—Black Up nivel uno me sorprendió. En serio. Eres tan buen estratega que me encanta saber que la leyenda Kavanagh está frente a mí. —Kael tenía un código que no podía romper y lo odió por primera vez. Su mandíbula se tensó, y sus ojos, normalmente fríos, mostraron un destello de frustración.—El dos, oye me fascinó la parte donde hiciste que una red tan grande cayera. Pero usaste casi la misma técnica. Solo que… ¿Cuántos niveles han sido? Bueno, no importa. Todos han resultado igual.—No todos. —Kael la miró a los labios, sintiendo un nudo en la garganta que le impedía respirar con normalidad. Sus manos temblaban ligeramente debido a la forma en la que ella lo descontrolaba, mientras trataba de mantener la compostura.—Creí que te justificarías. En eso me equivoqué—, mintió Lina, sabiendo perfectamente que él jamás diría nada. Siempre creyó que se marcharía en cuanto se diera cuenta que ella estaba al tanto de todo, pero no era así y cuando detestaba que no hubiera sido así. Sus ojo
Todo el entorno gritaba defensas difíciles de encontrar, cada árbol, cada roca podría ser una. La paranoia surgió y no estaban nada lejos de la realidad. Había trampas mortales que no verían llegar a tiempo para evitarlas, por lo que Kael se adelantó a todos con sus sentidos agudizados, cuidando cada paso, fijándose en su alrededor y usando su intuición para continuar sin activar nada.Cada crujido de las hojas bajo sus pies parecía un estruendo en el silencio del bosque. Calderón, Bellucci y Brease lo seguían de cerca, sus miradas oscilando entre la figura de Kael y el entorno hostil que los rodeaba.De repente, Kael se detuvo en seco cerrando el puño en alto, frenando a todos sin decir una sola palabra.Un destello metálico entre las raíces de un árbol llamó su atención. Se agachó lentamente, señalando a los demás que se mantuvieran quietos. Con sumo cuidado, apartó las hojas y la tierra, revelando una trampa oculta: un dispositivo explosivo conectado a un fino hilo de alambre.Bell
Lina se movió rápidamente al verse expuesta. Pero todo cambió cuando notó una figura más moviéndose en el interior del edificio, en dirección a la reunión de Warren y el supuesto líder del sindicato. Dentro del edificio, todos estaban atentos a la cara aterrada de Ercil, mientras este sentía que ya era suficiente, deseando la luz verde para poder marcharse y dejar el trabajo para los Crown solamente. De repente, el sonido de pasos lentos y firmes resonó en el almacén, interrumpiendo la conversación entre Warren y Viktor. Los hombres a su alrededor se tensaron, y los perros albinos levantaron las orejas, alertas. Warren sintió un escalofrío recorrer su espalda.Barrett Ferguson apareció en la entrada, su figura esbelta y elegante destacando en la penumbra. Vistiendo un traje negro a medida que acentuaba su presencia imponente. Sus ojos claros, fríos y demandantes, se clavaron en Warren, quien sintió que el aire se volvía más pesado.—Le temes a cualquiera que diga que es jefe. ¿Cómo
—Corra. La cubriremos desde aquí. —dijo Pascal hacia la mujer de ojos amielados que negó, disparando a todo lo que se movía. Se había inyectado el antivenenos que le robó a Kael, pero cuánto deseaba que hubiese sido un suero de superhumano que no le dejara sentir el dolor en sus articulaciones. Pues se había lastimado las costillas al caer, al hacer estallar todo el nivel donde estaba. Eran demasiados y ninguno parecía débil. Eleazar no era alguien fácil de derribar tampoco, por lo que sus manos obtenían golpes certeros que no dejaron a nadie intacto. Patadas que rompieron el cuello de quien lo tocaba. Codazos que abrieron el cráneo de sus atacantes, sin esperar a que cayeran primero, para tomar al siguiente que recibía una muestra del porqué a los monegascos nunca se les tomaba como enemigos. Pascal le rompió la espalda a uno de ellos con la rodilla, mientras pasó el otro sobre su hombro, girando su cuello con las manos, usando las cuchillas que llevaba en su cinturón para lanzar
