Capítulo 53

Alejandro suspiró profundo, no pudo evitar sonreír, y de pronto su móvil sonó, resopló creyendo que era Jacqueline; sin embargo, el contacto era un número desconocido para él.

—Hola, tío Alex —se escuchó en la dulce voz de una niña—, dice mi abuelita que ya te acuerdas de nosotros. ¿Es cierto?

Él sonrió y su corazón se llenó de alegría.

—¿Eres una niña de ojos azules, parlanchina, traviesa y que le encanta robar chocolates? —indagó bromeando.

—Soy Norita —respondió ella bufando.

Alex carcajeó al escucharla.

—Claro que me acuerdo de ti, y de tus papás —comentó. —¿Cómo están? —cuestionó sentándose en la cama.

—Estamos bien, no viniste a verme cuando me secuestraron —reclamó—, mi papá me salvó como en las películas —relató—, ya estoy en casa, y quiero que mi hermanito nazca pronto —expuso.

Alex parpadeó y sacudió su cabeza.

—No sabía que te sucedió eso —comentó sorprendido—, vaya noticia, así que serás la hermana mayor —dijo con ilusión.

—Sí tío —respondió Norita—, cuídate mucho
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