—Corra. La cubriremos desde aquí. —dijo Pascal hacia la mujer de ojos amielados que negó, disparando a todo lo que se movía. Se había inyectado el antivenenos que le robó a Kael, pero cuánto deseaba que hubiese sido un suero de superhumano que no le dejara sentir el dolor en sus articulaciones. Pues se había lastimado las costillas al caer, al hacer estallar todo el nivel donde estaba. Eran demasiados y ninguno parecía débil. Eleazar no era alguien fácil de derribar tampoco, por lo que sus manos obtenían golpes certeros que no dejaron a nadie intacto. Patadas que rompieron el cuello de quien lo tocaba. Codazos que abrieron el cráneo de sus atacantes, sin esperar a que cayeran primero, para tomar al siguiente que recibía una muestra del porqué a los monegascos nunca se les tomaba como enemigos. Pascal le rompió la espalda a uno de ellos con la rodilla, mientras pasó el otro sobre su hombro, girando su cuello con las manos, usando las cuchillas que llevaba en su cinturón para lanzar
—No, de hecho. Soy más de detalles más…formidables. —tosió Lina, recuperando el aliento. Barrett la observó, reiterando esa teoría que aún en desventaja no dejaba esa actitud altiva que odiaba que le gustara. —Bendit@mente hermosa. —suspiró con pesadez, dejando a la vista el arma que preparó con dos dardos. —Soy de coleccionar cosas maravillosas y tú serás parte de ella. —Paso. Ya fui esposa trofeo. Me aburrió el papel. —Que bueno, porque no es lo que serás. —le apuntó directo al pecho. —No soy de caer en las tentaciones destructivas y tú eres eso. Soltó el disparo, pero Lina fue más rápida al moverse de lugar, evadiendo el dardo. No obstante había más y con el brazo que la rodeó en el descuido, se dio cuenta que solo fue una distracción. La respiración pesada en su cuello la asqueó cuando la sostuvo tan fuerte que sus pies dejaron de tocar el suelo, sumándole el que Viktor descendiera la mano, enterrando los dedos en sus costillas, para paralizarla. Ella experimentó
De repente, el suelo comenzó a temblar violentamente sin darle tiempo a nadie de siquiera pensar en lo que sucedía. El terreno soltó un crujido y empezó a desmoronarse, enviando cascadas de polvo y escombros al aire. Kael se lanzó hacia adelante, esquivando fragmentos de concreto que caían a su alrededor. Anthony tomó la mano de su hermana, tirando de ella para llevarla a la superficie más sólida, sin importar que él estaba cayendo. Eleazar sostuvo a Pascal. Este le disparó a quién estaba detrás de su amigo. Lina se asomó en el borde viendo a Anthony aferrado a la raíz de un árbol, mientras Barrett desaparecía de su vista junto al resto, hundiéndose en el derrumbe, que se dio cuenta no los asustaba. Era una ruta de escape. —No, no se pueden ir. —dijo con la mano en su costado, tomando el arma que disparó incontables veces, como lo hizo su gente, pero no podían asegurar que le dieron a alguien si no podían verlos. —¿Los tienes? —cuestionó Kael por el auricular en su oreja.
