- ¡AYUDA! ¡Alguien que me ayude- Vocifera a todo pulmón! No pudiendo contener el dolor y la angustia. La pequeña niña grita entre sollozos y lágrimas. Todo su cuerpo endurecido por la tensión.
En una oscura noche, sola la pequeña habitación parece ser testigo de la desgracia que se avecina. Se vislumbran decoraciones infantiles una cama tan estrecha que solo permitía una persona.
En el interior de la habitación apenas se puede escuchar el grito ahogado de un cuerpo pequeño, estaba aterrada viendo frente a ella un destino despiadado.
«No lo podía aceptar. ¿Porque también a ella? acaso ¿Ya estaba en edad?, pero no tenía ni pechos como sus hermanas, ¿Qué fue lo que hizo para que le pasara?»
-Todavía soy pequeña --¡Por favoooor, no! - Grita entre balbuceo y lágrimas. Negándose a rendirse. Arrinconada en la esquina de cama. Cubriéndose son las sabana no puede evitar que se acerca más y más.
El hombre de más de 100kg, jadeante, sudoroso, con un apestoso hedor a licor y cigarro, que se podía percibir a varios metros. Fue así como la niña advirtió su presencia. Mientras el infame la observa desde el umbral de la puerta.
¡Defenderse! Parecía Imposible, la diferencia de fuerza es abismal, con el rostro lleno de lágrimas, suplica
- ¡Por favor! ¡guaaaaa! -solo soy una niña- ¡guaaaaa! – dice sin poder contener el lloriqueo.
Pero el pedófilo lejos de detener su marcha se le acerca como una fiera asechando a su presa, sus mirada llena de lujuria, se quita su camisa de tirantes, abriendo su cremallera, la mira por unos instantes para luego inclinarse en dirección a la infanta. Ella se escurre como una serpiente para alejarse de él.
El individuo la toma de un tobillo para acortar la distancia. La niña negándose a rendirse, lo empuja con todas sus fuerzas pataleando, luchando y gritado a todo pulmón.
-Ayuda por favor. ¡Auxili…o¨!
En un instante
- ¡Ay! ¡Que mierda¬! - Protesta el hombre.
Un fuerte dolor de cabeza, acompañado por zumbidos en los oídos, presenta el hombre de mediana edad.
El tipo pierde fuerza en el agarre del tobillo, permitiendo a esta patearlos con fuerza para liberarse.
Al parecer el atacante parece desconcertado pone ambas manos sobre la cama.
Un líquido caliente cae sobre las sábanas desordenadas. Al mirar su mano se percata que está herido. El hombre por reflejo cubre con una mano donde le duele tratando de hacer presión y detener el sangrado, tambaleándose se sienta en el borde de la cama tratando de ubicarse.
- «Qué diablos pasa»
La infanta aprovecha la oportunidad y en un santiamén brinca el respaldar de la cama y se refugia detrás un vejestorio televisor que se encontraba frente al pie de la cama, en encima de una mesita enclenque.
De pie, pálida, temblorosa, vestida solo con una bata de sirenitas. Siente por un momento gratitud con el hombre.
- «Por fin se detuvo, me dejo ir»- un suspiro involuntario.
- «Pero ¿Porque se detuvo?, ¿Se le ablando el corazón?»
Con el cuerpo hecho un lío, su rostro bañado de lágrimas. Observa hacia la puerta. De pie contra la tenue luz que entra desde el pasillo, una pequeña figura sobre sale; usando una camiseta desgastada y unos pantalones de igual condición, una de sus manos al lado y la otra a su espalda con un objeto detrás de él.
- ¡MOCOSO DEL INFIERNO!, ¿hoy quieres morir? -vocifera el hombre.
El joven de escaso 11 años observa al hombre quieto, inmutable sin expresión en su rostro, peros sus ojos oscuros como la noche reflejaban su odio y repugnancia.
- ¡CORRE! -Le grita el joven -Es tu oportunidad de escapar, no dejaré que te lastimen, no mientras yo viva.
Pero su pequeño cuerpo estaba petrificado por el miedo, la frustración y la angustia.
- «¿Hacia dónde corro?, «¡No hay donde correr!» con los ojos llenos de lágrimas, Ella sabía que era imposible que ambos salieran ilesos de este conflicto.
- ¡No te atrevas a moverte! - le ordena el hombre. Con los ojos llenos de deseo y rabia- La señala
-Maldito déjala ir- comprendiendo la influencia de este sobre la chica.
