P.O.V. Adriano.
Mis ojos no se apartan de la joven rubia, y al quitarle el velo del rostro, me doy cuenta de que tiene unos lindos ojos verdes como esmeraldas. A mí me parece más linda de lo que habría esperado; tal vez no sea tan mala idea esto del matrimonio. Me doy cuenta de cómo el juez habla, pero no escucho ni media palabra de lo que dice; me aburre en lo absoluto; ya quiero que termine para que pueda besar a mi nueva esposa. Sé que es una desconocida y que no sabemos nada del otro. Sin embargo, no desaprovecharé la oportunidad de poder darle un beso a esos lindos y carnosos labios pintados con un labial rosa claro que la hace ver como si fuera una princesa. El juez me da la pluma para firmar, la cual tomo sin dudar colocando mi nombre sobre la línea que me ha indicado. Le pasó ahora la pluma a la rubia; ella duda un poco si tomarla, pero al final lo hace, da un paso al frente y se inclina, dejándome una espectacular vista de su lindo y redondo trasero. Admito que tiene un lindo cuerpo; me hace preguntarme qué es lo que oculta debajo de ese vestido. Podría ser una piel blanca sin vello alguno, unos pechos redondos con unas puntas rosadas, un lindo abdomen y pequeña cintura. Unas delgadas piernas, y no se diga de lo que esconde en medio de días, piernas, una cálida y rosada parte. Que tal y es virgen sería un premio doble. Sonrió Ladino al pensar esa probabilidad. Ella termina de firmar y se coloca a mi lado. —Bien, ahora los declararon marido y mujer. Puede besar a la novia —declaró el juez y por fin sonrió; me volteé hacia ella, mirándola directamente a esos lindos ojos. Pero notó un poco de tristeza, acompañada de rabia y una sonrisa que parece fingida. Aun así no me detengo y la beso. Me percato que ella no mueve sus labios; es como si besara a una estatura; sin embargo, no me importa, quizá solo sea nerviosismo. Disfruto de ese momento. —¡Vivan los novios! —gritan todos los invitados aplaudiendo. Me separo de ella, noto cómo baja la vista y sin más tomo su mano, empezando a caminar. Siento que ella no lo hace, pero vuelvo a jalar de su mano y esta vez sí comienza a caminar. Ambos pasamos por en medio de los invitados mientras ellos nos abuchean de felicidad, arrojándonos arroz y confeti. Seguimos caminando hasta llegar al jardín posterior donde hay varias mesas. Los sirvientes ya están preparados para atender a los pocos invitados y es que mis padres no quisieron hacer esto más grande; solo llamaron a la familia más cercana. En fin, no importa; ahora ya estoy casado con una mujer que apenas conozco, pero que intentaré que este matrimonio funcione. P.O.V. Tania. Veo el rostro sonriente de mi esposo; él saluda a todos con una alegría, mientras que yo me estoy muriendo por dentro y no puedo soportarlo más. Me pongo de pie intentando alejarme lo mas que pueda, —¿A dónde vas? —preguntó mi esposo. —Iré a saludar a mi familia —miento y es que no soporto más su presencia. —¿Quieres que te acompañe? —No, así está bien; tú estás atendiendo a la tuya y será de mal gusto si los dejas —pongo de excusa; él solo asiente y me voy de ahí. Me alejo lo más que puedo hasta llegar a la mesa donde está mi prima Mia; pensé que mi padre no los invitaría, pero me alegra ver a mi tía y mi querida primita que quiero como una hermana. Mia me ve acercarme a ella y se pone de pie abriendo los brazos. Noto que todavía usa esos lentes, pero en fin, lo que importa es que ella está aquí usando un lindo vestido azul medio verde que le hace que su piel luzca muy linda, más blanca. Somos primas, pero no nos parecemos en nada y es que ella tiene ojos de color verde azulado. —Prima, felicidades por tu matrimonio —me felicita y yo la abrazo. —Gracias —le agradezco eso, no de una buena manera. —Te ves como una princesa en ese vestido —me alegró. —Gracias, Mia, es lindo, aunque un poco molesto; está demasiado ajustado y mis movimientos son casi nulos —le cuento un poco de mi incomodidad. —Sí, lo supe al verte caminar, pero de todas maneras te ves muy linda. Además, ya vi a tu esposo: es todo un galán, casi diría que un actor de televisión —añadió mi prima guiñándome el ojo. —No exageres, únicamente es un hombre normal —digo mirando de reojo a mi esposo, que noto lo que mi poema dice. Su melena casi dorada la hace ver como un príncipe de cuento de hadas, pero eso no le quita que no lo amo, y este matrimonio es una farsa y él es un asesino—. ¿Cuándo llegaste? —cambio de tema para no enojarme. Ambas nos separamos y nos sentamos al lado de la otra. —Ayer. —¿Mi tío no vino? —preguntó por su papá porque solo veo a mi tía hablar con mi padre… —No, mi papá no pudo venir, ya sabes por la situación que pasamos y solo teníamos el dinero para dos boletos —me cuenta Mia mirándome un poco triste. Es que desde que mi tía se decidió casarse con el padre de Mia, que era un hombre de un estatus más bajo que el nuestro… Los abuelos le quitaron del testamento y le quitaron su parte de herencia, dejándola en la calle. Me gustaría ayudarla, pero lamentablemente mi padre, debido a su visión de las apuestas, se ha acabado todo el dinero y solamente tenemos él poco para sobrevivir… —¿Cuándo te irás? —preguntó para saber si puedo pasar más tiempo con ella. —Esta misma noche —mencionó. —Me gustaría que te quedaras y salieras a la playa como antes lo hacíamos —digo tomando su mano y es que necesito a alguien que me pueda apoyar o entender. —También quisiera quedarme, pero no creo que se vea muy bien, ya que tú estás en tu luna de miel y yo solo sería un estorbo. Ustedes querrán espacio —al decir eso, me recuerda por lo que tengo que pasar, haciendo que deje salir un suspiro de frustración y es que tengo que pensar en algo para que ese hombre no me toque ni un pelo… Seré su esposa de nombre, pero no seré en la cama—. Sin embargo, si necesitas visita de alguien, solo envíame un mensaje y cuando tenga el dinero te prometo que vendré lo más rápido posible —añadió. La veo y sonrío feliz de saber que tengo el apoyo incondicional de mi prima. —Gracias, Mia —sonrió feliz y volvió a darle un abrazo. —¡Tania! —grita mi padre. Me despido de mi prima y volteo los ojos caminando directo hacia mi padre. —¿Qué ocurre? —le habló de mala gana. —No me hables en ese tono —murmura tomándome del brazo—. Tus suegros te buscan para tomarnos una foto familiar. No digo nada más y únicamente me voy con mi padre hasta el interior de la casa, llegando a la sala donde veo al hombre que nos recibió. A su lado, una mujer con cabello castaño, luciendo un vestido color carmín, pero su piel está muy pálida, sus ojos un tanto hundidos, pero omitiendo eso, es bastante hermosa. Adriano está al lado de su madre; noto que tiene bastante parecido con ella. —Qué bueno que estén aquí, vengan, nos tomaremos la foto —habló el señor Felix invitándonos a sentar. Yo me siento al lado de Adriano, que me toma de la cintura, causándome un poco de incomodidad. Mis padres se sientan a mi lado. —Digan todos queso —expresó el fotógrafo. —Queso —todos hablan menos yo y forzando una sonrisa nos toman varias fotografías. Mi mente esta tan ida debido a lo que me dijo mi prima pasar la noche con el.. ¡ni loca! primero lo mataria antes de pasar la noche con el eso es seguro...Al caer la noche, todos los invitados se fueron despidiendo; también tuve que despedirme de mi prima Mía. Me dolía mucho hacerlo porque es la única persona con la que cuento; sin embargo, no podría hacer que se quedara o mi padre me haría algo malo. Al final todos se fueron hasta que solo quedaron mis padres, los padres de Adriano y nosotros. Veo