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2 Un encuentro destinado

Capítulo 2 Un encuentro destinado

Un sabor amargo subió por su garganta. La rabia lo golpeó como un puñetazo en el estómago. Apoyó ambas manos en el volante, sintiendo cómo los nudillos se volvían blancos. Quiso bajar del auto, enfrentarla, exigirle una explicación. Pero algo lo detuvo. Cuando Georgina se alejaba con Ismael como si nada hubiera pasado, como si no acabara de traicionarlo de la forma más humillante.

"¿Será posible que Ismael no lo sepa?", pensó, intentando aferrarse a esa idea. Pero la sospecha le taladraba la mente. Georgina conocía cada detalle de su vida, desde las fotos de Ismael en su oficina hasta los relatos de sus encuentros. Nada de esto podía ser casual. Ella conocía su vida .

Emanuel dejó escapar una carcajada amarga. “Qué ridículo soy”, murmuró. Nunca antes se había sentido tan expuesto, tan vulnerable,tan usado . A sus 45 años, un hombre que siempre había proyectado fortaleza, ahora era el cornudo más grande que pudiera imaginarse. No solo había permitido que una mujer como Georgina lo manipulara, sino que además había arriesgado lo más valioso ,su relación con su hijo Ismael.

Encendió el auto y salió de allí, pero no tenía destino.

—Otro —ordenó cuando terminó el primero. Luego vino un tercero y un cuarto .

Mientras el alcohol le quemaba la garganta, su mente no dejaba de proyectar la misma escena. Ismael y Georgina riendo, besándose. Emanuel cerró los ojos con fuerza, tratando de borrar esas imágenes. Su teléfono vibró sobre la barra. Lo miró, sabiendo de antemano quién era.

Georgina.

Respiró hondo antes de contestar.

—Hola Emanuel —su voz, dulce y despreocupada, lo enfureció aún más—. ¿Dónde estás? le pregunto .

—En el trabajo. ¿Por qué? —mintió con un tono que apenas logró mantener firme.

—Quería saber si podías venir a mi casa esta noche. Estoy sola y... bueno, ya sabes. Quiero verte,hacer las pases . Creo que te entendí mal hoy cuando me llamaste.- le dijo .

Emanuel apretó los dientes, controlando el impulso de gritarle que sabía exactamente dónde estaba y lo que acababa de hacer. Pero no lo hizo. En cambio, se permitió un momento de cinismo.

—¿Sola, eh? —murmuró, con una risa amarga que ella no notó.

—Sí, claro. ¿Qué otra cosa haría? otra vez ,que te pasa ?

Georgina se sentía segura, confiada en que él nunca se atrevería a descubrirla. Eso lo enfureció aún más.

—Lo pensaré —respondió al fin, y colgó sin esperar su respuesta.

Emanuel soltó una carcajada irónica. La misma mujer que lo había llevado al límite ahora se atrevía a tratarlo como un idiota. “Nunca debí meterme con ella”, pensó, sintiendo una mezcla de furia , desprecio y asco al mismo tiempo ,hacia el mismo por haber sido débil y un idiota .

—¿Está bien? —preguntó una voz femenina.

Emanuel levantó la mirada hacia la camarera, una mujer de ojos avellana que lo observaba con sincera preocupación.

—¿Le parece que lo estoy? —respondió con una sonrisa amarga.

—No, pero aquí nadie lo está. Por eso vienen —replicó, sirviéndole un vaso de agua sin que él lo pidiera.

Emanuel se encontró contándole la verdad a esa desconocida. No lo planeó, pero las palabras fluyeron entre tragos de whisky y largos silencios. Ella lo escuchó sin juzgarlo, limitándose a asentir de vez en cuando.

Cuando terminó, ella lo miró con seriedad.

—Debería irse a casa. El alcohol no va a resolver nada, y enfrentarla en este estado solo lo hará sentir peor.

Emanuel se rió con amargura. —¿Quién dijo que quiero enfrentarla?

—Si no lo quisiera, no estaría aquí contándome esto. No es así .

Su honestidad lo desarmó. Por un momento, pensó en quedarse en ese bar para siempre, en no regresar jamás a su vida. Pero sabía que no podía hacerlo. Georgina representaba una amenaza que no podía ignorar. Aunque quisiera tenía que sacarla de sus vidas .

—Gracias... ¿Cómo dijo que se llamaba?

—Verónica. Y no tiene por qué agradecerme. Solo piense bien antes de hacer algo de lo que pueda arrepentirse.

Esa noche, mientras conducía de regreso, Emanuel tomó una decisión. No podía seguir dejando que el dolor y la humillación lo controlaran.

No era un hombre débil, y no dejaría que una mujer como Georgina lo destruyera ni a él , ni a su hijo

Había perdido mucho en la vida, pero lo que le quedaba, su dignidad y su relación con Ismael, eran demasiado importantes como para dejarlos en manos de alguien tan despreciable como es mujer .

Esa fue la última vez que se sintió así por Georgina. A partir de ese momento, su único objetivo sería descubrir la verdad, y cuando lo hiciera, ella pagaría el precio .

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