Georgina estaba furiosa. Su rostro reflejaba una mezcla de rabia e impaciencia, dejando atrás cualquier rastro de la dulce y amable secretaria que solía ser. Necesitaba respuestas, y estaba decidida a conseguirlas de cualquier manera. Observó con atención mientras Verónica se dirigía al baño cercano a su escritorio, esperando el momento oportuno. Aprovechando la ausencia de Verónica, Georgina tomó una llave maestra que siempre guardaba en su cajón, destinada para emergencias, y corrió hacia el baño. Con un movimiento rápido, giró la llave en la cerradura, asegurándose de que Verónica quedara atrapada, incapaz de abrir la puerta desde dentro.Con la seguridad de que Verónica no interrumpiría, Georgina se dirigió directamente a la oficina de Emanuel. Entró con una actitud amorosa, su voz dulce y seductora mientras decía:—Emanuel, mi amor, hace días que no nos vemos. ¿Qué te está pasando? ¿Estás mejor? No quise molestarte porque sabía que estabas lidiando con tus problemas, y no quería
CapítuloLa Encrucijada de IsmaelEl lunes siguiente, Emanuel acompañó a Ismael a hablar con el director de la universidad. Sabía que era crucial manejar la situación con tacto, especialmente después del caos que Georgina había desatado en sus vidas. Al entrar en la oficina del director, Emanuel mantuvo una postura firme pero serena.—Director, mi hijo Ismael tuvo un percance personal que le impidió presentarse al examen la semana pasada. Entendemos la importancia de la responsabilidad académica, pero en este caso, confío en que, si le damos una segunda oportunidad, podrá demostrar su compromiso con sus estudios y con el futuro que hemos planificado para él.El director, un hombre de mirada severa pero justa, escuchó atentamente. Después de unos momentos de reflexión, asintió.—Confío en su criterio, señor Ferreira . Ismael podrá tomar el examen en otra clase esta semana. Espero que aproveche esta oportunidad.Emanuel agradeció al director con una inclinación de cabeza y salió de la o
En la pequeña cocina de su casa, Verónica y su madre, Gloria, preparaban el café de la tarde. Verónica había llegado temprano de la oficina, con el rostro iluminado por una mezcla de emociones que aún no podía explicar del todo. Con la cafetera chisporroteando suavemente, Verónica se sentó frente a su madre, una mujer de mirada cálida y sabiduría silenciosa, y comenzó a contarle algo que había estado guardando.—Mamá, hay algo que quiero compartir contigo. Se trata de Emanuel, un compañero del trabajo. Es un hombre bueno, sincero, alguien que ha sufrido mucho. Desde que lo conocí, sentí que debía ayudarlo —comenzó Verónica, jugando con la taza entre sus manos.Gloria la observó con interés, notando el brillo en los ojos de su hija mientras hablaba de Emanuel.—¿Qué tipo de ayuda necesita? —preguntó, inclinándose hacia adelante.—Él está pasando por una situación muy complicada —explicó Verónica—. Hay una mujer que le ha hecho mucho daño. Es una historia difícil de creer, mamá. Esta mu
¿Que le pasa ?Llegó el viernes, y Emanuel había logrado esquivar, con una paciencia infinita, todos los intentos de seducción de Georgina López. Ella no lo disimulaba, pero él siempre encontraba la manera de evitar sus avances. Sin embargo, la furia de Georgina crecía a cada momento, aunque intentaba disimularla, su irritación era evidente.Cada vez que veía a Verónica entrar a la oficina de Emanuel, una rabia indescriptible se apoderaba de ella. No solo porque él le dedicara una sonrisa cálida, sino porque parecía tratarla con un respeto que nunca había recibido. Georgina pensaba con frustración: "¿Este viejo qué se cree? ¿Qué tiene ella que no tenga yo? No puede ser que se haya fijado en esa mujer. Tendrá buen cuerpo, sí, lindo pelo, será bonita, pero es una vieja. No se va a comparar conmigo." El desprecio hacia Verónica crecía cada vez más, pero había algo que la atormentaba: el hecho de que Emanuel la tratara de forma diferente.Lo que Georgina no podía entender era qué había ca
