Jussie se volvió a Madilyn y le hizo señas para que lo alcanzara. Los tres caminaron por la sala hasta una mesa que se encontraba disponible y en una esquina de la sala.—Gracias señor—le dijo Jussie mientras se sentaban.—A ustedes por elegir nuestro restaurante. ¿Les apetece beber algo mientras esperan?—¿Y cuánto costará eso? —peguntó Madilyn que estaba evidentemente nerviosa. El hombre miró a Jussie y éste solo asintió con la cabeza.—Irá a cuenta de la casa— le contestó el hombre con una sonrisa.—Muy amables— contestó ella con otra sonrisa.—Traiga una botella de vino, sin alcohol—pidió Jussie y ella lo miró confusa.—Enseguida pido que se lo traigan. Que disfruten de la estancia. —y así se alejó el hombre dejándolos solos.—¿Sin alcohol? —preguntó ella. Pero él no contestó, cogió una de las cartas y se lo entregó.—Elije lo que quieras comer —ella lo tomó sin apartar la mirada de él, no se sentía del todo convencida.—¿Qué fue lo que le dijiste a ese señor? —preguntó.—¿Yo? Nad
Jussie estaba sentado en su escritorio, había depositado la gorra sobre la mesa después de darse cuenta de que no se lo había devuelto a su dueña ¿qué podía hacer? No existía la posibilidad de que volviera a verla, tampoco es que quisiera volver a hacerlo.Tomó la libreta en la que ella había escrito, había decidido quedárselo para releer todo lo que aquella chica loca había anotado.—Madilyn—pronunció su nombre al acordarse del momento en que ella se lo dijo. Soltó un suspiro de frustración y depositó la libreta sobre la mesa mientras se apoyaba contra su silla—¿Qué te pasa? Es hora de olvidarte de ella.Su despacho se encontraba en un piso alto desde el cual podía ver a través del enorme ventanal la ciudad y todo el movimiento que se producía en la calle, a veces lo hacía para despejar su mente. Se puso de pie para acercarse al ventanal cuando de pronto se abrió bruscamente la puerta y ante sus ojos aparecieron sus amigos, Shane había traído al Aron. Rodeó el escritorio para recibir
Madilyn le pidió a su primo de alquilar un apartamento con ella después de que se muriera su padre, así compartirían los gastos de alquiler. Él había dejado de vivir con su madre, hermana del recién fallecido padre de Madelyn, hacía aproximadamente siete solo por hacerle ese favor y no dejarla sola. Era dos años mayor que él y procuraba comportarse como el hermano mayor, aunque con ella como hermana pequeña, no le resultaba fácil. Él llevaba trabajando casi dos años en una agencia de autos, mientras ella se buscaba la vida de todas las maneras posibles sin importar lo ridículo que fuera.Mientras Alan iba al volante, miró de reojo el reloj, Madilyn lo estaba acariciando con sus dedos mientras lo miraba pensativa.—Estás loca, nunca cambiarás— soltó desesperado al pensar que no podían beneficiarse de aquel artilugio costoso.—No lo venderé por más que insistas en llamarme así.—¿Entonces irás a buscar al dueño? Porque si no es así, entonces ¿para qué lo quieres?—Quién sabe, quizás al
Eran las ocho de la noche y se encontraban en la fiesta realizada por uno de los socios. Había mucha gente y un gran bufete repleto de todo tipo de alimentos. Jussie estaba de pie junto a sus amigos cuando de pronto la vio y se quedó paralizado, no podía ser cierto, ella no podía estar allí. Parpadeó un par de veces, tal vez solo la estaba imaginando.—¿Estás aquí? —Aron ondeó la mano por su rostro, él le miró un rato, pero regresó otra vez la mirada hacia donde había visto aquella aparición inesperada.Definitivamente era ella, Madilyn, sin duda alguna, solo que ahora se veía distinta. Llevaba puesto un vestido largo que la ajustaba perfectamente a su cuerpo del que ahora se estaba fijando, era realmente hermosa e increíblemente atractiva. El traje con que la conoció había ocultado demasiado de ella.—No puede ser— susurró, pero sus amigos le escucharon y siguieron la vista hacia donde observaba él para saber qué era aquello que tenía atrapado a su amigo, entonces también la vieron.
