Shane miró la hora en el reloj que llevaba en la mano, era la tercera vez que lo hacía en diez minutos. Miró de nuevo a Jussie que tenía frente a él y le sonrió en un intento de ocultar su preocupación, no quería alarmarle aún más a su amigo. Hacía veinte minutos que debía haber llegado la novia, pero por la puerta no aparecía ninguna mujer envuelta en un precioso y glamuroso vestido de blanco.
― ¿Qué es lo que está pasando? —preguntó Jussie en voz baja a su amigo, ― ¿Por qué no llega Lady?― Ya sabes cómo son las mujeres con esas cosas, seguro que llega en cualquier momento —intentó tranquilizarle Shane.―Probablemente se esté secando el pelo, ― añadió Aron, su otro amigo que también lo acompañaba en su boda― a veces les resulta difícil secárselo, por no mencionar el maquillaje y todas esas cosas de las mujeres. Nunca llegaré a entenderlo.Jussie cerró los ojos y soltó aire intentando tranquilizarse. Debía confiar en que la mujer que quería y con quien había decidido casarse llegaría en cualquier momento. La iglesia estaba repleta de gente, y toda la gente de su círculo de negocios y gente de confianza había acudido a su boda, todo tenía que salir bien.
―Señores —los interrumpió el cura que parecía mostrarse impaciente. ― ¿Cuánto tiempo más tendremos que esperar?―Unos minutos más, señor cura― pidió Aron. —De que nuestro amigo se casa, se casa.Mientras decía aquello se abrió la puerta de la iglesia y todos los presentes se giraron a ver, incluso Jussie que de pronto empezaba a sentirse aliviado hasta que se dio cuenta de que la mujer que estaba en la puerta no era su prometida, sino la amiga de ésta. Por la expresión de su rostro daba a entender que algo andaba mal.― Sonia, ¿dónde está Lady? —preguntó el novio. Sonia negó con la cabeza.―Lo siento Jussie, ella no vendrá.Dijo aquello y entre el público se comenzó a escuchar murmullos. Jussie se acercó a ella lentamente con el ceño fruncido.
― ¿Cómo que ella no vendrá?―No puedo decirte nada más, solo que ya no habrá boda. Lo lamento.Se dio la vuelta y regresó corriendo por donde vino dejando de ese modo a un Jussie confuso y desorientado. ¿Acababa de ser plantado?―¿No habrá boda? —preguntó Aron acercándose a él.―No contesta al celular―se acercó también Shane con el móvil en la mano, pero para Jussie todo había perdido importancia.Algunos invitados se acercaron a él a preguntar qué es lo que estaba pasando, empezó a sentirse atosigado.―¿Podéis dejarlo? No habrá boda, no es ninguna novedad. —despachó Shane a aquellos que empezaban a acorralarlo.En cambio, Jussie caminó entre ellos hacia la puerta de la salida como alma que lleva el diablo, ignorando todo y a todos.―Jussie, ¿qué piensas hacer? — preguntó Shane siguiéndolo por detrás mientras Aron detenía a aquellos que intentaban alcanzarle y gritaban su nombre.―¡Jussie! —escuchó su nombre detrás de él y regresó a la realidad. Lo habían dejado plantado y había gente que lo seguía, quizás con intenciones de interrogarlo o falsamente mostrarse preocupados. No iba a enfrentarse a ellos.Miró hacia el frente. Había llegado con el auto de sus amigos, no tenía la llave de ningún coche y tenía que abandonar aquel lugar cuanto antes. Afortunadamente vio un auto aparcado junto a la carretera principal. Era un Lexus RS 450 y junto a él se encontraba de pie una mujer, llevaba un traje negro y una gorra. Estaba ocupada escuchando música con los auriculares de su móvil el cual manoseaba distraída mientras movía la cabeza.
