Los recién llegados fueron dirigidos por el empleado que no tenía permitido hacer preguntas, ni hablar más que para hacerles saber todo lo que estaba a su disposición. Kael sostuvo la mano de Lina en todo momento. Habían condiciones y él se encargaría de hacerlas cumplir. —Sí necesita cualquier cosa, sólo debe llamar a recepción y se les proporcionará. —aseguró el sujeto con uniforme. Lina soltó su bolso rosa sobre una silla y abrió las ventanas para ver el paisaje que le brindó una brisa que la envolvió por completo. —Esto es nuevo para mí. —dijo cuando sintió las manos rodear su cintura. —¿Esto qué? —cuestionó Kael hundiendo su nariz en el cuello de la chica que le dio el acceso que este buscaba. —Contigo me espero cualquier respuesta, así que mejor especifica a qué te refieres realmente. —No soy tan difícil. —los dedos encajándose en sus caderas fueron mucho más tolerables que cuando despertó. —Lo eres. —susurró Kael girándola en su eje para tener acceso a su boca tambié
En la ducha nada cambió en Lina y el Mayor, quiénes olvidaban su moral y su objetividad. Esa relación clandestina que sostenían aplastaba su férrea moral, la cual desaparecía con el otro, pues eran conscientes de que lo que estaban haciendo estaba mal, pero ninguno se esforzaba por deshacerse de ese gusto prohibido por el otro. Kael la ubicó sobre el lavabo y ella tuvo que ponerse a pensar cuánto más resistiría su cuerpo ese día, pero verlo emerger de sus piernas la hizo deducir que todo lo que quisiera. Querían más y nada los detendría. No importaba. Aún cuando la comida llegó, Kael estaba más absorto en comerle la boca que en probar los platillos. —Está delicioso. Come al menos una de las porciones. —le entregó el bocado que este recibió, para arrugar las cejas. —¿Sabe mal? —Tiene conservantes. —exclamó pasando el bocado con agua. —Perdón señor “como nutritivo”, pero esto para mi está delicioso. —Kael la alzó y acomodó sobre su regazo. —¿Te digo que es delicioso para mí?
—¿Alguna vez has comido saludable? —preguntó Kael al verla devorar un pedazo de pizza que parecía un manjar para ella.—Saludable, enferma, adormilada, trasnochada. Siempre tengo hambre —contestó, bebiendo la soda que tenía en la mano, una chispa de humor en sus ojos.El Mayor soltó un suspiro y la dejó seguir, mirando a su alrededor. Todos tenían el mismo rostro de disfrute con lo que tenían sobre la mesa, mientras que él mantenía su plato intacto. Sus dedos tamborileaban sobre la mesa, una señal de su creciente impaciencia.No es que nunca lo hubiera comido. De hecho, había comidas que siempre eran más soportables que otras, pero así como en cierta etapa de su vida eso fue una exigencia, ahora lo hacía por decisión propia. Solo que en ese momento, solo quería comerse otra cosa… En realidad, a alguien que lo obligó a salir de la habitación por la mañana para recorrer toda la zona.Claramente podía negarse. Pero no quería perder el tiempo en discusiones que, por supuesto, iba a perder
El convertible que habían rentado la animó a subir sus pies en el asiento. Kael solo se dedicó a conducir, mientras los tonos anaranjados en el cielo le hicieron notar aún más ese color en los ojos de la chica que sonreía emocionada, la cual elevó los brazos y dejaba su cabello ondearse con el viento. Se quitó los lentes para verla, para luego frenar frente a una curva de la carretera. Se estacionó para luego quitarse el cinturón y recibir a Lina, quien no negó ese beso que este parecía urgido de recibir de ella. Sentada sobre su regazo le cedió todo el control, permitiendo ese efecto tan cegador que causaba en ella. No debía dejar cruzar líneas que usaba como barreras, pero besaba tan bien que se olvidó de dejarlas reforzadas. Se abrazó a él y continuó besándolo, como si con ello se tatuara ese preciso instante en la cabeza, como tantos otros ya tenían un lugar. Ella se separó un segundo y lo tomó del rostro. —Bésame como lo harías si fuera importante para tí. —suspiró en un ju