El hombre se levanta inestable tambaleándose, escupe para luego limpiar su boca con el antebrazo. Si figura es grotesca, un gran abdomen sobre sale del tórax. Una barba sombreada, ya sin camisa sus pantalones cortos con la cremallera abierta pero aún permanecía en su lugar.
‘- ¡Ja, ja, ja! ¡De hoy no pasas maldito mocoso!… ¡Ya me debes muchas! Y sin más avanza hacia el chico.
- ¡Bastardo! ¿Crees que te tengo miedo?
Y sin pensarlo el joven se pone en guardia y juntando las manos sobre el b**e desgastado de béisbol que escondía en su espalda lo golpea en la cabeza con todas sus fuerzas cayendo el mismo al piso, el movimiento fue tan rápido que no le dio tiempo al hombre de reaccionar.
- ¡Oh NO! - La niña coloca sus manos en la boca se siente aterrada, ella sabe que los mataran a golpes.
Como en cámara lenta el hombre cayó frente al aparato viejo, quizás por su estado de embriaguez no se levantó enseguida. En el reflejo de la pantalla del televisor se podía ver como trataba de levantarse.
- «Todo esto está pasando por mi culpa, por tratar de protegerme ahora Álvaro será arrastrado conmigo al infierno. Tarde o temprano el me tomará»
Los niños intercambias miradas para luego fíjalas en el televisor. Asienten con la cabeza. La pequeña toma la decisión empujar con todas sus fuerzas el televisor.
¡Crac!
¡Bimp, bimp!
¡Pum!
En un solo golpe apaga el despertador. Abre los ojos, viendo el familiar techo de tablilla color mármol blanco de su cuarto. Da un Suspiro de alivio.
- «Hogar dulce hogar» Su pegajoso cuerpo anhela la refrescante sensación de limpieza.
- «Estúpidas pesadillas sino es una son las otras» se masaje las sienes.
Se levanta de su cama matrimonial con rapidez, recoge la ropa de cama tirándola dentro de la canasta ubicada en el espacioso cuarto de baño, una esplendorosa luz natural entra por los grandes ventanales ubicados cerca del techo, su pijama de tirantes y pantalón corto, caen en el mismo lugar. Circulando en su cabeza todavía las inquietantes imágenes.
-Cuando dejaré de soñar con el pasado. Vamos tranquila. Estamos a salvo- se dice a sí misma.
Entra en la ducha con la cabeza pegada en el azulejo claro y el agua corriendo por su cuerpo bien definido por el ejercicio, no puede evitar sentirse abatida.
Tomando una tolla grande, cubre su cuerpo, frente al espejo distingue a una joven de casi 20 años, con un rostro cuadrado pero delgado, ojos de color miel, una nariz un poco gruesa, pero combina bien con el resto de sus rasgos, sus labios son gruesos con un tono rosado natural, su piel clara y saludable, su cabello castaño cobrizo oscuro con ondas en las puntas cae a su espalda más allá de sus hombros, con una sonrisa irónica en sus labios piensa
- «Muy diferente a esa niña. Ella jamás volverá. Soy muy diferente ahora»
–A quien engaño- «ese pasado de ninguna manera me dejara ir» piensa moviendo su cabeza de un lado para otro, una sensación de tristeza nace en su corazón.
-Bueno señorita Halia Koyama. No hay tiempo para el pasado. Es hora de ponernos en acción.
Se pone su ropa deportiva, dejando al descubierto una pequeña parte de su cadera derecha que deja ver una pequeña mancha de nacimiento en forma de medialuna.
-Es tiempo de cumplir las obligaciones matutinas «si quiero seguir teniendo un hogar no puedo decepcionar Bàba, no puedo perderlo a él también»
Baja corriendo las escaleras, sujetado la baranda de hierro forjado color plata que se ondula en espiral igual a un caracol, al final de los escalones. Respira profundo llenado sus pulmones del aire circulante. --«Me encanta este lugar»
Frente a ella, una acogedora sala, seguida de un amplio y moderno comedor, para terminar hasta fondo con una espaciosa y hermosa cocina. Todo unido en un conjunto de decoración de estilo abierto, el techo es alto, muy por encima de los 157 cm de Halia que lo hace ver gigantesco.