Jussie se apresuró a acercarse a ella.—Necesito las llaves del auto. —dijo autoritario extendiendo su mano hacia ella.Madilyn alzó la mirada para verlo. Se quitó uno de los auriculares del oído para saber de qué estaba hablando aquel hombre apuesto que parecía apurado.—Perdón, hombre guapo, pero desconocido, ¿decías? — preguntó inocentemente.—Necesito las llaves del auto—Insistió.—No, no estás hablando en serio—dijo con una sonrisa pícara. ―¿Te estás refiriendo a mi auto?—Es urgente, pagaré todos los gastos y con intereses si es necesario.—Vaya, suena tentador, pero lo siento. No puedo dejar mi auto con un extraño, por más atractivo y apuesto que sea. ―Jussie la miró incrédulo por su comentario, no tenía tiempo para eso. —¿Pero sabes qué? Estás de suerte, adonis. ¿Qué te parece si me dices dónde quieres ir y yo encantada te llevo? O eso o nada.Jussie la miró molesto, pero no le quedaba de otra, tenía que aceptar la propuesta si quería salir de ese lugar.—Está bien, pero conduce ya.Le dio un giro al auto apresuradamente y se subió en el asiento del copiloto. Madilyn igualmente se subió al auto y se aseguró el cinturón. Se fijó en que la gente que salía de la iglesia se estaba acercando a ellos gritando algo.—¿Los llevamos a ellos también? —le preguntó a su nuevo cliente quien la miró con desaprobación.—¡Arranca ya! —mandó él.—Está bien. Tú mandas.Puso el auto en marcha y condujo. Desde el espejo retrovisor vieron a esa gente de pie en la carretera viendo cómo se iban.
—Wau, parece que estamos en una película—comentó Madilyn algo excitada por aquella situación que en realidad desconocía. —¿No que era una boda? ¿Dónde están los novios?Al no recibir respuesta alguna, miró a su acompañante que tenía el brazo apoyado contra la puerta mientras se frotaba distraído la frente. Parecía molesto.—¿Adonis? —lo llamó y él se volteó a verla.—¿Puedes simplemente conducir? Por favor.—Como usted mande, pero hasta ahora no me ha dicho dónde lo llevo.—Tú solo conduce.Obedeció, pero en vista de que iba a tener un viaje totalmente silencioso, decidió encender la radio. Estaba sonando una canción conocida, no era de sus favoritas, pero se puso a cantarla. La cantó con el corazón. Jussie que se dio cuenta de que no podía tener ningún segundo de silencio para pensar en lo que se estaba convirtiendo su vida, la observó absorto, con el ceño fruncido.—¿Cuánto quieres porque mantengas este viaje en un completo silencio? —preguntó mostrando disgusto.—¿Es que tampoco puedo cantar?—Solo necesito un poco de silencio, ¿es demasiado pedir?—¿Se puede saber qué le pasa? No irá a decirme que la mujer de su vida es la que se estaba casando con otro hombre.Jussie la observó inquietante ante su comentario. No iba a darle explicaciones a aquella chica con traje de hombre a la que no conocía. Apartó la mirada de ella y la regresó a la carretera.
—¿Entonces es eso? —preguntó ella admirada.—¡No! —Chilló—¿Puedes dejar de hacer preguntas que no te incumben y simplemente conducir?—Adonis, estás de muy mal humor y no creo que deberías echar tu mal genio sobre mí. Yo también tengo mis problemas y no ves que te lo echo encima.Jussie cerró los ojos y suspiró hondo, intentaba tranquilizarse y no perder los papeles.Se habían alejado de la ciudad y de todo. Madilyn no se había percatado de cuánto tiempo llevaban en la carretera, solo conducía como le habían pedido hasta que se dio cuenta de que estaba empezando a anochecer.
