Lina se debatía entre sus pensamientos y sus emociones. Tenía que tener control en ambos casos, pero era imposible cuando ambos se dirigían al mismo tema. Las molestias físicas estaban aminorando, pero las mentales no parecían estar dispuestas a ceder. Estar encerrada no le ayudaba en nada, pues estaba a solas con su mente que había adoptado el papel de torturador, trayendo consigo recuerdos que no quería necesitar, pero que de algún modo, tenían ese alivio que la anclaban a la realidad. No era la única con ese problema. Aún estando sedado, el Mayor tenía frente a él esa sensación de un vacío enorme y un frío extraño, que le achacó a dolor por las heridas. Un susurro con una risa suave lo hizo abrir los ojos, manteniéndose en la misma posición en la cama, donde la pared fría era un recordatorio de lo que hacía falta en ese lugar. Soltó el aire, pegando la palma a la pared, recibiendo esa ola helada por todo su cuerpo. Lina por su parte alejó la mano de la pared al darse cuenta de
Kael. La idea de llamar de nuevo me rondaba mucho más fuerte cada vez, pero me repetí que se encontraba bien para no joderme la existencia yo solo. Había escuchado su voz. Estaba bien. De seguro en casa de sus padres o con la cabra loca que tenía como prima. No debía importarme tanto.Sacudí el cabello para quitar el exceso, mientras buscaba algo para secar alrededor de la herida antes de cubrirla. De seguro me buscaban por todos lados, por lo que tuve que hacer todo desde casa.Deslicé el paño húmedo por la zona que aún ardía al tocarla. La piel tenía un color rojo que cubrí con las vendas luego de cubrirla con gel. No me quedaría en la cama más tiempo como lo insinuó la mujer que me sacó las balas. Tenía que ponerme al corriente de lo que sucedía, encontrar a Cameron, poner en un lugar seguro a Asli y Moira, buscar a Ferguson, padre e hijos, cortarle la lengua a Warren y arrancar la cabeza de Bora. Pasé la remera oscura por mi cabeza, asegurándome que no quedara a la vista el v
Kael.Toda la noche me la pasé ubicando a los Ferguson para iniciar por ellos. Para la mañana el cansancio me estaba venciendo por lo que tuve que dormir unas cuantas horas, estando de pie a medio día nuevamente para enfocarme en lo mismo. Llamé al número de nuevo, aunque me indicó que estaba apagado. Tenía que dejar de pensar en ella. Aunque me era algo difícil cuando hasta en los sueños se me colaba la infeliz. Necesitaba tocarla. Follarla y quitarme esa idea de arrancarle cada suspiro para tenerlos para mí. No era normal que la pensara tanto. No era algo muy de mi parte que quisiera tenerla sobre mí, peleando por todo y haciéndome esas caras inocentes que solo me hacían sucumbir ante el deseo de comerle la boquita tan deliciosa que tenía. Quité las fotografías que saltaron al abrir uno de mis archivos, verla solo me reiteraba que tenía poder sobre mí. Qué quería más solo besar esa alma libre que me brindaba algo que nada más lo hacía. Lina siempre tuvo algo que me descolocaba.
Kael.—¿Se puede saber qué fue eso? —abrí el acceso de Brease en la agencia, pues si lo hacía con el mío o el de Terry era dar mi ubicación, en cambio a él no lo buscaban.La voz de Darek me dejó de interesar cuando vi su expediente ser uno de los últimos enviados a agentes de campo para averiguar sobre el asesinato de…Una de las amantes de Nixon.¡Que ridiculez! Mi… Brillitos no tenía motivo para matar las mujeres que Nixon se cogía. Con las veces que me la follé, andar de celosa era lo último que podía estar del marido. El marido…Tener tantas fracturas al parecer no le bastaron. Darek seguía peleando solo, maldiciéndome como si me fuera a interesar, mientras tecleaba accediendo al sistema de Warren. Mis dedos volaban sobre el teclado, ejecutando comandos que había memorizado hace años. La amenaza no le bastó al imbécil.—Te lo advertí, Warren, —murmuré en mi idioma, mientras accedía al sistema bancario. La interfaz de seguridad era robusta, pero no lo suficiente para alguien con m
Kael.—No, por favor. ¡Por favor! —suplicó la madre de la cosa inútil. —Kael, no hagas esto. —Cincuenta segundos. Naenia no se atrevió a hablar. Aún no procesaba nada como siempre. —Te lo pido de rodillas. Te daré lo que quieras. Solo dime…—¡¿Dónde diablos está Warren?! —¡No lo sé!—Treinta segundos. —miré mi cronómetro mostrándolo, mientras Nixon lloraba el muy cobarde. Podría ser muy amigo de Barrett, pero quien tenía información era su madre. De ambos. Y yo la iba a obtener. —¿Qué demonios te ocurre? No te he hecho nada. No me he metido contigo. —Nixon tiritaba de rabia y el dolor de ver sus huesos de esa forma. —Diez segundos. —Salma se puso sobre su hijo, protegiendo la escoria que salió de las entrañas. —No lo hagas. Te lo pido como madre. —¿Se te olvida que te conozco? Te quitas o empiezo contigo en lugar de continuar con él. —me acerqué y negó. —No te atreverías. —¿Probamos? —su confianza en sus palabras desapareció en cuestión de segundos. —¿Él o tú? Tres segundos.
