Las palabras de Hugo resonaron en el helicóptero. Había una seriedad en su tono que no dejaba lugar a dudas de la importancia de sus palabras. Landon asintió, comprendiendo la necesidad de precaución. Uno a uno, todos comenzaron a apagar sus teléfonos, comprendiendo la necesidad de mantener su ubicación en secreto y protegida. El silencio llenó el helicóptero mientras cada uno se perdía en sus pensamientos, la ciudad y su caos ahora parecían lejanos. La seguridad del refugio y la promesa de una oportunidad para recuperarse y planificar su próximo movimiento era un faro de esperanza en medio del caos.Hugo miró a Trinidad, su mano buscando la de ella para brindarle consuelo y apoyo. A pesar de todo lo que estaban atravesando, estaban juntos. Y eso era lo más importante.El señor Andrés, antes de apagar su teléfono, había enviado un mensaje a Manuel, quien custodiaba su casa con diligencia. En el mensaje, le indicaba que destruyera la casa y se escondiera en el estudio de su esposa ha
El peso de la situación era abrumador, pero no había tiempo para la indecisión. Landon y Alejandro tenían que actuar con rapidez y precisión. La Orden de los Iluminados tenía un alcance y poder que ellos nunca habían imaginado, pero también tenían una ventaja: la verdad estaba de su lado.Landon y Alejandro sabían que tenían una tarea difícil por delante. Pero también sabían que no podían permitir que la Orden de los Iluminados continuara con sus actividades criminales. Estaban dispuestos a hacer todo lo posible para llevar a estos poderosos criminales ante la justicia.—Está bien —dijo Landon, mirando a Alejandro con determinación—. Tenemos mucho trabajo por delante. Pero juntos, podemos hacer esto. Vamos a desenmascarar a la Orden de los Iluminados y llevarlos ante la justicia.La estrategia que Landon y Alejandro necesitaban implementar debía ser cuidadosa y meticulosa. Estaban tratando con individuos poderosos y bien conectados, por lo que cualquier paso en falso podría ser peligro
Después de que todos se retiraron, el juez Fernández, solo en su despacho, abrió el último cajón de su escritorio y sacó una foto. En ella, sentada bajo un sauce llorón, una joven pintaba en la apacible paz del atardecer. Era Isabel Fresneda, quien se había convertido en la famosa pintora conocida como Puridad.—¿Por qué no me aceptaste? ¿Cómo pudiste enamorarte de Andrés y no de mí? —murmuró mientras acariciaba la foto— Te fuiste antes de tiempo, no me permitiste amarte, ¿cuál era el motivo de tu desprecio?Cerró los ojos, recordando cómo la había seguido a la universidad y cómo, por mucho que se había esforzado en ser su amigo, ella le huía como si fuera lo peor del mundo. Y de pronto un día se enteró de que se habían mudado juntos ella y Andrés Muñóz, el chico que no dejaba de estudiar para mantener su beca. ¿Por qué él y no yo? Se preguntaba.La foto parecía capturar la esencia de Isabel, su belleza serena y su espíritu libre. Pero también era un doloroso recordatorio de lo que Fe
La vida es, en efecto, increíblemente impredecible. Nadie está a salvo de las sorpresas y giros que el destino puede tener reservados. Esto es especialmente cierto para aquellos que creen tener su camino bien trazado y seguro. A menudo, la vida tiene una forma peculiar de desafiar nuestros planes más cuidadosamente elaborados. Puede presentar obstáculos inesperados, introducir nuevas personas en nuestras vidas o cambiar nuestras circunstancias de formas que nunca podríamos haber imaginado.Pero aunque estos cambios pueden ser desconcertantes e incluso aterradores al principio, también pueden abrir puertas a nuevas oportunidades y experiencias. Pueden enseñarnos valiosas lecciones, ayudarnos a crecer como personas y, en última instancia, conducirnos a destinos que nunca podríamos haber soñado.Así que, incluso cuando la vida parece estar lanzándonos una curva, es importante recordar que estos giros inesperados pueden ser solo el comienzo de un nuevo y emocionante capítulo en nuestras
