La habitación se encontraba lúgubre, el frio me causaba escalofríos en la espalda, junto a mi padre tenía mi vida asegurada, y llena de lujos, pero esta noche algo se sentia muy diferente, me acerque lentamente después de estar un segundo de pie bajo el dintel de la puerta. Aunque no hice el más mínimo ruido mi padre percibió mi presencia.
—¿Que estas dispuesta a hacer por tu padre? —estaba ebrio, de nuevo, como las últimas noches. No sé qué le estaba ocurriendo pero me asustaban verlo así. Quizás eran los negocios, un emporio como el que manejaba entre sus manos no se construía de la noche a la mañana. Pero como todo, se desboronaría en cuestión de segundos después de algún mal movimiento.
Era mi padre y lo adoraba, yo siempre fui su devoción, soy la única hija que tiene y aun así, me presumía como su consentida. Quizás me colocaba por encima de entre su enorme lista de amantes que disfrutaba. Yo siempre tenía prioridad sobre cualquier mujer.
Todo el tiempo anteponía mi estabilidad a cualquier costo. Hasta hoy.
De mi madre no sé nada, jamás me hablo de ella, tuve muchas nanas todas jóvenes y bonitas, cuando crecí comprendí que mi padre las tomaba a todas y luego las desechaba.
—¿Ahora en qué problemas te has metido papá?
Me acerque a él, tenía un arma junto a la botellas, a un solo movimiento tomarla y disparar, era muy rápido cuando se disponía atacar.
Mis alertas se encendieron y sabía que tenía que hacer caso y salir de ahí pero el amor a mi padre me exigió permanecer para ayudarle.
Tal vez podría comenzar a aprender a moverme en este mundo, después de todo ¿quién heredara todo su imperio?
—Si tu pones de tu parte, todo estará bien.
Me miro con melancolía;
—No entiendo lo que estás tratando de decirme, ¿Qué es lo que tengo que hacer?... lo hare —dije demostrando mi interés y mi audacia.
La puerta del despacho de mi padre se abrió bruscamente; el detestable Jacomo Tarantino entro con otro hombre más, Rocco, su gato, un lamebotas fiel como jamás había conocido a alguien, era capaz de tomar veneno si fuera necesario para salvar la vida de su patrón.
—¿Que hace aquí Jacomo?—lo detestaba, y no escondía todo ese odio que tenía por él, era alto, de cabello rubio, delgado, rostro afilado
—Tu padre ya debió informártelo.
Voltee a ver a mi alcoholizado padre, esperaba que hablara pero solo levanto el vaso con el líquido ámbar y bebió de él, mirando un punto en la pared.
—Infórmame que, ¿Qué está pasando papá?—la mirada de ese hombre era la de un demonio. Estar en su presencia siempre me provocaba un frío.
—Felicitaciones, te convertirás en mi esposa, serás la mujer, la reina de Jacomo Tarantino todos te respetaran y yo te tratare como lo que eres, una diosa. —dijo alzando los brazos al aire, como si me hubiera sacado el premio mayor.
Yo brinque la mirada entre un hombre y otro, tratando de entender que es lo que estaba sucediendo.
Mi padre se levantó de su silla con el arma apuntando con el brazo recto a Jacomo, ahí estaba mi héroe defendiéndome, todo sucedió en un parpadeo.
—Por favor Callisto—dijo con extrema serenidad ese hombre—, no es momento para cambiar de opinión. Somos hombres de negocios, tenemos una palabra que cumplir.
—¡Corre!—me ordena mi padre, pero no sé por qué no apunto y disparo, porque está dándole tiempo a que el saque también su arma—, Jade corre llama a Fabio él ya tiene instrucciones. —se dirigió al hombre que estaba en la puerta —Si te atreves a moverte un centímetro, atravesare el cráneo de tu patrón, déjala salir.
Rocco espero la orden que le diera su jefe, este con la cabeza le indico que obedeciera. Mis piernas no se mueven tengo un mal presentimiento.
—Sabes que esto es estúpido, tu no deseas esto, creí que éramos amigos, que eras leal, un hombre que siempre admire porque sabía cumplir con su palabra, ahora porque tratas de evitar que me lleve a mi esposa.
—Ella no te ama, vamos Jade sal de aquí, ¡maldita sea! —me exige al mirarme aún junto a él, mis piernas estaban congeladas, quería quedarme aquí para cuidar a mi padre era lo único que tenía en esta vida. —¡Lárgate!
