Me responde mi mejor y única amiga casi hermana Viviana a la cual le digo de cariño Viví, al tiempo que cuelga y la mira. Sin dejar de revisar en su apretada agenda y llamar a varios números sin respuesta, hasta que decide aclararme lo que hace.
—Me acaban de llamar para decirme que no ha llegado tu prometido. Estoy muy preocupada Trini. —¿Qué quieres decir? Hicimos las entrevistas. ¡Viví, tengo que casarme hoy como le dije a papá, o ya tú sabes lo que va a hacer si no lo hago! ¡No pueden dejarme plantada! ¡Mi boda tiene que suceder ésta vez!—Te precipitaste mucho Trini, te lo advertí, que no había nada confirmado, que solo había dicho de que lo iba a pensar y ahora no responde a su teléfono, ni ha llegado. Pero como siempre, nunca me escuchas. Habla Viviana que está muy bien arreglada con un impecable juego de sayas que la hace ver muy profesional. Es trigueña, hermosa, de cuerpo estilizado, con curvas de infarto, alta, no como yo, pero lo suficientemente bella, para volver loco a cualquiera. Adoro a mi amiga, es como si fuera mi hermana, me es completamente fiel. En la que confío como si fuera yo o más. Porque ella es más sensata y no da un paso sin haberlo estudiado por todos los ángulos, contrario a mí, que aunque me gusta todo en orden, tengo mis impulsos que suelen meterme en líos, como éste de ahora. —¡Nadie contesta! —exclama desesperada. —¿Qué vamos a hacer? Ya las invitaciones las mandamos. ¡Te lo dije Trini, pero no me escuchas! Si lo hicieras, no estaríamos en este lío, ¡tenías que esperar a que confirmara todo!—¡Te expliqué que papá casi me obligó! Le grito también ansiosa. Sé que ella tiene razón, pero tengo que quitarme a mi padre de arriba, y al fin acabe de dejarme hacer con las cosas que me dejó mamá lo que quiera. No sé porque ella tuvo que poner esa condición. ¡No tenía que haberlo dejado de albacea de lo mío! Y lo peor no es eso, que puso esa m*****a cláusula que me obliga a hacer lo que él quiere. Si no llega a ser por eso y que me amenazó de que si no volvía lo vendería todo, me hubiese quedado dónde estaba hasta tener todo muy bien planificado.—Tenemos que resolverlo Viví, sabes que no me quedaba de otra, tenía que inventar un novio que no existe o papá me casaba con ese terrible sobrino de su esposa.—¡No tienes novio, Trini! ¿Por qué no le dices la verdad de lo que te pasó a tu padre? —insiste como siempre que se le presenta la oportunidad. —Él te adora, te va a comprender.—Viví, no comiences. Jamás le daré el gusto a esa bruja de aceptar que me mandaron a la iglesia equivocada. Y sabes por qué, estoy convencida que fue ella para quitarme del medio. Eso de que su hija solo me sustituía con la intención de que cuando yo llegara cambiar, no se lo cree ni ella misma. ¡Ella quería a mi Hugo!—No tenemos pruebas de eso, Trini.—¿No? ¿Y cómo explicas que precisamente su hija tuviera listo un traje de novia exactamente igual al mío y se iba a casar con mi prometido en mi lugar? ¿Qué otra pruebas necesitas para saber que lo tenían muy bien planeado todo?—Te lo dije, fue el de muestra que mandaron, yo misma lo había dejado allá en la iglesia por si le pasaba algo al tuyo —me repite una vez más Viviana. —Lo sensato es decirle la verdad a tu papá, de seguro te ayuda en eso que quieres hacer. —Sigue diciéndome eso, yo sé que ellas lo tenían planeado y engañaron al tonto de papá. Lo que ninguna de las dos se esperaba, fue la reacción de mi Hugo. ¡Me las cobraré, porque por su culpa él está muerto! —Grito a todo dar, no sé por qué todo en mí me dice que fueron ellas. —Eso tampoco lo sabemos, los bomberos no encontraron a nadie dentro de la iglesia. Todavía creo que estabas alucinando —insiste mi amiga— cuando te encontré estabas sola. No vi a Hugo por ningún lugar.