El sol brillaba con fuerza, bañando la antigua iglesia de madera con su cálido resplandor. Los vitrales reflejaban los colores del arco iris en el suelo empedrado, y el aire estaba lleno de una serenidad palpable. Era un día perfecto para una boda. Trinidad Muñoz estaba de pie en el umbral de la iglesia, su vestido blanco brillando a la luz del sol. Era el mismo diseño que su madre, Isabel, había dibujado para ella hace años. Cada detalle del vestido parecía cobrar vida, desde el delicado encaje hasta las pequeñas perlas que adornaban el corpiño. Trinidad parecía una visión, una novia deslumbrante lista para dar el paso más importante de su vida. El señor Andrés Muñoz, con su rostro lleno de orgullo y emoción, se acercó a su hija y le ofreció su brazo. Podía ver en ella a su hermosa esposa el día que se casaron; el vestido, elegante y sencillo a la vez, acentuaba el parecido entre su adorada hija y su difunta esposa. Trinidad lo miró emocionada y lo abrazó con amor.—No llores, papá
Al fin en ansiado día había llegado, uniría mi vida con el hombre de mis sueños, el primero y al único que había amado. Nada de lo que sucedía a mi alrededor tenía importancia, contrario a lo que siempre disponía, en mi manía de organización. Hoy mi pensamiento estaba al lado de mi gran amor. Por esto cuando tuve que montar sola en la limusina que me llevaría a sus brazos, no encontré nada raro en ello. Lo hice con trabajo, pero inmensamente feliz. Me parecía estar viviendo un cuento de hadas, donde la princesa encuentra a su príncipe disfrazado y son felices. Sonreía como una tonta mirando las fotos de ambos en mi teléfono, hasta que la voz del chofer me despertó.—Es aquí, señorita —me informó deteniéndose. Miré hacía afuera incrédula de no ver a nadie esperando por mí. Descendí ayudada por el chofer, aún sin que nadie apareciera a ayudarme o recibirme. No obstante, me llené de valor, subí las escaleras y al abrirse las puertas. ¡Estaba vacía! ¡Sí, como lo oyen, no existía un
Me responde mi mejor y única amiga casi hermana Viviana a la cual le digo de cariño Viví, al tiempo que cuelga y la mira. Sin dejar de revisar en su apretada agenda y llamar a varios números sin respuesta, hasta que decide aclararme lo que hace.—Me acaban de llamar para decirme que no ha llegado tu prometido. Estoy muy preocupada Trini. —¿Qué quieres decir? Hicimos las entrevistas. ¡Viví, tengo que casarme hoy como le dije a papá, o ya tú sabes lo que va a hacer si no lo hago! ¡No pueden dejarme plantada! ¡Mi boda tiene que suceder ésta vez!—Te precipitaste mucho Trini, te lo advertí, que no había nada confirmado, que solo había dicho de que lo iba a pensar y ahora no responde a su teléfono, ni ha llegado. Pero como siempre, nunca me escuchas. Habla Viviana que está muy bien arreglada con un impecable juego de sayas que la hace ver muy profesional. Es trigueña, hermosa, de cuerpo estilizado, con curvas de infarto, alta, no como yo, pero lo suficientemente bella, para volver lo
Termina realmente afectada y dolida Viví, y me avergüenzo de haberle dicho eso. Sé que es la única persona que me es leal en el mundo. Por lo que la abrazo y le digo.—Perdóname Viví, no quise decir eso, estoy nerviosa. Eres la única que en verdad tengo en la vida. Perdóname ¿sí? Pero no quiero decirle nada a papá, no hasta que me saque esta enorme duda que tengo en el corazón.—Está bien, pero piensa en lo que te dije. Esto que estás haciendo considero que es una locura. Además, que no ha llegado ese que dijo que lo iba a pensar, al parecer se arrepintió. Piensa que si no quieres casarte con Rigoberto, la mejor opción es confesarle todo a tu papá. Hago silencio, sé que tiene razón como siempre. Si le digo a papá todo lo que sucedió ese día de mi fallida boda, y lo que continuó después y por lo que aún sufro. Que es el principal motivo por el que apenas dejo que me visite ni lo invito a mi casa. Se echaría a llorar por no haberme sabido proteger de los enemigos. Porque aunque creo