—Supongamos que acepto, solo una suposición vaga, ¿que ganaría yo? —cuestionó Lina hacia Nixon.—Adelina, accedí a expandir una oficina solo porque lo quisiste. ¿No me puedes hacer un favor? —cuestionó sentándose frente a ella. —Este proyecto nos conviene tanto a tí como a mí. Si yo gano, tú también lo harás. —Claro. Pero, ¿por qué junto a tu tío? —se levantó molesta. —Apenas lo soporto. Cree que todo el mundo debe respetar su palabra y ni siquiera me deja opinar.—Baja la voz. —lo había visto en el pasillo y no quería que fuera origen para otra discusión entre ellos. —La unión con los Ferguson nos dejará gran ganancia. Si haces este proyecto, ese porcentaje se expande mínimo tres veces más. —la siguió. —El sistema es tu especialidad. Son cierres totales para en caso de robos. Esto haría que incluso el oxígeno deje de fluir y... —Que lo haga tu tío. —Llegó hasta el ventanal que le daba vista hacia el exterior. Un atardecer llenaba de tonos hermosos el cielo y ella amaba tan solo la
Su espalda sostenía la puerta, sus caderas se movían inconscientemente contra el abdomen del hombre que se había adueñado de sus labios. Las manos le fueron atrapadas contra la madera, mientras que sus piernas habían sido estiradas a más no poder, casi sólo tocando el suelo con las puntas de sus zapatillas, mientras la mano intrusiva de Kael se deslizaba por las piernas que acarició ligeramente. Solo verla estremecerse era un deleite. Sentirla buscar tener contacto con él intensificaban las ganas de hundirse en su interior en ese momento. El ruido en el exterior la hizo alejarse de inmediato, pero el Mayor fue más rápido al colocar el seguro de la puerta, tomando su boca otra vez. —De rodillas, Lina. —ordenó con voz ronca y ojos dilatados. —¿Qué? —su tórax ardía con el agarre de Kael en su cuello. —Ponte sobre tus rodillas. Su lengua acarició los labios temblorosos e hinchados de Lina, quien sintió cómo su estómago se tensó. Pero ante la mirada demandante de Kael no pudo hacer n
Kael le bajó el vestido para liberar sus senos, llenando su boca con uno de ellos, presionando ese punto que la puso a temblar. —Este coño apretado quiere que lo llene de mí. —su piel se erizó al sentir los dedos que este ingresó entre sus paredes punzantes. Sus ojos liberaron una lágrima que Kael detuvo con la mejilla uniendo sus labios. Con su mano sostuvo la polla que presionó en su entrada, dándole un poco de la presión que tenía en ese sitio. —¿Quieres que entre aquí, brillitos? —ella exhaló dejándolo hacer lo que quisiera. Sin arrepentirse cuando este la presionó de un solo embate hasta que no quedó un solo centímetro afuera. Lina enterró las uñas en sus brazos. La piel comenzó a arder y la sangre a salir de cada herida. Tan solo pensar en que dejaría marca lo excitó mucho más. Las estocadas fueron más furiosas. Su nombre salió en susurros y sus embates sólo llevaron el pulso de Lina a convertirse en un motor sin control que recibió las estocadas salvajes del Mayor. —Es
—Es tan hermoso. Dormiré aquí con ellos cuando nazcan. Seré niñera y solo por ser a tí, te daré el cinco por ciento de descuento. —dijo hacia Anthony cuando una Génesis muy ilusionada le mostró la habitación que habían preparado para los bebés que estaban por nacer. —No puedes controlar a Atila para que deje de corretear a los pollitos en la fundación y crees que lo harás con dos bebés. —murmuró Anthony. —Eran patitos y no los correteó. Simplemente los apresuró a caminar porque eran muy lentos. —la defendió. —Mi bebé no es un peligro andante como lo quieres hacer ver. Génesis tomó un conejo de juguete que apretó en su mano. —Ya quiero que nazcan. Ya los quiero conocer. —Lina sonrió al verla de ese modo. —Pero siento que van a detener la ciudad y por eso estoy planeando dar a luz en una isla lejos de tanto poder Crown Blackwood. —Tardarías más en decidir en cuál isla, que ellos en llenarla con equipo de Bruce Wayne ruso. —señaló y Génesis arrugó las cejas. —Dante Mikhailov. ¿Lo ha
