—¡Estás loco!, papá, cómo me casaré con ese hombre que no conozco; además, recuerda que tengo mi novio Nicola —se niega Tania.
—Terminarás con el de inmediato. —No, papá, yo amo mucho a Nicola; con él me quiero casar, no con ese desconocido —desaprueba la chica de cabello rubio. —¡Ya di mi palabra! —le grita Baltasar a su hija. —Por favor, papá —suplicó Tania poniéndose de rodillas frente a su papá. —Te casarás con Adriano Borbon en una semana. Tania siente un fuerte nudo en la garganta lo suficientemente fuerte para casi dejarla sin aliento, sus ojos verdes se llenan de lágrimas y rápido se pone de pie, acercándose a su mamá con desesperacion. —Mamá, ayúdame a conversar con mi papá que no me quiero casar con ese tipo —Tania le ruega a su madre que le ayude, mirándola directo a sus ojos que son del mismo tono que los de ella. La mujer mira con detenimiento a su hija, su corazón se ablanda al ver las lágrimas bajar por sus mejillas, le duele en el alma verla así, pero sus ojos se posan sobre los de su esposo que la mira con rabia y enojo. Haciendo que el sentimiento que acababa de sentir se esfume, y es que Elsa sabe que si se atreve a contradecir a su esposo o ponerse de su lado, él la golpeará. —Hija, si tu papá cree que él es el indicado para ti, tienes que aceptar —con un profundo pesar Elsa le da la razón a su esposo. Tania se siente tan mal de ver que ni su propia madre la ha apoyado, así que se traga las lágrimas que bajaban e intenta recobrar el poco recato que le queda y mira a su padre con una mirada diferente llena de odio y resentimiento. —¡Los odio a ambos! —voceaTania mientras sale corriendo del lugar dando un fuerte portazo. Elsa ve a su esposo y llena de duda y miedo se arma de valor para preguntar por qué está haciéndole esto a su hija. —¿Baltasar, porque le haces esto a la niña? El señor Mercier, al oír la pregunta de su esposa, la ve con detenimiento. —No es una niña, ya es una mujer de 24 años y está lista para casarse —respondió—. Además, prefiero sacarle beneficio al matrimonio de nuestra hija, casándola con Adriano Borbon que casarla con Nicola, que es un simple guardaespaldas y no nos dará nada más que problemas al futuro… Elsa al escuchar lo que su esposo le cuenta las dudas inundan su mente, entendiendo que todo lo hace por dinero y que sabe que al estar emparentado con esa familia tarde o temprano podrá andar en su círculo social. —Haces todo esto por beneficio económico; de seguro le debes dinero al señor Borbon y para salvar tu pellejo pones a tu hija como una moneda de cambio sin importar que salga lastimada —protestó la mujer rubia de ojos verdes, luciendo un vestido azul oscuro entubado a su cuerpo. Baltasar se enfurece al escuchar esas palabras de la boca de su esposa—. Además, dicen que Adriano es un mal hombre; no te preocupa que nuestra hija sea la siguiente muerta; si eso pasa, créeme que nunca te lo perdonaré y te haré pagar. El Señor Mercier se abalanza sobre su esposa, acortando los pocos centímetros que los separaban, la sujetando del cuello con fuerza y pegando su espalda a la pared. Elsa empieza a sentir como le resulta difícil que el aire entre a sus pulmones. Los segundos se hacen eternos; la rubia ve los ojos de su esposo que están llenos de furia y ella solo teme en que quizá sea su muerte. Sus pulmones empiezan a quemar; siente como su último respiro está a punto de llegar cuando Baltasar suelta su agarre, cayendo el cuerpo de su esposa al piso como si fuera un costal de papas. — ¡Cof, cof, cof! —Elsa tose tratando de respirar de nuevo. Baltasar no pierde de vista ninguno de sus movimientos, sintiéndose satisfecho por lo que acaba de hacer. Sonríe Ladino y es que él siente mucha satisfacción al golpear a las mujeres. —Invita a la familia más cercana, la boda será simple y procura ocultar esas marcas —fue lo último que le dijo antes de irse de la habitación, dejando a su esposa tirada en el piso respirando con dificultad. Las lágrimas bajan por las mejillas de la rubia, teniendo un fuerte dolor en su corazón al ver cómo su esposo la trata. Y es que no tiene más que aguantar a su familia; nadie la apoya; todos son de