Capítulo 6

P.O.V. Adriano.

Mis ojos no se apartan de la joven rubia, y al quitarle el velo del rostro, me doy cuenta de que tiene unos lindos ojos verdes como esmeraldas. A mí me parece más linda de lo que habría esperado; tal vez no sea tan mala idea esto del matrimonio.

Me doy cuenta de cómo el juez habla, pero no escucho ni media palabra de lo que dice; me aburre en lo absoluto; ya quiero que termine para que pueda besar a mi nueva esposa.

Sé que es una desconocida y que no sabemos nada del otro. Sin embargo, no desaprovecharé la oportunidad de poder darle un beso a esos lindos y carnosos labios pintados con un labial rosa claro que la hace ver como si fuera una princesa.

El juez me da la pluma para firmar, la cual tomo sin dudar colocando mi nombre sobre la línea que me ha indicado. Le pasó ahora la pluma a la rubia; ella duda un poco si tomarla, pero al final lo hace, da un paso al frente y se inclina, dejándome una espectacular vista de su lindo y redondo trasero.

Admito que tiene un lindo cuerpo; me hace preguntarme qué es lo que oculta debajo de ese vestido. Podría ser una piel blanca sin vello alguno, unos pechos redondos con unas puntas rosadas, un lindo abdomen y pequeña cintura. Unas delgadas piernas, y no se diga de lo que esconde en medio de días, piernas, una cálida y rosada parte. Que tal y es virgen sería un premio doble.

Sonrió Ladino al pensar esa probabilidad. Ella termina de firmar y se coloca a mi lado.

—Bien, ahora los declararon marido y mujer. Puede besar a la novia —declaró el juez y por fin sonrió; me volteé hacia ella, mirándola directamente a esos lindos ojos. Pero notó un poco de tristeza, acompañada de rabia y una sonrisa que parece fingida. Aun así no me detengo y la beso. Me percato que ella no mueve sus labios; es como si besara a una estatura; sin embargo, no me importa, quizá solo sea nerviosismo. Disfruto de ese momento.

—¡Vivan los novios! —gritan todos los invitados aplaudiendo.

Me separo de ella, noto cómo baja la vista y sin más tomo su mano, empezando a caminar. Siento que ella no lo hace, pero vuelvo a jalar de su mano y esta vez sí comienza a caminar.

Ambos pasamos por en medio de los invitados mientras ellos nos abuchean de felicidad, arrojándonos arroz y confeti. Seguimos caminando hasta llegar al jardín posterior donde hay varias mesas. Los sirvientes ya están preparados para atender a los pocos invitados y es que mis padres no quisieron hacer esto más grande; solo llamaron a la familia más cercana. En fin, no importa; ahora ya estoy casado con una mujer que apenas conozco, pero que intentaré que este matrimonio funcione.

P.O.V. Tania.

Veo el rostro sonriente de mi esposo; él saluda a todos con una alegría, mientras que yo me estoy muriendo por dentro y no puedo soportarlo más. Me pongo de pie intentando alejarme lo mas que pueda,

—¿A dónde vas? —preguntó mi esposo.

—Iré a saludar a mi familia —miento y es que no soporto más su presencia.

—¿Quieres que te acompañe?

—No, así está bien; tú estás atendiendo a la tuya y será de mal gusto si los dejas —pongo de excusa; él solo asiente y me voy de ahí.

Me alejo lo más que puedo hasta llegar a la mesa donde está mi prima Mia; pensé que mi padre no los invitaría, pero me alegra ver a mi tía y mi querida primita que quiero como una hermana.

Mia me ve acercarme a ella y se pone de pie abriendo los brazos. Noto que todavía usa esos lentes, pero en fin, lo que importa es que ella está aquí usando un lindo vestido azul medio verde que le hace que su piel luzca muy linda, más blanca. Somos primas, pero no nos parecemos en nada y es que ella tiene ojos de color verde azulado.