La noche avanzaba y ya no la veía por ningún lado, se preguntaba si ya se había marchado, sentía la necesidad de volver a verla, aunque se repetía así mismo constantemente de que no estaba enamorado de ella, que simplemente se sentía atrapado por su forma de ser. Se preguntaba si el hecho de que no pudiera pensar en Lady como debería significara que nunca estuvo realmente enamorado de ella, o si resultaba que simplemente el amor se había muerto después de que lo dejara plantado y sin ninguna explicación.De repente se acercó uno de los camareros a él para informarle que alguien lo estaba esperando en el pasillo que conducía a los cuartos de aseo.—¿Quién es? —preguntó confuso.—No lo sé, señor. No me dijo su nombre.—Vale, gracias.Se alejó el camarero y Jussie decidió acabarse primero su bebida antes de acudir a aquella llamada misteriosa, no tenía ni la menor idea de quién podría tratarse.Caminó por el pasillo que tenía las luces tenues, saludó a alguna gente que pasaba por allí. M
A la mañana siguiente, Shane le estaba haciendo compañía a Jussie en su apartamento. Éste estaba preparando el desayuno, tortilla con huevos, mientras él se encontraba de pie frente al ventanal observando las vistas que daban a la cuidad.—¿Sabes? —habló él sin apartar la mirada de las maravillosas vistas—He estado pensando sobre lo que me dijiste ayer.—Recuerdo haberte dicho muchas cosas ¿podrías especificar?—Sobre la chica misteriosa que impide que pienses en Lady y en lo que te hizo. —se volteó para verlo. —¿Por qué no me cuentas lo que pasó realmente entre vosotros?Jussie miró a su amigo y se detuvo un rato en lo que estaba haciendo. Hizo memoria de todo lo que pasó cuando salió de la iglesia hasta que se separó de aquella chica.—¿Qué quieres que te diga? Necesitaba un auto para alejarme de todo lo que me estaba pasando y ella tenía uno disponible. Solo le pedí que condujera y se nos agotó el combustible. Encontramos un motel y como no llevaba dinero encima tuvimos que compart
Cuando llegó Marcos, aparcó su auto junto a la acera. Alguna gente que se encontraba cerca se concentró en el auto lujoso que acababa de aparcar, un Ferrari, y en el hombre importante que acababa de bajarse de él. No llevaba traje, pero la ropa que llevaba puesta decía “dinero, dinero”. Madilyn se arrepintió enseguida de haberlo citado allí, pero qué podía hacer.Marcos se acercó a ella y antes de sentarse en el banco, se aseguró de que estuviera limpio y que no fuera a estropearle su ropa de marca.—¿Perros? —miró con repugnancia a los animales que ella llevaba con ella. —No me dijiste que tenías mascotas.—No son míos, me pagan por sacarlos a pasear. —Él la miró y se demudó el rostro.—Sigues pensando en pagarme por lo que hice, ¿cierto? —ella apartó la vista y no dijo nada. —Haces que parezca que soy una persona horrible que no puede ayudar sin recibir algo a cambio, pero desde la primera vez que te vi me gustaste y lo sabes. Necesitabas ayuda urgente y no podía hablarte de eso. Te
Jussie se encontraba en su despacho, en el “Black′s Restaurant” revisando algunos documentos con su administrador y con la compañía de Aron que también tenía que ver con el negocio, cuando de pronto escucharon gritos al otro lado de la puerta.—¿Qué es ese ruido? —preguntó él.—Iré a mirar— se ofreció Aron. Se puso de pie y se acercó a la puerta, pero antes de conseguir abrirla, se abrió ésta de golpe y apareció un Marcos furioso.—¿Dónde está ese desgraciado?—¿Qué haces aquí? —preguntó Aron alterado de verlo en su territorio. Marcos lo ignoró y al ver a Jussie entró por completo en el despacho para enfrentarlo,—¡A ti te estaba buscando, desgraciado! —le apuntó con el dedo—No quiero volver a verte cerca de mi mujer o sabrás de lo que soy capaz.—¿Desgraciado? Que sepamos, a mí me va todo genial —se puso Jussie en pie para enfrentarlo igualmente.—Regresaré más tarde— dijo el administrador y se aseguró de salir lo más pronto posible de la oficina que empezaba a calentarse.—¿Has dich