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Capítulo 5 Un encuentro inesperado

De camino a la universidad

Halia va en su motocicleta pasando por un bullicioso y pintoresco mercado, al lado de la acera, visualiza un familiar cabello pelirrojo acolochado, en unos de los puestos de ventas. Su corazón dio un brinco y no puede evitar dejar de respirar por un instante.

- «¿Será ella?» piensa emocionada.

Con facilidad encuentra un lugar para estacionar su motocicleta, y con el casco en la mano se acerca al puesto donde cree vio a la pelirroja.

Hoy sin duda era un día difícil, estaba bastante concurrido pero el interés de confirmar sus sospechas le ganaba a su fobia.

Frente al puesto de bisutería, Halia observa a la joven de tez clara, nariz perfilada, alta, delgada, muy hermosa. Deja escapar el aire de sus pulmones con fuerza.

Los rasgos de la niñez ya no se asomaban por ningún lado, en ese instante a Halia le sobreviene el recuerdo del viento del mar jugado con su voluptuosa cabellera. Una sensación de aprensión resurge en su interior.

- ¡Señorita! ¿En qué puedo servirle? - le dice la chica que está al lado de la pelirroja. Mirándola con sus grandes ojos marrones.

- ¡Karen!, balbuceó Halia.

La chica vuelve su mirada hacia Halia, por unos momentos ambas chicas se miran sin decir una palabra y como saliendo del trance, el rostro de la pelirroja palidece de inmediato, mira por todos lados como buscando algo.

Fácilmente sale del puesto, con un movimiento veloz, le dice a su compañera.

- ¿Me cubres un momento? ¡Ya regreso! - Tomando la mano de Halia la saca del mercado hacia los árboles que están a la orilla de la acera.

Se detiene detrás de un gran árbol y coloca la espalda de Halia contra el tronco. La joven sigue mirando los alrededores.

- ¡Halia! -Con lágrimas a punto de caer le afirma –Creí que nunca te volvería a ver- le dice con voz cortada.

–Pero este lugar no es…-Se detiene antes de decir –El indicado para ti.

- ¿Por qué no? Es un mercado, es un país libre- le manifiesta en tono de desconcierto.

-No me importa Karen, te extraño mucho- por fin Halia puede decir lo que siente, había tanto que deseaba contarle.

- ¡Halia! ¿Confías en mí? - le dice en tono de angustia y tomándole las manos.

Halia asiente con la cabeza

-Entonces no vuelvas por aquí, te ves hermosa, se ve que te ha ido muy bien y eso me hace súper feliz. ¡Por favor no vuelvas aquí!

- ¡Pero Karen! ¿Por qué me dices eso?, solíamos ser hermanas, yo no los deje porque quisiera- le dice Halia entre sollozos.

-Ese … ese día me llevaron, no pude evitarlo. No era tan fuerte- unas lágrimas logran escapar de sus ojos.

- ¡Créeme!, cuando pude, los fui a buscar, pero no los encontré- les dice con un suspiro desgarrador.

-Pero ahora es distinto por fin nos encontramos, yo ahora soy más fuerte. Y puedo ayudarte.

Karen mira a Halia con los ojos llenos de lágrimas. Ella en el fondo quiere y necesita ayuda con desesperación, pero no pude permitirse arrastrar a su amiga con ella, Halia demostró desde pequeña que era diferente.

Las lágrimas de Halia también le rompían el corazón la chica indecisa, no deja de ver a los lados su rostro refleja la confusión y la angustia que estaba pasando la pelirroja.

Halia nota el conflicto en su amiga y decide persuadirla.

¡Okey!, podemos vernos en otro lado, donde te sientas más cómoda. ¿Qué tal si me das tú número y así nos podemos en contacto luego? - menciona con una mirada de esperanza.

- ¿Si te lo doy? Prometes no venir a buscarme aquí, nunca más.

Halia levanta su mano derecha y asiente.

