Capítulo 47.

Su espalda sostenía la puerta, sus caderas se movían inconscientemente contra el abdomen del hombre que se había adueñado de sus labios.

Las manos le fueron atrapadas contra la madera, mientras que sus piernas habían sido estiradas a más no poder, casi sólo tocando el suelo con las puntas de sus zapatillas, mientras la mano intrusiva de Kael se deslizaba por las piernas que acarició ligeramente.

Solo verla estremecerse era un deleite. Sentirla buscar tener contacto con él intensificaban las ganas de hundirse en su interior en ese momento.

El ruido en el exterior la hizo alejarse de inmediato, pero el Mayor fue más rápido al colocar el seguro de la puerta, tomando su boca otra vez.

—De rodillas, Lina. —ordenó con voz ronca y ojos dilatados.

—¿Qué? —su tórax ardía con el agarre de Kael en su cuello.

—Ponte sobre tus rodillas. Su lengua acarició los labios temblorosos e hinchados de Lina, quien sintió cómo su estómago se tensó. Pero ante la mirada demandante de Kael no pudo hacer n
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