—Me iré adelantando. Recuerda que estaré esperando por tí en el helipuerto de la empresa. —salió a toda prisa, mientras Salma le dedicó un gesto hastiado. —Ni creas que te daré el besito de buenas noches. —se levantó sin verla más. —A ustedes tampoco. Pero sí se ganaron el buenas noches. Naenia negó ante su inmadurez. Warren vertió más vino en su copa y Salma no tardó en alejarse de ellos. Una hora más tarde ya todos estaban en sus habitaciones. Lina se había sacado los zapatos, buscando unos más cómodos para ir a la dichosa sorpresa. Ya le habían enviado mensajes para que se presentara en menos de una hora, para finalizar con todo. “Recuerda traer algo más adecuado. No tan corto.” Giró los ojos y decidió que no iría. ¿Cuanta obsesión por querer que vistiera de otra forma? Caminó de puntillas hasta el espejo donde se miró en el espejo de cuerpo completo. ¿Había algo malo en ella? Su madre le dijo que no. Su padre jamás opinó más que decir que se veía hermosa, pero eran
Pasos apresurados y respiraciones agitadas se escuchaban por el pasillo mientras los Ercil corrían para llegar hasta el piso en donde les dijeron que se encontraba Nixon. Lina iba detrás suyo, Kael ni siquiera se bajó del auto esperando el informe de los daños en la aeronave, aunque ya intuía lo que iba a encontrar. Si fue Bora quien llamó y quería cobrar el sangre por sangre…—Frió el sistema. —le dijo Brease cuando contestó la llamada. —Helena está enviando el informe inicial y déjame decirte que sea lo que sea que te impidió viajar anoche, te salvó la vida. La mente de Kael tuvo una regresión a las horas anteriores. La imagen de Lina sobre él, besándolo con desenfreno, mientras arrastraba sus uñas por su torso, lo hicieron cerrar los ojos sin poder evitarlo.La culpa no era para él. Nixon podría estar muriendo o ya haberlo hecho y le seguiría importando exactamente lo mismo. Nada en absoluto. —En el paciente se observa una fractura lineal en el hueso parietal derecho, con posib
El sorbo que Adelina le dio a su café la hizo apretar los párpados; ni siquiera sabía por qué lo había comprado, pero necesitaba algo que la hiciera reaccionar y no mantener la mirada perdida.Nixon había salido de su operación minutos antes y, al menos, eso había calmado a todos en esa sala. Sin embargo, las acusaciones contra ella seguían lanzándose. De alguna manera, lograban afectarla.Podría ser el agotamiento de esperar durante horas en ese lugar o la sensación de soledad, pero aún así no quería a nadie de su familia allí. Eran capaces de causar más problemas en la clínica, y eso era lo último que deseaba.La noche llegó, pero no pudo marcharse ya que, al ser la esposa de Nixon, tuvo que quedarse a firmar numerosas autorizaciones; el acuerdo incluía tantas cláusulas que era muy difícil referirse a él con agrado.Por la mañana, durmió apoyada en el brazo de Pascal, quien no se separaba de ella por mucho tiempo. Despertó casi al mediodía para enterarse de que ya estaban listos los
—Dile que si no aparece en dos horas, voy a mover a cada jodido juez de esta nación para meterlo en la cárcel de máxima seguridad más grande que existe —espetó Warren por el móvil.—Si no puedo localizarlo, ¿cómo se supone que haré eso? —dijo el hombre al otro lado del teléfono—. Lo busqué en cada sitio que dijiste. No está. Si me permites dar mi opinión…—¿Ya tienes mi dinero? —Kael habló desde las espaldas del hermano de Naenia, quien bajó el teléfono de inmediato con el ritmo cardíaco interrumpido al ver el rostro del Mayor. —¿Dónde estabas?Kael lo miró con una mezcla de desdén y superioridad, apenas disimulando su impaciencia.—¿Tienes o no mi dinero, Warren? —apenas lo reparó—. Porque tanta búsqueda debe ser porque mis diez millones están en tus manos.—Estoy por conseguirlos. Naenia te dirá cómo…Kael levantó una ceja, su expresión se endureció aún más.—Cuando esté lista mi transferencia, me buscas. Antes, deja los juegos porque verte la cara o saber del inválido de tu hijo e