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Capítulo 7 ¿Porque lo Haces?

En la universidad Altas cubres

Halia de inmediato estaciona su motocicleta recoge sus cosas, sube corriendo hasta el 3er piso, del imponente edificio color café.

Al llegar a su salón, entra rápido y silenciosa como un ratón, se sienta junto a Mónica una chica de cabello negro en coleta, utiliza anteojos grandes que ocultan sus ojos marrones, tez blanca.

La profesora esta de espalda escribiendo la práctica que van a realizar.

Mónica le escribe en un papel “invente que te cayo mal la comida y que estabas en el baño, que pronto te pasaría ¿Por qué tardaste tanto?” la mira enfadada.

Halia le contesta por medio del mismo papel: “me desvíe por algo importante. Gracias por ayúdame” sonriendo en agradecimiento.

Mónica pone los ojos en blanco – Ahora me cuentas – le susurra.

Halia levanta su dedo gordo en aprobación.

Llegada la hora del descanso. Halia saca su mochila y empieza a devorar sus bocadillos.

- ¡Tranquila! ¡Come despacio! Recuerda que mi muñeco murió cuando intente hacer la maniobra de Heimlich.

- ¡Ja, ja, ja! Es que tus habilidades de primeros auxilios son tan buenas como los deportivas- le bromeó Sergio un muchacho super delgado, cabello corto con leves picos color negro, ojos azules. - Mónica lo observa con cara de pocos amigos.

- ¡De lugar de ayudarme!; no ves que Halia se va a atragantar. - ofreciéndole una botella de agua a Halia.

 - ¡Perdón es que muero de hambre! -tomando la botella de la mano de Mónica y tomando un sorbo.

- ¡Como no!, si te saltaste el almuerzo, con esa “diarrea”, que seguro tuviste para faltar 2 clases completas en el baño- le expresa moviendo los ojos.

Mónica le golpea la cabeza y aclara - ¡Obvio Sergio! Que ella no estaba en el baño.

- ¿Entonces a donde ibas para asegurarte que estaba bien?

Mónica no podía creerlo como este chico ganador del premio a mejor estudiante en robótica e informática pudiera ser tan tonto- ¿Piensa Sergio?

- ¡Halia!... ¿Te escapaste de clases? - con los ojos bien grandes de la impresión. Sergio es un joven noble, amable, típico estudiante modelo, sobreprotegido por sus padres, maestros y por Halia, ya que, era siempre el blanco de los chicos populares.

- ¡Sergio! ¿Qué pasa con tu memoria? ¿No recuerda lo que les conté hace unos días? - Le expresa Halia

-La verdad me acabo de recordar -dice tocándose la barbilla con el dedo índice

-Para serte sincero no pensé que lo hicieras, ya sabes, por tu padre. Él es como Sherlock Holmes todo lo averigua en especial tus movimientos. Y jamás se le escapa nada.

- ¡Vamos Sergio!, dale un poco de crédito a Halia- dice Mónica tratando de apoyar a Halia

-No recuerdas quién fue la que barrio el piso con la cabeza del presumido capitán de Judo para defenderte- Vitoreó Mónica

-O la ves que te ayudo a ganar la competencia en comunicaciones sin esperar nada cambio- le mención con las manos en la cintura

-Bueno mucha distracción- le expresa Mónica con una mano hacia Sergio y su cara viendo hacia otro lado, para luego ver a Halia

-Cuéntanos ¿Cómo te fue? - le dice recostada al pupitre.

- ¡No sé! - rascándose la cabeza

-Creo que metí la pata, bueno el examen lo sentí fácil- Mirando a sus amigos que le prestaba toda su atención continuo- Había un mar de personas y creo que tropecé con la chica equivocada, le derramé el café encima, se puso furiosa- Con una expresión apagada sigue- Mi instinto me dice que tendré problemas

-Además….

¡Bimp, bimp, bimp! Identificador de mensajes “Bàba”

Inicio del mensaje:

- “Halia, Duncan va a pasar por ti después de la Universidad. Para llevarte a un centro comercial”

- “Bàba, pero la clase con el Maestro Vene. ¿No sé molestará?”

- “Ya está hablado, ¡pequeña! no te preocupes?”- Halia sintió que su cuerpo se tensó siempre que le decía “pequeña” era porque quería pedirle algo incomodo.

“Como digas. ¡te quiero! ?”

“Yo también ¡te quiero!?”

Fin del mensaje.

-Parece que, por primera vez en mi vida, no tendré clase con el Maestro Vene – Lo dice sin poder creerlo.

-Eso es raro, tu padre jamás ha dejado que faltes a la clase con ese misterioso maestro- menciona Sergio moviendo las manos en señal de susto.

-Debe ser algo importante- afirma poniendo sus manos bajo su barbilla «Tendrá algo que ver con la colaboración de los Lombardo sin duda es algo importante, en otras condiciones me estaría regañando por haber dejado a los guardaespaldas, y jamás me dejaría faltar a la clase del Maestro, esto está muy raro.»

-Aquí en el planeta tierra, Halia la próxima vez que hagas algo emocionante porque no me llevas, necesito un poco de acción en mi vida. ¡Sentir, la adrenalina!

- ¡Ja, ja, ja! Se carcajean las dos chicas- Lo único que hice fue saltarme unas clases.

- ¡Por eso!, yo ni me animo de hacer eso, pero con tu influenza sé que puedo hacer grandes hazañas- Aclamó levantado las manos y la mirando al cielo.

Las chicas intercambian miradas de curiosidad y sorpresa.