la vieja escuela donde dicen que tienes que aguantar lo que sea, así que no tiene de otra más que seguir esperando que Baltasar no la mate. Tania, después de salir de la habitación, corrió por los pasillos hasta llegar al jardín donde su novio está de guardia. Al tenerlo cerca se lanza en sus brazos; Nicola queda sorprendido y le hace una señal a su compañero para que los deje solos. Oye cómo su linda rubia está sollozando. —¿Qué ocurre, mi amor? —preguntó el pelinegro buscando el rostro de su novia, haciendo contacto visual con esos hermosos ojos color esmeralda. —Algo terrible —declaró Tania entre lágrimas. —Dime que pasa. La rubia intenta buscar las palabras correctas para decirle algo; cuando está lista, está por hablar cuando es interrumpida. —Nicola, ven, necesito hablar contigo —Baltasar se apresuró a seguir a su hija para impedir que pudiera hablar con Nicola, y es que no puede permitir que ellos hablen. —No vayas, por favor —Tania le ruega a su novio para que no vaya y es que ella tiene un mal presentimiento. El guardaespaldas ve a su novia rogándole que no vaya, pero su padre es su jefe y no puede negarse. —Lo siento, mi amor, tengo que ir —se disculpa Nicola alejándose de su amada. —¡Nicola! —gritó Tania al ver cómo el hombre que ama alejarse. Baltasar ve cómo el joven guardaespaldas se acerca a él. Ambos se alejan caminando por el pasillo de la vivienda hasta que llega a su despacho, donde a Nicola se le hace bastante extraño, pero no protesta y entra cerrándose la puerta, dejando a los hombres solos. —Siéntate —le ordenó el joven guardaespaldas. Obedeció. Entre tanto, Baltasar camina alrededor de él dedicándole una mirada fría. —¿Hice algo malo, señor? —preguntó Nicola muy impaciente. —No, pero verás que mi hija se casará pronto y necesito que me digas ¿qué es lo que quieres para irte y olvidarte de ella? Nicola se queda tan confundido; no sabe qué decir ante lo que su jefe le está diciendo y ahora entiende por qué Tania estaba tan alterada y lloraba desconsoladamente. Sin embargo, su amor es más grande y no tiene ni un precio para dejarla. —Me temo, señor, que no puedo aceptar eso; amo a su hija y no quiero perderla —dijo el joven guardaespaldas, negándose aceptar lo que le pide. —No te estoy dando opción, así que sé listo y dime la suma o me temo que tendrás que salir con los pies por delante —Baltasar sacó su arma colocándola en la cabeza de Nicola—. Así que sé listo, o no creo que tu madre y tu hermanita se queden sin comer. A menos que quieras poner sus vidas de por medio. Nicola traga saliva al oír lo que Baltasar le está diciendo. Pensar en el hecho de perjudicar a su mamá y a su hermanita hace que empiece a dudar. —¿Si aceptara qué condiciones hay? —Si aceptas, tendrás tu dinero, pero tendrás que irte de inmediato, te olvidarás por completo de mi hija y tendrás 24 horas para salir del país o mis hombres irán a matar a todos, incluido tú —expresó Baltasar con rabia—. ¿Tienes un minuto para pensar o te mataré en este momento? —Nicola se queda mudo, pensando en todas las posibilidades, entre ellas esta matarlo, pero sabe que no saldría vivo de todas maneras y se irían contra su familia así que no tiene muchas opciones—. El minuto ha pasado, así que despídete… —Aceptó su propuesta —declaró el joven guardaespaldas. Baltasar sonríe al escuchar que ha aceptado…P.O.V TaniaLos nervios me están matando han pasado unos minutos mi padre aún sigue encerrado con Nicola en el despacho, mis oídos están atentos por si llego a escuchar cualquier ruido para ir rápido para detener a mi padre por si intenta matarlo. Veo a mi padre acercarse a mi, pero no veo ni rastro de Nicola, me pongo de pie asustada y pensando lo peor.—¿Donde está Nicola? —preguntó impaciente.—El está vivo, pero ha aceptado una fuerte suma de dinero a cambio de irse y terminar contigo —me contó mi padre.—No es verdad, el me ama y nunca haría eso —me niego a creer las palabras de mi padre.—Ven para que lo veas con tus propios ojos —mi padre señaló hacia la ventana, me aproximó hasta ahí mirando a Nicola salir con una mochila en la espalda y un maletín en la mano. Me quede helada al ver eso, pegue mis manos y frente a la ventana.—¡Nicola! —grite con todas mis fuerzas. Noto que el se detiene yo con lágrimas en los ojos siento una esperanza de que el se voltee, pero no lo hace sol