—Prima, felicidades por tu matrimonio —me felicita y yo la abrazo.

—Gracias —le agradezco eso, no de una buena manera.

—Te ves como una princesa en ese vestido —me alegró.

—Gracias, Mia, es lindo, aunque un poco molesto; está demasiado ajustado y mis movimientos son casi nulos —le cuento un poco de mi incomodidad.

—Sí, lo supe al verte caminar, pero de todas maneras te ves muy linda. Además, ya vi a tu esposo: es todo un galán, casi diría que un actor de televisión —añadió mi prima guiñándome el ojo.

—No exageres, únicamente es un hombre normal —digo mirando de reojo a mi esposo, que noto lo que mi poema dice. Su melena casi dorada la hace ver como un príncipe de cuento de hadas, pero eso no le quita que no lo amo, y este matrimonio es una farsa y él es un asesino—. ¿Cuándo llegaste? —cambio de tema para no enojarme.

Ambas nos separamos y nos sentamos al lado de la otra.

—Ayer.

—¿Mi tío no vino? —preguntó por su papá porque solo veo a mi tía hablar con mi padre…

—No, mi papá no pudo venir, ya sabes por la situación que pasamos y solo teníamos el dinero para dos boletos —me cuenta Mia mirándome un poco triste. Es que desde que mi tía se decidió casarse con el padre de Mia, que era un hombre de un estatus más bajo que el nuestro… Los abuelos le quitaron del testamento y le quitaron su parte de herencia, dejándola en la calle.

Me gustaría ayudarla, pero lamentablemente mi padre, debido a su visión de las apuestas, se ha acabado todo el dinero y solamente tenemos él poco para sobrevivir…

—¿Cuándo te irás? —preguntó para saber si puedo pasar más tiempo con ella.

—Esta misma noche —mencionó.

—Me gustaría que te quedaras y salieras a la playa como antes lo hacíamos —digo tomando su mano y es que necesito a alguien que me pueda apoyar o entender.

—También quisiera quedarme, pero no creo que se vea muy bien, ya que tú estás en tu luna de miel y yo solo sería un estorbo. Ustedes querrán espacio —al decir eso, me recuerda por lo que tengo que pasar, haciendo que deje salir un suspiro de frustración y es que tengo que pensar en algo para que ese hombre no me toque ni un pelo… Seré su esposa de nombre, pero no seré en la cama—. Sin embargo, si necesitas visita de alguien, solo envíame un mensaje y cuando tenga el dinero te prometo que vendré lo más rápido posible —añadió. La veo y sonrío feliz de saber que tengo el apoyo incondicional de mi prima.

—Gracias, Mia —sonrió feliz y volvió a darle un abrazo.

—¡Tania! —grita mi padre. Me despido de mi prima y volteo los ojos caminando directo hacia mi padre.

—¿Qué ocurre? —le habló de mala gana.

—No me hables en ese tono —murmura tomándome del brazo—. Tus suegros te buscan para tomarnos una foto familiar.

No digo nada más y únicamente me voy con mi padre hasta el interior de la casa, llegando a la sala donde veo al hombre que nos recibió. A su lado, una mujer con cabello castaño, luciendo un vestido color carmín, pero su piel está muy pálida, sus ojos un tanto hundidos, pero omitiendo eso, es bastante hermosa.

Adriano está al lado de su madre; noto que tiene bastante parecido con ella.

—Qué bueno que estén aquí, vengan, nos tomaremos la foto —habló el señor Felix invitándonos a sentar.

Yo me siento al lado de Adriano, que me toma de la cintura, causándome un poco de incomodidad. Mis padres se sientan a mi lado.

—Digan todos queso —expresó el fotógrafo.

—Queso —todos hablan menos yo y forzando una sonrisa nos toman varias fotografías.

Mi mente esta tan ida debido a lo que me dijo mi prima pasar la noche con el.. ¡ni loca! primero lo mataria antes de pasar la noche con el eso es seguro...

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