Jacomo tomo el arma de las manos de mi padre, comenzaron a forcejear, obedecí ahora que veo a mi padre en peligro. Empujo al perro bulldog que custodia la puerta.
—¡Fabio! —salgo gritando con todas mis fuerzas, llego hasta las escaleras detrás de mí, siento los pasos de Rocco y en seguida sus toscas manos sobre mi cadera bajándome y llevándome fuera de la casa —¡Fabio!—, grito una vez más, me cubren la boca, no me rindo, peleo, le doy un pisotón logrado que me libere, —Fabio…
Escucho un estallido que me hiela la sangre, observó la puerta entre abierta de su despacho, observo salir a Jacomo con el arma limpiándola entre sus manos con un pañuelo.
—¡No, no... no, Papá, no suéltame, papá, no, Fabio, papá, papá!
Me sacan de la casa y me llevan con ellos.
Me paralice, los minutos para mí no corrieron cuando esperaba que de esa misma puerta saliera mi padre tratando de rescatarme. Siento que todo a mi alrededor sucede sumergida en una burbuja, espero que salgas por esa puerta gritando mi nombre.
Vamos papá rescátame.
—¡Papa!
Estoy en una habitación oscura, en el pecho tengo una opresión dolorosa, por instantes dudo que aun siga con vida. No tengo fuerzas ni para llorar, como si todo fuera tan irreal.
La luz me baña, percibo un aroma, es él. me provoca una sensación de asco y repulsión.
—Pronto lo olvidaras, cuando veas todo lo que yo te puedo dar, estarás agradecida conmigo y con la vida que te daré — me mantengo en el piso, con la mirada perdida y mucho frio más en el alma que en el cuerpo. Solo pienso en que mi padre ¿está muerto?
Me levanta, le escupo la cara. Se enfurece y me golpea con el dorso de su mano. Me doy cuenta que esto no es una pesadilla, esta es mi nueva vida ahora. Suspira, masculla entre dientes, me duele la cara pero no derramo ni una sola lagrima, mis ojos lo miran con repulsión.
—Por favor Jade—insiste con un tono condescendiente —, no quieres que todo sea por el camino difícil, sé que eres sensata y que puedes entender que ahora me perteneces, no quiero lastimarte —me observa, con intenciones malsanas —eres la mujer que quiero para mí, para madre de mis hijos, no sabes cuanto he deseado esto…
Siento su respiración sobre mi piel, aprieto los ojos deseando que se no se me acerque, besa mi cuello, me provoca un asco terrible, no quiero que me toque.
—Por favor, por favor —me veo en la obligación de suplicar—, Jacomo dame tiempo deja que me acostumbre a ti, está bien aceptare ser tu esposa, tu mujer pero déjame asimilarlo, déjame aceptarlo, demuéstrame cuanto me amas dándome tiempo…
Agita su dedo frente a mis ojos;
—No lo has asimilado durante todo este tiempo que he intentado acercarme a ti por las buenas, ¡Oh Jade! si tan solo me hubieras dado la oportunidad de demostrártelo con dulzura, no tendría que haber llegado hasta esto —se recuesta sobre mí, abrió mi piernas… me es inútil pelear me tiene dominada —Si te consuela saberlo, eran millones lo que tú padre me hizo perder, el precio lo vales;
—¡Me das asco!
—No dirás lo mismo cuando te haga mía— siento miedo, y siento aversión, mis ojos se llenan de lágrimas. Comienza a dejar las asquerosas huellas de sus labios por mi cuerpo, deseo morir para no sentirlo. No saber que consiguió ganar.
—No, no, no quiero suéltame, Jacomo, no me toques, suéltame … ¡Maldito!, no, no por favor ¡No! Suéltame…
Mis gritos se quedaron ahogado por el acto atroz al que fui obligada, no tenía fuerzas, no pude pelear, la única persona que me cuidaría, que sería mi protector me entrego al hombre más ruin y asqueroso.
Me obligó a estar con él, pero aun así no puedo decir que me hizo suya, Jacomo tomo lo que deseaba, mi cuerpo. No obtendría nada más.
Esta sentado a la orilla de la cama
—¡No eres virgen! —no respondo. —¡Maldita sea!, no eres virgen ¿con que maldito gusano te revolcaste?
Estoy rota por dentro, no era mi primera vez, pero sería una marca que no se borraría con nada. Mi cuerpo lo cubren las sábanas.
