Vieron a una mujer junto a una reja, parecía sacar algo de su bolso, debía ser las llaves para abrirla. Decidieron acercarse a ella.
—Buenas tardes señora— saludó Jussie. La mujer se detuvo a verlos simultáneamente—¿Podría decirnos si por aquí hay un hotel? —No sois de por aquí, ¿verdad?—Así es.—El mejor hotel de aquí se encuentra a unos dos quilómetros de aquí. —indicó.—¿Tan lejos? —se quejó Madilyn en voz alta consiguiendo que los dos se giraran a mirarla. —Lo siento—de disculpó y cerró la boca.—Pero en la esquina encontrarán un motel si no les importa. — ¿dormir en un motel?, lo suyo eran los lujos, aunque evidentemente ninguna de la gente con la que estaba parecía saberlo. —Está bien—se resignó. —Muchas gracias por todo y disculpa las molestias.—Que tengan buena noche. —la mujer al fin abrió la reja y volvió a cerrarla una vez que entró en su patio.Jussie avanzó otra vez hacia delante intentando seguir la dirección que les había dado la señora. Solo caminaron un par de metros de cruzar la esquina, hasta que pudieron divisar un enorme letrero iluminado que decía: “MOTEL”. Probablemente no encontraría a alguien que lo conociera en esa zona, pero siempre era mejor prevenir. Se detuvo.
—¿Me prestas tu gorra?— le preguntó a Madilyn señalándolo.—Lo necesito.—Mientras ese pequeño favor signifique que vayas a añadir más dinero a lo que ya me debes, lo hago con mucho gusto. —le ofreció el sombrero y él lo tomó poniéndoselo de inmediato.—Si tanto te interesa el dinero, ¿por qué no te buscas uno de esos tipos ricos? Eso hacen muchas— avanzó de nuevo dejándola otra vez detrás.—Ya estoy comprometida con uno, gracias por recordármelo.Él se detuvo y se volteó para mirarla mostrando algo de sorpresa en su rostro.—¿Estás comprometida?—Eso a ti no te importa— fingió una sonrisa y lo adelantó dirigiéndose hacia la puerta principal del motel.En el lugar no parecía llegar mucha gente, o tal vez no era la época. Madilyn se acercó hacia la recepcionista que parecía ocupada rellenando algo en un enorme cuaderno. Era una señora mayor que disponía de unas lentes que colgaban sobre su nariz y con cuerda colgante.
—Buenas noches. —la señora alzó la vista para ver a sus nuevos clientes por encima de las lentes. Miró detrás de ella y vio al hombre que la acompañaba. Dejó inmediatamente de hacer lo que hacía.—Buenas noches señores. ¿En qué puedo ayudarlos?—Necesitamos dos habitaciones, por favor. Paga él—señaló a Jussie.—Muy bien—dijo la señora mostrando una sonrisa. —¿Pagan en efectivo o por tarjeta?Madilyn le miró a Jussie esperando que contestara. Pero él mientras se chequeaba se dio cuenta de que no llevaba dinero ni su tarjeta encima. Qué despistado de su parte, pensó enfadado. Había acudido a su boda sin nada de eso porque no era necesario. Todo se lo había quedado Shane, porque no creía necesitarlo. Lo habría recuperado cuando tuviera que irse de luna de miel, pero no sucedió.—Hombre apuesto —llamó ella al darse cuenta de que algo no iba bien.—¿Puedo firmar una nota indicando que pasaré a pagar? —le preguntó a la señora. Ella negó con la cabeza.—Aquí no aceptamos eso, lo siento. O pagan primero o no se les podrá ofrecer habitación. Es la política.—No me lo puedo creer, ¿y cómo pensabas pagarme a mí? —se quejó Madilyn introduciendo sus manos en los bolsillos de sus pantalones sacando todos los billetes y monedas que llevaba encima. Los depositó sobre el mostrador de madera bien trabajada.—Te pagaré— le aseguró él.—¿Cree que esto nos será suficiente? También necesitaremos algo de comer.La señora contó todo el dinero que tenía delante y negó con la cabeza.—Si vais a necesitar comer, entonces solo podréis adquirir una habitación.—¿Una sola habitación? —se quejó él antes de que ella lo hiciera.—A veces las parejas tienen sus diferencias, pero ¿no creen que pueden dejarlas aparte por esta noche? Evidentemente no les queda de otra.—Ella y yo…—iba dejar claro que entre aquella chica y él no había nada, pero ella lo interrumpió.—Tienes toda la razón, no le hagas caso a mi novio, nos quedamos con la habitación. La mujer cogió el dinero y les entregó las llaves y el número de la que iba a ser su habitación por una noche.Tuvieron que salir de aquella parte para dirigirse a la parte trasera donde había una escalera que conducía al piso de arriba donde se encontraba la habitación que les habían facilitado. Ya en la puerta, Madilyn se volteó a verle antes de abrir ésta.
