Capítulo 98

Alex ingresó a la habitación de Lolita con las bolsas de comida, en especial la lasaña que se le había antojado a su mujer.

María Dolores abrió sus ojos y sonrió.

—¿Cómo están las niñas? —indagó con preocupación.

Alejandro se aproximó a ella, y le acarició la mejilla.

—Están bien —expuso—, después de que te alimentes hablaremos con ellas, las podrás ver.

Lolita sintió tranquilidad, entonces observó a Alex a los ojos.

—¿Me besas? —solicitó.

Alejandro carcajeó y de inmediato se aproximó a ella, y unió sus labios a los de su mujer, ambos percibían su corazón bramar, pues en aquel beso demostraban lo mucho que se amaban y la alegría de estar con vida y juntos.

—¿Podemos pasar? —preguntó Alba abriendo la puerta, interrumpiendo la escena.

—Por supuesto —respondió Lolita.

Alex tomó una silla y se la colocó a un lado de la cama para que su madre tomara asiento.

—¿Cómo te sientes? —indagó.

—Mucho mejor —respondió Lolita—, ya quiero ir a casa, no me agradan los hospitales —confesó.

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