Comienza a escucharse demasío ruido afuera y muchas detonaciones de armas, se levanta furioso, azota la puerta tan fuerte que esta no se cierra por completo, me percato de que ha roto la madera. Recojo mi ropa y me visto lo más rápido que puedo, no estoy dispuesta a vivir junto a él.
Quiero creer que es mi padre que ha venido o mandado a todos sus hombres por mí.
Veo a Fabio, atravesarle el cuello con una navaja a un hombre, y girar para defenderse de otro encajándole la misma navaja en el cuello
—¡Vamos! —me refugio en sus brazos, —¿Te hizo daño?—Asiento con lágrimas, —¡Maldito perro! te sacaremos de aquí y volveré por ese maldito para matarlo.
—¿Y mi padre?
—Lo siento, lo siento mucho. —me abrazo por un segundo. Me quede sin nada, era una niña mimada sola en un maldito infierno.
—¿Qué fue lo que paso?, ¿por qué mi padre tuvo que entregarme a Jacomo?
—Jacomo nos traiciono.—hombres que intentaban detenernos, el los derribaba y asesinaba frente a mí, antes de seguir se dio vuelta y me dio una indicación — Aprende a obedecer cuando alguien te diga que te largues, sin importar nada, sin importarte nadie, aprende a la buena que eres la hija de Callisto Mazzoni y que es nuestro trabajo asegurarnos que estarás bien, aunque tu padre no viva, eres nuestra prioridad.
Alrededor de nosotros, mientras corríamos, hombres se enfrentaban con armas, Fabio era el único en quien yo podía confiar ahora. Y el único que podría defenderme. Me saco de la casa y me llevo hasta una camioneta
—Ella me pertenece. —Jacomo lo tiro atrás.
—¡Lárgate!—no quería abandonarlo, era la única persona que me queda en este mundo con quien yo pudiera sentirme segura, algo que caracteriza a Fabio era que el jamás accionaba un arma, su estilo era los cuchillos y sus manos, con un aventón se golpe contra la ventana del auto —Vete, prometo que te buscare y te protegeré.
Besa mis labios en modo de despedida, me abre la puerta y me obliga a entrar.
Brinque al asiento del volante, dos hombres llegaron sobre el golpeándolo, encendí y pise a fondo, por el espejo vi a Fabio tirado en el piso, y a Jacomo con el arma directo a su cabeza. Cerré mis ojos no deseaba guardar esa imagen en mi mente, la casa está en llamas, dos autos aparecen detrás de mí, el infierno aun no acaba, el camino de vuelta a la ciudad es largo y boscoso, no sé a dónde ir.
Estoy asustada, las camionetas que me persiguen están por alcanzarme. Estoy a unos metros de una autopista, acelero, y entro en ella sin precaución, escucho los claxon a mi alrededor, la camioneta se balancea de forma brusca.
Conduzco por largos minutos intentando deshacerme de ellos. Esquivo autos, busco salidas. Un puente frente a mi parece ser una opción. Uno de ellos me alcanza y me golpea, prefiero morir antes de volver a estar con ese maldito, siento sucio todo mi cuerpo, siento asco.
El auto que me persigue vuelve a golpearme, giro el volante violento y mis ojos ven el agua que hay debajo, la camioneta golpea el agua y se parte el parabrisas, siento un frio que me hiela la sangre.
Nado hasta una orilla y me quedo quieta, ahí observando arriba del puente, Jacomo ordena que bajen a buscarme, me hundo y nado lo más rápido que puedo y lo más lejos.
**
Las noticias informaron sobre ese accidente; La mujer demente que conducía la camioneta falleció ahogada en el lago. Sentí un alivio, tuve miedo, imaginé que mi vida seria huir y correr de ahora en adelante.
Fui a casa, no había nadie, tomé ropa de mi armario, y algo de dinero de la caja uerte de mi padre, en mi habitación había un sobre en la cama, eran documento con una nueva identidad.
Hada D´Angeli.
—Gracias Fabio.
Ahora estaba sola, no sabía hacer nada, siempre supe que me quedaría al mando de la organización de mi padre o el hombre con él que me casara tomaría la b****a. Mi vida ahora tendría un nuevo destino, muchas veces pensé en acabar con mi vida, el dolor de perder a mi padre y a todos los hombres que estaban cerca de él que yo consideraba mi familia, me deprimían.