—¿Para esto me tenías un bloqueo para salir del país? —dijo Cameron, con una ceja levantada—. ¿Para venir a buscar una… dama de compañía? Discúlpeme, señorita, no quiero ofenderla a usted ni a lo que se dedica.Lina, sin perder la compostura, respondió con una sonrisa risueña.—No se preocupe. Yo solo hacía mi trabajo. —ajustó su vestido. —Señor Romano, ¿si no es una molestia podría darme mi pago?Cameron no supo ni a donde ver, cuando por primera vez vio a Kael separar los labios sin tener idea de cómo responder. —Tú deja de decir tonterías. Déjame hacerme cargo de esto. —Lina soltó su risa divertida, mientras Kael se giró hacia su padre adoptivo. —Y tú ¿qué mierd@ haces aquí? —Lo mismo me pregunto contigo. —Lina dio un paso atrás. —Creí que alguien hacía uso indebido de tus cuentas, y en lugar de ir a buscarte vine directamente al sitio de donde se mostraba el monto de más de cinco millones solo esta noche—Lina dio otro paso y uno más hacia atrás, —y me encuentro con que todo está
—Al fin te dignas a aparecer. —reclamó Nixon, con su ceño fruncido y los brazos cruzados, mientras miraba a Lina con una mezcla de frustración y reproche. —¿Sabes cuantas veces te llamé? —No, no he visto el teléfono. —contestó preparándose con prisa. Sintiendo de repente dolor en su codo cuando este le enterró los dedos en esa zona.—¿A qué hueles? —se detuvo por un instante cuando el cabello le llegó a rozar la nariz. Lina percibió el aroma a… —¿Es vino?La chica se liberó de su agarre con un movimiento suave pero decidido, evitando exponerse a críticas que no necesitaba en ese momento. El vino que bebió la noche anterior y con el que a Kael se le ocurrió…—Se me antojó tomar vino. No tiene nada de extraño. —lo que era extraño era que haya hecho tantas cosas con él. Nixon se quedó con esa respuesta, ya que indagar con ella era prácticamente imposible. No llegaría a nada. —Adelina, necesitamos hablar. —insistió Nixon, su voz baja pero cargada de urgencia.—Ahora no tengo tiempo para
—No me mires así. —se defendió Lina de su prima. —No es nada del otro mundo. Una tregua se hace todos los días. Tampoco soy la primera. Avery se giró en su puesto cuando su prima lo hizo a su alrededor. Ajustó los lentes de estrella que tomó del cajón y se los quitó de golpe.—Menos mal solo era para correrlo. Las técnicas son…innovadoras. —la castaña detuvo la brocha para verla a través del espejo. —Bien, diré lo que pienso realmente. —le dedicó el gesto más neutral que se le pudo ver. Soltó un suspiro golpeado y colocó los lentes a un lado de Lina. —¡¿Qué hiciste qué cosa?! Su prima roció el fijador, para no verla. Sabía cuán inconsciente había sido, aunque lo que menos deseaba era un reproche, después de tantos que se había hecho ella misma.—Vamos a calmarnos. —Avery se sentó en la esquina de la cama. —Si te cuidaste, ¿verdad?—Claro que sí. Pero ese no es el tema. —Lina fue al armario para luego ingresar al baño con la ropa que sacó de este. —No pasará nada más. Soy alguien
—Sigo insistiendo, Adelina. Ese vestido es muy revelador. —Nixon mantuvo su voz baja, pero cargada de desaprobación. El vestido de Lina, con una abertura que dejaba su espalda al descubierto, había captado la atención de más de uno en la sala. Y eso no le gustaba en absoluto. Lina suspiró, tratando de mantener la calma. Simulando que no sucedía nada con el hombre que la llevaba del brazo, mientras saludaba a todos en el salón. —Nixon, es solo un vestido. No hagas una escena. —con un maquillaje ligero, resaltaba ese dorado tan brillante en sus ojos. El salón de eventos estaba lleno de murmullos y risas suaves. Los invitados se movían con elegancia, disfrutando de la música suave y las bebidas exquisitas. La atmósfera era relajada, casi festiva, mientras los Ercil conversaban animadamente en un rincón con el procurador Romulo. —Cuando Rowan me dijo que tenías una esposa sumamente hermosa, creí que exageraba. —saludó el hombre de mediana edad que le besó la mano a Lina. —