P.O.V. Adriano. Mis ojos no se apartan de la joven rubia, y al quitarle el velo del rostro, me doy cuenta de que tiene unos lindos ojos verdes como esmeraldas. A mí me parece más linda de lo que habría esperado; tal vez no sea tan mala idea esto del matrimonio. Me doy cuenta de cómo el juez habla, pero no escucho ni media palabra de lo que dice; me aburre en lo absoluto; ya quiero que termine para que pueda besar a mi nueva esposa. Sé que es una desconocida y que no sabemos nada del otro. Sin embargo, no desaprovecharé la oportunidad de poder darle un beso a esos lindos y carnosos labios pintados con un labial rosa claro que la hace ver como si fuera una princesa. El juez me da la pluma para firmar, la cual tomo sin dudar colocando mi nombre sobre la línea que me ha indicado. Le pasó ahora la pluma a la rubia; ella duda un poco si tomarla, pero al final lo hace, da un paso al frente y se inclina, dejándome una espectacular vista de su lindo y redondo trasero. Admito que tiene
Al caer la noche, todos los invitados se fueron despidiendo; también tuve que despedirme de mi prima Mía. Me dolía mucho hacerlo porque es la única persona con la que cuento; sin embargo, no podría hacer que se quedara o mi padre me haría algo malo. Al final todos se fueron hasta que solo quedaron mis padres, los padres de Adriano y nosotros. Veo cómo uno de los sirvientes saca mis maletas y sé qué es lo que significa. —Ya es hora de que los recién casados vayan a su nuevo hogar —añadió mi suegro. —Sí, es buena idea —dijo mi padre, que ya está algo ebrio. —Tienen razón, mi amor, ya es momento de que nos vayamos. —Adriano me tomó de la mano, hablándome de una manera tierna que para mí resulta muy extraña. —Iré a despedirme de mi madre —me suelto de su agarre y él se da cuenta de mi actitud. Me acerco a mi madre que está sentada al lado de mi padre. —Me tengo que ir, mamá —dije y ella se puso de pie dándome un abrazo. —Te deseo toda la felicidad del mundo, mi niña, y que
P.O.V. Tania Toda la noche me la he pasado llorando debido a lo que me hizo esa bestia; después de huir de él me encerré en la primera habitación que encontré, le puse seguro a la puerta y me desplomé sobre la cama. Cuando los rayos del sol entraron por la ventana, me levanté como pude, entrando al baño, preparándome la tina y metiéndome a bañar para calmar mis músculos adoloridos y llenos de hematomas. Con la esponja me tallé la piel, limpiando toda impureza y rastros que me haya dejado ese hombre. Aseando más mi parte que está algo adolorida, lo que le agradezco a Dios el no ser virgen si no me hubiera dolido más que esa bestia se robara algo tan preciado. Después de pasar como media hora limpiándome, salí, me puse una ropa cómoda que encontré en mi ropero; sin embargo, no sé de quién sea y me senté en el sofá que está cerca de la ventana, sintiendo como los rayos del sol calientan mi piel. Vuelvo a recordar lo que me pasó y no puedo evitar dejar salir una lágrima. Cuando
P.O.V. Adriano La veo irse; estoy tentando a seguirla, pero sus palabras están claras en mi mente y si ella no quiere dar de su parte para que esto funcione, no puedo obligarla. Pero ahora entiendo que por el camino que voy no me llevará a nada, pero quizá ahora que lo pienso, si cambio y logro ser un hombre distinto, quizá ella me acepte y me perdone por lo que le he hecho… Así que con una nueva motivación agarro un pedazo de manzana que había en la mesa y la meto a mi boca dándole un mordisco, degustando de su rico y dulce sabor… Entro de nuevo a la casa; subo las escaleras, parándome en la puerta de mi habitación, viendo directo hacia la habitación de mi esposa. Me acerco, agarro la perilla de la puerta, tentado de abrir la puerta, pero me detengo al recordar que me dijo: eres un violador. Me arrepiento de entrar y me adentro en mi habitación. Voy directo hacia el baño, dándome una ducha rápida, saliendo y vistiéndome con un pantalón oscuro y una camisa del mismo tono.