—El hecho que le haya hecho creer a aquella amable señora que somos novios no implica que vayas a intentar aprovecharte de mí, porque me defenderé con uñas y dientes.—¿Algo más? —preguntó impaciente, tampoco era que le agradara la idea de compartir un cuarto con una mujer tan rara como ella.—Sí. No es que vaya a creerte, ¿pero podrías asegurarme que eres ningún pervertido? —definitivamente aquella mujer estaba loca. Pero tenía que darle lo que necesitaba si quería acabar con esa escena.—No soy ningún pervertido. ¿Podemos entrar ya?—Tranquilo, que ya abro.Introdujo la llave en la cerradura y abrió la puerta. Se quedaron los dos de pie frente a lo que era el cuarto que tenían que compartir. No era nada grande, sin embargo, poseía un espacio suficiente para un cuarto de tamaño normal. Jussie se sintió aliviado al notar que no era tan terrible como lo había pintado en su mente. Tenía una cama para dos con unas sábanas aparentemente limpias y una cómoda junto a ella. En la pared izquierda había una puerta que parecía dar al cuarto de baño.
—¡Me pido la cama! —escuchó a su indeseada acompañante decir mientras se sentaba sobre la cama. Él simplemente decidió ignorarla como tenía pensado desde que habían venido caminado. Decidió quitarse la chaqueta que llevaba ante la mirada de alarmante de la chica que tenía delante.—¿Qué haces? —otra vez volvió a ignorarla. Dejó caer la chaqueta sobre la cama y se remangó la camiseta.—Decías que tenías hambre. Bajemos entonces a comer.—Primero quiero darme una ducha, para cuando la mesa esté lista yo ya habré acabado.—Como quieras. Estaré abajo.Salió por la puerta y cerró ésta. Madilyn soltó un suspiro y se dejó caer sobre la cama. Después de tanto caminar, al final podía descansar. Escuchó cómo le sonaban los riñones, tenía hambre verdaderamente. Sonrió al recodar cómo le había cargado aquel hombre lindo cuando ella fingió haberse hecho daño. Él se lo había buscado por no querer hablar con ella.Se incorporó en la cama y se quitó igualmente la chaqueta. Al hacerlo pensó en el auto que habían dejado a mitad de camino y se preocupó, tenía miedo de que le pasara algo, era un auto alquilado. Si le pasaba algo, aunque un simple rasguño, tendría que pagarlo ella, lo que conllevaría a reducir los insuficientes ahorros que había conseguido y nunca lograría pagar su deuda. Estaría obligada a casarse. Si al menos pudiera llamarle a Alan, pero a causa de las prisas se dejó el móvil en el auto.
Depositó la chaqueta en la cama y caminó hacia la puerta que llevaba al cuarto de baño, la abrió y entró. El lugar más pequeño de lo que se imaginaba y solo poseía una ducha, un retrete y un lavabo con un esquejo encima. Se despojó del resto de su ropa, no quería dejarlo en la habitación, por si regresaba su compañero de cuarto. Lo colgó junto a las toallas. Se metió en aquella pequeña ducha, la prendió y enseguida comenzó a brotar chorros de agua sobre su cuerpo. Evitó que se le mojara el cabello o pasaría una eternidad en secárselo.Después de la ducha, tomó la toalla y se secó con ella. Se puso de nuevo los pantalones y la camisa. Regresó a la habitación y se soltó el cabello para sentirse más relajada. Su cabello no era muy largo, pero le caía por debajo del cuello y era de una combinación de marrón y negro.