—No, de hecho. Soy más de detalles más…formidables. —tosió Lina, recuperando el aliento. Barrett la observó, reiterando esa teoría que aún en desventaja no dejaba esa actitud altiva que odiaba que le gustara. —Bendit@mente hermosa. —suspiró con pesadez, dejando a la vista el arma que preparó con dos dardos. —Soy de coleccionar cosas maravillosas y tú serás parte de ella. —Paso. Ya fui esposa trofeo. Me aburrió el papel. —Que bueno, porque no es lo que serás. —le apuntó directo al pecho. —No soy de caer en las tentaciones destructivas y tú eres eso. Soltó el disparo, pero Lina fue más rápida al moverse de lugar, evadiendo el dardo. No obstante había más y con el brazo que la rodeó en el descuido, se dio cuenta que solo fue una distracción. La respiración pesada en su cuello la asqueó cuando la sostuvo tan fuerte que sus pies dejaron de tocar el suelo, sumándole el que Viktor descendiera la mano, enterrando los dedos en sus costillas, para paralizarla. Ella experimentó
De repente, el suelo comenzó a temblar violentamente sin darle tiempo a nadie de siquiera pensar en lo que sucedía. El terreno soltó un crujido y empezó a desmoronarse, enviando cascadas de polvo y escombros al aire. Kael se lanzó hacia adelante, esquivando fragmentos de concreto que caían a su alrededor. Anthony tomó la mano de su hermana, tirando de ella para llevarla a la superficie más sólida, sin importar que él estaba cayendo. Eleazar sostuvo a Pascal. Este le disparó a quién estaba detrás de su amigo. Lina se asomó en el borde viendo a Anthony aferrado a la raíz de un árbol, mientras Barrett desaparecía de su vista junto al resto, hundiéndose en el derrumbe, que se dio cuenta no los asustaba. Era una ruta de escape. —No, no se pueden ir. —dijo con la mano en su costado, tomando el arma que disparó incontables veces, como lo hizo su gente, pero no podían asegurar que le dieron a alguien si no podían verlos. —¿Los tienes? —cuestionó Kael por el auricular en su oreja.
KaelMoverme por las calles de Manhattan en medio de una noche con festivales no era lo más fácil que hacía, menos cuando la sangre goteaba desde mi camisa. No era la primera vez que debía estar atento a todo lo que me rodeaba, pero sí era la primera ocasión en la que no solo me buscaban mis objetivos, sino también el mismo FBI.Calderón había muerto, era lo único que mi cabeza repetía y seguía reproduciendo como un acto que me reiteraba que estaba solo.Tenía que salir de las calles, pero no podía hacerlo aún, no cuando no estaba seguro de que podía hacerlo en un sitio donde podían encontrarme.Me detuve unos segundos para recuperar el aliento, atento a cada susurro y palabra salida de quienes me rodeaban. Varios transeúntes se detuvieron cuando el canal de noticias más importante de la nación comenzó con su aviso de noticia de último minuto.Las pantallas de los televisores en una de las tiendas reflejaban el boletín de última hora, donde la noticia de la muerte de Terry se mostrab
Lina. Mi cuerpo jamás había dolido tanto como cuando me quité la ropa frente al espejo. Las magulladuras en mi rostro no eran nada comparadas con lo que vi al retirar mi camisa. Los moretones se extendían por mi torso, formando un mosaico de colores rojo, oscuros y dolorosos. Cada respiración era un recordatorio punzante de los golpes recibidos. Mis costillas protestaban con cada movimiento, y un corte levemente profundo en mi costado aún sangraba lentamente. Me apoyé en el lavabo, dejando que el frío del mármol me diera un poco de alivio. Cerré los ojos por un momento, tratando de bloquear el dolor y la imagen de mi cuerpo maltratado. Pero no podía ignorarlo. Masajeé mi barbilla con cuidado. Temí que me hubiese fracturado la mandíbula cuando el dolor en esa zona lo indicaba, pero luego de una revisión exhaustiva de parte de Gálata, me quitó el peso al decir que no. Aunque de solo recordar que algún idiota se le ocurrió llamar justo cuando tenía el gel anestésico en las