Me repugnaba, era un asco tan incontrolable, trajo a mi memoria esos malos recuerdos de lo ocurrido, sus manos recorriendo mi cuerpo, sus labios dejando sobre mí su saliva, su voz susurrando en mi oído palabras asquerosas. Su olor, su calor, quería quitarlo de mí, borrarlo de mi memoria, pero era tan vivido, como si acabara de hacerlo ahora.No fue mi primera vez, no era virgen pero fue la peor experiencia de mi vida, ninguna parte de mi cuerpo ni un poco de mi alma encontraron un rastro de química, de deseo, o la más mínima satisfacción.Se sació de mi cuerpo, sin hacerme llegar, fue brusco, una bestia sin control que no sabe cómo complacer a una mujer, me lastimó físicamente, me mato el alma.Era recordar con tanta claridad como si acabara de obligarmeArchie caminaba por la estancia agitando el arma, murmuraba y maldecía. Caminaba hasta mí y trataba de decime algo, pero se contenía, era como un niño que acaba de cometer un error, algo tan grave que no existieran palabras para repa
Dormir era imposible, observaba el reloj a cada instante. Archie tampoco dormía, en un momento estaba sentado sobre una silla fumando un tabaco y al otro estaba caminando por el pasillo fuera de la habitación.Entraba para averiguar si ya había dormido, yo esperaba información si todo salía bien hoy no tendría más de que preocuparme por un poco tiempo.—Debes descansar hoy fue un día muy difícil—No me digas lo que tengo que hacer.—Solo trato de cuidarte —ese tono, me tenía lastima y era algo que no soportaba.No estaba tratando con una niña.—Me se cuidar lo he hecho por años —debía ser dura, demostrar m fuerza, no deseo causar una lástima ni un consuelo forzado, —No te necesito, este matrimonio es una farsa, no hay motivos para obligarte a preocuparte por mí.Se apartó con un suspiro pesado. Me miro estando de pie de costado y con las manos sobre las cintura—Tienes razón, después que bailemos sobre el cadáver de Tarantino yo desapareceré de tu vida y de la de tu hijo. —mis ojos vo
El delicioso color purpura se deslizaba por mis barbilla, me mantuve inmóvil por un momento, acaba de besarla sin motivo, solo por qué estaba ahí frente a mí con las perfecta inocencia.Pase mis dedos por la comisura de mis labios, frote la sangre entre ellos, mastique el sabor a hierro en mi boca me dolía como mil infiernos quemándome la caraEsa mujer era como un pequeña flor, frágil, hermosa sacudida por una tormenta, pero firme, fuerte y valiente como una guerrera solitaria.No podía negarlo, me hervía la sangre con eso labios tan dulces, con esa mirada suplicando ayuda era más fuerte que yo, o yo era un pedazo de miseria débil ante ella, ni siquiera el recuerdo y el dolor de no tener a mi esposa dominaron mis deseos. Jade era algo tan misterioso y delicioso, algo que deseaba poseer como un lobo hambriento.Estaba duro, quería ir tras de ella perseguirla, seducirla, amarla con prolongadas caricias, pude sentir cómo su cuerpo vibro bajo mis brazos solo un poco más y caeríamos al fu
Es sorprender lo que se puede encontrar con el nombre de cualquier miserable rata de alcantarilla, hubiera disfrutado verlo al cara, verlos aplicar a ese asqueroso hombre lleno de manteca en la barriga y el cerebro, cuando el banco lo despojo de lo que él llamaba departamentos. Tenía deudas hasta el cuello, habia conseguido conEspero que al menos sus amigos de cierta casa de apuesta le den un buen escarmiento por deudor.Vendée mi mano para que Callisto no viera las heridas mientras tomamos el desayuno. Su madre tardo en bajar tanto que supuse que no desayunaría con nosotros.Hasta que percibí su aroma, camino despacio hasta la silla, era hermosa, cada mas hermosa, mas que el día anterior.Me quede como idiota, conservándola como sise tratara de un ángel con ese vestido blanco.—Buenos días—Buenos días, quieres pan tostado, algo de fruta? —le acerque el canasto con las piezas, ella noto mi mano, estaba mal envuelta,—Quieres que yo lo haga, estoy segura que haré un mejor trabajo. —
