El peso del futuroVerónica miraba a Carolina desde la mesa del comedor. El pequeño apartamento que compartían no era gran cosa, pero había sido su hogar desde que ella se separó del padre de Carolina. Ahora, mientras veía a su hija frente a sus libros, con el ceño fruncido y una preocupación evidente, sentía un nudo en el pecho.—¿Cómo vas con eso? —preguntó Verónica, rompiendo el silencio.Carolina levantó la mirada, sus ojos llenos de cansancio.—Bien, supongo… —respondió, aunque su tono no convencía. Cerró el libro de golpe y se pasó las manos por el cabello. —Mamá, ¿para qué seguir con esto si no voy a poder pagar la universidad?Verónica sintió un pinchazo en el corazón al escucharla. Sabía que su hija estaba pasando por un momento complicado, y la sola idea de que pudiera rendirse la aterrorizaba.—Caro, no digas eso —dijo con suavidad, pero firme. —Has trabajado demasiado para llegar hasta aquí.—¿Y para qué? —respondió Carolina, alzando un poco la voz. —Perdí el año pasado, m
La Noche Inolvidable de Ismael Ismael caminaba sin rumbo por los pasillos de la universidad con las luces iluminando sus pasos mientras su mente volvía a aquella noche inolvidable en el hotel. Era un recuerdo que guardaba con tanto cariño como intensidad. Todo había sucedido tan rápido, pero al mismo tiempo, sentía que había sido el momento más especial de su vida.Georgina… Desde el primer momento en que la conoció, ella había captado toda su atención. No era solo su belleza, que era evidente, sino algo más. Su forma de hablar, su manera de sonreír, la forma en que lo hacía sentir cuando estaba cerca de ella. Había algo en ella que lo atrapaba, algo que no podía explicar, pero que sabía que era único.Esa noche en el hotel había sido perfecta, casi como sacada de un sueño. Recordaba cada detalle: cómo ella había aceptado cenar con él, cómo habían terminado hablando durante horas, perdiéndose en una conversación que lo había hecho sentir más vivo que nunca.Cuando llegaron al hotel,
Poder y Desprecio Había logrado acercarse al joven en las últimas semanas, conquistando con la misma estrategia de seducción que había usado con su padre. Cueste lo que cueste, llegaré a ser la mujer del CEO —se dijo a sí misma esa noche, con una determinación inquebrantableA partir de ese momento, comenzó a acercarse al hijo de Emanuel. Usó su encanto juvenil, su inteligencia y su capacidad de adaptación para ganarse su confianza. Ismael, joven e impresionable, cayó rápidamente bajo su hechizo. Lo veía como un reto, un trofeo más que conquistar.Para Georgina, todo era un juego. Mientras Emanuel se resistía a entregarle el lugar que ella quería, Ismael la adoraba. Ambos eran herramientas, peones en un tablero que ella estaba manipulando con maestría.Georgina sabía que algunos la considerarían una villana, pero eso no le importaba. Ella no estaba dispuesta a conformarse con una vida ordinaria. Había trabajado demasiado para llegar a donde estaba, y no iba a permitir que nada ni na
Una aliada para su plan Emanuel se dejó caer en el sillón de cuero de su oficina, agotado por la lucha constante que significaba lidiar con Georgina. Desde hacía dos días, verla entrar a la empresa era un tormento. Cada vez que la miraba, recordaba lo bajo que había caído al involucrarse con ella. La imagen de Ismael lo perseguía como un fantasma, alimentando su culpa y su rabia. Había intentado poner distancia, mantenerla lejos con una frialdad calculada. Pero ella parecía no entender límites. La tarde anterior, en un acto de descaro que lo dejó paralizado, Georgina se acercó con una sonrisa venenosa. —Emanuel, si estás sufriendo por tu esposa muerta, yo puedo hacerte olvidar —susurró, inclinándose peligrosamente cerca de él. La frase lo hirió como un cuchillo. Su esposa, su amada Sandra, no merecía ser mencionada por esa mujer. La rabia le subió como una marea, pero se obligó a mantener la compostura. Respiró hondo, cerró los ojos un instante y, con un tono calculadamente cansa