Ya lista, salió de la habitación cerrándola de nuevo con llave. Se dio cuenta de que junto a la puerta había un hombre hablando por teléfono mientras se fumaba un cigarro. La vio y la saludó con aquella mano que sostenía el cigarrillo mientras la sonreía. Apartó la mirada y bajó rápido las escaleras para dirigirse a la recepción. Preguntó por su acompañante y le condujeron hacia el comedor dónde tenían la mesa que ya casi estaba lista. Vio a Jussie sentado con una botella de cerveza en la mano, parecía pensativo, pero no se quitaba la gorra, ¿qué escondería?
Se acercó a él y se sentó en la silla frente a él consiguiendo llamar su atención. Él la miró y parecía sorprendido, quizás verla con el pelo suelto había cambiado su manera de verla. Se fijó mejor aún en su cabello, curiosamente le encantaba, quería alzar la mano y tocarlo. Se aclaró la garganta y rechazó enseguida aquella estúpida idea, no le podía gustar nada de ella, aunque gracias a ella ahora tenían un lugar donde dormir y algo que comer. Se lo iba a pagar todo, no podía permitirse que una mujer se hiciera cargo de él.—¿Sigues pensando en esa chica que no pudiste decir que amabas y acabó casándose con otro? —Jussie cerró los ojos cansado de escuchar lo mismo.—No h**o ninguna boda porque yo era ese novio, pero la novia no apareció, ¿contenta? ¿ahora dejarás de hablar del tema? —Madilyn se quedó con la boca hecha una o. Sintió que había metido la pata hasta el fondo.—Lo lamento.—Gracias, pero no necesito tus disculpas, solo quiero que dejes de intentar meterte en mi vida. No nos conocemos de nada y eso debe seguir así—cogió su botella y le dio otro trago.—Yo me llamo Madilyn,—dijo ella con una sonrisa—y tú eres el chico lindo, ya nos conocemos. Hasta estamos compartiendo una habitación, ¿de qué otra manera quieres que nos conozcamos?Jussie la miró totalmente incrédulo, se preguntaba si esa chica era real, ¿por qué se comportaba así? ¿Por qué no podía entender que no quería nada con ella? Además, ¿por qué nunca parecía ofenderse?Trajeron sus platos y los depositaron sobre la mesa.
― Mmm―dijo ella percibiendo el olor que desprendía su plato. Les habían traído un plato de sopa de caldo con pescado y tenía buen aspecto, aunque por cómo lo miraba Jussie, entendía que no compartía aquella opinión y ella se dio cuenta. ―¿Qué, no es suficiente para ti? —le preguntó. Él solo la miró y regresó la mirada a su plato, no estaba acostumbrado a comer comidas así preparadas, o las preparaba él mismo o se iba a uno de sus restaurantes, los más reconocidos de la ciudad. Sí, era un hombre de negocios y poseía hoteles, restaurantes y una de las discotecas más concurridas del país. Decidió que tenía que hacer un esfuerzo, por un día que comía algo distinto no iba a cambiar nada. Tomó la cuchara y lo introdujo en su plato, Madilyn se había quedado quieta observándole cómo se comía la sopa que al parecer no estaba tan mal como pensó él.Ella también probó la sopa y le pareció deliciosa. Comieron en completo silencio, nadie dijo nada. Pero Madilyn se quedó pensativa, se preguntaba quién sería capaz de dejar plantado a un hombre como él y por qué. Pero no era asunto, no lo conocía, debía dejar ya de pensar en nada de lo que viniera de él.