KaelMoverme por las calles de Manhattan en medio de una noche con festivales no era lo más fácil que hacía, menos cuando la sangre goteaba desde mi camisa. No era la primera vez que debía estar atento a todo lo que me rodeaba, pero sí era la primera ocasión en la que no solo me buscaban mis objetivos, sino también el mismo FBI.Calderón había muerto, era lo único que mi cabeza repetía y seguía reproduciendo como un acto que me reiteraba que estaba solo.Tenía que salir de las calles, pero no podía hacerlo aún, no cuando no estaba seguro de que podía hacerlo en un sitio donde podían encontrarme.Me detuve unos segundos para recuperar el aliento, atento a cada susurro y palabra salida de quienes me rodeaban. Varios transeúntes se detuvieron cuando el canal de noticias más importante de la nación comenzó con su aviso de noticia de último minuto.Las pantallas de los televisores en una de las tiendas reflejaban el boletín de última hora, donde la noticia de la muerte de Terry se mostrab
Lina. Mi cuerpo jamás había dolido tanto como cuando me quité la ropa frente al espejo. Las magulladuras en mi rostro no eran nada comparadas con lo que vi al retirar mi camisa. Los moretones se extendían por mi torso, formando un mosaico de colores rojo, oscuros y dolorosos. Cada respiración era un recordatorio punzante de los golpes recibidos. Mis costillas protestaban con cada movimiento, y un corte levemente profundo en mi costado aún sangraba lentamente. Me apoyé en el lavabo, dejando que el frío del mármol me diera un poco de alivio. Cerré los ojos por un momento, tratando de bloquear el dolor y la imagen de mi cuerpo maltratado. Pero no podía ignorarlo. Masajeé mi barbilla con cuidado. Temí que me hubiese fracturado la mandíbula cuando el dolor en esa zona lo indicaba, pero luego de una revisión exhaustiva de parte de Gálata, me quitó el peso al decir que no. Aunque de solo recordar que algún idiota se le ocurrió llamar justo cuando tenía el gel anestésico en las
LinaMi madre no se me separó en toda la noche. Todos tenían asuntos para resolver y yo solo debía reponerme cuando acepté el bendito suero.Mi cuñada se sentó con ese hermoso vestido de maternidad que la hacía ver adorable. Debía descansar también, pero no se detenía ni porque tuviera a los doble impacto que estaban a pocas semanas de nacer. Mi abuela nos acercó un vaso de leche a cada una, con un plato con galletas que casi devoré. Había comido un poco cuando el efecto del gel se había pasado, pero se me dificultó y cuando lo estaba logrando…Un inoportuno haciendo de las suyas. El olor a frutas en la crema relajante que Génesis me regaló me encantó, verlas a todas pendientes de mí me hizo sentir fuerte de alguna forma. Avery siendo la encargada de darme un masaje, acabó con el malestar llegada la madrugada. El brazo aún dolía debido a la aguja que tuve que aceptar que me clavaran en ese lugar. El tiempo era contado. No teníamos la facilidad de hacerlo de otra manera, pero el bene
La audiencia preliminar de la fiscalía y la defensa frente al juez se había logrado, luego de tomar medidas y hacer uso de las influencias de la parte defensora, ya que estaba solo a su cargo. Los Crown aceptaron ese designio y no pensaban incumplir con el deseo de Lina por dejarles solo la parte no legal. Uno tenía un extenso historial con casos ganados y el otro, aunque más joven, era conocido por su tenacidad y habilidades investigativas excepcionales. La combinación de ambos en este caso prometía ser una batalla legal intensa. Mientras tanto Lina tomó la decisión de que dormir era la mejor opción. No iba a saber nada hasta que el abogado regresara y no se quedaría a ver la pared o los barrotes todas esa horas. Confiaba en que el sujeto de cabello de póster de shampoo masculino, tenía lo suficiente para lograr sacarla antes de tiempo. —Señor juez, las pruebas en contra de la acusada son contundentes. —remitió la fiscal Montenegro. —Tenemos el arma homicida con sus huellas dact
Lina se debatía entre sus pensamientos y sus emociones. Tenía que tener control en ambos casos, pero era imposible cuando ambos se dirigían al mismo tema. Las molestias físicas estaban aminorando, pero las mentales no parecían estar dispuestas a ceder. Estar encerrada no le ayudaba en nada, pues estaba a solas con su mente que había adoptado el papel de torturador, trayendo consigo recuerdos que no quería necesitar, pero que de algún modo, tenían ese alivio que la anclaban a la realidad. No era la única con ese problema. Aún estando sedado, el Mayor tenía frente a él esa sensación de un vacío enorme y un frío extraño, que le achacó a dolor por las heridas. Un susurro con una risa suave lo hizo abrir los ojos, manteniéndose en la misma posición en la cama, donde la pared fría era un recordatorio de lo que hacía falta en ese lugar. Soltó el aire, pegando la palma a la pared, recibiendo esa ola helada por todo su cuerpo. Lina por su parte alejó la mano de la pared al darse cuenta de