El auto se deslizaba suavemente por las calles iluminadas mientras Georgina entrelazaba sus dedos con los de Ismael. La tensión en el ambiente era palpable, pero Ismael, con su juventud y falta de experiencia, no veía más allá de lo que tenía frente a él , es una mujer hermosa, con una presencia arrolladora que lo hacía sentir especial. Georgina lo miraba con picardía, sus ojos oscuros chispeando en la penumbra del coche. Para Ismael, era como estar en el paraíso, con una diosa que le había concedido la oportunidad de entrar en su mundo. Para Georgina, sin embargo, era un juego más. Había sido rechazada por Emanuel esa misma tarde, y eso la irritaba profundamente. No porque le interesara él como persona, sino porque nadie le decía que no. Así que, como respuesta, había ido directamente a buscar a su hijo a la universidad. Si Emanuel no quería jugar, ella se aseguraría de que Ismael lo hicieriera . Cuando Ilegaron al hotel, alrededor de las ocho de la noche, Georgina tomó las riend
Emanuel salió del bar con una sonrisa en el rostro, algo que no ocurría desde hacía semanas. Verónica tenía ese efecto en él , le daba calma, perspectiva y hasta le arrancaba carcajadas cuando compartía las historias de su vida. Ese día, después de una larga conversación, habían acordado iniciar el plan cuanto antes. Emanuel la ayudaría a entrar en la empresa como su amiga en un principio, y luego iría ganando terreno hasta convertirse en su asistente. De esa forma, no solo podría ayudarla a mantener a su familia, sino también protegerse mutuamente de las manipulaciones de Georgina. —Sabes, Emanuel —dijo Verónica mientras tomaba su café—, mi vida no fue fácil, pero aprendí a reírme de todo. Por ejemplo, mi madre tiene apodos para todos los que han pasado por mi vida, pero el de Diego es mi favorito: "la lacra". Emanuel soltó una carcajada. —¿La lacra? ¿Así de directo? —¡Así mismo! —respondió Verónica, riendo también—. Mi madre decía: "Ese hombre es un vago de primera, no sirve ni
Entre Secretos y confesiones La mañana había comenzado bien para Emanuel. Se sentía tranquilo, en paz después de mucho tiempo. Las charlas con Verónica siempre lograban traerle algo que creía perdido: la sensación de calma y compañía. Esa noche, incluso había dormido con una sonrisa en el rostro. Pero cuando vio a Ismael bajando de un taxi y entrando a la casa, su corazón comenzó a latir rápidamente."¿Qué hace aquí? ¿No debería estar en la universidad?" Emanuel casi al salir de su casa para ir por Vero para ir al trabajo , tratando de disimular su nerviosismo se grito las manos en su pantalón .—Papá, tenemos que hablar —dijo Ismael, su tono serio, aunque se notaba cierto nerviosismo.Emanuel asintió, pero sintió cómo los nervios flotaban en el aire. Mil pensamientos pasaron por su mente. ¿Qué podría ser tan importante como para que Ismael viniera inesperadamente? Antes de enfrentarse a lo que su hijo tenía que decir, sacó el teléfono y le mandó un mensaje a Verónica:"Ismael acab
"El café se enfría como el plan de Georgina"La luz del sol filtrándose por las cortinas despertó a Georgina, pero el frío vacío a su lado fue el verdadero golpe. Ismael no estaba. ¿Había tenido el descaro de irse sin despedirse? Se levantó furiosa, maldiciendo en voz baja mientras recogía sus cosas. Apenas pudo contener el coraje al entrar al baño para ducharse. Se sentía humillada y, para colmo, tenía que pagar la cuenta del hotel.Bajó a recepción con el ceño fruncido, su perfume caro flotando en el aire mientras se acercaba al mostrador. Germán, el recepcionista, le sonrió con una mezcla de burla y resignación.—¿Todo bien, señorita López? —preguntó, pasándole la factura.Georgina apenas le lanzó una mirada.—Sí, claro. Dame esto.Germán no pudo evitar soltar una carcajada mientras procesaba el pago.—Este no es como el padre —comentó con malicia—. Te tocó pagar a ti la cuenta.Georgina apretó los dientes, sacando una tarjeta de crédito, pero al ver que no alcanzaba, tuvo que usar