—¡Te digo que Hugo me sacó de aquel lugar! ¡Era él y corrió a buscar algo para abrir la puerta, y se lo tragó el fuego! ¡Lo vi, fue lo último que vi claro en mi vida! Termino de gritar muy alterada con las lágrimas rodando por mis mejillas. Nadie me cree que mi prometido me salvó, ni siquiera Viviana que es como mi hermana y fue la que me terminó de sacar de la iglesia. Pero yo lo vi entrar en aquel lugar infernal, romperme el enorme vestido de novia que había cogido fuego y salvarme. ¡Él me salvó! Aunque no hayan encontrado su cuerpo, fue él. Y estoy segura que murió, porque sino, hubiese regresado a mí. Cómo otras veces me hecho a llorar, porque siento una impotencia terrible, al no poder demostrar que lo que les cuanto es verdad. —No llores Trini, está bien, te creo. Si dices que Hugo fue el que te rompió el vestido y te arrastró hasta la puerta donde te encontré, te creo —vuelve a estar de acuerdo conmigo, aunque sé que lo hace para que me calme, se lo agradezco porque con el tiempo he empezado a dudar de lo que recuerdo. Viví no me engañaría, lo sé, por eso la dejo que siga hablando. —Pero no puedes acusarlas a ellas solo porque Valeria se vistió de novia y se hizo pasar por ti. Dice que tu papá se lo pidió, para no buscarse un problema con la familia de tu novio.—Ellas supieron engañar muy bien a papá, él solo no lo hubiera hecho. ¿Qué miedo puede tenerle a esa familia? ¡Fueron ellas para arruinarme la vida y quedarse con la fortuna de mamá! ¡Lo sé! Encontraré esas pruebas, ya verás y todavía está por ver si es verdad que mi Hugo pertenecía a ellos, porque no lo mencionan en ningún lugar. Y ese que encontramos, lo viste. No tiene nada que ver con él. Termino limpiando mi rostro. No me importa que nadie me crea, yo sé lo que viví. Por eso hago todo esto, porque necesito encontrar quien estaba detrás de todo aquello. Sé muy bien que ellas también están detrás de esta boda. Ellas saben que no me quiero casar con nadie, y obligaron a papá a hacerme esto. Pero se van a quedar con las ganas, yo me casaré y seguiré investigando qué pasó con mi prometido.—Está bien Viví, no me hagas caso, estoy muy nerviosa con todo esto. Ahora localiza a ese hombre o cualquier otro, da igual.—Trini por favor, vamos a contarle toda la verdad a tu papá, él sigue pensando que te arrepentiste y no llegaste a tu boda porque Hugo te abandonó. ¿Por qué no decirle cómo murió el pobre para que deje de maldecirlo? Me pide una vez más Viviana, que aunque no cree toda mi historia. Pues cuando recibió mi primera llamada ese día, en que se fue y me dejó sola esperando a mi papá. Lo cual todavía no se perdona y se siente culpable. Voló a donde yo estaba porque tenía una aplicación que nos permitía a ambas saber dónde estábamos a cada momento por el teléfono. Al llegar a la iglesia, estaba envuelta en llamas y cerrada por fuera. Le costó mucho abrirla y cuando lo logró, me encontró en el piso toda quemada. Es verdad que tenía roto el vestido, pero Hugo no se veía por ningún lugar. ¡Ella no lo vio, por eso la perdono y entiendo de que no me crea! Estuvimos luego sin ir al hospital hasta que los bomberos me aseguraron de que no existía nadie más en el interior de la iglesia y respiré aliviada, pensando que mi prometido había logrado escapar y que a lo mejor como decían ellos, lo habían llevado inconsciente para el hospital. Cosa que no fue así, cuando llegué, Hugo no estaba por ningún lugar.—¡No le diré nada, hasta que encuentre a los que nos hicieron eso! ¡Quiero que siga pensando eso mismo, que Hugo me traicionó y yo no fui, y si te atreves a decirle mi condición, hasta ahí serás mi única amiga Viví! Todavía no sé si él no participó de eso. Adoro a mi padre, y mi conciencia me dice que no, que jamás se prestaría para hacerme una cosa como aquella. Incluso comprobé que era verdad, su auto cuando se dirigía a buscarme, se rompió. Aun así, ¿por qué andaba solo? ¿Dónde estaban sus guardias de seguridad? Todas esas dudas me tienen pensando que si participó, quizás de una manera no consciente, pero lo hizo. Me dejó plantada en el hotel y por su culpa me pasó todo. Si hubiese ido por mí, al menos hubiéramos estado los dos y no hubiese tenido tanto miedo, papá me salvaría estoy segura. Pero por ello, lo culpo de haber perdido a mi gran amor. ¡Me dejó plantada!