Capítulo 20.

—Soñé que me iría antes de verte la cara. —dijo Adelina con desgano. —Pero al parecer fue solo eso. Un hermoso sueño.

—No te cuesta nada ignorarme. —dijo este viendo solamente al frente.

—Lo hago. Pero respiras y eso ya es una tortura para mí. —se quedó en su puesto, esperando que Pascal volviera con Atila y Eleazar trajera las llaves de su deportivo.

—Eso no dijiste anoche cuando casi te follé en la cama de tus suegros. —soltó de golpe y ella miró en automático hacia las escaleras. —¿Le temes a que lo sepan?

—Temo a ridículizarme por ello. Imagina tú y yo en contacto de esa forma. —bufó. —Asco.

—Cuando dejes de gemir y frotarte en mí cuando te beso dices eso. —exclamó y Lina apretó los labios para no decir una m@ldición en su contra.

—Tengo mi cartera, cariño. Podemos irnos. —dijo Nixon y Kael apenas lo miró cuando la besó y ella no se dignó a alejarse al menos.

—No nos extrañes tanto, tío. —se despidió de este con una sonrisa falsa para luego tomar la mano de Nixon y llevarlo
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