Capítulo 43.

Lina soltó una exhalación en cuánto cerró la puerta. Todo la estaba rebasando y lo que creyó que sería relajante, terminó siendo agonizante.

Se refrescaba la cara a la vez que se quitaba el vestido. Dormir era lo único que quería, pese a estar en el lugar donde no lo haría, pero Atila estaba ahí. La rottweiler dejó que la usaran como salvavidas en ese preciso momento. No había forma de olvidar tan rápido, pero el intento lo hizo, despertando muy tarde al siguiente día.

No quiso desayunar pensando en que tendría que verlo y aún esa tentación por matarlo de una vez no se iba.

Claro que podría hacerlo. No importaba si se echaba al mismo FBI encima, podría quitárselo de encima algún día. Tardado, pero no imposible.

No obstante, no era recomendable llamar la atención de esa forma. Le obsequiaría la muerte al idiota.

Acordó con que tendrían la dichosa carrera con Mateo y Anthony luego. Ninguno estaba para la competencia que estaba decidida a ganar.

La vida debía seguir. Cualquier mal
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