les pido mil disculpas por los atrasos espero que pronto la aplicacion acomode los dos capitulos que no estaban estos son 216 y 219
- ¡AYUDA! ¡Alguien que me ayude- Vocifera a todo pulmón! No pudiendo contener el dolor y la angustia. La pequeña niña grita entre sollozos y lágrimas. Todo su cuerpo endurecido por la tensión. En una oscura noche, sola la pequeña habitación parece ser testigo de la desgracia que se avecina. Se vislumbran decoraciones infantiles una cama tan estrecha que solo permitía una persona. En el interior de la habitación apenas se puede escuchar el grito ahogado de un cuerpo pequeño, estaba aterrada viendo frente a ella un destino despiadado. «No lo podía aceptar. ¿Porque también a ella? acaso ¿Ya estaba en edad?, pero no tenía ni pechos como sus hermanas, ¿Qué fue lo que hizo para que le pasara?» -Todavía soy pequeña --¡Por favoooor, no! - Grita entre balbuceo y lágrimas. Negándose a rendirse. Arrinconada en la esquina de cama. Cubriéndose son las sabana no puede evitar que se acerca más y más. <
Una hora después… - ¡Ya llegué! Voy a bañarme primero- dice entrando por la puerta del patio, sin esperar respuesta. Sube corriendo las escaleras hacia su cuarto, el cual está al fondo del pasillo hasta llegar al gran ventanal - «No me canso de esta espectacular vista». A través del vidrio se observa en el horizonte los grandes gigantes robustecidos por la gran alfombra verde, la luz del sol se filtra a través de las nubes - «Quién diría que detrás de esas encantadoras montañas… está mi amado mar» Después de la ducha y lavarse los dientes se coloca: una blusa sencilla color azul claro, pantalones cargo, zapatillas sencillas y una cola de caballo, sin olvidar la crema facial y el brillo de labios. Una vez que llego a la cocina, se sienta a comer. - ¡Mmm que bien huele! ahora sí, ¡a comer! - frotándose las manos. Belinda mueve
Toc-toc! Kano respira aliviado. - «Sin duda voy a compensar al que está salvándome la campana» Todo lo que es referente a compromisos matrimoniales lo ponen nervioso, sin esperar que le contestaran entra un joven alto, cabello castaño claro, ondulado y corto, ojos grises, atlético sus rasgos faciales masculinos bien distribuidos, con un tono de voz masculina y una sonrisa agradable refiere: - ¡Disculpe mi intromisión! Pero no podía esperar más para venir a saludarlo señor Koyama –dice con una gran sonrisa. Kano estaba a punto de regañar al intruso cuando Atsushi se levantó tan rápido como un rayo y abrazo al muchacho. - ¡Guau! ¡Muchacho! ¡Cómo has crecido! ¡Míralos, Marcelo! ya son todos unos hombres. ¿Debes tener muchas chicas revoloteando a tu alrededor? - le afirma dando un pequeño toque con el puño en mandíbula del joven.
Los baños más cercanos están ubicados cerca del lobby. Halia agradece la compañía de Brenda, su presencia la ayuda a calmar su agobio. Ambas chicas tratan de abrirse paso en la multitud de gente que están en pequeños grupos conversando sobre distintos temas. Parecía un panal de abejas. - ¡Gracias Brenda! creo que me hubiera tardado un mundo encontrarlos con tanta gente- dice con una sonrisa sincera, su respiración un poco agitada. Tratando de mantener el control. -No te preocupes para eso son las amigas- le dice guiñando un ojo. Por fin las mujeres llegan donde están los servicios sanitarios, entrado al correspondiente de las chicas. En comparación con el ambiente de afuera este era menos aterrador, si había bastante personas, sin embargo, el espacio era ancho y constaba de bastantes módulos para su disposición. Por fortuna para ambas estaba limpi
De camino a la universidad Halia va en su motocicleta pasando por un bullicioso y pintoresco mercado, al lado de la acera, visualiza un familiar cabello pelirrojo acolochado, en unos de los puestos de ventas. Su corazón dio un brinco y no puede evitar dejar de respirar por un instante. - «¿Será ella?» piensa emocionada. Con facilidad encuentra un lugar para estacionar su motocicleta, y con el casco en la mano se acerca al puesto donde cree vio a la pelirroja. Hoy sin duda era un día difícil, estaba bastante concurrido pero el interés de confirmar sus sospechas le ganaba a su fobia. Frente al puesto de bisutería, Halia observa a la joven de tez clara, nariz perfilada, alta, delgada, muy hermosa. Deja escapar el aire de sus pulmones con fuerza. Los rasgos de la niñez ya no se asomaban por ningún lado, en ese instante a Halia le sobreviene el recuerd
Mientras tanto a unos kilómetros de ahí.Kano camina por la compañía Lombardo acompañado por Atsushi y su abuelo. Se podía ver como los tres caballeros andaba con gran gracia y elegancia.Marcus se acerca a Atsushi y le da un mensaje al oído, su rostro se oscureció, dándole una mira a Marcus, el asiente y se retira.-Pasa algo Señor Koyama- se percata Kano al ver su rostro.-No, en realidad es algo fácil de resolver- dice sin dar largas al asunto.-Si es así, entonces creo que este viejo necesita restablecer su energía sino quiere que desvanezca por la hipoglicemia- les sonríe Marcelo a los dos.-Me temo Señor Koyama que será mejor que acompañe a mi abuelo almorzar, su salud no es como la de antes.- ¡Vamos mocoso!, diciéndolo así me hace parecer frágil. – Le regala una mirada de censura.-Eso significa que no planeas comer con nosotros- le confirma
En la universidad Altas cubresHalia de inmediato estaciona su motocicleta recoge sus cosas, sube corriendo hasta el 3er piso, del imponente edificio color café.Al llegar a su salón, entra rápido y silenciosa como un ratón, se sienta junto a Mónica una chica de cabello negro en coleta, utiliza anteojos grandes que ocultan sus ojos marrones, tez blanca.La profesora esta de espalda escribiendo la práctica que van a realizar.Mónica le escribe en un papel “invente que te cayo mal la comida y que estabas en el baño, que pronto te pasaría ¿Por qué tardaste tanto?” la mira enfadada.Halia le contesta por medio del mismo papel: “me desvíe por algo importante. Gracias por ayúdame” sonriendo en agradecimiento.Mónica pone los ojos en blanco &
Viajaron en un silencio incomodo. Halia se sentía arrepentida, nunca pensó que se lo tomaran tan apecho. Detiene el auto en un gran centro comercial.- ¡Llegamos! - Le dice Dunca bajándose del auto.Escolta a Halia hacia el tercer piso, en total silencio. Entran en un amplio complejo de tiendas. Llegando a la zona donde existen innumerables afiches con fotografías de hermosas modelos, un gran rotulo “Estilista Chiqui Dubois”, cruzando la puerta de vidrio son recibidos por una señorita de cabello negro, ojos cafés claro que no apartaba la vista de Duncan.- ¡Buenas tardes! disculpe la inconveniencia, pero hoy no hay espacio, está reservado. -Le informa moviendo sus pestañas de muñeca.Halia se extraña porque desde donde ella se encontraba, podía ver que estaba completamente vacío.-Ella es la señorita Koyama- Le informa Dunca con un tono de voz serio.La chica abre bien los ojos. El