Capítulo 52

La mirada de Alejandro parecía traspasarle el alma a María Dolores, el corazón de la mujer, se detuvo por milésimas de segundos, todo su cuerpo temblaba esperando una reacción de él.

Alex parpadeó y algunos recuerdos vinieron a su memoria, entonces sin pensar un segundo se aproximó a ella y la abrazó con fuerza.

María Dolores dejó salir el aire que contenía en sus pulmones, liberó un suspiro, así como las lágrimas que se amotinaron en sus ojos.

Alejandro sintió su corazón bramar con gran fuerza, percibió el calor de su cuerpo, la suavidad de su piel, y entonces ya no tuvo dudas, era ella, la mujer de sus sueños. Sin importarle nada, la besó con desesperación, y Lola correspondió con la misma ansiedad, percibiendo que, de un momento a otro, iba a desfallecer.

—¡Eres tú! —exclamó él, y le acarició el rostro, el cabello, la inspeccionó con sus azules ojos, cristalinos.

Lola pasó la saliva con dificultad.

—¿Me recuerdas? ¿Recuperaste la memoria? —cuestionó ella con inquietud y las me
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