—Oye, Adonis. Sé que es mucho pedir, pero llevo tiempo conduciendo, ¿podrías decirme hacia dónde vamos?Jussie que tampoco se había percatado del tiempo que llevaban, miró hacia fuera.—Tú solo conduce.—Tú solo conduce—repitió igualmente. —Solo por si acaso, quiero que sepas que dentro de mi traje llevo unas cuchillas muy bien afiladas, nunca fallan. Ah y un espray muy bien picante, capaz de dejarle ciego a uno durante un buen rato. Por no mencionar que además fui a clases de defen…—¿A qué viene todo esto? —preguntó impaciente imaginándose de qué iba aquello.—Te lo digo por si tu intención con este viaje desconocido es secuestrarme o venderme a unos psicópatas. —Jussie sonrió inevitablemente y Madilyn lo observó sorprendida.—¿Entonces es ese tu plan?—No soy ningún psicópata—dijo regresando la mirada a la carretera, por una extraña razón, estaba empezando a sentirse tranquilo. Esa chica era muy rara, ¿cómo conseguía darle paz con todo lo que le estaba pasando?—Por cierto—continuó ella—aparte de adonis, tienes una bonita sonrisa.Estaba intentando revivir sus momentos con Lady, ¿dónde había fallado? ¿qué es lo que había hecho mal? Todo había estado bien entre ellos, tan bien que solo recordaba momentos felices. Nunca pensó que contraería matrimonio con alguien hasta que la conoció y decidió que era con ella con quien debía pasar el resto de sus días. ¿Por qué había tenido que estar tan equivocado? ¿Será que lo suyo no era casarse? Siendo sinceros, dolía, le dolía en el fondo del alma, ¿qué estaría pensando ahora toda esa gente que había acudido a su fracasada boda? ¿Y la revista? ¿Qué dirá la revista de ello y qué pensarán sus conocidos cuando se enteren de que uno de los mejores hombres de negocios del país había sido plantado por una actriz reconocida? Deseó enormemente que todo aquello fuera solo una pesadilla, que no estuviera pasando realmente, porque no sabría cómo sobrellevarlo. ¿Cómo iba a enfrentarse al mundo entero ante aquella situación vergonzosa?
Vieron a una mujer junto a una reja, parecía sacar algo de su bolso, debía ser las llaves para abrirla. Decidieron acercarse a ella.—Buenas tardes señora— saludó Jussie. La mujer se detuvo a verlos simultáneamente—¿Podría decirnos si por aquí hay un hotel?—No sois de por aquí, ¿verdad?—Así es.—El mejor hotel de aquí se encuentra a unos dos quilómetros de aquí. —indicó.—¿Tan lejos? —se quejó Madilyn en voz alta consiguiendo que los dos se giraran a mirarla. —Lo siento—de disculpó y cerró la boca.—Pero en la esquina encontrarán un motel si no les importa. — ¿dormir en un motel?, lo suyo eran los lujos, aunque evidentemente ninguna de la gente con la que estaba parecía saberlo.—Está bien&mdas
Eran las once de la noche. Jussie había tendido su chaqueta sobre el frío suelo de la habitación que le había tocado compartir con una mujer que no conocía en aquel motel. La chica le había ofrecido una de las almohadas que tenía la cama. Ahora se encontraba tendido en el duro e incómodo suelo de la habitación con los ojos puestos en el techo que los cubría. Se imaginaba cómo amanecería, con el cuerpo dolorido por aquella experiencia a la que no estaba acostumbrado. A lo que sí estaba acostumbrado era a acostarse sobre los mejores colchones que le proporcionaban desde las agencias dedicadas a ellos y sobre las mejores y más caras sábanas que se podía permitir. Pero ahora su comodidad importaba menos después de todo por lo que estaba pasando. De todos modos, aquella tortura solo iba a durarle una noche.―La querías, ¿verdad?Tuvo que aband
Cuando ya los rayos del sol empezaban a atravesar por la ventana reflejándose sobre su rostro, molestándola, Madilyn abrió los ojos tapándose la cara con la mano. Al incorporarse sobre la cama se acordó del motivo por el que se encontraba allí. Resopló y se desprendió de la sábana, pero entonces se acordó de que no había dormido con ella porque se la había entregado a su acompañante, ¿o será que solo lo había soñado?Miró hacia el suelo donde le había dejado dormido y para su sorpresa el lugar estaba vacío, no había rastro de él. Se bajó inmediatamente de la cama y se dirigió a la puerta del baño, llamó a ella por si su acompañante se encontraba allí, pero nada, nadie contestaba al otro lado. Abrió la puerta y no estaba ¿la había dejado? Se acercó al lavabo a lavarse la cara y enjuagarse la boca con agua. Se recogió de nuevo el cabello y regresó al dormitorio a tomar su chaqueta. Estaba molesta ¿qué clase de persona se iba sin despedir