Un mes después recibí la noticia que me daría la única razón para seguir viviendo.
—¡Felicidades, usted está embarazada!
La mano cubierta con un guante de cuero negro sosteniendo el arma, esta apuntado directamente a mi hijo de solo diez años, y a mi esposa que lo abrazaba tratando de protegerlo con su cuerpo, me encuentro atado de manos y una rabia recorre mi sangre, a mi alrededor cuatro hombres.—Recuerda esto muy bien Cabianca, todo fue tu culpa—la voz de ese hombre me advierte antes de accionar el arma en sus manos y arrancarle la vida a mi hijo y a mi esposa. Grite rabioso, era cobarde solo manteniéndome atado logro derrotarme, trato de desatar el nudo mientras gano tiempo. —Mátame de una vez a ellos déjalos, no tiene que ver contigo, es a mí a quien quieres…—¿Matarte?—rio con mucha satisfacción —, no, a ti nunca pensé en matarte, te dejare vivir para que recuerdes todo tu maldita vida el error que cometiste al querer meterte en mis negocios.Escucho el ruido seco de dos cañonazos. Lanzo un grito como un gruñido, mi cuerpo esta bañado en sudor.Abro los ojos y la luz penetra mis pupilas como a
Alguien toca y le digo que siga.—Mas les vale que todo salga bien —exijo ante tantas excusas —no quiero errores como la anterior vez, si vuelvo a perder millones por tu ineptitud… —Giro y me sorprendo de ver a un ángel frente a mí, de pie. Estoy ilusionado o en verdad Hada está observándome con mucha curiosidad. Me vuelto torpe de pronto.Cuelgo de inmediato y centro mi vista en ella, la lengua, me la han comido no sé qué decir, muevo los ojos a un lado luego vuelven a ella.—¿Qué haces aquí?—atino a decir.—Toque la puerta y usted me dejo entrar —sí, recuerdo que alguien llamo, torpe. — Usted me mandó llamar por lo de mi liquidaciónDoblemente torpe.Me recargo en la silla cómodamente, tomó un papel que esta sobre la mesa y aseguro que sea lo justo, mis ojos vuelven a brincar sobre ella. Juega con un pañuelo entre sus manos, está demasiado tensa.—¡Hada D’Angeli!— la observo de reojo, es hermosa, su cuerpo visto por un costado y buen atribuido me provoca deseos de seducirla.—Si, es
El señor Cabianca reviso cada rincón del departamento de una manera minuciosa, logre conseguir su satisfacción, y eso me emociono. Ese instante en que sus ojos estaban tan cerca, descubrí una tristeza profunda, ese dolor tan obscuro que carga me conmovió, sentí una conexión con él, y un deseo inexplicable de protegerlo. Como si ese hombre necesitara algo de mí.Estoy demente.No estaba dentro de mi planes quedarme aquí, bien puedo conseguir algo en otro lado, pero no creo que sea mejor que esto y por mi hijo haría lo que fuera necesario.La habitación que me ofrece es mucho mejor de lo que le he ofrecido a mi pequeño Callisto. La observo es cómoda, cálida, y tiene cosas necesarias, como cambios de ropa, toallas y cosas de aseo personal. Debo hablarle de mi hijo. —Te suce... —el timbre suena parece que se inquieta —¡Quédate aquí, no salgas!— me exigeNo entiendo, no debería ir yo a abrir la puerta. Me indica que guarde silencio antes de cruzar la puerta, me hace desconfiar, saco de m
“¿Que ha sucedido con la chica que me enviaste investigar?” “¿Dónde está?”Las interrogantes constantes de Fabio me enfadan, sus mensajes son tan insistentes, aun guarda secretos y esa familiaridad que tiene con Hada me irrita. Es como si la conociera hace tiempo.Debí parecer un entrometido al preguntarle sobre su vida privada, pero me divirtió su reto, hay algo en ella que me hace atraerla a mí, tan cerca que me hace desear protegerla y al mismo tiempo deseo… deseo amarla.Mi mente no puede detener los pensamientos, su belleza me embrutece, no soy cociente de mis preguntas ni mis límites. No recuerdo cuando fue la última vez que desee seducir a una mujer. —Lamento si te he incomodado, pero es necesario para considerarte y conserves este trabajo, aún que no te acomodes demasiado, quizás no dures mucho aquí —abre sus ojos y me clava su mirada.—¿Estoy a prueba?—Por supuesto, no creí necesario aclararlo. —Medita por un momento.Mi teléfono no para de sonar, los intensos mensajes d