Era viernes por la tarde cuando Emanuel y Verónica salieron juntos del edificio. Georgina, que estaba esperando en el vestíbulo, los vio en el ascensor. A medida que las puertas se cerraban, notó cómo Emanuel se acercaba a Verónica, la miraba de una manera diferente, una mirada que Georgina no había visto antes. ¿Qué está pasando aquí? pensó, su corazón comenzó a latir más rápido. Había algo raro entre ellos, algo que no encajaba. La forma en que se sonreían, cómo se mantenían tan cerca. Georgina se quedó allí, observando cómo se iban. Su mente comenzó a crear historias, a construir sospechas. Verónica… ¿le está robando algo más que el trabajo? pensó furiosa. En los días anteriores, Emanuel había estado más distante con ella, apenas le dirigía la palabra, y su actitud había cambiado sin explicación. Ya no era el Emanuel que conocía, y eso la enloquecía. Seguro, ahora estaba claro, Verónica lo había conquistado, pensó con rabia. En ese instante, Georgina decidió que no podía quedars
El mismo sábado, Verónica estaba trabajando en el bar unas horas más , Aunque tenía que quedarse hasta la medianoche, lo que no esperaba era que Emanuel la acompañara. Cuando él llegó, se sentó cerca de ella ,que hoy le tocaba trabajar en la caja de cobranzas y la miró como si todo estuviera bien, como si no existiera nada que los separara. Emanuel la apoyó en su turno, y aunque se notaba que no era su lugar favorito, él estaba ahí por ella. —Me alegra que hayas venido —le dijo Verónica, sonriendo al verlo. —No te preocupes, estaré aquí hasta que salgas —respondió Emanuel, tratando de quitarle la importancia al hecho de que había decidido acompañarla esa noche. Cuando terminó su turno, Emanuel y Verónica salieron del bar. Caminaban por la ciudad, conversando como si todo estuviera en su lugar. Verónica le contó sobre su matrimonio, su fracaso y lo beno que vino después del divorcio,lo joven que había sido cuando se casó, y cómo la vida le dio una lección muy difícil cuando las cos
El lunes en la mañana Emanuel fue a buscar a Vero ,le llamó la atención que estaba una señora mayor con ella ,bajo del auto y fue a saludar muy respetuoso-Burnos días ,soy Emanuel Ferreira amigo de Verónica. -Buenos días ,hijo soy Gloria tu suegra je je . Ya mi hija me habló de ti . Espero que les vaya muy bien con lo que se propongan en la vida . Emanuel movió la cabeza como asentando y salió rumbo al auto y como todo un caballero le abrió la puerta de copiloto a Vero y le pidió que entre .Las sonrisas en sus rostros eran admirables. Emanuel caminaba al lado de Verónica, sosteniendo su mano con una naturalidad que lo sorprendía a él mismo. No era una actuación, o al menos no lo parecía. Desde que habían decidido el fin de semana simular ser pareja para mantener a Georgina a raya, todo parecía encajar de manera fluida. A cada paso, sentía que esta cercanía con Verónica no era solo una estrategia, sino algo que le nacía de manera genuina. Mientras cruzaban el vestíbulo de la empresa
Emanuel se encontraba frente a su equipo, los empleados de "Ferreira Corp "todos reunidos en la amplia sala de reuniones de la empresa. Aunque el ambiente era siempre profesional y serio, hoy había una sensación de expectación palpable. Cada miembro del equipo sabía que algo importante iba a ocurrir, pero ninguno imaginaba que sería un anuncio tan drástico. Con su porte acostumbrado, Emanuel tomó la palabra, su tono firme y controlado llenando el espacio. “Buenos días a todos,” comenzó, su voz resonando en la sala. “Hoy quiero anunciar un cambio importante que afectará a nuestra dinámica de trabajo. A partir de ahora, Verónica Ortiz será la encargada de mi agenda y de la gestión de las tareas administrativas relacionadas conmigo.” Los murmullos entre los empleados fueron casi imperceptibles, pero Emanuel ya los había escuchado. La noticia causaba sorpresa, pues Verónica había llegado hacía tan solo quince días a la empresa, pero su eficiencia y competencia habían hablado por sí mis