La chica camina por la sala tocando los grandes sillones color crema de textura suave, pasa a la par de la mesa de estilo moderno para 10 personas.
- «Siempre me he preguntado porque Bàba no se ha deshecho de este comedor ¡Grande!, no lo usamos» piensa levantando los hombros.
Al llegar a la cocina, Halia le da un beso en la mejilla a Belinda. Una mujer de mediana edad acostumbra a usar delantal encima de su vestido de flores, unos pequeños cabellos rebeldes salen de su apretado moño. Ella se encuentra afanada preparando el desayuno.
- ¡Buenos días, señorita! Debería desayunar primero le prepare una arepa de banano con miel, y un jugo de manzana.
- ¡Buenos días, Nana! Me gustaría, pero primero debo completar el circuito que me dejo Bàba, no quiero otra clase catedrática sobre la perseverancia, apenas termino, regreso para desayunar- Le contesta con la mano derecha levantada y la otra en el pecho.
Sin agregar sale por la puerta trasera que da a un enorme patio. Empieza hacer un leve estiramiento, apenas bajando 2 escalones visualiza los arbustos enanos que su padre arregla con tanto amor, a cierta distancia del lado derecho, se encuentra la piscina olímpica con estructuras para clavados. Al otro lado están las mesitas de estar para el jardín y más allá él imponente muro con alambrado electrificado y un alto equipo de seguridad.
- «A veces pienso que mi Bàba exagera»
Inicia su recorrido a gran velocidad, adentrarse a través de la gran variedad de árboles, varios minutos después llega a un pequeño claro, donde está el gran circuito de entrenamiento.
Una hora después… - ¡Ya llegué! Voy a bañarme primero- dice entrando por la puerta del patio, sin esperar respuesta. Sube corriendo las escaleras hacia su cuarto, el cual está al fondo del pasillo hasta llegar al gran ventanal - «No me canso de esta espectacular vista». A través del vidrio se observa en el horizonte los grandes gigantes robustecidos por la gran alfombra verde, la luz del sol se filtra a través de las nubes - «Quién diría que detrás de esas encantadoras montañas… está mi amado mar» Después de la ducha y lavarse los dientes se coloca: una blusa sencilla color azul claro, pantalones cargo, zapatillas sencillas y una cola de caballo, sin olvidar la crema facial y el brillo de labios. Una vez que llego a la cocina, se sienta a comer. - ¡Mmm que bien huele! ahora sí, ¡a comer! - frotándose las manos. Belinda mueve
Toc-toc! Kano respira aliviado. - «Sin duda voy a compensar al que está salvándome la campana» Todo lo que es referente a compromisos matrimoniales lo ponen nervioso, sin esperar que le contestaran entra un joven alto, cabello castaño claro, ondulado y corto, ojos grises, atlético sus rasgos faciales masculinos bien distribuidos, con un tono de voz masculina y una sonrisa agradable refiere: - ¡Disculpe mi intromisión! Pero no podía esperar más para venir a saludarlo señor Koyama –dice con una gran sonrisa. Kano estaba a punto de regañar al intruso cuando Atsushi se levantó tan rápido como un rayo y abrazo al muchacho. - ¡Guau! ¡Muchacho! ¡Cómo has crecido! ¡Míralos, Marcelo! ya son todos unos hombres. ¿Debes tener muchas chicas revoloteando a tu alrededor? - le afirma dando un pequeño toque con el puño en mandíbula del joven.