Me recosté en la cama cubriendo a Callisto con mi cuerpo, si Cabianca entraba a pedirme algo y yo me encontrará dormida él no lo vería. Se convertía en una noche larga, y muy desgastante al tener que estar al pendiente de mi jefe y cuidar que mi hijo se quedará en la habitación.Se que esto no durara mucho tiempo, buscaré el momento para confesarle. No puedo esperar que él me perdone no es el único lugar donde puedo trabajar. Y no es el único lugar seguro. Aunque así lo crea. Una mano se coloca sobre mi boca giró la cabeza y veo a un hombre ordenándome que no grite. A penas entra un poco de luz por la puerta pero sus facciones son conocidas.Salgo después de que el me pide que hablemos afuera. En el pasillo entra un poco más de luz por una ventana. Lo reconozco, es el tan idéntico a como lo recordaba—¡Fabio! —procuro hablar bajo— estás vivo. Eres tú no puedo creerlo,Abro mis brazos para lanzarme sobre él, el me detiene, me observa y besa mis labios. Él lo hace con pasión, sensual
No imaginaba una vida huyendo de un lugar al otro, no era la vida que yo quería para Callisto, estaba tan angustia por comprender cuál era la forma más efectiva de librarme de ese malnacido, solo su muerte me liberaría. O mi muerte. No encontraba más salidas.Cuando desperté Fabio no estaba, Callisto me entrego una nota que dejo sobre la cama. Iría a comprar boletos para salir de la ciudad.—A Dónde vamos a irnos mamá —no encontraba las palabras para explicarle sin tener que contarle la verdad —¿Por qué? Aquí están todos mis amigos.Escuché la puerta, mis nervios me crearon una paranoia enorme, le indiqué a Callisto que estuviera en silencio, que se escondiera bajo la cama y si las cosas se ponían feas él ya sabía cómo actuar.Abrí la puerta despacio. Ver esos ojos misteriosos y profundos me paralizó, aunque el corazón sintió una emoción indescriptible y un campo de protección. Me hacía sentir segura.—Hola Hada o te gusta más Jade Mazzoni.Empujé la puerta, pero su pie estaba metid
Manejo mi Mustang con la furia presionado a fondo el acelerado, no permitiré ser alcanzado por Fabio, por el espejo retrovisor encuentro que ese pequeño me observa sin parpadear; soy quizás un monstruo que solo está alterando su tranquilidad.—¿Mamá a dónde vamos? ¿Quién es este señor?Jade abraza el pequeño cuerpo de su hijo, noto su tensión—Es difícil de explica, —su lengua se trababa, con decirle a un niño de ochos años una mentira, como podre yo demostrarle interés sin sentir que estoy traicionando a mi hijo, —él es un hombre bueno que nos va cuidar de gente mala que nos quieres separar…TitubeaNo soy un maldito ángel, ni un hombre bueno.—¡Yo soy tu padre niño! —solté de pronto sin ni siquiera pensarlo, sin anestesia, sin el mínimo tacto, Callisto volteo a ver a su madre con confusión, mientras que la dulce Jade acuchillo a este pobre hombre con una dura mirada, era tan sensual — Lamento no saberlo antes pero tu madre pensó que a mí no me interesaba saberlo, hubo un malentendi
—Dejemos claro que nuestras vidas no tienen por qué mezclarse con nuestros propósitos, lo que tuve con Fabio o lo que tenga aun con él no es de su incumbencia —sus ojos se entrecierran con un brillo malicioso. Creo que mi respuesta no le satisface.Me aleja de la mesa donde el juez coloca los papeles, me estremece cada vez que sus manos tocan mi piel, soy mas vulnerable estando cerca de este hombre, sus labios sonríen y sus ojos cambia a una mirada divertida. — Cariño aun hay reglas que debemos establecer, tu no puedes serme infiel, yo no lo seré.—Creo que según los términos esto es un contrato, pero por que debemos limitarnos a vivir en fidelidad, puedes acostarte con cuantas mujeres creas necesario para saciar tu apetito, de mi no lo obtendrás, y no quiero a un ogro por esposo, un monstruo que maltrate a mi hijo o me tomes por la fuerza.—No soy capaz—dice con reproche, me remuerde una culpa por tratarlo de este modo, pero no lo conozco realmente —, cuando te presente a todos com