—¡Trini, tu papá te adora! Deja de pensar que se prestaría para quemarte viva —me regaña como siempre. —Y no tienes que amenazarme así Trini, desde niñas somos mejores amigas. Jamás te traicionaré por nadie, mamá le prometió a la tuya en su lecho de muerte que velaría por ti como si fueras su hija, y lo hizo hasta el día que murió, donde me hizo prometer a mí lo mismo. Aunque te recuerdo que no hace falta, porque yo te quiero como una hermana. ¡Jamás voy a abandonarte ni a traicionarte!Termina realmente afectada y dolida Viví, y me avergüenzo de haberle dicho eso. Sé que es la única persona que me es leal en el mundo. Por lo que la abrazo y le digo.—Perdóname Viví, no quise decir eso, estoy nerviosa. Eres la única que en verdad tengo en la vida. Perdóname ¿sí? Pero no quiero decirle nada a papá, no hasta que me saque esta enorme duda que tengo en el corazón.—Está bien, pero piensa en lo que te dije. Esto que estás haciendo considero que es una locura. Además, que no ha llegado ese que dijo que lo iba a pensar, al parecer se arrepintió. Piensa que si no quieres casarte con Rigoberto, la mejor opción es confesarle todo a tu papá. Hago silencio, sé que tiene razón como siempre. Si le digo a papá todo lo que sucedió ese día de mi fallida boda, y lo que continuó después y por lo que aún sufro. Que es el principal motivo por el que apenas dejo que me visite ni lo invito a mi casa. Se echaría a llorar por no haberme sabido proteger de los enemigos. Porque aunque creo
Me he quedado escuchando sin vergüenza porque esta conversación puede que me salve. Porque Viví no ha vuelto a llamar lo que conociéndola significa que no me llamaba para avisarme que llegó mi prometido, sino de todo lo contrario. Escucho al otro hablar también con desesperación. Me asombro de que yo y él estemos en la misma situación, el mismo día, a la misma hora y el mismo lugar. ¡Ambos hemos sido plantados! Esto tiene que ser una señal.—No puede ser cualquiera y lo sabes Hugo. Porque no es solo casarte, necesitas que tenga mucho dinero y te salve —sigue hablando en lo que sigo escuchando, el llamado Federico, que al parecer es su amigo y abogado. —¡Maldición! ¡Sabía que eran una trampa aquellos contratos! ¡Lo sabía! Pero me dije que debía arriesgarme por una vez, que no volvería a hacerme lo mismo, y mira. ¡La historia se repite! ¡Voy a perder todo por lo que he luchado y darle la razón a ellos! Maldijo el hombre llamado Hugo, que no se molestaba en bajar el tono de su voz
Su respuesta me dislocó, lo había dicho con mucha naturalidad, tomándome desprevenido todo aquello, no supe qué responder. Era evidente que en verdad ella había escuchado toda mi conversación. Me quedé observando intrigado a Trinidad que volvió a hablar. —Oh, disculpa, al parecer, no soy de tu estilo de mujer, ¿es eso? Si es así, perdóname, es que me urge buscar a alguien dispuesto a casarse conmigo para no hacer el ridículo ni darle el gusto a los que me hicieron esto de verme humillada en el altar —terminó de decir con una amplia sonrisa Trinidad, que me hizo mirarla embobado. ¡Era realmente hermosa! —¡No se trata de eso! Me apresuré a responder, bajando la mirada avergonzado, no sin antes notar la pequeña sonrisa de burla en sus labios por mucho que trató de disimularlo. Sabía que me había derrotado en buena lid. Cambié de color, y desvié mi mirada de ella. Me estaba presionando y no era un hombre que me dejaba manipular tan fácil. ¿Qué hacer? De seguro esta es la ún
Miré a Federico que también la estudiaba detenidamente. Él era tremendo abogado y sabía leer a las personas. Luego de un incómodo silencio en que todos nos estudiábamos. Vino a mi lado y me condujo dónde ellas no podían escucharnos, y me preguntó.—Hugo, ¿no es tu objetivo casarte con una mujer por dinero lo más rápido que puedas? ¡Ahora la oportunidad la tienes delante, vino sola a ti! —dijo Federico entusiasmado. —¿Lo crees? ¿Y por qué siento que no debo hacerlo? —pregunto mientras observo a Trinidad sonreír segura. —Hay algo en ella que me es familiar, no puedo definir qué cosa es, pero me parece conocerla de algún sitio. ¿Y si es otra trampa de Marco?—Sé lo que es, se da un aire a la difunta. También lo pude notar, pero al mismo tiempo es diferente. Recuerda que ella tenía un enorme lunar debajo de su oreja izquierda y no lo tiene. ¿Sabes que soy muy detallista?—¿Es eso? A mí no sé me parece tanto, pero no sé, hay algo en ella que no sé describir que me hace estar alerta. Aun