Los baños más cercanos están ubicados cerca del lobby. Halia agradece la compañía de Brenda, su presencia la ayuda a calmar su agobio. Ambas chicas tratan de abrirse paso en la multitud de gente que están en pequeños grupos conversando sobre distintos temas. Parecía un panal de abejas. - ¡Gracias Brenda! creo que me hubiera tardado un mundo encontrarlos con tanta gente- dice con una sonrisa sincera, su respiración un poco agitada. Tratando de mantener el control. -No te preocupes para eso son las amigas- le dice guiñando un ojo. Por fin las mujeres llegan donde están los servicios sanitarios, entrado al correspondiente de las chicas. En comparación con el ambiente de afuera este era menos aterrador, si había bastante personas, sin embargo, el espacio era ancho y constaba de bastantes módulos para su disposición. Por fortuna para ambas estaba limpi
De camino a la universidad Halia va en su motocicleta pasando por un bullicioso y pintoresco mercado, al lado de la acera, visualiza un familiar cabello pelirrojo acolochado, en unos de los puestos de ventas. Su corazón dio un brinco y no puede evitar dejar de respirar por un instante. - «¿Será ella?» piensa emocionada. Con facilidad encuentra un lugar para estacionar su motocicleta, y con el casco en la mano se acerca al puesto donde cree vio a la pelirroja. Hoy sin duda era un día difícil, estaba bastante concurrido pero el interés de confirmar sus sospechas le ganaba a su fobia. Frente al puesto de bisutería, Halia observa a la joven de tez clara, nariz perfilada, alta, delgada, muy hermosa. Deja escapar el aire de sus pulmones con fuerza. Los rasgos de la niñez ya no se asomaban por ningún lado, en ese instante a Halia le sobreviene el recuerd
Mientras tanto a unos kilómetros de ahí.Kano camina por la compañía Lombardo acompañado por Atsushi y su abuelo. Se podía ver como los tres caballeros andaba con gran gracia y elegancia.Marcus se acerca a Atsushi y le da un mensaje al oído, su rostro se oscureció, dándole una mira a Marcus, el asiente y se retira.-Pasa algo Señor Koyama- se percata Kano al ver su rostro.-No, en realidad es algo fácil de resolver- dice sin dar largas al asunto.-Si es así, entonces creo que este viejo necesita restablecer su energía sino quiere que desvanezca por la hipoglicemia- les sonríe Marcelo a los dos.-Me temo Señor Koyama que será mejor que acompañe a mi abuelo almorzar, su salud no es como la de antes.- ¡Vamos mocoso!, diciéndolo así me hace parecer frágil. – Le regala una mirada de censura.-Eso significa que no planeas comer con nosotros- le confirma
En la universidad Altas cubresHalia de inmediato estaciona su motocicleta recoge sus cosas, sube corriendo hasta el 3er piso, del imponente edificio color café.Al llegar a su salón, entra rápido y silenciosa como un ratón, se sienta junto a Mónica una chica de cabello negro en coleta, utiliza anteojos grandes que ocultan sus ojos marrones, tez blanca.La profesora esta de espalda escribiendo la práctica que van a realizar.Mónica le escribe en un papel “invente que te cayo mal la comida y que estabas en el baño, que pronto te pasaría ¿Por qué tardaste tanto?” la mira enfadada.Halia le contesta por medio del mismo papel: “me desvíe por algo importante. Gracias por ayúdame” sonriendo en agradecimiento.Mónica pone los ojos en blanco &
Viajaron en un silencio incomodo. Halia se sentía arrepentida, nunca pensó que se lo tomaran tan apecho. Detiene el auto en un gran centro comercial.- ¡Llegamos! - Le dice Dunca bajándose del auto.Escolta a Halia hacia el tercer piso, en total silencio. Entran en un amplio complejo de tiendas. Llegando a la zona donde existen innumerables afiches con fotografías de hermosas modelos, un gran rotulo “Estilista Chiqui Dubois”, cruzando la puerta de vidrio son recibidos por una señorita de cabello negro, ojos cafés claro que no apartaba la vista de Duncan.- ¡Buenas tardes! disculpe la inconveniencia, pero hoy no hay espacio, está reservado. -Le informa moviendo sus pestañas de muñeca.Halia se extraña porque desde donde ella se encontraba, podía ver que estaba completamente vacío.-Ella es la señorita Koyama- Le informa Dunca con un tono de voz serio.La chica abre bien los ojos. El
Mientras tanto en la compañía Lombardo en el piso 70.- ¡Toc, toc!- ¡Pase! - Contesta Liam.- ¡Señor! Su hermano lo convoca a presidencia quiere le informe sobre los contractos de Vestock Company- informa Adrián acercándose al escritorio semiele color caoba hecho de madera fina, en su rostro rastro de frustración.Liam que estaba sentado trabajando con su computador levanta la mirada, una mueca de desagrado aparece en su hermoso rostro, respira profundo y a la vez enderezando su tórax. En sus labios aparece una sonrisa sarcástica y moviendo la cabeza de un lado a otro, declara.-Me convoca hasta ahora- se frota las sienes -Esa gente es muy difícil de tratar, pero su alianza difundirá a la compañía Lombardo a niveles inimaginables.-Al señor Kano, no le parece tan importante- opina Adrián con la mano dentro de su bolsillo, de pie frente al escritorio de Liam.- ¡No!