Eran las once de la noche. Jussie había tendido su chaqueta sobre el frío suelo de la habitación que le había tocado compartir con una mujer que no conocía en aquel motel. La chica le había ofrecido una de las almohadas que tenía la cama. Ahora se encontraba tendido en el duro e incómodo suelo de la habitación con los ojos puestos en el techo que los cubría. Se imaginaba cómo amanecería, con el cuerpo dolorido por aquella experiencia a la que no estaba acostumbrado. A lo que sí estaba acostumbrado era a acostarse sobre los mejores colchones que le proporcionaban desde las agencias dedicadas a ellos y sobre las mejores y más caras sábanas que se podía permitir. Pero ahora su comodidad importaba menos después de todo por lo que estaba pasando. De todos modos, aquella tortura solo iba a durarle una noche.―La querías, ¿verdad?Tuvo que aband
Cuando ya los rayos del sol empezaban a atravesar por la ventana reflejándose sobre su rostro, molestándola, Madilyn abrió los ojos tapándose la cara con la mano. Al incorporarse sobre la cama se acordó del motivo por el que se encontraba allí. Resopló y se desprendió de la sábana, pero entonces se acordó de que no había dormido con ella porque se la había entregado a su acompañante, ¿o será que solo lo había soñado?Miró hacia el suelo donde le había dejado dormido y para su sorpresa el lugar estaba vacío, no había rastro de él. Se bajó inmediatamente de la cama y se dirigió a la puerta del baño, llamó a ella por si su acompañante se encontraba allí, pero nada, nadie contestaba al otro lado. Abrió la puerta y no estaba ¿la había dejado? Se acercó al lavabo a lavarse la cara y enjuagarse la boca con agua. Se recogió de nuevo el cabello y regresó al dormitorio a tomar su chaqueta. Estaba molesta ¿qué clase de persona se iba sin despedir
Estaban ya de regreso en la carretera. Iban en silencio, sin embargo, por la cabeza de Jussie iba rondando una pregunta que no lo dejaba tranquilo. De vez en cuando miraba de reojo a su acompañante pensando en si valía la pena arriesgarse a presentarle su duda. Ella tenía su móvil intentando que se encendiera, se le había agotado la batería y no paraba de hacer muecas. Le estaba empezando a resultar gracioso sus gestos raros. Se aclaró la garganta para llamar su atención, ella lo miró.—¿Puedo hacerte una pregunta sin que te molestes?—Prueba a ver.—Me has hecho entender que te casarás sin amor ¿hay alguna posibilidad de que no te presentes al altar por esa razón? —ella soltó una risa que le tomó desprevenido.—¿Es que quieres impedir mi boda? Qué mono, pero Adonis, apenas nos conocemos—la mirada seria de él la hizo entender que la pregunta sí iba en serio y que no tenía nada que ver con ella, al final lo entendió y dejó de reírse. —Oh, lo dices por tu novia que no asistió a la boda,
Jussie se volvió a Madilyn y le hizo señas para que lo alcanzara. Los tres caminaron por la sala hasta una mesa que se encontraba disponible y en una esquina de la sala.—Gracias señor—le dijo Jussie mientras se sentaban.—A ustedes por elegir nuestro restaurante. ¿Les apetece beber algo mientras esperan?—¿Y cuánto costará eso? —peguntó Madilyn que estaba evidentemente nerviosa. El hombre miró a Jussie y éste solo asintió con la cabeza.—Irá a cuenta de la casa— le contestó el hombre con una sonrisa.—Muy amables— contestó ella con otra sonrisa.—Traiga una botella de vino, sin alcohol—pidió Jussie y ella lo miró confusa.—Enseguida pido que se lo traigan. Que disfruten de la estancia. —y así se alejó el hombre dejándolos solos.—¿Sin alcohol? —preguntó ella. Pero él no contestó, cogió una de las cartas y se lo entregó.—Elije lo que quieras comer —ella lo tomó sin apartar la mirada de él, no se sentía del todo convencida.—¿Qué fue lo que le dijiste a ese señor? —preguntó.—¿Yo? Nad