Estaban ya de regreso en la carretera. Iban en silencio, sin embargo, por la cabeza de Jussie iba rondando una pregunta que no lo dejaba tranquilo. De vez en cuando miraba de reojo a su acompañante pensando en si valía la pena arriesgarse a presentarle su duda. Ella tenía su móvil intentando que se encendiera, se le había agotado la batería y no paraba de hacer muecas. Le estaba empezando a resultar gracioso sus gestos raros. Se aclaró la garganta para llamar su atención, ella lo miró.—¿Puedo hacerte una pregunta sin que te molestes?—Prueba a ver.—Me has hecho entender que te casarás sin amor ¿hay alguna posibilidad de que no te presentes al altar por esa razón? —ella soltó una risa que le tomó desprevenido.—¿Es que quieres impedir mi boda? Qué mono, pero Adonis, apenas nos conocemos—la mirada seria de él la hizo entender que la pregunta sí iba en serio y que no tenía nada que ver con ella, al final lo entendió y dejó de reírse. —Oh, lo dices por tu novia que no asistió a la boda,
Jussie se volvió a Madilyn y le hizo señas para que lo alcanzara. Los tres caminaron por la sala hasta una mesa que se encontraba disponible y en una esquina de la sala.—Gracias señor—le dijo Jussie mientras se sentaban.—A ustedes por elegir nuestro restaurante. ¿Les apetece beber algo mientras esperan?—¿Y cuánto costará eso? —peguntó Madilyn que estaba evidentemente nerviosa. El hombre miró a Jussie y éste solo asintió con la cabeza.—Irá a cuenta de la casa— le contestó el hombre con una sonrisa.—Muy amables— contestó ella con otra sonrisa.—Traiga una botella de vino, sin alcohol—pidió Jussie y ella lo miró confusa.—Enseguida pido que se lo traigan. Que disfruten de la estancia. —y así se alejó el hombre dejándolos solos.—¿Sin alcohol? —preguntó ella. Pero él no contestó, cogió una de las cartas y se lo entregó.—Elije lo que quieras comer —ella lo tomó sin apartar la mirada de él, no se sentía del todo convencida.—¿Qué fue lo que le dijiste a ese señor? —preguntó.—¿Yo? Nad
Jussie estaba sentado en su escritorio, había depositado la gorra sobre la mesa después de darse cuenta de que no se lo había devuelto a su dueña ¿qué podía hacer? No existía la posibilidad de que volviera a verla, tampoco es que quisiera volver a hacerlo.Tomó la libreta en la que ella había escrito, había decidido quedárselo para releer todo lo que aquella chica loca había anotado.—Madilyn—pronunció su nombre al acordarse del momento en que ella se lo dijo. Soltó un suspiro de frustración y depositó la libreta sobre la mesa mientras se apoyaba contra su silla—¿Qué te pasa? Es hora de olvidarte de ella.Su despacho se encontraba en un piso alto desde el cual podía ver a través del enorme ventanal la ciudad y todo el movimiento que se producía en la calle, a veces lo hacía para despejar su mente. Se puso de pie para acercarse al ventanal cuando de pronto se abrió bruscamente la puerta y ante sus ojos aparecieron sus amigos, Shane había traído al Aron. Rodeó el escritorio para recibir
Madilyn le pidió a su primo de alquilar un apartamento con ella después de que se muriera su padre, así compartirían los gastos de alquiler. Él había dejado de vivir con su madre, hermana del recién fallecido padre de Madelyn, hacía aproximadamente siete solo por hacerle ese favor y no dejarla sola. Era dos años mayor que él y procuraba comportarse como el hermano mayor, aunque con ella como hermana pequeña, no le resultaba fácil. Él llevaba trabajando casi dos años en una agencia de autos, mientras ella se buscaba la vida de todas las maneras posibles sin importar lo ridículo que fuera.Mientras Alan iba al volante, miró de reojo el reloj, Madilyn lo estaba acariciando con sus dedos mientras lo miraba pensativa.—Estás loca, nunca cambiarás— soltó desesperado al pensar que no podían beneficiarse de aquel artilugio costoso.—No lo venderé por más que insistas en llamarme así.—¿Entonces irás a buscar al dueño? Porque si no es así, entonces ¿para qué lo quieres?—Quién sabe, quizás al