Shane miró la hora en el reloj que llevaba en la mano, era la tercera vez que lo hacía en diez minutos. Miró de nuevo a Jussie que tenía frente a él y le sonrió en un intento de ocultar su preocupación, no quería alarmarle aún más a su amigo. Hacía veinte minutos que debía haber llegado la novia, pero por la puerta no aparecía ninguna mujer envuelta en un precioso y glamuroso vestido de blanco.― ¿Qué es lo que está pasando? —preguntó Jussie en voz baja a su amigo, ― ¿Por qué no llega Lady?― Ya sabes cómo son las mujeres con esas cosas, seguro que llega en cualquier momento —intentó tranquilizarle Shane.―Probablemente se esté secando el pelo, ― añadió Aron, su otro amigo que también lo acompañaba en su boda― a veces les resulta difícil secárselo, por no mencionar el maquillaje y todas esas cosas de las mujeres. Nunca llegaré a entenderlo. Jussie cerró los ojos y soltó aire in
Estaba intentando revivir sus momentos con Lady, ¿dónde había fallado? ¿qué es lo que había hecho mal? Todo había estado bien entre ellos, tan bien que solo recordaba momentos felices. Nunca pensó que contraería matrimonio con alguien hasta que la conoció y decidió que era con ella con quien debía pasar el resto de sus días. ¿Por qué había tenido que estar tan equivocado? ¿Será que lo suyo no era casarse? Siendo sinceros, dolía, le dolía en el fondo del alma, ¿qué estaría pensando ahora toda esa gente que había acudido a su fracasada boda? ¿Y la revista? ¿Qué dirá la revista de ello y qué pensarán sus conocidos cuando se enteren de que uno de los mejores hombres de negocios del país había sido plantado por una actriz reconocida? Deseó enormemente que todo aquello fuera solo una pesadilla, que no estuviera pasando realmente, porque no sabría cómo sobrellevarlo. ¿Cómo iba a enfrentarse al mundo entero ante aquella situación vergonzosa?
Vieron a una mujer junto a una reja, parecía sacar algo de su bolso, debía ser las llaves para abrirla. Decidieron acercarse a ella.—Buenas tardes señora— saludó Jussie. La mujer se detuvo a verlos simultáneamente—¿Podría decirnos si por aquí hay un hotel?—No sois de por aquí, ¿verdad?—Así es.—El mejor hotel de aquí se encuentra a unos dos quilómetros de aquí. —indicó.—¿Tan lejos? —se quejó Madilyn en voz alta consiguiendo que los dos se giraran a mirarla. —Lo siento—de disculpó y cerró la boca.—Pero en la esquina encontrarán un motel si no les importa. — ¿dormir en un motel?, lo suyo eran los lujos, aunque evidentemente ninguna de la gente con la que estaba parecía saberlo.—Está bien&mdas
Eran las once de la noche. Jussie había tendido su chaqueta sobre el frío suelo de la habitación que le había tocado compartir con una mujer que no conocía en aquel motel. La chica le había ofrecido una de las almohadas que tenía la cama. Ahora se encontraba tendido en el duro e incómodo suelo de la habitación con los ojos puestos en el techo que los cubría. Se imaginaba cómo amanecería, con el cuerpo dolorido por aquella experiencia a la que no estaba acostumbrado. A lo que sí estaba acostumbrado era a acostarse sobre los mejores colchones que le proporcionaban desde las agencias dedicadas a ellos y sobre las mejores y más caras sábanas que se podía permitir. Pero ahora su comodidad importaba menos después de todo por lo que estaba pasando. De todos modos, aquella tortura solo iba a durarle una noche.―La querías, ¿verdad?Tuvo que aband