Jussie estaba sentado en su escritorio, había depositado la gorra sobre la mesa después de darse cuenta de que no se lo había devuelto a su dueña ¿qué podía hacer? No existía la posibilidad de que volviera a verla, tampoco es que quisiera volver a hacerlo.Tomó la libreta en la que ella había escrito, había decidido quedárselo para releer todo lo que aquella chica loca había anotado.—Madilyn—pronunció su nombre al acordarse del momento en que ella se lo dijo. Soltó un suspiro de frustración y depositó la libreta sobre la mesa mientras se apoyaba contra su silla—¿Qué te pasa? Es hora de olvidarte de ella.Su despacho se encontraba en un piso alto desde el cual podía ver a través del enorme ventanal la ciudad y todo el movimiento que se producía en la calle, a veces lo hacía para despejar su mente. Se puso de pie para acercarse al ventanal cuando de pronto se abrió bruscamente la puerta y ante sus ojos aparecieron sus amigos, Shane había traído al Aron. Rodeó el escritorio para recibir
Madilyn le pidió a su primo de alquilar un apartamento con ella después de que se muriera su padre, así compartirían los gastos de alquiler. Él había dejado de vivir con su madre, hermana del recién fallecido padre de Madelyn, hacía aproximadamente siete solo por hacerle ese favor y no dejarla sola. Era dos años mayor que él y procuraba comportarse como el hermano mayor, aunque con ella como hermana pequeña, no le resultaba fácil. Él llevaba trabajando casi dos años en una agencia de autos, mientras ella se buscaba la vida de todas las maneras posibles sin importar lo ridículo que fuera.Mientras Alan iba al volante, miró de reojo el reloj, Madilyn lo estaba acariciando con sus dedos mientras lo miraba pensativa.—Estás loca, nunca cambiarás— soltó desesperado al pensar que no podían beneficiarse de aquel artilugio costoso.—No lo venderé por más que insistas en llamarme así.—¿Entonces irás a buscar al dueño? Porque si no es así, entonces ¿para qué lo quieres?—Quién sabe, quizás al
Eran las ocho de la noche y se encontraban en la fiesta realizada por uno de los socios. Había mucha gente y un gran bufete repleto de todo tipo de alimentos. Jussie estaba de pie junto a sus amigos cuando de pronto la vio y se quedó paralizado, no podía ser cierto, ella no podía estar allí. Parpadeó un par de veces, tal vez solo la estaba imaginando.—¿Estás aquí? —Aron ondeó la mano por su rostro, él le miró un rato, pero regresó otra vez la mirada hacia donde había visto aquella aparición inesperada.Definitivamente era ella, Madilyn, sin duda alguna, solo que ahora se veía distinta. Llevaba puesto un vestido largo que la ajustaba perfectamente a su cuerpo del que ahora se estaba fijando, era realmente hermosa e increíblemente atractiva. El traje con que la conoció había ocultado demasiado de ella.—No puede ser— susurró, pero sus amigos le escucharon y siguieron la vista hacia donde observaba él para saber qué era aquello que tenía atrapado a su amigo, entonces también la vieron.
La noche avanzaba y ya no la veía por ningún lado, se preguntaba si ya se había marchado, sentía la necesidad de volver a verla, aunque se repetía así mismo constantemente de que no estaba enamorado de ella, que simplemente se sentía atrapado por su forma de ser. Se preguntaba si el hecho de que no pudiera pensar en Lady como debería significara que nunca estuvo realmente enamorado de ella, o si resultaba que simplemente el amor se había muerto después de que lo dejara plantado y sin ninguna explicación.De repente se acercó uno de los camareros a él para informarle que alguien lo estaba esperando en el pasillo que conducía a los cuartos de aseo.—¿Quién es? —preguntó confuso.—No lo sé, señor. No me dijo su nombre.—Vale, gracias.Se alejó el camarero y Jussie decidió acabarse primero su bebida antes de acudir a aquella llamada misteriosa, no tenía ni la menor idea de quién podría tratarse.Caminó por el pasillo que tenía las luces tenues, saludó a alguna gente que pasaba por allí. M