ella me atrae como un imán y me hace sonreír, hace cuanto que no sonreía. ¿Lavar mi traje? Es muy graciosa.
—Claro solo dime ¿Cuál es su nombre? —me responde con algo entre sus labios, enseguida escucho el metal de un encendedor
—Hada D’Angeli — Hay un largo silencio. Como si los latidos de su corazón se hubieran paralizado.
Le llamo nuevamente para saber si me ha escuchado. —¿Estás ahí Fabio?
—Por supuesto… —responde retraído—, te buscare toda la información, estará lista mañana por la mañana…
—Lo quiero en cinco minutos.
Le enseñe bien así que espero resultados pronto.
Cuelgo, no sé por dónde comenzar hoy, y no puedo sacar de mi cabeza a esa mujer, reviso los avances de algunos casos.
<<Hada>> Su nombre aparece en mi cabeza cada instante. hace tanto que no sentia esto. no soporto sentirme atraído de esta manera por una mujer.
Recibo información de un cargamento de armas, la última vez no salió como esperaba y tuve que perderlo todo. Actuar para la ley y en contra de ella sin ser descubierto no es fácil. Y es muy agotador, pero todo tenía un propósito de ser.
Alguien toca y le digo que siga.
Alguien toca y le digo que siga.—Mas les vale que todo salga bien —exijo ante tantas excusas —no quiero errores como la anterior vez, si vuelvo a perder millones por tu ineptitud… —Giro y me sorprendo de ver a un ángel frente a mí, de pie. Estoy ilusionado o en verdad Hada está observándome con mucha curiosidad. Me vuelto torpe de pronto.Cuelgo de inmediato y centro mi vista en ella, la lengua, me la han comido no sé qué decir, muevo los ojos a un lado luego vuelven a ella.—¿Qué haces aquí?—atino a decir.—Toque la puerta y usted me dejo entrar —sí, recuerdo que alguien llamo, torpe. — Usted me mandó llamar por lo de mi liquidaciónDoblemente torpe.Me recargo en la silla cómodamente, tomó un papel que esta sobre la mesa y aseguro que sea lo justo, mis ojos vuelven a brincar sobre ella. Juega con un pañuelo entre sus manos, está demasiado tensa.—¡Hada D’Angeli!— la observo de reojo, es hermosa, su cuerpo visto por un costado y buen atribuido me provoca deseos de seducirla.—Si, es
El señor Cabianca reviso cada rincón del departamento de una manera minuciosa, logre conseguir su satisfacción, y eso me emociono. Ese instante en que sus ojos estaban tan cerca, descubrí una tristeza profunda, ese dolor tan obscuro que carga me conmovió, sentí una conexión con él, y un deseo inexplicable de protegerlo. Como si ese hombre necesitara algo de mí.Estoy demente.No estaba dentro de mi planes quedarme aquí, bien puedo conseguir algo en otro lado, pero no creo que sea mejor que esto y por mi hijo haría lo que fuera necesario.La habitación que me ofrece es mucho mejor de lo que le he ofrecido a mi pequeño Callisto. La observo es cómoda, cálida, y tiene cosas necesarias, como cambios de ropa, toallas y cosas de aseo personal. Debo hablarle de mi hijo. —Te suce... —el timbre suena parece que se inquieta —¡Quédate aquí, no salgas!— me exigeNo entiendo, no debería ir yo a abrir la puerta. Me indica que guarde silencio antes de cruzar la puerta, me hace desconfiar, saco de m
“¿Que ha sucedido con la chica que me enviaste investigar?” “¿Dónde está?”Las interrogantes constantes de Fabio me enfadan, sus mensajes son tan insistentes, aun guarda secretos y esa familiaridad que tiene con Hada me irrita. Es como si la conociera hace tiempo.Debí parecer un entrometido al preguntarle sobre su vida privada, pero me divirtió su reto, hay algo en ella que me hace atraerla a mí, tan cerca que me hace desear protegerla y al mismo tiempo deseo… deseo amarla.Mi mente no puede detener los pensamientos, su belleza me embrutece, no soy cociente de mis preguntas ni mis límites. No recuerdo cuando fue la última vez que desee seducir a una mujer. —Lamento si te he incomodado, pero es necesario para considerarte y conserves este trabajo, aún que no te acomodes demasiado, quizás no dures mucho aquí —abre sus ojos y me clava su mirada.—¿Estoy a prueba?—Por supuesto, no creí necesario aclararlo. —Medita por un momento.Mi teléfono no para de sonar, los intensos mensajes d