Lina—Cuando mi primo sea gobernador, le propondré que les ponga una cama cómoda y frazadas a los prisioneros. —dije frotando mis brazos. En verdad debía haberse abierto el pecho de algún ser sin sentimientos para que hiciera tanto frío. —De paso dile que contrate supermodelos como el que te vino a ver. Así sería un gusto ser arrestada y no esta tortura. —añadió Merary, la mujer a mi lado. Si yo que tenía un jersey de cuello alto y una chaqueta tenía frío, ella con su falda y blusa diminuta, y solo un suéter delgado definitivamente se estaba congelando. —Tu novio sí que te quiere.—En realidad me odia. —el tipo de al lado frotaba sus manos para agarrar calor. Cuando vi a la chica de servicios sexuales, sentí su interrogante. —Es que cuando lo conocí lo atropellé. —Por accidente. —Merary creía en su deducción.—Con intención. —recalqué y la mujer arrugó las cejas. —Creo que me perdí. Se odian, pero se besan de esa forma tan…—¿Has escuchado de los que dicen eso de que no todos tiene
Lina. Mi puño cerrado golpeaba mi tobillo al mismo ritmo que las manecillas del reloj. Segundo a segundo, hasta que la puerta se abrió y una mujer de pantalones negros y blusa gris era traída a mi celda. Le quitaron las esposas, sentándose al otro extremo de Merary, quien continuaba contándome sobre el romance de Soto con Yasmin. El ambiente amenizado sufrió un cambio muy notable. Lo hermosa no le quitaba que oliera a disturbio. El aroma era difícil de ignorar y que me viera a la vez que movía las argollas en su mano izquierda. Dedo a dedo. Sus ojos se movían con un ritmo extraño, como si…Mi mirada cogió otra dirección, percatándome de los tres sujetos que apartaron la mirada al mismo tiempo. Merary se bajaba la falda a cada nada, mientras seguía hablando de algo que ya no estaba captando. Toda mi atención se iba hacia quiénes no me veían, pero podía sentir que me observaban. —¿Cómo lo haremos? —pregunté viendo hacia el techo. Los dedos de mis manos se tensaron en el borde de la
El ambiente se sintió como cuchillas incrustándose en cada uno de los presentes. La fiscal con lo que sostenía en la mano mostrándolo hacia todos, la familia de la víctima pidiendo justicia y Lina tan solo viendo al abogado que ni siquiera se esforzaba en mirar a la fiscal. —El análisis de ADN—, explicó la fiscal, —contiene pruebas científicas que no pueden ser refutadas, y demuestran sin lugar a dudas la presencia de la acusada en el lugar y momento del crimen. Abrió el sobre con cuidado, sacando un documento que sostenía con firmeza. Naenia solo negó al ver la sonrisa de Salma. ¿Disfrutaba una audiencia, mientras su hijo estaba hospitalizado? No localizaban a su hermano y ella…Sus ojos se movieron a la puerta, pero ver al moreno ingresar con uniforme de oficial de policía la hizo detenerse. Las voces dejaron de importar al sentir sus ojos por un segundo, para luego ser ignorada totalmente, enfocándose en Lina. ¿Qué les hacía para idiotizarlos? No era normal que todos quisieran a