¡Ok! Este es mi número 123xxxxx- Karen pensó por un momento darle un numero falso, no obstante, analizando la situación considero que sería arriesgado hacerlo, conocía bien a Halia, y lo leal que es, una sensación agradable resurgió en su corazón, en el fondo quería volver a reencontrarse con su hermana de tragedias como ellas solía llamarse.

- ¡Ahora! Hazme caso y vete- Sin más se alejó.

Halia se quedó petrificada en el sitio.

- «Porque Karen esta tan nerviosa, será que ¿se avergüenza de mí?, ¿no quiere verme? - Una luz de entendimiento le llega.

- «¿Me habrá dado bien el número?» Antes de seguirla, le manda un mensaje para verificarlo

Mensaje:

- “¡Hola soy Halia!”

……

- “¡Ya te fuiste!”- Le responde Karen unos minutos después.

- “¡Sí!” contesta.  

Fin del mensaje

- «Una mentirita piadosa» piensa Halia mientras se dirige hacia su moto.

Halia colocándose el casco, enciende su motocicleta y sale de inmediato hacia la universidad. Con la cabeza hecha un nudo.

Las escenas de su amiga tan distante y asustada creaban en su corazón un agujero desgarrador.

- «Sigue trabajando con la artesanía, recuerdo bien como cortar las piedras y realizar los aretes, collares y pulseras ¿Cómo olvidarlo? Durante mucho tiempo nos dio de comer» cruza la intersección.

- «¿Porque estaba tan nerviosa? ¿Qué ha sido de su vida?, ¿Tendrá familia?»  estas y muchas otras preguntas circulan en la cabeza de Halia mientras conduce a alta velocidad por la concurría autopista.

Karen termina de usar su teléfono y lo más rápido que pudo, regresa al puesto de ventas.

- ¿Todo bien? – le pregunta Karen apenas se posiciona en su puesto.

- ¡Creo que sí! - la mira despreocupada.

- Si lo dices, por si te vieron salir del puesto, no los he visto en toda la mañana- le dice una chica de mediana estatura cabello color caoba, trigueña clara, con curvas bien distribuidas.

-Cora ¿Te puedo pedir un gran favor? - y sin esperar respuesta alega –No le cuentes a nadie que hable con esa chica.

Apenas Cora iba a contestar cuando un hombre grande fornido con los brazos llenos de tatuajes tomo el cabello de Karen en la parte de atrás.

- ¿A dónde fuiste putxxxx?, ¿Quién es la chica?, ¿Es tu amiguita? - susurrándole al oído.

- ¿No s..seee que estás hablando?- tartamudea Karen.

- ¿No sabes?, curva los labios en una sonrisa siniestra en las mejillas de Karen. Con la otra mano, la toma por la cintura acercado su cuerpo, y con un movimiento brusco la saca del puesto, dirigiéndola hacia los camiones de carga en un lugar apartado de los transeúntes.

Con rapidez le da vuelta, colocando la espalda de Karen contra la pared de un camión. Colocando sus brazos uno a cada lado de la cabeza de Karen, sus rostros separados por unos pocos centímetros.

-Muy graciosa putixxxx, ¿Se te olvida con quien hablas? - Karen podía sentir su aliento en su rostro.

-Caimán ¡Por favor!

- Chsss! Mi mariposa eres mi mejor adquisición, atraes los mejores clientes y la mejor mercancía- le dice rosando sus labios en el cuello de la chica.

- «Jamás me perdonare por eso, todo es mi culpa, si hubiera tendido la mitad del valor de Halia». Su corazón llorando de arrepentimiento. La cercanía del Caimán le provocaba que le templara las piernas, este hombre no es nada fácil de engañar. Y sin poder evitarlo una lágrima rodo por su mejilla.

El hombre la mira a los ojos y limpia sus mejillas con el pulgar

-Habla mujer, conmigo no puedes jugar. ¿Quién es la chica? - la mira de frente.

-Ella no es como nosotras, nunca te servirá para este trabajo.

- ¿Por qué no va a servir? Acaso no tiene estos- metiendo la mano debajo de su blusa tocando sus pechos produciéndole un gran dolor.