El Orgullo Herido de GeorginaGeorgina estacionó su auto frente a la universidad con la seguridad de quien siempre consigue lo que quiere. Había dedicado buena parte de su día a maquinar el plan para conquistar nuevamente a Ismael. Sabía que el joven estaba loco por ella, y estaba convencida de que con un par de palabras y una sonrisa bien ensayada, lograría que dejara todo por pasar un rato juntos.Sin embargo, al subir al campus y encontrarse con Ismael en la entrada del edificio de Administración, notó que algo no iba según lo planeado. Ismael la recibió con una sonrisa amable, pero sus ojos estaban cargados de determinación.—Gina, ¿qué haces aquí? —preguntó, sorprendido pero sin perder la cortesía.—Vine a verte, tonto. Pensé que podríamos pasar algo de tiempo juntos —respondió ella, acercándose de manera seductora y tocándole ligeramente el brazo.Pero Ismael se mantuvo firme, dando un paso hacia atrás.—Me halaga que hayas venido, pero tengo un examen muy importante mañana a pr
El auto se deslizaba suavemente por las calles iluminadas mientras Georgina entrelazaba sus dedos con los de Ismael. La tensión en el ambiente era palpable, pero Ismael, con su juventud y falta de experiencia, no veía más allá de lo que tenía frente a él , es una mujer hermosa, con una presencia arrolladora que lo hacía sentir especial. Georgina lo miraba con picardía, sus ojos oscuros chispeando en la penumbra del coche. Para Ismael, era como estar en el paraíso, con una diosa que le había concedido la oportunidad de entrar en su mundo. Para Georgina, sin embargo, era un juego más. Había sido rechazada por Emanuel esa misma tarde, y eso la irritaba profundamente. No porque le interesara él como persona, sino porque nadie le decía que no. Así que, como respuesta, había ido directamente a buscar a su hijo a la universidad. Si Emanuel no quería jugar, ella se aseguraría de que Ismael lo hicieriera . Cuando Ilegaron al hotel, alrededor de las ocho de la noche, Georgina tomó las riend
Emanuel salió del bar con una sonrisa en el rostro, algo que no ocurría desde hacía semanas. Verónica tenía ese efecto en él , le daba calma, perspectiva y hasta le arrancaba carcajadas cuando compartía las historias de su vida. Ese día, después de una larga conversación, habían acordado iniciar el plan cuanto antes. Emanuel la ayudaría a entrar en la empresa como su amiga en un principio, y luego iría ganando terreno hasta convertirse en su asistente. De esa forma, no solo podría ayudarla a mantener a su familia, sino también protegerse mutuamente de las manipulaciones de Georgina. —Sabes, Emanuel —dijo Verónica mientras tomaba su café—, mi vida no fue fácil, pero aprendí a reírme de todo. Por ejemplo, mi madre tiene apodos para todos los que han pasado por mi vida, pero el de Diego es mi favorito: "la lacra". Emanuel soltó una carcajada. —¿La lacra? ¿Así de directo? —¡Así mismo! —respondió Verónica, riendo también—. Mi madre decía: "Ese hombre es un vago de primera, no sirve ni
Entre Secretos y confesiones La mañana había comenzado bien para Emanuel. Se sentía tranquilo, en paz después de mucho tiempo. Las charlas con Verónica siempre lograban traerle algo que creía perdido: la sensación de calma y compañía. Esa noche, incluso había dormido con una sonrisa en el rostro. Pero cuando vio a Ismael bajando de un taxi y entrando a la casa, su corazón comenzó a latir rápidamente."¿Qué hace aquí? ¿No debería estar en la universidad?" Emanuel casi al salir de su casa para ir por Vero para ir al trabajo , tratando de disimular su nerviosismo se grito las manos en su pantalón .—Papá, tenemos que hablar —dijo Ismael, su tono serio, aunque se notaba cierto nerviosismo.Emanuel asintió, pero sintió cómo los nervios flotaban en el aire. Mil pensamientos pasaron por su mente. ¿Qué podría ser tan importante como para que Ismael viniera inesperadamente? Antes de enfrentarse a lo que su hijo tenía que decir, sacó el teléfono y le mandó un mensaje a Verónica:"Ismael acab