cómo uno de los sirvientes saca mis maletas y sé qué es lo que significa. —Ya es hora de que los recién casados vayan a su nuevo hogar —añadió mi suegro. —Sí, es buena idea —dijo mi padre, que ya está algo ebrio. —Tienen razón, mi amor, ya es momento de que nos vayamos. —Adriano me tomó de la mano, hablándome de una manera tierna que para mí resulta muy extraña. —Iré a despedirme de mi madre —me suelto de su agarre y él se da cuenta de mi actitud. Me acerco a mi madre que está sentada al lado de mi padre. —Me tengo que ir, mamá —dije y ella se puso de pie dándome un abrazo. —Te deseo toda la felicidad del mundo, mi niña, y que
P.O.V. Tania Toda la noche me la he pasado llorando debido a lo que me hizo esa bestia; después de huir de él me encerré en la primera habitación que encontré, le puse seguro a la puerta y me desplomé sobre la cama. Cuando los rayos del sol entraron por la ventana, me levanté como pude, entrando al baño, preparándome la tina y metiéndome a bañar para calmar mis músculos adoloridos y llenos de hematomas. Con la esponja me tallé la piel, limpiando toda impureza y rastros que me haya dejado ese hombre. Aseando más mi parte que está algo adolorida, lo que le agradezco a Dios el no ser virgen si no me hubiera dolido más que esa bestia se robara algo tan preciado. Después de pasar como media hora limpiándome, salí, me puse una ropa cómoda que encontré en mi ropero; sin embargo, no sé de quién sea y me senté en el sofá que está cerca de la ventana, sintiendo como los rayos del sol calientan mi piel. Vuelvo a recordar lo que me pasó y no puedo evitar dejar salir una lágrima. Cuando
P.O.V. Adriano La veo irse; estoy tentando a seguirla, pero sus palabras están claras en mi mente y si ella no quiere dar de su parte para que esto funcione, no puedo obligarla. Pero ahora entiendo que por el camino que voy no me llevará a nada, pero quizá ahora que lo pienso, si cambio y logro ser un hombre distinto, quizá ella me acepte y me perdone por lo que le he hecho… Así que con una nueva motivación agarro un pedazo de manzana que había en la mesa y la meto a mi boca dándole un mordisco, degustando de su rico y dulce sabor… Entro de nuevo a la casa; subo las escaleras, parándome en la puerta de mi habitación, viendo directo hacia la habitación de mi esposa. Me acerco, agarro la perilla de la puerta, tentado de abrir la puerta, pero me detengo al recordar que me dijo: eres un violador. Me arrepiento de entrar y me adentro en mi habitación. Voy directo hacia el baño, dándome una ducha rápida, saliendo y vistiéndome con un pantalón oscuro y una camisa del mismo tono.
P.O.V. Adriano Después de mi última discusión con mi supuesta esposa no he vuelto a buscarla, ni a molestarla; me la paso en mis asuntos del negocio familiar y al terminar me voy con las lindas chicas del club que me ayudan a olvidar todo lo ocurrido en mi casa. La verdad, no tengo ni la menor idea de lo que hace, ni me interesa saberlo y es que pensé que la fascinación que tenía por ella era algo más; tenía la esperanza de que quizá podría llegar más a fondo con ella; sin embargo, me alegro de que no fuera así. Durante este tiempo, me he entretenido con estas bellas mujeres, que me han ayudado a entender lo lindo que es no tener compromiso. Le llamo así porque no puedo decir soltería, ya que estoy unido a ella. Pero lo que me alegra es que al fin haya terminado la dichosa luna de miel; ya no me tengo que estar ocultando para hacer lo que me plazca. "Ya Adriano deja de pensar en ella", digo en mi mente, olvidándome de ella. Me enfoco en lo que verdaderamente importa, que es