Me recosté en la cama cubriendo a Callisto con mi cuerpo, si Cabianca entraba a pedirme algo y yo me encontrará dormida él no lo vería. Se convertía en una noche larga, y muy desgastante al tener que estar al pendiente de mi jefe y cuidar que mi hijo se quedará en la habitación.Se que esto no durara mucho tiempo, buscaré el momento para confesarle. No puedo esperar que él me perdone no es el único lugar donde puedo trabajar. Y no es el único lugar seguro. Aunque así lo crea. Una mano se coloca sobre mi boca giró la cabeza y veo a un hombre ordenándome que no grite. A penas entra un poco de luz por la puerta pero sus facciones son conocidas.Salgo después de que el me pide que hablemos afuera. En el pasillo entra un poco más de luz por una ventana. Lo reconozco, es el tan idéntico a como lo recordaba—¡Fabio! —procuro hablar bajo— estás vivo. Eres tú no puedo creerlo,Abro mis brazos para lanzarme sobre él, el me detiene, me observa y besa mis labios. Él lo hace con pasión, sensual
No imaginaba una vida huyendo de un lugar al otro, no era la vida que yo quería para Callisto, estaba tan angustia por comprender cuál era la forma más efectiva de librarme de ese malnacido, solo su muerte me liberaría. O mi muerte. No encontraba más salidas.Cuando desperté Fabio no estaba, Callisto me entrego una nota que dejo sobre la cama. Iría a comprar boletos para salir de la ciudad.—A Dónde vamos a irnos mamá —no encontraba las palabras para explicarle sin tener que contarle la verdad —¿Por qué? Aquí están todos mis amigos.Escuché la puerta, mis nervios me crearon una paranoia enorme, le indiqué a Callisto que estuviera en silencio, que se escondiera bajo la cama y si las cosas se ponían feas él ya sabía cómo actuar.Abrí la puerta despacio. Ver esos ojos misteriosos y profundos me paralizó, aunque el corazón sintió una emoción indescriptible y un campo de protección. Me hacía sentir segura.—Hola Hada o te gusta más Jade Mazzoni.Empujé la puerta, pero su pie estaba metid
Manejo mi Mustang con la furia presionado a fondo el acelerado, no permitiré ser alcanzado por Fabio, por el espejo retrovisor encuentro que ese pequeño me observa sin parpadear; soy quizás un monstruo que solo está alterando su tranquilidad.—¿Mamá a dónde vamos? ¿Quién es este señor?Jade abraza el pequeño cuerpo de su hijo, noto su tensión—Es difícil de explica, —su lengua se trababa, con decirle a un niño de ochos años una mentira, como podre yo demostrarle interés sin sentir que estoy traicionando a mi hijo, —él es un hombre bueno que nos va cuidar de gente mala que nos quieres separar…TitubeaNo soy un maldito ángel, ni un hombre bueno.—¡Yo soy tu padre niño! —solté de pronto sin ni siquiera pensarlo, sin anestesia, sin el mínimo tacto, Callisto volteo a ver a su madre con confusión, mientras que la dulce Jade acuchillo a este pobre hombre con una dura mirada, era tan sensual — Lamento no saberlo antes pero tu madre pensó que a mí no me interesaba saberlo, hubo un malentendi
—Dejemos claro que nuestras vidas no tienen por qué mezclarse con nuestros propósitos, lo que tuve con Fabio o lo que tenga aun con él no es de su incumbencia —sus ojos se entrecierran con un brillo malicioso. Creo que mi respuesta no le satisface.Me aleja de la mesa donde el juez coloca los papeles, me estremece cada vez que sus manos tocan mi piel, soy mas vulnerable estando cerca de este hombre, sus labios sonríen y sus ojos cambia a una mirada divertida. — Cariño aun hay reglas que debemos establecer, tu no puedes serme infiel, yo no lo seré.—Creo que según los términos esto es un contrato, pero por que debemos limitarnos a vivir en fidelidad, puedes acostarte con cuantas mujeres creas necesario para saciar tu apetito, de mi no lo obtendrás, y no quiero a un ogro por esposo, un monstruo que maltrate a mi hijo o me tomes por la fuerza.—No soy capaz—dice con reproche, me remuerde una culpa por tratarlo de este modo, pero no lo conozco realmente —, cuando te presente a todos com
Me costaba una agonía tocarla sin sentir que algo corría por mis dedos, sin percibir su aroma y sentir que me volvía loco, sin desear algo que no estaba estipulado.Después de tomar una única fotografías, ella subió la escaleras para ir a quitarse ese hermoso vestido que entallaba a la perfección sus curvas. Jade se estremecía cada vez que colocaba mis manos sobre su cuerpo, su cintura, o sus brazos, no sonreía no era necesario, era perfecta y fina, frente a la cámara.Un par mujeres de servicio llegaron enviadas de una agencia de toda mi confianza. La casa necesitaba una limpieza profunda y Jade necesitaba toda su atención para destruir a su enemigo, también necesitaban un poco de privacidad para hacer un excelente trabajo.—¿Dime ahora qué sigue? —Pregunto al sentir mi presencia bajo el dintel de la puerta, ella limpiaba la habitación donde Callisto dormiría.La desesperación por acabar con la pesadilla. Brincaba en su mirada, en sus movimientos eran nerviosos.—¿Como puedo hacer es