P.O.V. Adriano Después de mi última discusión con mi supuesta esposa no he vuelto a buscarla, ni a molestarla; me la paso en mis asuntos del negocio familiar y al terminar me voy con las lindas chicas del club que me ayudan a olvidar todo lo ocurrido en mi casa. La verdad, no tengo ni la menor idea de lo que hace, ni me interesa saberlo y es que pensé que la fascinación que tenía por ella era algo más; tenía la esperanza de que quizá podría llegar más a fondo con ella; sin embargo, me alegro de que no fuera así. Durante este tiempo, me he entretenido con estas bellas mujeres, que me han ayudado a entender lo lindo que es no tener compromiso. Le llamo así porque no puedo decir soltería, ya que estoy unido a ella. Pero lo que me alegra es que al fin haya terminado la dichosa luna de miel; ya no me tengo que estar ocultando para hacer lo que me plazca. "Ya Adriano deja de pensar en ella", digo en mi mente, olvidándome de ella. Me enfoco en lo que verdaderamente importa, que es
P.O.V. Nicola Después de que el Padre de Tania me amenazara de esa manera, hice todo lo posible para llevármela, pero cada vez que la miraba andaba muy escoltada, así que intenté saber la dirección donde se casaría para robármela, sin embargo, no logré obtenerla. Cuando supe, ella ya estaba casada y el corazón se me partió mucho más al pensar en que ella besó a ese hombre. Pero fue pensar en que esa noche ella sería de él y me llenó de odio y rencor. Pero con ayuda de algunos contactos que me hice cuando trabajaba para la familia Mercier logré obtener la ubicación. No solo eso, me dijeron que estarían contratando un guardaespaldas para la esposa del señor, así que aproveché para meterme con la esperanza de que ese hombre no me conociera. El día llegó y entramos a la casa que está muy vigilada, así que me iba a hacer imposible entrar o salir si quisiera. Y el interior no es nada que no haya visto antes. Mientras somos escoltados, miro despistadamente en todas direcciones
P.O.V Tania Ahora que tengo a Nicola a mi lado el tiempo aquí ha pasado más rápido y me siento mucho mejor, cuando la bestia no está nos divertimos mucho pero no lo que no me gusta es que tenemos que estar ocultándonos para que nadie nos vea aunque eso lo vuelve muy emocionante. —¿Que piensas linda? —me pregunta Nicola que acaba de entrar. —Solo en cómo has hecho que todo esté mes sea más fácil. —Pues lo dices por ti porque a mi verte al lado de ese hombre en las cenas familiares o eventos me cae como patada de mula y más cuando te tiene que besar —me reprocha con algo de malestar. Aunque a mi me gusta verlo así de celoso. —Te dije que nos fuéramos que huyéramos juntos y no quiste —mencionó defendiéndome para que no me culpe solo a mi. —Lo se, pero he intentando buscar un plan y no lo encuentro en todos termino muerto o tú muerta y eso no lo quiero, pero tengo un nuevo plan —hace una pausa mientras camina hasta llegar a mi lado sentándose en el sofá. —¿Que tienes en ment