Cuando ya los rayos del sol empezaban a atravesar por la ventana reflejándose sobre su rostro, molestándola, Madilyn abrió los ojos tapándose la cara con la mano. Al incorporarse sobre la cama se acordó del motivo por el que se encontraba allí. Resopló y se desprendió de la sábana, pero entonces se acordó de que no había dormido con ella porque se la había entregado a su acompañante, ¿o será que solo lo había soñado?Miró hacia el suelo donde le había dejado dormido y para su sorpresa el lugar estaba vacío, no había rastro de él. Se bajó inmediatamente de la cama y se dirigió a la puerta del baño, llamó a ella por si su acompañante se encontraba allí, pero nada, nadie contestaba al otro lado. Abrió la puerta y no estaba ¿la había dejado? Se acercó al lavabo a lavarse la cara y enjuagarse la boca con agua. Se recogió de nuevo el cabello y regresó al dormitorio a tomar su chaqueta. Estaba molesta ¿qué clase de persona se iba sin despedir
Estaban ya de regreso en la carretera. Iban en silencio, sin embargo, por la cabeza de Jussie iba rondando una pregunta que no lo dejaba tranquilo. De vez en cuando miraba de reojo a su acompañante pensando en si valía la pena arriesgarse a presentarle su duda. Ella tenía su móvil intentando que se encendiera, se le había agotado la batería y no paraba de hacer muecas. Le estaba empezando a resultar gracioso sus gestos raros. Se aclaró la garganta para llamar su atención, ella lo miró.—¿Puedo hacerte una pregunta sin que te molestes?—Prueba a ver.—Me has hecho entender que te casarás sin amor ¿hay alguna posibilidad de que no te presentes al altar por esa razón? —ella soltó una risa que le tomó desprevenido.—¿Es que quieres impedir mi boda? Qué mono, pero Adonis, apenas nos conocemos—la mirada seria de él la hizo entender que la pregunta sí iba en serio y que no tenía nada que ver con ella, al final lo entendió y dejó de reírse. —Oh, lo dices por tu novia que no asistió a la boda,
Jussie se volvió a Madilyn y le hizo señas para que lo alcanzara. Los tres caminaron por la sala hasta una mesa que se encontraba disponible y en una esquina de la sala.—Gracias señor—le dijo Jussie mientras se sentaban.—A ustedes por elegir nuestro restaurante. ¿Les apetece beber algo mientras esperan?—¿Y cuánto costará eso? —peguntó Madilyn que estaba evidentemente nerviosa. El hombre miró a Jussie y éste solo asintió con la cabeza.—Irá a cuenta de la casa— le contestó el hombre con una sonrisa.—Muy amables— contestó ella con otra sonrisa.—Traiga una botella de vino, sin alcohol—pidió Jussie y ella lo miró confusa.—Enseguida pido que se lo traigan. Que disfruten de la estancia. —y así se alejó el hombre dejándolos solos.—¿Sin alcohol? —preguntó ella. Pero él no contestó, cogió una de las cartas y se lo entregó.—Elije lo que quieras comer —ella lo tomó sin apartar la mirada de él, no se sentía del todo convencida.—¿Qué fue lo que le dijiste a ese señor? —preguntó.—¿Yo? Nad
Jussie estaba sentado en su escritorio, había depositado la gorra sobre la mesa después de darse cuenta de que no se lo había devuelto a su dueña ¿qué podía hacer? No existía la posibilidad de que volviera a verla, tampoco es que quisiera volver a hacerlo.Tomó la libreta en la que ella había escrito, había decidido quedárselo para releer todo lo que aquella chica loca había anotado.—Madilyn—pronunció su nombre al acordarse del momento en que ella se lo dijo. Soltó un suspiro de frustración y depositó la libreta sobre la mesa mientras se apoyaba contra su silla—¿Qué te pasa? Es hora de olvidarte de ella.Su despacho se encontraba en un piso alto desde el cual podía ver a través del enorme ventanal la ciudad y todo el movimiento que se producía en la calle, a veces lo hacía para despejar su mente. Se puso de pie para acercarse al ventanal cuando de pronto se abrió bruscamente la puerta y ante sus ojos aparecieron sus amigos, Shane había traído al Aron. Rodeó el escritorio para recibir