- ¿Que bicho le pico a Sergio? - dicen las dos al mismo tiempo. Esto provocó que se rieran también.

En ese momento sonó el timbre. El resto de las clases pasaron en normalidad, todos estaban estresado por las pruebas de grado, y lo proyectos finales.

Halia se sentía cansada y un poco estresada. Miro su reloj y vio que le quedaba un poco de tiempo antes que llegara los muchachos por ella y decidió que un baño le ayudaría a relajarse un poco.

Así que aprovecho hacerlo en los baños de la universidad. Ella siempre portaba ropa extra en el locker. Cuando estaba haciéndose la coleta escucho un llanto en sollozo, y unas risas que venían del otro extremo de los lockers.

Pensó en no entrometerse, pero imágenes de su pasado la llenaron de enojo, y decidió acercarse, para encontrarse con Vanessa una joven alta, esbelta, tipo top model, cabello rubio sucio, tez blanca, la chica más popular de la universidad, no por sus calificaciones obviamente, con el resto de las secuaces, igual de barbies como ella.

- ¿Qué te pasa botija?, ¿Ya no puedes más?, te estamos ayudando, ¿No es que quieres ser como nosotras?

Vanessa sentada en la espalda de Sigrid una chica regordeta, de 150cm, cabello rubio rosa, que vestía ropa deportiva que obviamente no era su talla y dejaba afuera toda su masa corporal extra. Ella estaba en posición de plancha. Halia sintió que la sangre le hervía, -«Porque siempre tiene que existir gente abusiva»

- ¿Qué creen que están haciendo? -su tono de voz parecía tranquilo e indiferente pero la percepción que desprendía a su alrededor era de un desastre inminente.

Vanessa sintió la horrible aura de Halia, y dentro de su corazón sintió un gran temor, pero viendo a sus seguidoras, sabía que no podía padecer débil ¿Dónde quedaría su reputación?

- ¡Vaya! ¡Vaya! la legendaria Halia Koyama, o mejor dicho cerebrito.  Pensé que eras más inteligente, no es obvio, la ayudo hacer ejercicio.

- ¡Largo! - Gruñó Halia –A menos que quieras pasar por otra cirugía de nariz.

Vanessa se quedó petrificada, «nadie sabía de eso, ¿Cómo sabe eso?, ¿Qué más sabe?» aterrorizada que Halia dijera algo más que pudiera comprometerla.

- ¡Chicas ya me aburrí! que quedé claro, no es porque tú me lo dices- le dice con ademanes descontrolados. Para luego salir por la puerta sin mirar hacia atrás.

Halia sonríe para sí misma «Que chica más tonta y plástica. ¿Cómo aguantarán tantas cirugías»

Se acerca a Sigrid para ayudarla a levantarse, una vez de frente, puede admirar unos ojos color miel llenos de vergüenza y lágrimas, su tez clara y limpia

- «Si no fuera por su sobrepeso le quitaría la respiración a más de un chico» pensó Halia.

- ¿Estas bien?, ¿Te ayudo? – le dice en tono de condescendencia.

- ¡No, para nada! ¡Estoy bien! - Se justificó más por la vergüenza, que por desagradecimiento.

- ¡Okey! Entonces nos vemos- Halia cuando era pequeña había pasado por innumerables situaciones de agresión, sabía que no sirve de nada presionar, siempre es mejor que de expresen por sí mismos. Y caminado así la puerta, la detiene una temblorosa voz.

- ¿Cómo Haces para verte tan bien?, ¡Bueno digo! te he visto, comes mucho y para nada engordas, ¿Eres de genética delgada?

- ¡Ja, ja, ja! Para nada- Alega Halia moviendo la mano con la palma hacia abajo.

-Lo que pasa es que mi Nana me prepara comida muy saludable y realizo horas extenuantes de ejercicios todos los días.

- ¿Y porque lo haces? Le dice la chica con una mirada de expectativa. En el fondo ella buscaba alguien que se sintiera como ella.

- ¡La Verdad! ¿Por qué lo hago? Ni yo misma sé, lo único que deseo es complacer a mi padre, es el quien programa todos mis entrenamientos.

-Pero si deseas puedo hacerte una rutina que te ayude a tu corazón y huesos hacerse más fuertes, después podemos continuar con cardio dicen que son los ejercicios que ayudan a bajar de peso- le dice mientras valora sus facciones no quería parecer grosera con la chica.

-Puedo hablar con mi Nana para que comparta sus deliciosas recetas bajas en todo eso que nos hace daño contigo ¿Qué te parece? – Le regala una sonrisa sincera.

- ¿Harías eso por mí? - La mira con los ojos lleno de emoción y esperanza.

- ¡Claro!

- ¡Riin, Riin!

- “Halia ¿Dónde estás?” - Le habla Dunca.

- “Voy de camino”– había olvido por completo que la llevaría al centro comercial, despidiéndose con la mano

–Nos vemos Sigrid, es que me están buscando- Corre hacia los parqueos, para encontrar a un hombre vestido con traje entero negro, cabello castaño claro, ojos azules fuertes, alto, musculoso, bien parecido, con un aura fuerte.

La observa sin ninguna expresión, le abre la puerta. Usualmente no suele ser tan frio, era evidente que estaba enojado con ella. Una vez dentro del auto ordena al conductor.

- ¡Vamos! - le dice al hombre de igual físico, exceptuando su cabello color negro, ojos oscuros y la cicatriz en su mano derecha que le llega hasta los nudillos.

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