Realmente esa petición me había sorprendido. ¿Qué significaba ese todo? ¿Sería Trinidad de esas mujeres excéntricas con gustos extraños? Al ella separarse, al escuchar mi pregunta de sorpresa—¿Eh? ¿Qué debo hacer? —pregunté todavía sin dar crédito a lo que había escuchado.—¡Complacerme en todo sin protestar ni negarte! —repitió sonriendo y agregó. —Si no aceptas, no me caso —dijo Trinidad retrocediendo un paso para esperar por mi respuesta.—¡Trini! Piénsalo bien. La llamó Viviana, tratando de impedir que cometiera esa locura y porque ella sí podía ver la sonrisa y mirada ladina de Hugo, mientras recorría a su amiga con la vista, al parecer complacido de lo que veía y había sentido al ella pegarse a él. Lo cual en esos momentos, no sabía qué significaba ese todo. Y justo cuando iba a preguntar, vio el auto de su familia entrando y a Federico asintiendo para que aceptara.—¡De acuerdo! Respondió seguro, sin preguntar qué significaba ese todo, después lo haría, pensó. No sería difí
Trinidad, encontró lógica su preocupación. Tocó a Viviana que los miró muy seria, todavía no estaba convencida de que eso era lo correcto. Y hasta estaba pensando que a lo mejor en verdad Hugo se iba a casar con su amiga sin aceptar dinero, solo para no pasar la vergüenza de que lo dejaran plantado, delante de toda su familia y amistades. Pero no era así, ¡era por interés!—Viví, transfiere el dinero que te diga en este mismo instante mi prometido el señor Hugo…—Hugo Fuentes —se apresuró a contestar Federico, sin todavía creer lo que escuchaba. —¿Está segura que tiene la cantidad que necesita mi amigo?—Viví, haz lo que te dije —ordenó Trinidad haciendo caso omiso de la pregunta que le formulara Federico.—Sí, Trini. — Contestó Viviana, se giró para Federico y preguntó. —¿Cuánto es? Aunque opino que debes darle la mitad ahora y la otra cuando se casen. Quiso asegurarse de que no eran unos estafadores y que todo esto fuera un burda mentira para engañar a su amiga. No serían los prim
Hugo la miró por un momento. Hasta poco Trinidad se comportaba como una mujer segura de sí misma. Pero justo ahora ella era todo menos eso. Sus manos le sudaban y estaban muy frías. También, a pesar del velo, por su cercanía podía ver como su labio inferior se estremecía. Ella estaba en verdad muy nerviosa.—De acuerdo, prometí que haría todo lo que me pidiera. Lo cumpliré al pie de la letra, no se preocupe. —Contestó tratando de darle aliento, no quería que se fuera a arrepentir en el último instante.—Otra cosa señor Hugo —habló ella y otra vez pudo ver que dudaba— no me levante el velo, no quiero que nadie sepa como soy. Es algo que oculto de todos, le explicaré el por qué un día. ¿Le molesta?—No me molesta. No le niego que me gustaría mostrar a todos su belleza, pero la complaceré como acabo de aceptar en el contrato en todo. Ahora venga, tome mi brazo y vamos. Ah, y no olvide que debemos tratarnos de tú, Trini.—¿Trini?—¿No puedo llamarla así como su amiga?—Está bien, yo le di
El señor Muñóz, miró fijamente a su hija que bajó algo avergonzada la mirada ante la suya, la hizo levantar la cabeza por la barbilla y mirándola a los ojos afirmó.—Todo lo que hay allí te pertenece hija, lo sabes. Nunca dejaré que nadie que no seas tú toque las pertenencias de tu madre.—Está bien papá, disculpa. Es que no sabes lo que me molestan esas dos, que te engañan todo el tiempo. Hoy es mi boda, y quiero pasarla bien, gracias por venir.—¡No me perdería por nada este día! Solo que me gustaría que todos supieran que eres mi adorada hija.—Papá…—De acuerdo, pero promete que un día te casarás por la iglesia y yo podré llevarte como hoy de mi brazo y anunciando al mundo que eres mi única y adorada hija.—De acuerdo, ahora vamos. No olvides dar pasos cortos.—Sí, no me he olvidado de cuando entré con tu madre. Ella no dijo nada, observa lo emocionado que está y se promete algún día darle ese regalo. Por ahora se conforma que está aquí a su lado. La marcha nupcial comenzó a toc