La habitación se encontraba lúgubre, el frio me causaba escalofríos en la espalda, junto a mi padre tenía mi vida asegurada, y llena de lujos, pero esta noche algo se sentia muy diferente, me acerque lentamente después de estar un segundo de pie bajo el dintel de la puerta. Aunque no hice el más mínimo ruido mi padre percibió mi presencia.—¿Que estas dispuesta a hacer por tu padre? —estaba ebrio, de nuevo, como las últimas noches. No sé qué le estaba ocurriendo pero me asustaban verlo así. Quizás eran los negocios, un emporio como el que manejaba entre sus manos no se construía de la noche a la mañana. Pero como todo, se desboronaría en cuestión de segundos después de algún mal movimiento.Era mi padre y lo adoraba, yo siempre fui su devoción, soy la única hija que tiene y aun así, me presumía como su consentida. Quizás me colocaba por encima de entre su enorme lista de amantes que disfrutaba. Yo siempre tenía prioridad sobre cualquier mujer.Todo el tiempo anteponía mi estabilidad a
La mano cubierta con un guante de cuero negro sosteniendo el arma, esta apuntado directamente a mi hijo de solo diez años, y a mi esposa que lo abrazaba tratando de protegerlo con su cuerpo, me encuentro atado de manos y una rabia recorre mi sangre, a mi alrededor cuatro hombres.—Recuerda esto muy bien Cabianca, todo fue tu culpa—la voz de ese hombre me advierte antes de accionar el arma en sus manos y arrancarle la vida a mi hijo y a mi esposa. Grite rabioso, era cobarde solo manteniéndome atado logro derrotarme, trato de desatar el nudo mientras gano tiempo. —Mátame de una vez a ellos déjalos, no tiene que ver contigo, es a mí a quien quieres…—¿Matarte?—rio con mucha satisfacción —, no, a ti nunca pensé en matarte, te dejare vivir para que recuerdes todo tu maldita vida el error que cometiste al querer meterte en mis negocios.Escucho el ruido seco de dos cañonazos. Lanzo un grito como un gruñido, mi cuerpo esta bañado en sudor.Abro los ojos y la luz penetra mis pupilas como a
Alguien toca y le digo que siga.—Mas les vale que todo salga bien —exijo ante tantas excusas —no quiero errores como la anterior vez, si vuelvo a perder millones por tu ineptitud… —Giro y me sorprendo de ver a un ángel frente a mí, de pie. Estoy ilusionado o en verdad Hada está observándome con mucha curiosidad. Me vuelto torpe de pronto.Cuelgo de inmediato y centro mi vista en ella, la lengua, me la han comido no sé qué decir, muevo los ojos a un lado luego vuelven a ella.—¿Qué haces aquí?—atino a decir.—Toque la puerta y usted me dejo entrar —sí, recuerdo que alguien llamo, torpe. — Usted me mandó llamar por lo de mi liquidaciónDoblemente torpe.Me recargo en la silla cómodamente, tomó un papel que esta sobre la mesa y aseguro que sea lo justo, mis ojos vuelven a brincar sobre ella. Juega con un pañuelo entre sus manos, está demasiado tensa.—¡Hada D’Angeli!— la observo de reojo, es hermosa, su cuerpo visto por un costado y buen atribuido me provoca deseos de seducirla.—Si, es
El señor Cabianca reviso cada rincón del departamento de una manera minuciosa, logre conseguir su satisfacción, y eso me emociono. Ese instante en que sus ojos estaban tan cerca, descubrí una tristeza profunda, ese dolor tan obscuro que carga me conmovió, sentí una conexión con él, y un deseo inexplicable de protegerlo. Como si ese hombre necesitara algo de mí.Estoy demente.No estaba dentro de mi planes quedarme aquí, bien puedo conseguir algo en otro lado, pero no creo que sea mejor que esto y por mi hijo haría lo que fuera necesario.La habitación que me ofrece es mucho mejor de lo que le he ofrecido a mi pequeño Callisto. La observo es cómoda, cálida, y tiene cosas necesarias, como cambios de ropa, toallas y cosas de aseo personal. Debo hablarle de mi hijo. —Te suce... —el timbre suena parece que se inquieta —¡Quédate aquí, no salgas!— me exigeNo entiendo, no debería ir yo a abrir la puerta. Me indica que guarde silencio antes de cruzar la puerta, me hace desconfiar, saco de m