- ¡Ay!... ¡Por favor! el hombre continúa bajando su mano hacia las partes íntimas de Karen, usando sus dedos para invadirla.

- ¡Por favor! Caimán para. Contorsionando su cara por el dolor y la humillación.

- ¿Quieres que pare? Haciéndole movimientos más fuertes y bruscos, la besa con fiereza dejándola sin aire.

- ¡Llévala al bar! -Sacando sus dedos para luego limpiárselo en la ropa de Karen.

-No puedo- le dice con la voz quebrada -no tengo como localizarla.

El Caimán le revisa sus bolsillos y le saca el teléfono, lo desbloque sin ninguna dificultad y revisa su registro.

Karen piensa «Por suerte borre todos los mensajes que me mando Halia», no era la primera vez que pasaba por esto.

Ella simplemente memorizo el numero apenas lo vio. Ahora estaba convencida que lo mejor que podía hacer era mantenerse alejada de Halia.

El Caimán no era tonto, el vio como intercambiaron palabras, vio a Halia con su teléfono y a Karen cuando regresaba escribiendo en su teléfono.

Odiaba que su mercancía tratara de engáñalo por lo que se llenó de furia y, en consecuencia, el hombre le da un puñetazo en el abdomen, Karen se encorva de dolor hasta caer al piso, ahí la agarra de su hermosa cabellera, dándole una mirada penetrante sin ninguna emoción. Típica del Caimán.

-Si aprecias tu vida, tienes 3 días para localizarla o ya sabes que va a pasar, me gusto la muchachita, no te preocupes por ella, tu amiguita es solo para mí. O hasta que me cansé- lo dice mientras tira la cabeza al piso provocándole un intenso dolor.

El Caimán conoce bien el pasado de Karen y sabe que todas sus amigas de la infancia eran de hospicios o estaban con padres sustitutos. No era raro que esta nueva chica tuviera la misma raíz.

Él es un hombre astuto que aprovecha la debilidad de las chicas, ya sea por necesidad económica o afectiva siempre las hacia caer en sus manos.

Se marcho sin más dejando a Karen tira en el piso, rabiando de dolor, el Caimán era un hombre muy fuerte que podía causarle mucho daño, ella sabía que hablaba en serio, que la mataría sin no hacia lo que le decía.

«¿Qué voy a hacer?, tengo mucho miedo, porque siempre mis hermanas me encuentran, ya les hecho mucho daño, si no fueran por mí, el Caimán no las hubiera encontrado»- como pudo se recostó en la llanta del camión con el rostro pálido, sudorosa, sin fuerzas para levantarse

- «Que hicimos para merecer esto, ¿Por no tener padres?, ¿No valemos nada?, ¿No somos nada?, ¿Con qué derecho voy a arruinar la vida de Halia?»

El golpe que tenía fue tan fuerte, que a pesar de varios intentos por levantarse no lo logro, al voltear hacia la entrada de los caminos puede percatarse de la figura borrosa que se le acerca, no la reconoció hasta que escucho su voz.

- ¡Oh no! ¿Qué te ha hecho ese animal?, mira cómo te dejo ¡Maldito! Que piensa que somos animales- Cora usando todas sus fuerzas la levanta.

-Vamos tengo que llevarte con el medico de night-club. Le dice mientras la ayuda a caminar, casi cargándola.

- ¿Dónde ese mata sanos? - apenas articulando.

- ¡Lo siento Karen! Sabes que no puedo llevarte al hospital no saldríamos vivas. Ellos están por todas partes…

- ¡Perdóname! nunca vi donde estaba y peor que te vieron con la chica. – Le dice mientras sostiene su cuerpo

- ¿No me digas?, ¿La quiere? - voltea la mirada en el rostro de Karen.

-Así es…. -Dice en un susurró.

-Lo supuse, es muy hermosa, se ve a todas leguas que no pertenece a este mundo, sería una perdida que cayera en manos del Caimán.

¡Pobre Chica!

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