P.O.V. Nicola Después de que el Padre de Tania me amenazara de esa manera, hice todo lo posible para llevármela, pero cada vez que la miraba andaba muy escoltada, así que intenté saber la dirección donde se casaría para robármela, sin embargo, no logré obtenerla. Cuando supe, ella ya estaba casada y el corazón se me partió mucho más al pensar en que ella besó a ese hombre. Pero fue pensar en que esa noche ella sería de él y me llenó de odio y rencor. Pero con ayuda de algunos contactos que me hice cuando trabajaba para la familia Mercier logré obtener la ubicación. No solo eso, me dijeron que estarían contratando un guardaespaldas para la esposa del señor, así que aproveché para meterme con la esperanza de que ese hombre no me conociera. El día llegó y entramos a la casa que está muy vigilada, así que me iba a hacer imposible entrar o salir si quisiera. Y el interior no es nada que no haya visto antes. Mientras somos escoltados, miro despistadamente en todas direcciones
P.O.V Tania Ahora que tengo a Nicola a mi lado el tiempo aquí ha pasado más rápido y me siento mucho mejor, cuando la bestia no está nos divertimos mucho pero no lo que no me gusta es que tenemos que estar ocultándonos para que nadie nos vea aunque eso lo vuelve muy emocionante. —¿Que piensas linda? —me pregunta Nicola que acaba de entrar. —Solo en cómo has hecho que todo esté mes sea más fácil. —Pues lo dices por ti porque a mi verte al lado de ese hombre en las cenas familiares o eventos me cae como patada de mula y más cuando te tiene que besar —me reprocha con algo de malestar. Aunque a mi me gusta verlo así de celoso. —Te dije que nos fuéramos que huyéramos juntos y no quiste —mencionó defendiéndome para que no me culpe solo a mi. —Lo se, pero he intentando buscar un plan y no lo encuentro en todos termino muerto o tú muerta y eso no lo quiero, pero tengo un nuevo plan —hace una pausa mientras camina hasta llegar a mi lado sentándose en el sofá. —¿Que tienes en ment
No pierdo de vista a Tania, que solo me mira con atención y yo cada vez más me desespero porque no me contesta. Eso me hace pensar que tal vez tenga razón. Aprieto mi quijada escuchando cómo crujen mis dientes debido a la presión.—¡CONTÉSTAME! —le gritó volviendo a golpear el escritorio y espantándola.—No hay nadie —dijo con una voz fuerte.—Mientes, ¿DIME QUIEN CARAJOS ES? —preguntó de nuevo con tono fuerte.—¡Ya te dije que no hay nadie! —me contesta en el mismo tono que estoy usando.—¡MIENTES! —le repito y me levanto de la silla, tomando la botella de coñac, arrojándola contra la pared, impactando, rompiéndose en miles de pedazos. —No es verdad, ¿por qué no me crees? —me exige una respuesta. Salgo de mi lugar caminando hacia ella y colocándome frente a ella. Pego mi espalda, recargándome en el escritorio y poniendo mis manos a los lados.—Verás, a mí me han entrenado desde muy joven a leer el lenguaje corporal de las personas para poder descubrir a un intruso o mentiroso —dije
P.O.V. Nicola Camino con desesperación al ver que mi mujer no sale de esa habitación. De la nada veo a Max y la mano derecha de Adriano salir con rapidez. —¿Qué ocurre, Max? —le preguntó para averiguar qué ocurre. —El señor me ha pedido a la doctora —me cuenta mientras continúa caminando. —¿Para qué? —indagó preocupado de que ese hombre no le haya hecho nada malo. —No lo sé; no me atreví a preguntarle, ya que se miraba muy molesto —dice y continúa caminando dejándome solo. Esas palabras solo me preocupan; cada vez más tengo miedo de que él le haya hecho algo; al decirle sobre el divorcio, empiezo a sentirme culpable con ganas de entrar a esa habitación y comprobar que ella está bien. Sin embargo, si lo hago sé que me veré muy sospechoso, así que mejor me quedo aquí. Pasan unos minutos, veo que regresa Max con la doctora, no digo nada, solo veo que se acercan a la puerta y Adriano deja entrar a la mujer. Intento ver si logro ver algo, pero es en vano, no miro nada. Tr