Capítulo "Un paso adelante"Emanuel estacionó su auto con cuidado frente al edificio donde vivía Verónica. Había salido unos minutos antes de su casa, pero no sin antes mandarle un mensaje breve:“Estoy yendo, espérame afuera.”Cuando llegó, Verónica ya estaba en la puerta del edificio. Vestía de manera sencilla, pero su porte transmitía confianza. Emanuel observó la zona, una calle humilde pero prolija. Las fachadas eran modestas, pero todo estaba en orden; las personas que pasaban por allí saludaban a Verónica con una mezcla de respeto y afecto.—Buenas días , Verónica. ¿Todo bien? —dijo un hombre mayor al cruzarla con una bolsa de compras.—Todo bien, don Ramón, gracias. Cuídese —respondió ella con una sonrisa.Emanuel lo notó todo: las miradas amables, los gestos de cortesía, la forma en que todos parecían admirarla. Le gustaba ese ambiente y, más aún, cómo Verónica encajaba en él. Era diferente a todo lo que había conocido.—¿Lista para salir? —preguntó Emanuel mientras bajaba d
Capítulo: El Camino de Verónica Emanuel observaba a Verónica desenvolverse con naturalidad en la empresa, como si siempre hubiera estado ahí. Su actitud segura y su manera de interactuar con los demás empleados lo impresionaban. A pesar de las dificultades que había enfrentado, Verónica no dejaba que nada la detuviera. Con cada paso que daba en los pasillos de la oficina, irradiaba una determinación que inspiraba respeto y admiración. Ella había estudiado contabilidad y, aunque no pudo terminar la universidad debido a las circunstancias que la vida le impuso, su conocimiento y habilidades eran evidentes. El recuerdo de Diego, a quien su madre apodaba despectivamente "la lacra", se desvanecía cada vez que Verónica hablaba de su pasión por los números y la contabilidad. Emanuel podía ver en sus ojos el deseo de retomar sus estudios algún día, un sueño que había quedado en pausa cuando quedó embarazada de Caro durante el tercer año de la universidad. Mientras caminaban por la empres
Georgina estaba furiosa. Su rostro reflejaba una mezcla de rabia e impaciencia, dejando atrás cualquier rastro de la dulce y amable secretaria que solía ser. Necesitaba respuestas, y estaba decidida a conseguirlas de cualquier manera. Observó con atención mientras Verónica se dirigía al baño cercano a su escritorio, esperando el momento oportuno. Aprovechando la ausencia de Verónica, Georgina tomó una llave maestra que siempre guardaba en su cajón, destinada para emergencias, y corrió hacia el baño. Con un movimiento rápido, giró la llave en la cerradura, asegurándose de que Verónica quedara atrapada, incapaz de abrir la puerta desde dentro.Con la seguridad de que Verónica no interrumpiría, Georgina se dirigió directamente a la oficina de Emanuel. Entró con una actitud amorosa, su voz dulce y seductora mientras decía:—Emanuel, mi amor, hace días que no nos vemos. ¿Qué te está pasando? ¿Estás mejor? No quise molestarte porque sabía que estabas lidiando con tus problemas, y no quería
CapítuloLa Encrucijada de IsmaelEl lunes siguiente, Emanuel acompañó a Ismael a hablar con el director de la universidad. Sabía que era crucial manejar la situación con tacto, especialmente después del caos que Georgina había desatado en sus vidas. Al entrar en la oficina del director, Emanuel mantuvo una postura firme pero serena.—Director, mi hijo Ismael tuvo un percance personal que le impidió presentarse al examen la semana pasada. Entendemos la importancia de la responsabilidad académica, pero en este caso, confío en que, si le damos una segunda oportunidad, podrá demostrar su compromiso con sus estudios y con el futuro que hemos planificado para él.El director, un hombre de mirada severa pero justa, escuchó atentamente. Después de unos momentos de reflexión, asintió.—Confío en su criterio, señor Ferreira . Ismael podrá tomar el examen en otra clase esta semana. Espero que aproveche esta oportunidad.Emanuel agradeció al director con una inclinación de cabeza y salió de la o